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lunes, 30 de mayo de 2011

Españistán



Un análisis muy preciso e irónico a la vez. Dos cualidades, que detesto profundamente.
Qué facil es diseccionar tan fría y jocosamente, a toro pasado, un episodio de la historia del país que está causando tanto dolor y generando tanta destrucción alrededor. Tanto ejercicio analítico y crítico me produce náuseas. Cuanta creatividad audiovisual desperdiciada con un fin tan poco moral…difundir el nombre de los 'culpables' (esos gobernantes que no son sino marionetas/pobres secuaces de quienes instigan este video)
¿Es que nadie es capaz de percatarse de la catársis emocional que todo esto está generando? ¿Es que nadie se da cuenta de la irresponsabilidad de seguir echando leña al fuego, culpabilizando, con videos como éste, a diestro y siniestro, en aras de Dios sabe qué dudosos principios? ¿Es que nadie se atreve a sentir de una vez compasión por si mismo y por todos los que están sufriendo las consecuencias? ¿Es que nadie se percata de que apuntar con el dedo acusador –el deporte nacional por excelencia– no genera otra cosa que una incrementada crispación, si cabe?
Resulta de lo más triste que haya todavía gente que dedique su precioso tiempo a explicar la masticada explosión de la llamada burbuja inmobiliaria, diseccionando los acontecimientos y servirlos como una sopa fría en la mesa hirviente de operaciones que actualmente es la escena social y económica. Es como si un superpetrolero hubiese encallado en la playa frente a nuestras viviendas y unos se dedicasen a criticar a las autoridades por no haber actuado correctamente y otros a escribir libros explicando los pormenores técnicos del naufragio. Solo unos pocos aciertan a arremangarse, guardar los anillos, y limpiar callada y amorosamente la playa de chapapote. Quien realmente sufre (por nuestra omisión y su acción) es un ente vivo llamado Planeta Tierra. Y nosotros somos sus huéspedes. Desagradecidos e inconscientes huéspedes.


Quien edita este video, busca adquirir pública notoriedad (presumiendo de hits/nº de reproducciones del video) queda patente que el cuarto poder y muchos de los que se de la noche a la mañana se han convertido en reporteros de excepción, no son capaces de tomar conciencia de su verdadero rol…el de transmitir sosiego, el de agrandar el ángulo de visión ofrecer una nueva perspectiva: ¿para qué seguir criticándonos unos a otros? Todos estamos en el mismo barco. 
Exigir responsabilidades es justamente lo que nos distrae del verdadero asunto: la catarsis emocional que la tragedia está ocasionando en individuos, familias y comunidades enteras. Duele darse cuenta de que quizá Thomas Hobbes no estuviese tan equivocado al afirmar de "El Hombre es un lobo para el hombre". Basta comprobarlo en los comentarios que deja el público. Nadie se da cuenta de la verdadera dimensión de los eventos. Nadie se percata de que competir en acidez y sarcasmo (en Youtube, en la calle, en casa…) no conduce más que a ponerse una venda tras otra. Mientras el horizonte de eventos se despliega en toda su magnificencia brindándonos una lectura más vasta de los acontecimientos, todavía no hemos despertado a la realidad de que el caos está aireando muchos más trapos sucios privados que públicos, de que el desagüe se va a encargar de evacuar el patio de toda la basura mental que hemos sembrado. Todavía hay gente que, en su irresponsabilidad, se dedica a ponerse medallas poniendo en la picota a los 'culpables'. Y es que siempre necesitamos un chivo espiatorio, alguien en quién descargar responsabilidades, alguien que 'cargue con el mochuelo' (llámese Aznar, Zapatero, FMI, etc…). Hay que indignarse, dicen. Es ya una religión. ¿Nadie se atreve a patentarla?


Haríamos bien en mordernos la lengua antes de criticar a nadie. Después de todo la corrupción ha estado presente en el seno de la humanidad desde hace miles de años. Es nuestra bandera como especie. Y es que hemos aprendido a defendernos con uñas y dientes en casa. Y ahora que el vaso de la indignación está colmado hasta los bordes, los mismos que crearon las religiones, los mismos que auspiciaron las revoluciones, ahora nos han 'puesto a huevo' la diana a la que todos juntos se supone que tenemos que apuntar al unísono. Y es que hasta en esto de decidir cuándo te tienes que cabrear te han manipulado. 


Es probable que haya llegado el tiempo (y los acontecimientos lo están demostrando) que finalmente empecemos a hacer examen de conciencia cada uno y revisemos qué hay de similar en nuestras alforjas emocionales y aquello contra lo que estamos despotricando. Está en juego tu inmediato destino en las estrellas.


Somos hermanos. Estamos hechos de lo mismo. No eres ni mejor ni por que tu vecino, que tu hijo, que tu hermano árbol, que tu hermanas Tierra y Luna. Deja de lado la batalla y mira el cielo estrellado. Maravíllate observando el grandioso cuadro de la creación. Lo grande y lo pequeño se funden en una sola lente, la del amor.

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