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lunes, 31 de octubre de 2011

Los Guardianes

Esta canalización se presentó ante una audiencia en vivo el 11 de diciembre de 2005 en Oisterwijk, Holanda. La palabra hablada  ha sido ligeramente corregida para facilitar su lectura.


Queridos amigos,


Hoy estoy aquí con vosotros, y con mucho placer, y os doy una cálida bienvenida a cada uno de vosotros. Nuestro encuentro marca una diferencia. No es sólo una disertación en la cual escucháis las palabras, sino que mi presencia aquí, la cual se fusiona con las vuestras, crea un espacio energético que ayuda a anclar Luz en la Tierra.
Sois los guardianes de la Luz. Aquellos en la Tierra que abren la puerta hacia la Luz, la Luz de la Nueva Era. El viejo mundo está gradualmente llegando a su fin. Las viejas estructuras de poder y la consciencia basada en el ego han perdido su fuerza e irán hundiéndose gradualmente al fondo del océano. Una nueva sociedad, un nuevo estado del ser está emergiendo, el cual está basado en el amor y en los valores del corazón.
Todos vosotros sois en gran medida una parte de esta transformación. A veces, no os dais cuenta suficientemente de cuán estrechamente estáis asociados con este proceso de transformación. Además, vuestra contribución es diferente de lo que con frecuencia pensais que es. Durante esta transición de lo viejo a lo nuevo, sois vosotros mismos (vuestra propia energía corporal) la que va cambiando. Además del cuerpo físico que habitáis, también sois una compilación de energía, parcialmente perceptible y parcialmente imperceptible. Todos sois fuentes andantes de energía. Cada uno de vosotros irradia individualmente una cierta vibración, un campo de energía, que tiene su repercusión en el medioambiente que os rodea, a menudo sin que seais del todo conscientes de ello. Es esta radiación o campo de energía que emanáis el factor determinante en todo lo que sucede a vuestro alrededor, en todas las cosas y circunstancias que atraéis a vuestra vida. También podéis llamarlo ‘un estado del ser’. Es este mismo estado del ser el que permite que tengan lugar los cambios de la Tierra. Porque si muchos grupos de individuos cambian o refinan sus campos de energía, esto atraerá otra realidad energética a la Tierra. De ahí la responsabilidad que cada uno tenéis. Esta es la transición global, que está ocurriendo ahora, y que comienza directamente en el individuo.
Por supuesto, hay muchos reinos alrededor de la Tierra  - los reinos astrales y espirituales - que están dispuestos a ayudaros a realizar esta transformación, esta Iluminación. Pero vosotros sois los guardianes. Vosotros sois los que, en la Tierra, abrís la puerta a la Luz. Si esta puerta no se abre (y solo lo podéis hacer vosotros), la Luz no puede ser incorporada a la Tierra. Por lo tanto, es tan importante que creáis en vosotros mismos, sabiendo y sintiendo en vuestro interior que estáis realizando exactamente la tarea encomendada.


Todos vosotros estáis trabajando en el nivel interior para originar esta transformación espiritual en vuestro ser. Y esta es verdaderamente la razón por la que vinísteis; el trabajo interior de elevar vuestra vibración en un mundo que no siempre obra de acuerdo con, o incluso se resiste a, vuestras más puras intenciones. Sois los Trabajadores de la Luz. Los pioneros de la Nueva Era. Desde el amor y la armonía, daréis nacimiento a la Nueva Era en vuestro propio corazón. De este modo, haciendo el trabajo interior, atraeréis una realidad material que es mucho más hermosa y prudente de lo que ha sido durante muchas épocas.


La cuestión no radica, pues, tanto en lo que hacéis en vuestra vida diaria o qué profesión tenéis. Carpintero o ama de casa, terapeuta o profesor, eso no es lo que importa. Lo que realmente es importante es vuestro particular ‘estado del ser’,  la energía que emitís, la energía que sois. No es lo que hacéis, sino lo que sois, ésa es la fuente de transformación.


Ahora, me gustaría pediros que sintáis la energía aquí en este lugar por un momento, que sintáis la energía colectiva de todos nosotros juntos. Yo sólo puedo estar aquí a través de vosotros. Cuando me aceptáis en vuestros corazones, mi energía puede fluir dentro y fuera de vosotros aquí en la Tierra. Cada vez que me abrís vuestro corazón, yo vengo y dejo que mi Luz brille. Pero vosotros sois quienes abrís la puerta y yo os estoy agradecido por esto. Estáis haciendo el trabajo que vinísteis a hacer aquí. La Tierra está cambiando. Desde las cenizas de los viejos tiempos un nuevo mundo surgirá.
Quisiera decir algo sobre cómo se siente por dentro esta Nueva Era. Yo no quiero examinar mucho los síntomas externos, sino los signos internos. Está ocurriendo una gran transformación en vuestro cuerpo emocional. El cuerpo emocional es muy sensible al miedo, a la ira y a la agresión, y a todas las emociones fuertes que fácilmente os sacan de vuestro centro. Todos vosotros estáis trabajando afinando vuestro cuerpo emocional. Y lo estáis haciendo por medio de un proceso de incorporación: al tomar responsabilidad por las emociones que sentís y manifestáis, examinándolas y yendo atrás hacia su(s) origen(es). En este proceso de incorporación, ya no vais en busca de la(s) causa(s) de vuestros conflictos en el mundo externo, sino que las buscáis dentro de vosotros mismos. De este modo, os hacéis responsables de todo lo que existe en vuestro interior, percibiéndoos conscientes de las emociones bloqueadas y transformándolas. Ésta es la verdadera cuestión sobre la que estáis trabajando ahora.


En la Nueva Era el cuerpo emocional se serenará. Viviréis de un modo mucho más intuitivo de lo que estáis habituados. Vuestro entorno también obrará de acuerdo con este modo de vivir intuitivo. Habrá paz y tranquilidad en vuestros corazones. ¿Podéis sentir la magnitud de este deseo? Yo siento y veo cuánto anheláis un estado de consciencia en el cual la energía entre vosotros y los demás pueda correr libremente, en el cual podáis mostrar vuestro amor abiertamente, en el cual podáis confiar en la inocuidad del mundo y de la gente que os rodea. Un estado de consciencia en el cual sepáis que todo está bien, que tan sólo podéis ser quienes sois.


Es esta sensación de libertad y seguridad lo que añoráis. Y yo os digo, una vez más, que esta energía está completamente disponible para vosotros. Pero sois vosotros quienes tenéis que abrir la puerta para aceptar esa energía divina dentro de vuestra alma. Yo y muchos otros en el más allá estamos precisamente a vuestro lado para ayudaros y apoyaros. Yo os pido, aquí y ahora, que sintáis mi energía, que sintáis que mi energía está disponible para todos vosotros. Todos vosotros estáis realmente trabajando por un nuevo nacimiento. Sentid el silencio en vuestro corazón, sentid el espacio interior existente en vuestro corazón que os permite liberar las viejas energías y hacer lugar para lo nuevo. La libertad por la cual todos estáis implorando está cerca.


Justo antes de que llegue lo nuevo, siempre hay una etapa difícil: la batalla a muerte de lo viejo. Justo antes del amanecer está la hora más oscura, cuando todos los viejos temores vienen a la superficie, toda la aflicción e ira que habéis acumulado durante vuestra vida y las muchas vidas anteriores, cuando hubo oscuridad en la Tierra. Todo esto viene a la superficie para ser integrado. No os dejéis engañar por las apariencias. Es buena señal, un signo de progreso, el hecho de que todas estas antiguas energías negativas accedan a vuestra consciencia. Esto significa que estáis los suficientemente fuertes como para pasar la prueba.


Todos vosotros estáis trabajando en la culminación de un ciclo de vidas que ha estado dominado por un batalla interna entre la luz y la oscuridad, entre el conocimiento de uno mismo y las ilusiones de poder, de miedo y de ignorancia. Se os hace una súplica a todos vosotros, para que miréis en las profundidades de vuestra alma y que halléis la luz, la llama de la luz divina ahí.


Ahora, me gustaría señalar las tres trampas que podéis encontrar al tratar de liberar lo viejo. Todas ellas tienen que ver con el cuerpo emocional y ellas también están profundamente conectadas con el hecho de que seáis Trabajadores de la Luz.





1. Ira espiritual


El primer obstáculo es la ira. Aquí, estoy hablando sobre un tipo de cólera que en realidad está motivada por un deseo de armonía y de justicia. Es lo que podéis llamar la ira espiritual. Explicaré el origen de esto.


Cuando comenzásteis vuestro ciclo de vidas en la tierra todos teníais una inspiración. Esta inspiración está fuertemente conectada a la energía de Cristo. Mi venida a la Tierra, la venida de Jeshua (o Jesús), fue un faro para vosotros, una fuente de inspiración. En mí reconocísteis una energía que todos albergáis en vuestro interior y que os resultó familiar. En épocas anteriores tomásteis la decisión de anclar esta energía en la Tierra. Pero en el ciclo de vidas en el cual tratásteis de hacer esto experimentásteis mucha resistencia. Y esto ha causado daño en vuestro cuerpo emocional, que trasciende vuestro cuerpo físico. El cuerpo emocional no es nada más que vuestro niño interno, la parte vivaz, libre de vosotros mismos que espontáneamente actúa y reacciona expresando estas emociones cuando claman por ser liberadas. Este niño ha sufrido mucho durante las vidas en las cuales tratásteis de llevar a cabo vuestra misión de sembrar la energía del cuerpo Crístico en la Tierra.


Una parte de vosotros está siempre inspirada cósmicamente y, desde el nivel de vuestro ser superior o alma, conocéis y sentís el significado de todo lo que os sucede. Podéis ver las cosas desde una perspectiva de luz y de conocimiento. Pero hay otra parte de vosotros: vuestra personalidad terrenal. Ésta es el niño interno, también llamado ego. El ego es vuestra humanidad, o como quiera que podáis llamarla. En este nivel, puede haber mucho temor y falta de comprensión acerca de lo que os está sucediendo, incluso si vuestra alma sabe que ‘todo está bien’ y que sirve a un (más elevado) propósito.


Durante vuestras vidas en la Tierra, a menudo fuisteis inspirados a sembrar semillas de Luz en la forma de nuevas ideas o actitudes, pero frecuentemente fuisteis mal comprendidos por vuestro entorno. Fuisteis ciertamente rechazados, abandonados o incluso aniquilados. Estas experiencias de ser mal recibido dieron como resultado mucho trauma emocional. El niño interno vuestro no comprende por qué ha merecido tal desaprobación. El alma entendió, pero vuestro ser terrenal, vuestro niño interno/cuerpo emocional, ha tenido que tratar con experiencias profundamente traumáticas que resultaron de la desaprobación, abandono, persecución y agresiones violentas (morales y físicas). Todos portáis estos traumas dentro de vosotros como cicatrices en el alma.


Todos habéis venido a la Tierra a traer Luz dentro de esta realidad, comenzando desde una historia pasada que es totalmente complicada. (Para saber la historia completa ver la Serie de los Trabajadores de la luz). Yo sólo necesito mencionar que también hubo involucrado un tipo de karma personal cuando  decidísteis comenzar vuestro ciclo de vidas en la Tierra. Ha habido épocas en la cuales vosotros estuvísteis inmersos en la oscuridad, viviendo para ganar poder y control sobre –entre otros– las almas terrestres. Vuestra misión más reciente en la Tierra fue, pues, compensar y equilibrar kármicamente los excesos cometidos en estas vidas anteriores, devolviendo amor y justicia a la humanidad.


Mientras esta inspiración, esta antorcha de Luz, estuvo ardiendo intensamente en vuestros corazones, al mismo tiempo tuvo lugar una falta de comprensión en vuestro cuerpo emocional: el niño interno de vosotros mismos. Y por lo tanto, surgió esta cuestión de la ira espiritual. Vuestro niño interno no tuvo entendimiento de su propia contribución kármica a la oscuridad, y proyectó la maldad fuera de sí mismo. La parte del niño interior dentro de vosotros quiso luchar por el bien y la justicia desde impulsos emocionales. Esa parte inconsciente de vuestra psiquis a la que llamáis ‘niño interno herido’ no comprendió la resistencia y la lentitud de la realidad terrestre, y fue impaciente. Desde este niño dolorido, nació la ira espiritual.


La ira espiritual significa que podéis veros inmensamente afectados por la maldad del mundo, por el sufrimiento de gente inocente, por la destrucción de la tierra, por los destrozos de las plantas, de los árboles y del mundo animal. Todas estas cosas... inequidad política y social, la aparentemente innecesaria muerte de diez mil niños, las guerras, la violencia… Estos son asuntos que os afectan profundamente y pueden fomentar ira en vuestro interior, como resultado de lo cual os sentís impotentes y frustrados.


Es una característica de los Trabajadores de la Luz el dejarse llevar por esta ira e ir más allá de sus límites en esto. Los Trabajadores de la Luz se pierden a ellos mismos en su deseo de cambiar y mejorar el mundo. Esto puede ser pasión por cambiar las cosas a nivel político o social, o puede emerger como un deseo de ayudar a la gente en un nivel personal, como una profesión o en su vida privada.


El deseo de ayudar y cambiar las cosas que consideráis están 'torcidas', a menudo contiene una forma de ira espiritual, aunque esto puede no ser perceptible para vosotros. Después de todo, parecéis simplemente ‘querer lo mejor’ para alguien más o para la sociedad. Pero sin duda, hay cólera dentro de vosotros cuando os sentís inclinados a forzar a alguien  –no importa cuán sutilmente – a cambiar su comportamiento o sus emociones para hacerles ver lo que vosotros veis. Con frecuencia, no os percatáis de que el tiempo aún no está maduro para que esa situación particular se desatasque.


Cada vez que sentís una intensa indignación o una enorme e irrefrenable pasión por cambiar las cosas, o cuando tenéis sentimientos de impotencia y enfado hacia las cosas tal como son, estáis en la trampa de la ira espiritual. Queréis mucho al mismo tiempo y no estáis viendo la realidad como es, porque sois prisioneros de una emoción, la emoción de la ira. Yo os pido que seáis conscientes de esto y que os dejéis arrastrar por ese enfado e impotencia de modo que os conduzca al límite de su manifestación, a las profundidades de su origen, porque esta clase de pasión inspiradora –tras la que se camufla la ira– os saca de vuestro centro y no os va a brindar la verdadera inspiración, la paz y la quietud necesarias para la sanación de vuestro cuerpo emocional, para manifestar vuestra Luz en la Tierra.


Lográis encarnar verdaderamente vuestra Luz en la Tierra estando enteramente centrados en vuestro propio ser, en un estado de la mente puro y calmo. En este estado podéis sentir que estáis en el mundo pero no sois de él. Ser del mundo significa que atribuís valores a todo lo que observáis con vuestros sentidos: violencia, guerra, enfermedad, destrucción. Si tenéis consideración por estas circunstancias exclusivamente con vuestros sentidos físicos, fácilmente obtendréis ira como respuesta. Por lo tanto, nosotros os pedimos que deis un paso atrás y que sintáis internamente qué dinámica espiritual está teniendo lugar en las cosas que os perturban.


Existe un significado secreto para el sufrimiento. Cada alma, cada ser viviente que está aquí sobre la Tierra está aquí para descubrirse, para expresarse y para aprender más acerca de qué es ser humano y espíritu al mismo tiempo. Cada alma sigue su curso de acuerdo con su propio camino de desarrollo. Y a vosotros se os pide que respetéis esto, que deis un paso atrás y que os concentréis enteramente en vosotros mismos, en vuestra propia Luz. La energía, la verdad, la vibración que, como consecuencia, posteriormente irradiaréis invitará a las personas (o a los animales o a las plantas) a entrar en vuestro campo de energía y a experimentar la vibración sanadora que desprendáis. Éste es el trabajo para el cual vinísteis. No hay necesidad de ir a las barricadas. No hay necesidad de pelear para conseguir esto que es lo que verdaderamente anheláis.


Vuestro trabajo espiritual real no es ‘hacer’ sino simple y definitivamente ‘ser’. Cuando vuestra energía espiritual está en equilibrio, la energía sanadora que emitís en vuestro entorno fluye fácil y suavemente, sin esfuerzo físico o mental. Se siente ligera y serena, sin agotaros. Las cosas y las personas aparecen espontáneamente en vuestro camino y acuden a vosotros en busca de sanación.


Cada vez que os encerréis tras emociones de indignación y enfado, aunque concerniesen alguna injusticia o sufrimiento propio o ajeno que consideréis insoportable de observar, yo os pido que deis un paso hacia atrás y que os mováis hacia el centro de vosotros mismos. Acceded al silencio y aceptad que las cosas son como son. Aceptad que todo completa su propio ciclo y que tiene su propio desarrollo, incluyendo a las personas que más queréis. Dejadlos libres a ellos también. Libres de tomar sus propias decisiones. Libres de equivocarse y de corregir sus errores. Ya tenéis más que suficiente con estar ahí por y para ellos, nada más y…nada menos.





2. Depresión espiritual


La segunda trampa sobre la cual quisiera hablaros es la depresión o la melancolía. Recientemente he descrito en un resumen generalizado una historia en la cual todos vosotros, como Trabajadores de la Luz, habéis caído presos de la resistencia, de la persecución y de la violencia. Esto ha dejado cicatrices en vuestra alma. Esto puede haberos herido tan profundamente, que hayáis perdido el coraje para verter vuestra Luz una vez más en este mundo. Con frecuencia podéis sentiros depresivos y la vida puede pareceros alocada, sin significado. Podéis tener una vaga sensación de no sentiros bienvenidos en este mundo (y concretamente en las diferentes circunstancias y entornos que os rodean), que no encajáis aquí con vuestra particular clase de energía. Os sentís diferentes.


Los sentimientos de depresión o de tristeza resultan de una falta de confianza en uno mismo. Por un lado, podéis saber muy bien que portáis una luz espiritual dentro, que sois una persona sensible, compasiva y sabia. Pero por otro lado, hay un niño interno herido dentro de vosotros que desea obtener reconocimiento y valoración del mundo externo. Hay una parte de vosotros que implora atención exterior y seguridad. Pero nunca parece obtener suficiente de esto, o no puede encontrar la clase de reconocimiento que realmente busca, porque sois diferentes. A menudo, vuestro entorno no reconoce a vuestro yo real y por lo tanto no puede admitiros y nutriros.


Vuestro niño interior herido nunca será sanado por algo que venga desde el exterior, nunca será satisfecho por las alabanzas externas que desde su narcisismo irresuelto esté reclamando, sino solamente por vosotros mismos, vuestro propio poder y sabiduría. Es cuidando de vuestro propio dolor y pena, identificándola y aceptando el seismo emocional que de ello se deriva, y teniendo fe en vosotros mismos en los momentos en que nadie la tiene, que vosotros realmente lográis la confianza en vosotros mismos. Una vez que habéis abierto esta fuente de poder, atraeréis otro entorno, uno que os refleje a vosotros y a vuestras aspiraciones más profundas, los anhelos del corazón.


Todos los que sufren de melancolía espiritual o de depresión experimentan un fuerte deseo de trascender la realidad terrestre y de retornar a una atmósfera de armonía y de luz, en la cual prevalezcan la paz y la seguridad. A todos vosotros yo os pido…… os ruego, dirigiéndome a vuestras almas, que confiéis y permanezcáis firmes otra vez en vuestra Luz interior. La Luz que provee amor y seguridad está disponible para vosotros aquí y ahora. Está ardiendo en vuestro propio corazón y tan sólo os está pidiendo que enfoquéis vuestra atención sobre ella otra vez. Nosotros (en el más allá) estamos impacientes por aliviar vuestra carga, pero nadie puede ayudaros en tanto no creáis en vuestra propia Luz y echéis luz dentro de vosotros mismos.


Es extremadamente importante no dejarse empantanar por sentimientos de abatimiento o depresión. Esta es una trampa peligrosa en la cual podríais perder vuestro camino completamente, porque perdéis contacto con quienes realmente sois: el ángel, la criatura de luz que habita en vosotros. En momentos de depresión o de nostalgia, puede seros útil permanecer quietos y tan solo respirar. Estad conscientes del movimiento respiratorio por todo vuestro cuerpo, y con cada inhalación y exhalación podéis pronunciáis en voz alta (o suavemente por dentro): 


Yo soy quien yo soy
Yo soy bueno tal como soy


Yo os rodeo con mi Luz. Una vez que hayáis abierto ligeramente la puerta permitiendo que tengáis más confianza en vosotros mismos, un sentimiento de dignidad que realmente proviene completamente de vuestro ser interior, la Luz brillará dentro. La Luz de nuestro propio Ser Superior, la Luz de la energía de Cristo y la Luz de todos los ayudantes, guías y ángeles quienes os apoyan y aman desde los reinos en torno a la Tierra.


El tiempo de la transformación ha llegado. 
Justo ahora, cuando el momento se muestra más difícil, yo os pido que continuéis con las cabezas en alto y que os enfoquéis en el horizonte de la Nueva Era. Una realidad de armonía y de amor os está esperando; es vuestra herencia y muchos de vosotros gozaréis de esto incluso en esta vida. La clave es tener fe en vosotros mismos y confiar en que se os dará todo lo que necesitéis. No le temáis a la oscuridad, porque la Luz es más fuerte. La Luz nunca será derrotada. La Luz está esperando, en amor y paciencia, a que extendáis vuestra mano y abráis la puerta.





3. Miedo de vuestra propia fuerza


Finalmente, quiero mencionar otro obstáculo que causa mucha conmoción en vuestro cuerpo emocional. Todavía me refiero aquí a energías que os impiden alcanzar paz interior y claridad. Puede ser ira, puede ser depresión, pero también puede ser miedo y éste es el tercer obstáculo.


El miedo principalmente tiene que ver con una falta de confianza en vuestras propias inspiraciones, sentimientos e intuiciones. Si dudáis de vuestros propios sentimientos, acabáis por inquietaros mucho invocando inconscientemente a una serie completa de emociones que os alejarán cada vez más y más lejos de vuestro centro. Cuando estáis llenos de temor, vuestra intuición se ve bloqueada. El intelecto y las emociones, como un perro al que no se le han marcado los límites correctamente dominan y, posteriormente, crean una situación de caótico desconcierto. Porque el intelecto y las emociones necesitan de la intuición, es decir del corazón, como un cimiento al que poder anclarse y desde el que poder actuar y manifestarse libremente, sirviendo de un modo útil y equilibrado. 


Si excluís al corazón, el intelecto trabajará más de la cuenta y las emociones no tendrán un momento de paz porque siempre estarán siendo reprimidas por el intelecto. Es entonces cuando el miedo puede imponer su dominio sobre vosotros y manifestarse en toda clase de situaciones. Y cuando tenéis miedo podéis acabar dudando de vuestra habilidad en hacer las cosas que normalmente sois capaces de hacer. Podéis comenzar a cuestionaros lo evidente y a hacer un problema muy grande de cualquier circunstancia. Hay una clase de nerviosismo dentro de vosotros que os hace imposible estar con vosotros mismos de un modo sosegado y pacífico.


La clave aquí es que os volváis libres de todas las preocupaciones y que regreséis a vuestro corazón, a vuestros calmos y serenos sentimientos. ¿Qué es lo que realmente sentís debajo de todos esos pensamientos inquietos y emociones desconcertadas? Al respirar calmadamente desde vuestro abdomen podéis regresar a vuestros cimientos. Entonces podéis sentir un alivio interior, un punto de silencio que está más allá de vuestros pensamientos y de vuestras emociones. Sois capaces  entonces de experimentar los pensamientos y las emociones que os rodean como una nube sobre la cual podéis o no enfocar vuestra atención. Con total libertad. Habréis entonces recuperado vuestra sensación de libertad, vuestra habilidad para elegir un cierto pensamiento o emoción.


Si creéis que vuestros pensamientos son verdaderos o que vuestras emociones son verdaderas, seréis completamente absorbidos por ellos y acabaréis esclavizados por ellos. Pero es posible dar un paso atrás y decir: ‘Alto, dejo estos pensamientos y emociones por lo que ellos son y me voy hacia atrás. Estoy yendo más profundo dentro de mí y siento lo que realmente está sucediendo, por qué ahora estoy albergando estos pensamientos y emociones.’ Tan pronto como deis ese paso hacia atrás encontraréis vuestra propia fuerza. Vuestra confianza en vosotros mismos fluirá libremente otra vez. Las nubes oscuras se disuelven y la paz y la claridad regresan. Este paso debe repetirse frecuentemente, porque la naturaleza intuitiva, el vivir desde el corazón, todavía no se ha vuelto algo patente en vosotros. Por ello seguís experimentando mucho miedo.


Estáis actualmente liberando viejas certidumbres. Ya no confiáis más incondicionalmente en lo que vuestros padres os dijeron, en lo que vuestros maestros os enseñaron o en los reglamentos que vuestros jefes os dictaron. Ya no confiáis ciegamente en los resultados del intelecto o de la ciencia. Y también sabéis cuán inestables pueden ser vuestras emociones y que tampoco ellas son siempre una medida de la verdad. Porque os habéis liberado de todas estas antiguas certezas – y eso es un signo de fortaleza – los temores pueden salir a la luz y podéis sentir como si fuéseis arrastrados por vosoros mismos en dirección contraria hacia un turbulento océano. Sin embargo, es exactamente esta situación la que os fuerza a ir dentro y a sentir desde vuestro profundo interior, desde vuestro propio único cimiento: ‘¿Quién soy? ¿Cuál es mi punto de vista en este mundo? Yo no me dejo guiar por el mundo exterior sino solamente por mi propia brújula interior.’ Es a través de esta verdadera brújula que vosotros accederéis a la Nueva Era.


Cada vez que toméis contacto con vuestro centro interior y deis un paso atrás, encontraréis una claridad renovada dentro de vuestra alma. Desde ahí podéis observar vuestras emociones sin ser absorbidos por ellas. Podéis observar vuestra ira y enviarle amor. Podéis observar vuestra depresión y tenderle una mano de ayuda. Podéis mirar vuestro miedo y enviarle la energía de la liberación. Sois vuestro propio Mesías, vuestro Cristo. No hay un Mesías fuera de vosotros. Hay miles de Mesías deseando alcanzaros, pero solo vosotros podéis abrir la puerta de vuestro corazón y aceptar la Luz. Esto es básicamente de lo que trata la llegada de la Nueva Era: vosotros abriendo vuestros corazones. Vosotros sois quienes en realidad habitáis la Tierra, nosotros somos los ayudantes. Vosotros sois quienes elegísteis y tomáis la acción y en virtud de ello nosotros no podemos sino mostrar el más profundo de los respetos. Nosotros siempre estamos disponibles para permitiros disfrutar de nuestro amor y de nuestra luz.


Sois valientes, tenéis coraje. Sois los guerreros de la Nueva Era. Yo os pido que tengáis fe en vuestro ser interior y en vuestra misión. Y cada vez que os sintáis agobiados por pesadas emociones, por pensamientos oscuros, tomaos un momento de descanso y contactad con vuestro ser interior, el centro de silencio en vuestro interior. Ése es el ancla de la Nueva Era. El ancla ya se ha dejado caer. La paz ya existe en vuestro corazón. Lo único que necesitáis hacer ahora es regresar a vosotros, una y otra vez, para volver a anclaros a ese foco de paz y claridad.


No creáis en la conmoción que se anuncia. Ella no os va a traer la verdad. No creáis en el drama, en las emociones intensas. Creed en cambio en la voz tranquila, pacífica y clara de vuestro corazón y sed conscientes de que no estáis solos. Nosotros estamos a vuestro lado con cada simple paso que deis en este camino. Yo os amo, y os pido que aceptéis mi energía de amor entre vosotros. Es mi ardiente deseo serviros en este momento histórico y apoyaros en vuestro, a veces, laborioso sendero hacia la Luz.


Aceptad mi Amor.

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