Esperanza Puente: "No he oído a ningún político mencionar las ayudas a una mujer para que no aborte"
Abortó y sólo después de hacer pública su traumática experiencia para ayudar a otras mujeres comenzó a superar su dolor. Ahora aporta a la sociedad esos testimonios en "Rompiendo el silencio" (LibrosLibres).
– En el libro desmenuza el aborto desde todas las perspectivas y denuncia cómo la corrección política acalla sus trágicas consecuencias.
– He intentado buscar la realidad que tenemos en la calle y que no se conoce, porque no se informa de ello. Reflejo lo que ocurre y lo que vivimos día a día los que nos dedicamos a trabajar en esto. En suma, el dolor que hay detrás de cada aborto y la posterior condena al silencio de la mujer que lo sufre.
–Y libra la batalla del lenguaje, tan importante.
–¡Es fundamental, sí!
–Porque decir «IVE» parece hasta menos gravoso que el IVA.
–Lo de IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) es una trampa y una mentira. Porque ni es interrupción, sino supresión, ni es voluntaria, pues no es verdad que la mujer vaya a abortar porque quiere. En casi todos los casos hay un condicionante que la aboca al aborto.
–Desmonte ese eufemismo.
–¡IVE es «Interrupción Violenta del Embarazo»! Me lo ponen tan a tiro...
–¿Más falacias semánticas?
–«Embarazo no deseado». En esos términos la sociedad asume que es algo no querido, que va a provocar infelicidad para que la mujer se diga «cómo voy a tener un hijo que va a sufrir, para eso lo mato antes». Por eso yo lo llamo «embarazo imprevisto». Lo normal es que un embarazo provoque felicidad en la mujer. Emborronada quizá por las circunstancias y el entorno, pero no por el embarazo en sí.
–Compareció ante la subcomisión parlamentaria para la reforma de la ley. ¿Fue ese foro un paripé?
-La subcomisión se creó como coartada para que no se acusara al Gobierno de no buscar el consenso. Y me pareció fatal que las comparecencias se hicieran a puerta cerrada porque la sociedad española tenía derecho a escuchar no sólo a los que defendemos la vida, sino sobre todo y muy especialmente a quienes están a favor de la cultura de la muerte, para que la gente sepa por qué se va a cambiar la legislación y a quién se favorecerá. Ahí el gerente de la clínica Dator declaró, tan tranquilo, que incumplía la ley en el caso de las menores de edad. ¡Y de eso viene lo de pretender que a partir de 16 años no se precise el permiso de los padres para abortar!
–Desde la invocación a la sagrada libertad de la mujer.
–El pretexto de la libertad de la mujer esconde un machismo soterrado. Vivimos en la época más machista de toda la historia, porque los hombres no han cambiado, son los de siempre. Las que hemos cambiado hemos sido nosotras, en favor supuestamente de nuestra liberación. ¡Vaya igualdad! Ellos hoy se frotan las manos porque si surge un embarazo imprevisto lo tiene que asumir solita la mujer. ¡Como es «libre»!
–En «Rompiendo el silencio» relata cómo una joven llamada Marta, después de abortar, puso le nombre a su niño no nacido.
–El síndrome pos-aborto no sólo es el sufrimiento que provoca participar en la muerte de tu hijo. Luego, hay que pasar por un duelo, porque las mujeres no nos embarazamos de lechugas, sino de hijos, pero quienes hemos abortado no tenemos en qué personalizar ese duelo. Yo estuve más de diez años dando la espalda a esa realidad, hasta que Marta me ayudó. Estábamos charlando en una cafetería, y cuando me contó que a su hijo muerto le había puesto el nombre de Ricardo, decidí que yo a mi niña la llamaría Julia.
Traer niños al mundo es una responsabilidad, algo muy diferente de una carga. La humanidad ha evolucionado debido a que hemos llamado a nuevas almas a participar del desarrollo y evolución de la especie. No puede ser de otra manera. Pero el exceso de testosterona (YIN) que aborrece la renovación de las generaciones, el ego que abomina de tener que transferir el testigo a la descendencia y desearía no tener que dar la oportunidad a los hijos de 'hacerlo mejor', se ha encargado de conceder la libertad a la mujer. Con ello el hombre se inhibe de su responsabilidad frente a un embarazo y permite que más embarazos no deseados puedan ser 'interrumpidos'. Es tan sutil la maquiavélica manipulación de la mente que pasa desapercibida a la mayoría.
ResponderEliminarBien dicho. Se puede decir más alto pero no más claro.
ResponderEliminarLlegar a un embarazo "no deseado" es falta de responsabilidad; no asumir ése embarazo es la siguiente falta de responsabilidad... dándolo fin con el aborto.
ResponderEliminarEl aborto es la mentira más cruel creada por aquellos que pretenden hacer ver a la mujer que así será libre; ésa es la trampa: el silencio, la vergüenza, las imágenes de aquel recuerdo, lo que pudo haber sido...
La libertad para la mujer es ayudarla a seguir, ayudarla a asumir lo que la ha tocado vivir, ayudarla a enfrentarse a lo inesperado, a dejar la vergüenza a un lado y el silencio.
¡Qué duro!
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