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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Qué es tener 'suficiente'

En esta sociedad que hemos creado, la gente 'espiritual' o con ideales de un mundo mejor y más justo o mejor repartido suele experimentar problemas con el flujo de la energía del dinero.
El dinero es considerado hoy en día algo pervertido o corrupto en su esencia, una energía de orden inferior que conviene aniquilar, o en todo caso obviar y reemplazar por otra nueva energía (una nueva moneda, o cualquier forma alternativa de reemplazar al dinero). Quien tiene esta percepción del dinero suele asociarlo con el poder, asumiendo que la riqueza es básicamente administrada por determinados poderes fácticos a cuyas expensas está el pueblo, siempre llano e 'inocente'. El dinero prácticamente ha llegado a ser sinónimo de poder. Este pensamiento asociativo es una de las razones por las cuales el flujo de la abundancia material ha sido bloqueado.

Pero el dinero, en si, es completamente inocente. El dinero es un flujo de energía que realmente encierra en si pura potencialidad. El dinero ofrece oportunidades; no hay nada malo en el dinero. Sentirse culpable porque se recibe dinero cuando otros no lo están recibiendo es un error de percepción de gran magnitud. En definitiva, sentirse culpable por ganar dinero es un error. Quizá esto parezca una obviedad, pero hay gente que alberga estas emociones.

El dinero encierra una vasta potencialidad. Con el dinero uno es capaz de crear cosas que benefician a otros. En este aspecto, recibir dinero es contribuir a crear más. Esta espiral creativa siempre genera un flujo de natural y recíproca generosidad. Así, dar y recibir se equilibran. Así se funciona desde el corazón, desde el sentimiento de libertad. Por lo tanto, no temáis recibir dinero. No pienses en todos los potenciales riesgos que conlleva, implícito, el recibir dinero. Temer a lo que no ha sucedido te predispone a padecer las consecuencias.
Asume, por el contrario, la responsabilidad que se te brinda cuando lo recibas. Responsabilidad de hacerlo circular equilibrada y armónicamente.

Sé que esto puede molestar al ego de quien se sienta herido al leer estos párrafos, pero es necesario dejar claro que quien tiene dificultad en recibir dinero, muy probablemente no es consciente del hecho de que está bloqueando el flujo de la energía del dinero, de que tiene una tácita e inconsciente aversión hacia el dinero. Ningún agente externo es el causante de la crisis financiera de nadie. Cada cual es responsable del flujo de cualquier energía. Y el dinero es energía.


Tómate un tiempo para examinar lo que piensas con respecto al dinero…y las emociones que afloran como consecuencia de esos pensamientos…

…fácilmente podrás intuir cómo dichos pensamientos están obstruyendo el flujo de la abundancia en tu vida. Por paradójico que suene, a menudo existe en ti una tendencia a no permitirte tener dinero. Y digo paradójico porque probablemente dediques muchos minutos de tu jornada a manifestar que quieres que te toque la lotería, por ejemplo. Pero probablemente tienes ideas negativas aceptadas tácitamente en un nivel muy profundo de tu Psiquis acerca de cuál es la verdadera naturaleza del dinero y qué es lo que representa.

Si eres alguien con tendencias solidarias y conectas empáticamente con los 'desterrados' del mundo y los que sufren, probablemente asocies el dinero con lo trivial, si no directamente con el concepto de corrupción. En definitiva, por activa o por pasiva, puede que pienses que el dinero es algo que sería mejor que no existiese, en vista del caos que impera alrededor de él. Puede incluso que pienses que el dinero, como concepto, debería ser trascendido.

Si así es, es probable que persistan en ti, como fuente de estos paradigmas anquilosados, muchas convicciones activas pertenecientes a épocas de vidas pasadas, llenas de austeridad y abstinencia en el mundo material. Vidas que a menudo hayas pasado en soledad, consagrado exclusivamente a tu liberación espiritual. La energía de estas vidas aún resuena por todo tu campo de energía. Esto da como resultado un cierto tipo de ‘rigor’ que te está limitando.

Sea como fuere, lo cierto es que la abundancia material es algo natural: estás destinado a disfrutar de la vida en la Tierra en todos sus aspectos. Es algo natural amar a la Tierra y a todo fruto que te ofrezca, complacerte con las cosas preciosas y encantadoras que la vida te brinda. Amar a la Tierra, a la realidad material y a las circunstancias que te encuentras en tu día a día –por difíciles que se muestren– crea y alimenta un flujo de abundancia. La Tierra quiere proveerte de todo lo que necesitas. Como decía Paulo Coelho, "El universo conspira para que tus sueños se hagan realidad". Tan solo se te pide que tengas la valentía de soñar…

Y no sólo se trata de crecer y evolucionar como un ser espiritual, sino también simplemente disfrutar de la vida como Ser Humano.

Considera tu actitud común hacia la abundancia material desde un nivel más profundo, y siente cómo este flujo te ofrece la posibilidad de construir una nueva Tierra, de cumplir tus sueños en el plano más denso de la realidad que es la vida en este planeta. Este no es ya el momento de que te apartes de la sociedad –como si ella fuese algo aborrecible y ajeno a ti–, de meditar quizá solo en la cima de una montaña. Es el momento de participar e interactuar. De ser copartícipe y cocreador de la realidad. Es el momento de permitir que tu energía fluya en este mundo y de estar abierto a recibir, libremente, todo lo que regrese a ti en justa y recíproca recompensa. No tengas miedo de recibir abundancia. Mientras este sea el sistema de retribución en vigor, honra tus propios ingresos, pues –lo creas o no– tú que estás leyendo esto, recibes lo suficiente a cambio de tus esfuerzos, y eso es parte de la experiencia humana de todo espíritu bien equilibrado. Y tu, no lo olvides, eres en esencia, Espíritu. Eterno.

Cuando las cosas salen bien y aparecen espontáneamente en tu camino, ésa es la señal de que te estás moviendo naturalmente con el flujo de tu corazón. Otro flujo de energía que pertenece al corazón es el flujo de lo suficiente.

‘Suficiente’ significa: todo lo que necesito 'aquí y ahora' está disponible para mi y lo disfruto. Vivir en el flujo de lo suficiente significa sentirte satisfecho y agradecido con todo lo que tienes o te rodea, ya sea en el nivel material, emocional, mental o espiritual. Eso es la abundancia. Eso es tener lo suficiente.

La cuestión con la abundancia material es que la cantidad (lo mucho –o lo poco– que tengas) no está necesariamente relacionada con la cantidad de placer que probablemente desearías experimentar. La clave aquí es descubrir el tipo de abundancia material que te hace sentir satisfecho y completo. Para algunas personas, esto puede representar el vivir independientemente en una cabaña apartada donde puedan disfrutar de la naturaleza al máximo. Para otros, esto implica un lujoso apartamento donde poder disfrutar de la actividad y del bullicio de la ciudad. Nadie debería juzgar los lícitos anhelos de nadie, bajo ninguna circunstancia. Vive y deja vivir.

La clave, digo, radica en encontrar el flujo de abundancia que te hace feliz a ti, que te confiere el sentimiento de que vives la vida al máximo (que no es sino el mejor modo de vivirla). Ése es el flujo de lo suficiente. Lo ‘Suficiente’ es un sentimiento, no es una cantidad de cosas o circunstancias. Si de eso se tratase, esa 'cantidad' siempre sería discutible en función de tu estado de ánimo.

Una vez aceptado lo anterior, y cuando sientas que estés desequilibrado y fuera de este 'flujo', echa un vistazo a todas las cosas que te rodean ahora y ve en ello un mensaje energético dirigido a ti mismo. Afirma lo siguiente: ‘Así es como yo creo la presente realidad ahora. Esta es la realidad que he creado’. No te juzgues. A continuación siente la energía de tu ambiente actual (tu hogar, tu vida social o de pareja, o tu parcela laboral) y compara este ambiente con los lícitos y calmos anhelos que siente tu corazón (ojo, no confundir con los deseos de tu ego, que siempre te generan desasosiego, compruébalo). Al hacer esto te vuelves consciente de la ‘carencia’, de la 'falta' de aquello que anhelas y que no está ahí. Un consejo: no te empantanes ni regodees en la emoción de la insatisfacción o frustración que aflore naturalmente. Esto no es un ejercicio para hacerte sentir mal. El propósito es que te permitas sentir, profundamente, que hay objetos, tipos de personas o circunstancias que anhelas atraer a tu vida. Esta comprensión silenciosa es el imán más poderoso y efectivo para el cambio. Ahora bien, no tienes que actuar en virtud de esto. No tienes que hacer nada. No tienes que hacer afirmaciones. El conocimiento, la toma de conciencia, de qué es lo que anhelas es suficiente. No es necesario forzar nada para que se produzca el cambio en el nivel material. La clave es sentir profundamente (repito, no desde el trastorno emocional) qué es lo que anhelas y luego dejar esto en manos de tu corazón. En esto consiste abrazar el río de la vida. Tan sólo libera la emoción y confía. Las cosas comenzarán a cambiar en tu vida abandonándote a la experiencia de los sentimientos, y otorgándoles el crédito que merecen.

El primer efecto que inevitablemente constatarás es que los viejos modelos, los trabajos, las relaciones personales cohercitivas y dañinas hasta entonces, desaparecerán. Puedes confiar en que lo que estés perdiendo simplemente estará retirándose para dar lugar a todo lo que tu corazón haya soñado, algo que aparecerá luego espontáneamente en tu camino. Entrará en tu vida con suavidad y elegancia. Es tu honestidad y coraje de ‘permanecer leal a los anhelos del corazón’, lo que te liberará de las cadenas de la esclavitud y te entregará en recompensa la ‘realidad de lo suficiente’.

Hay suficiente para todos. ‘Suficiente’ es el estado natural del ser que tu y yo somos. Todos estamos aquí para experimentar lo suficiente; el flujo de lo suficiente está disponible para todos. No tiene ningún sentido conformarse con menos. No es verdad que nos volveremos mejores (mental o espiritualmente) por medio de la abstinencia o de la pobreza auto-impuesta. Tampoco nos volvemos mejores por dedicar nuestras vidas y volcarnos hacia los demás. Por extraño que suene, el empecinamiento en tener actitudes como éstas últimas –socialmente aceptables y hasta ahora políticamente correctas–, podrían incluso generar emociones, nada aconsejables, de amargura, frustración u hostilidad que, a la larga, ocasionan reacciones violentas y autolesivas. Por favor no trates de buscar alguna clase de justificación espiritual para tu falta de abundancia. No le eches la culpa a las circunstancias externas tampoco. Todos estamos aquí –porque lo hemos decidido– para disfrutar de la vida al máximo, para permitir que nuestra energía creativa fluya en el mundo y para recibir riquezas en justa reciprocidad.

Pronto no te hará falta el reloj…

martes, 28 de diciembre de 2010

generosidad, sí, pero ¿hasta dónde?

Si eres –como uno de los comprometidos usuarios de nuestra red de favores– una de esas personas que consideran que dar, es la única vía válida para crear paz y dar sentido a la existencia en este planeta, este artículo puede ayudarte a comprender esa vía de actuación desde una perspectiva nueva.
Todos sentimos, ahora más que nunca, que este mundo no es precisamente lo que se llama un foco de armonía y paz, cualidades que se supone debe atesorar toda sociedad o asociación. Sin entrar en detalles que podrían hacernos perder la adecuada perspectiva, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que si una vez el mundo fue un lugar de amor y paz, actualmente las cosas están (cada vez más) en las antípodas de ese ideal.

Paradójica y felizmente, ahora más que nunca están polarizadas las facciones que representan, por una parte a aquellos que se sienten perdidos y desamparados ante tanto caos y calamidad socio-político-financiera y por otra a los que sienten intensamente una fuerza interna, que les susurra que todo irá bien y que lo mejor que se puede hacer mientras el caos dure, es sacar a relucir su generosidad, algo que ninguna autoridad les puede arrebatar.

La filantropía –término acuñado por el emperador Flavio Claudio (323 dC), significa básicamente 'amor por el ser humano'. Ya sea aplicada desde sociedades con una meta consensuada, o desde la iniciativa individual, la filantropía constituye sin duda una actitud y actividad muy loables. Sin embargo es necesario hacer una serie de matices en previsión de los malentendidos y decepciones que se experimenten en el ejercicio de la generosidad desinteresada.

Es importante remarcar que la iniciativa individual, en este aspecto, ha crecido porcentualmente mucho desde la década de los 60 en el pasado siglo.
Por diversos y variados motivos, muchas personas han adquirido un elevado grado de compromiso hacia proyectos solidarios que han nacido a lo largo y ancho del globo desde que la era de las telecomunicaciones masivas y los medios de transporte han reducido las distancias entre los habitantes de la Tierra. Han tomado 'conciencia' se dice.
Agrupaciones como Unicef, Manos Unidas, Médicos sin fronteras, Greenpeace, Save the children, cáritas, etc…muchas bajo el auspicio de gobiernos, organismos o corporaciones internacionales, han poblado y siguen poblando la oferta humanitaria, de modo que quien desee dar salida a su voluntad de 'aportar su grano de arena' no tenga excusa a la hora de realizar su elección.
Dejando de lado para otro foro la polémica que muchas de estas organizaciones despiertan, y las más que dudosas intenciones especulativas que subyacen bajo un manto de altruista benefacción, conviene aportar un foco de luz hacia la intención que toda persona de supuesta buena voluntad alberga a la hora de adherirse a tal o cual ONG o proyecto humanitario.

De intenciones quisiera hablar esta vez.
Quien más quien menos se ha ofrecido alguna vez –si es que no lo tiene por asumida costumbre– a hacer un favor a alguien que estuviese en una determinada necesidad. Incluso hay quien todavía se brinda sin existir solicitud previa por parte del sujeto favorecido, muchas veces impulsado por condicionamientos sociales (algunos ya en evidente desuso) transmitidos y heredados inconscientemente, tales como la galantería o las buenas formas, motivados seguramente por un interés tribal oculto en obtener una pseudo-retribución en forma de correspondencia afectiva (que no siempre llega a producirse). Más perversamente existen motivaciones soterradas de endeudar emocionalmente al gratificado, anclándole en un cierto grado de dependencia, como consecuencia de la asunción de una energía francamente perturbadora como es la culpa. Lo hacen los gobiernos y los organismos supranacionales con sus campañas mediáticas…¿por qué habríamos de estar libres de tal tendencia los individuos? A fin de cuentas las dunas están compuestas de granos de arena…

Un día, comentando el asunto de los bancos de tiempo, Raúl, un amigo peruano que tengo en alta estima, me dijo que "para poder dar hay que tener". Reconozco que tal aseveración me dejó algo tocado, pues en su evidencia no dejaba aparentemente lugar a duda acerca de algo tan evidente como que una esponja seca no puede ofrecer agua, y si lo intenta, no solo verá su intento frustrado, sino que estará ocultando un interés en recibir el agua de quien justamente se suponía que iba a abastecer.
"Para poder dar, antes hay que tener…" y se despidió dejándome la miel en los labios, sin opción a contrarrestar ese argumento (lo cual agradezco porque carecía entonces de la suficiente capacidad de discernimiento para ofrecer un contraargumento). Y sin embargo algo me decía que había una respuesta más sutil a una exposición tan cartesiana de los hechos. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Algo fuera del dominio de la lógica intelectual debía flotar por ahí porque desde entonces me propuse demostrar lo que intuitivamente sentía: que dar es el primer paso para recibir.

La clave para la respuesta a ese dilema apareció cuando llegó a mis oídos la historia (real o ficticia, no sé) de una niña que había entrado en una joyería de la ciudad con la intención de hacerle un regalo a su hermana mayor –que estaba a punto de casarse– consistente en un colgante de oro que la futura desposada observaba con anhelo cada día que pasaba por delante del escaparate de camino al trabajo. La pequeña hermana había golpeado y hecho añicos su hucha para extraer de ella los 25 dólares que había acumulado a lo largo de los últimos 3 años, fruto de donativos que recaudó de sus padres y otros familiares. El joyero, conmovido por la intención pura e ingenua de la pequeña, envolvió el colgante (valorado en más de 300 dolares) y se lo entregó. "Me dió todo lo que tenía", argumentó a su esposa cuando ésta –responsable de las finanzas de su marido, le pidió una explicación al ver que la contabilidad no cuadraba.

Lo había dado todo.

Parece que la cuestión es tomar conciencia de que de lo que se tiene se puede destinar algo a dar. De que muchas veces no somos conscientes de lo mucho que ya tenemos y el heredado miedo atávico a 'no tener', producto de una tendencia masoquista a comparar nuestra abundancia con la de los demás (comparación de la que, se mire por donde se mire siempre salimos malparados) nos llega a convencer de que no tenemos lo suficiente para dar.
Y sin embargo no deja de ser cierto que hay que tener para dar. De lo contrario estamos engañándonos (algo a lo que es tan proclive la naturaleza humana) y engañando a quien queremos beneficiar de nuestro pretendido favor. Quien no tiene y no es capaz de afrontar la realidad de su necesidad se está haciendo un flaco favor a sí mismo y a su entorno. Alguien así tiene que haber sufrido mucho para desear 'darse' cuando en realidad no tiene más que necesidades. De producirse finalmente el autoengaño, las consecuencias (en forma de malentendido, suspicacias, reproches…) no tardan en pasar factura. 'La mona, aunque se vista de seda, mona se queda', reza un refrán.

Por ello, antes de dar rienda suelta y desmedida (!) a la generosidad, conviene sopesar las motivaciones reales que nos empujan a aparentar ser 'el chico o chica buena' que todos (especialmente mamá o papá, aunque ya no estén presentes) quieren ver (o en el que uno mismo desea genuinamente convertirse). Tras esa pseudo-generosidad se ocultan emociones atascadas (abandono, desamparo, tristeza, rabia…) que no están teniendo la adecuada y sana catársis que periódicamente precisan.

Ser capaces de –y atreverse a– sondear responsablemente las posibles 'trampas' que el ego revoltoso ha urdido desde esa parte de la Psiquis que no es gobernada por la mente consciente, es el mejor remedio para liberar genuinamente las intoxicadas células y conectar con la auténtica generosidad que la niña del ejemplo anterior expresó.

Amar sin prostituirse, ofrecer esa mano solicitada sin permitir que te arranquen el brazo…¿Un reto demasiado complicado?
Que ello no te desmotive, sino que se convierta en esa motivación añadida para destronar (ojo no destrozar) al tirano que llevas dentro. El mismo que, libre de límites y apoyado en tu inconsciencia acerca de su real existencia, ha campado a sus anchas, sembrando irresponsablemente tu paso por la vida de caos y dolor.
¿Cuántas veces has herido a quien se suponía que más querías? ¿Cuántas lágrimas has derramado por haber obrado inconscientemente? ¿No es acaso ya hora de empezar a agarrar la sartén de tu vida por el mango? No es necesario que esta secuencia de acontecimientos, en apariencia caóticos y desdichados, se reproduzca eternamente. No tienes por qué continuar lamentándote de tus desgracias. La vida no fue concebida para esto. Existe una 'salida' que nada tiene que ver con el suicidio.
Quizá la clave sea volver a ser los niños que un día fuimos. Ellos son capaces de reirse con los demás (no 'de' los demás) y consigo mismos de las circunstancias.

Hemos transitado por un ciclo completo de evolución, y ahora, en el momento de regresar 'a casa', nos toca recobrar la inocencia perdida desde una nueva perspectiva. La que nos otorga la maravillosa experiencia de haber vivido aquí, como humanos. Un ciclo que se completa, no como un círculo que se cierra, sino tan solo como final de una de las fases de una espiral evolutiva ascendente…

domingo, 19 de diciembre de 2010

Armonía y Comprensión

God and I in space alone,
And nobody else in view.
And where are the people, Oh Lord, I said,
With the earth beneath and the sky overhead,
And the dead that I once knew?

Con la Tierra a mis pies y el cielo sobre mi cabeza
Estando
Dios y Yo
solos en el espacio,
Y nadie más a la vista
le pregunté
al señor
¿A dónde ha ido toda la gente?
¿A dónde van los muertos que una vez conocí?
That was a dream, God smiled and said,
A dream that was never true.
There were no people, living or dead,
No earth beneath and no sky overhead.
There was only Myself and You.
Fue todo un sueño, Dios me respondió sonriendo
Un sueño que nunca fue real
No había gente, vivos o muertos
No había Tierra bajo tus pies, ni cielo sobre tu cabeza
Tan solo estábamos tú y yo
And why do I feel no fear, I said,
Meeting you here this way?
For I’ve sinned, I know full well;
And is there Heaven and also Hell,
And is this the Judgment Day?
Pero ¿por qué no siento miedo…,dije,
…al encontrarme contigo de este modo?
He pecado. Lo sé muy bien.
Dime, ¿existen el Cielo y el Infierno?
¿Es este el día del juicio final?
No, those were dreams, the great God said,
Dreams that have ceased to be.
Fear and sin are the products of mind,
And you, yourself - you have never been
For there is nothing at all but ME
No, eso fue también parte del sueño, me dijo el gran Dios
Un sueño que ha cesado de ser.
El miedo y el pecado son productos de tu mente
Ni siquiera tu, tal como te conoces, has existido
Pues nada existe excepto yo.
Y tu, hijo mío, eres parte de mi.
Author unknown
autor desconocido


When the moon is in the seventh house

Cuando la Luna esté en la casa séptima


and jupiter aligns with mars

y Júpiter esté alineado con Marte


Then peace will guide the planets and love will steer the stars

Entonces la paz guiará a los planetas y el amor dirigirá a las estrellas


this is the dawning of the age of aquarius

Este es el nacimiento de la Era de Acuario


the age of aquarius aquarius aquarius harmony and understanding

Armonía y comprensión


sympathy and trust abounding

Simpatía y lazos de confianza


no more falsehoods or derisions

no más falsedades ni burlas


golden living dreams of visions

sueños dorados y vívidos de visiones


mystic crystals revelations

revelaciones místicas y cristalinas


and the minds true liberation

y la verdadera liberación de la mente


(vuelve a empezar)


si prefieres la versión de broadway, también preciosa

un instante de sosiego y paz

Espectacular grabación en HD del "Kuroshio Sea", el segundo tanque acuario más grande del mundo, instalado en el Okinawa Churaumi Aquarium, Japón, con 7.500 metros cúbicos de agua y unas dimensiones espectaculares.
El impresionante panel de cristal mide 22 metros y deja una espectacular visión al visitante.

Tanta diversidad y armonía entre tantas especies tan diferentes…debería hacernos reflexionar acerca de nuestra intolerancia y nuestro acelere.


La música acorde al momento es "Please don't go" by Barcelona.
El otro acuario enorme, similar a este, se encuentra en Atlanta.


viernes, 17 de diciembre de 2010

20 años no es nada


Un poco de humor, para variar

Imagina…



IMAGINA QUE NO EXISTIESE EL CIELO,
ES FÁCIL SI LO INTENTAS,
NINGUN INFIERNO DEBAJO NUESTRO,
ARRIBA DE NOSOTROS, TAN SOLO EL CIELO.
IMAGINA A TODA LA GENTE
VIVIENDO EL HOY...

IMAGINA QUE NO HUBIESE PAÍSES,
NO ES DIFÍCIL DE HACER,
NADIE POR QUIEN MATAR O MORIR,
NINGUNA RELIGIÓN TAMPOCO

IMAGINA A TODA LA GENTE,
VIVIENDO LA VIDA EN PAZ...

IMAGINA QUE NO HUBIESE POSESIONES,
ME PREGUNTO SI ERES CAPAZ… (DE IMAGINARLO)
SIN NECESIDAD DE GULA O HAMBRE,
UNA HERMANDAD DE HOMBRES,
IMAGÍNATE A TODA LA GENTE
COMPARTIENDO EL MUNDO

PUEDES DECIR QUE SOY UN SOÑADOR,
PERO NO SOY EL ÚNICO,
ESPERO QUE ALGÚN DÍA TE UNAS A NOSOTROS
Y EL MUNDO VIVIRÁ COMO UNO.

Todo lo que necesitas es amor



Un tema muy espinoso sin duda. Estoy de acuerdo en el inteligente agravio comparativo expuesto al final por Durán i Lleida (que no es otro, reconozcámoslo, que el que la mayoría de nosotros alguna vez se ha planteado al verse enfrentado a este tema).
Dicho esto, quisiera ir un poco más allá de lo evidente.

Tengo serias sospechas que este programa-debate televisivo, y la intervención calculada de esta mujer –que por su exposición y retórica, no responde al patrón común de las 'hijas de Allah' en España–, esté siendo intencionadamente expuesto de forma tan enfática a la luz pública por los poderes fácticos escondidos tras las faldas de los medios de comunicación. Las circunstancias, los particulares dimes y diretes de la vida entre personas de diferente procedencia, credo o cultura, siempre se han autorregulado 'sobre el terreno', a pie de calle, y la experiencia así lo demuestra. Sin embargo, los medios parecen empeñados en servírnoslo en casa (no sea cosa que no nos enteremos por nuestra cuenta de todo lo malo que sucede en el patio, verdad?). El sentido común está en la calle. Siempre lo ha estado, pero hay quien tiene un especial interés en que dejemos de ver a las personas y nos autoetiquetemos por llevar tal o cual prenda. Alguien quiere que nos llevemos mal. Alguien desea impedir la reconciliación de la especie humana.



La diversidad étnica, cultural, genética y de credo es un hecho incontestable. Es fruto del inevitable flujo y tránsito poblacional como consecuencia de los avances tecnológicos en medios de transporte experimentados en nuestro planeta desde la segunda mitad del s. XX. No es ni bueno ni malo. Simplemente es. Aceptarlo y no luchar contra ello nos ahorrará problemas añadidos, aunque eso pueda ir en detrimento de la profesión periodística.

Llevar a palestra pública de los medios de comunicación de masas este debate, revela una solapada intención de mantener los ánimos crispados (como si no hubiera ya temas suficientes). El formato de debate televisivo, tan popular en los países intelectualmente desarrollados desde que surgiera allá por los años 80, ha demostrado palpablemente que, lejos de resolver las disensiones planteadas, simplemente polariza más todavía las posturas. Si la diversidad ya es palpable en la calle, ¿para qué hacer un circo de ello en la tele?, ese 'pozo sin fondo' que financiamos todos con nuestros impuestos. Desde hace dos generaciones hemos aceptado la idea de que debatir es bueno para acercar posturas, pero lejos de conseguir eso, los extremismos han crecido.

La cruz que Durán i Lleida esconde tras su corbata hizo más daño en manos de Pizarro y Cortés que todas las lapidaciones que puedan producirse en Marruecos hasta el fin de los tiempos. Por no hablar de las Cruzadas…Ratzinger ya ha pedido indulgencia por todos los errores cometidos. Cierto, todos podemos cometer errores. Hasta la iglesia ocultando casos de pederastia. Yo, personalmente les perdono –aunque no olvido– (lo cual no es alimentar el rencor, sino aprender a estar alerta).
Dice el Sr. Durán que respeta el credo religioso, pero que en cuestión de cultura, no todas las culturas son iguales y se atreve a decir que la cultura árabe es inferior a la que él representa. ¿A qué cultura representa? ¿A la que, en este país, identifican como Fiesta Nacional a la 'corrida'?…Sin comentarios.
A las tres virtudes teologales que predica el credo del Sr. Durán (Fe, Esperanza y Caridad) yo añadiría otra: La Tolerancia. En esta tesitura, quizá deberíamos plantearnos por qué nos molesta el velo. O mejor dicho, si realmente nos molesta. Propongo una encuesta espontanea para averiguar en qué lugar del escalafón de nuestras preocupaciones se halla el velo islámico. ¿realmente es un inconveniente para la vida en armonía?


Todo el mundo sabe que dos posturas tan antagónicas como las de esta señora y el Sr. Durán i Lleida no se van a conciliar porque la televisión PUBLICA, con toda su aparente buena intención decida darles un micrófono que todos pagamos. La consecuencia, más bien, va a ser la demonización, en mayor o menor medida de todo fiel musulmán. No nos engañemos. El espectador medio de este debate no discrimina tan 'finamente' entre cultura árabe y fe islámica, como el Sr. Durán i Lleida. Detrás de toda mujer con un velo, el españolito medio va a ver cada vez más (gracias a este debate) a una mujer intolerante que obliga a su hija a taparse el rostro. Cuando esto no es verdad. Eso, si es que todavía no ve a todo musulmán como un potencial terrorista capaz de aprender un curso acelerado de pilotaje y derribar el campanario, gemelo o no, de la iglesia de su pueblo. Y sin proponérselo, va a juzgarla (en el contexto de una comida familiar o en la peluquería, el café de la esquina, o el mismo puesto de trabajo –si es que lo conserva), sin darle opciones a expresar su individualidad.

Las chicas musulmanas llevan el velo, no solo voluntariamente sino con mucho orgullo y honra. Que la razón sea religiosa o cultural tanto da. La cuestión es que sus madres los llevan y sus abuelas los llevan, y sus bisabuelas lo llevaban. Estas chicas no tienen opción. Pero no porque se las obligue en casa como nosotros imaginamos, sino porque su vínculo con la tradición está muy arraigado en su civilización, y no es posible desprenderse de ella (si es que acaso es tan aborrecible llevar velo, que esa es otra) de igual modo que uno no abandona cualquier adicción de golpe sino por medio de una TRANSICIÓN. Estas chicas, actualmente en el disparadero de la vida pública, en el entorno escolar o laboral, no van a quebrar, aunque se lo propusieran hoy mismo, una costumbre en una sola generación por el mero hecho de que hayan nacido en España. Hará falta mucha tolerancia y amor por nuestra parte para que quizá dentro de dos o tres generaciones las hijas o nietas de esas chicas que nacieron dentro de nuestras fronteras, se atrevan a mostrar sus cabellos líbremente. Si lo hacen o no, dependerá de su libre albedrío y voluntad. No porque una ley les obligue forzosamente a quitárselo. Si tanto alardeamos de pertenecer a una sociedad tolerante, demos muestra de ello con actos, no solo de palabra. Si realmente llevar el pelo destapado es signo de evolución en una sociedad, lo que definimos en occidente como 'esclavitud del hijad' se caerá de maduro en los países magrebíes en una o dos generaciones. Si no, entonces quizá resulte que no es un asunto tan grave desde su perspectiva.

La intervención de este político en este foro televisivo –que no le ha costado ni un euro, vaya por delante– le va a repercutir en mucho rédito político. Él lo sabe, por eso ha acudido. Y a los políticos, ya lo sabemos –a todos los que gustan de saborear las mieles del poder, que son el 99%– les resbalan completamente los conflictos culturales o religiosos del populacho. De hecho, viven de crearlos y alimentarlos. Eso sí, cuando hay oportunidad de dirimir en un conflicto que ellos mismos han originado y colgarse una medalla en público, con micrófonos, taquígrafos y maquilladores, ahí están. En primera linea.

Aquí está produciéndose un gravísimo choque cultural, con inevitables tintes religiosos (la religión, siempre la religión), que ha sido alimentado desde tiempos ancestrales. Mucho antes, por supuesto, de que los diversos gobiernos abrieran y cerraran (nada aleatoriamente) las fronteras de sus países, manipulando el flujo migratorio a su antojo. Choque, digo, alimentado por aquellos que rigen los destinos en la sombra del mundo (Rotschild, JP Morgan, Rockefeller, Carnegie, y demás banqueros y propietarios de multinacionales y corporaciones transnacionales) y que manejan, desde sociedades secretas a su antojo a sus secuaces del Banco Central Europeo, la Reserva federal Norteamericana, Rupert Murdoch, EFE, Reuters, ONU, OMS, UNICEF, UNESCO, etc. , los que están detrás del origen de todo el enfrentamiento y confusión, y que a su vez tienen maniatados a los Gobiernos Mundiales, esas marionetas ególatras a las que creemos que elegimos en comicios democráticos y que no hacen sino confundirnos con regulaciones y leyes tributarias fuera de todo sentido común.





El enfrentamiento disfrazado de debates políticamente correctos no es sino señal de los tiempos que corren.
Y es que para tener la oportunidad de imponer el orden, es necesario que previamente exista un conflicto que genere enfrentamiento y ocasione el desorden. Hacer uso del maquiavélico 'divide y vencerás' es el paso previo imprescindible a decretar el estado de excepción o de sitio. Generar y alimentar el moralmente reprobable debate sobre el Hijab (velo islámico) es, además, la antesala no ya del racismo (esa cruz la portamos todos en mayor o menor medida) sino la actualizada justificación para ulteriores peldaños en la escalera global del puro y duro plan eugenista de la élite mundial, esa a la que poco le importan las convicciones éticas de cualquier tipo de integrismo (ya sea cristiano o islámico). Mientras permanezcamos polarizados en posiciones enfrentadas, olvidando que todos somos iguales y que fuimos creados iguales, sin importar el color de piel o sexo, seguiremos jugando a ese perverso juego de rol que los que están detrás del escenario han ideado. Un juego en el que nos pasamos la vida aniquilándonos (física o dialécticamente, da igual, muerte a fin de cuentas) ajenos a nuestra condición de Conciencias eternas, Espíritu que están teniendo una temporal experiencia humana.

Se oyen rumores de esperanza entre tanto hedor a violencia y terror. Por duro que sea presenciar el espectáculo que se está desplegando frente a tus ojos, no te dejes llevar por la emoción del desamparo. No permitas que el rencoroso y frustrado niño/a que llevas dentro desde tu infancia salga violentamente a flote, aprovechando la coyuntura de caos y calamidad que se va a revelar en breve. Rescátalo ahora, antes de que su ira se vuelva incontrolable. Abrázalo con amor y ofrécele toda la seguridad que reclama. nadie salvo tú puede calmar su desconsuelo. Hoy, más que nunca, reclama tu equilibrio y permanece en tu centro mientras observes como todo se venga abajo. Igual que Lot, no te gires mientras todo se derrumba a tu alrededor.

Como dijo aquél maestro: "Que tire la primera piedra el que esté libre de culpa".

Paz en la Tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad.

"Todo lo que decimos es dale una oportunidad a la paz"


jueves, 16 de diciembre de 2010

Quieres pruebas?

Aunque breve, este es uno de los diálogos más deliciosamente metafísicos que Hollywood se ha dignado a ofrecernos.
Entre los minutos 01:17 y 02:16


miércoles, 15 de diciembre de 2010

El corazón es el camino

Yo también vi el documental Zeitgeist. Reconozco que me impactó. Tiene sentido del humor, ironía, sarcasmo…está intensamente documentado e inteligentemente montado. Tiene, en definitiva, un discurso intelectualmente bien hilvanado. Todo lógico e irrebatible. Digno de Oscar, vaya. Las mismas cualidades que curiosamente desprenden Jordan Maxwell y David Icke, dos de los principales apóstoles de la llamada Nueva Era (no será tan nueva si hablan de ella desde 1955). Y sin embargo… algo me dice que, en su afán por desmarcarse del sin duda corrupto discurso integrista de la jerarquía cristiano-católica (que, ojo, nada tiene que ver con la figura de Jesucristo), ambos se han 'pasado de rosca' y le están, probablemente de modo inconsciente, haciendo el juego a la élite sionista.

Yo también pensaba que poner completamente en tela de juicio la verdad predicada por la institución eclesial – no solo la cristiana, sino cualquiera de las que campan por el mundo– era apostar a caballo ganador. Pero hace un tiempo 'intuí' que las aguas son más transparentes en el centro del rio que en las orillas, donde se mezclan con el limo y el barro.



Independientemente de que 'crea' o no en la existencia de un personaje histórico que ciertos registros orales y escritos denominan Jesucristo (eso me lo guardo para mis adentros), lo que planteo es otra cosa: ¿por qué hay siempre que 'creer' en algo, y no simplemente sentir? Es ciertamente agotador buscar adherirse a cualquier tendencia de pensamiento. Pensar mucho, cansa, me dijo un amigo que conocí en Benarés, durante mi viaje a La India hace 10 años. Da dolor de cabeza. Sentir es más sencillo (aunque sea menos políticamente correcto). Sentir ofrece sencillamente un abanico de posibilidades más vasto y amplio. pensar es un acto constrictivo. Sentir es expansivo. Y liberador.

Te propongo un ejercicio: atrae a tu memoria a una persona que significase (o sigue significando) mucho afectivamente para ti en algun momento de tu vida ¿'creías' tu en la seguridad de su afecto? ¿necesitabas 'pruebas' de sus intenciones, o simplemente confiabas en dicha seguridad?.

Cada día acepto que el misterio de la vida tiene más que ver con las sutilezas de esos 'mundos ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón' que decía Joan Manuel Serrat. Hay una fuerza interior en ti y en mi, en cada uno de nosotros, que nos dice lo que es coherente y lo que no.

Eres libre de afiliarte a partidos, sindicatos, organizaciones, redes sociales, parejas, etc. y buscar en ellos el mástil desde el que enarbolar tu bandera. Quizá esa sea una parte de tu camino durante un tiempo, hasta que decidas que ninguna tendencia te satisface. En eso consiste la libertad. Lo cierto es que nadie, salvo tu propia intuición, puede señalarte el camino más adecuado para ti en cada momento. Será por eso que los muertos no vuelven para contarnos a dónde diablos han ido, ni nos cae un rayo justiciero en la cabeza inmediatamente tras haber cometido, individual ( o colectivamente como especie) cualquier tropelía con un ser vivo y consciente en este planeta, ya sea un especímen humano, animal, vegetal o mineral. Algo me dice que las reglas de este juego deben encontrarse llevando una venda en los ojos. Quizá porque esa venda que parece subyugarnos –aunque en realidad nos la hayamos 'autoimpuesto'– nos fuerce a ver con los ojos del corazón, que no es sino el reino de la intuición.

Yo no te pido que creas lo que te digo. Tan solo que lo leas y te atrevas a aquietar la mente mientras permites que un mensaje tan poco intelectual como éste te toque el corazón con la punta de los dedos. Tienes la capacidad y la libertad de discernir en qué confiar y en qué no.

Si has recibido este mensaje es porque alguien siente que podrías estar abierto a recibirlo.
Si no te interesa, te doy las gracias por contar hasta 10 antes de permitir que tu mente decida juzgarme.


Breve extracto del material comunicado por Jeshua, un guía espiritual quien nos dice que fue el hombre que llevó la energía de Cristo en su encarnación 2000 años atrás como Jeshua Ben Joseph (Jesús, Jesué, ‘Je suis’, Yo soy, en francés). Jeshua se presentó a mi por primera vez a mediados de 2002. Yo (Pamela Kribbe) sentí una fuerte presencia cerca de mi. Una presencia que quiso hablar claro de temas tales como el miedo, la verdad, la iluminación y la historia de los trabajadores de la luz. Esta presencia insistió desde el comienzo que prefería ser llamado por su nombre, ya que éste representa mejor su lado humano que no el idolatrado y irrealistamente divinizado, que a menudo se asocia con el nombre de “Jesucristo".
Aquél que dijo, ‘yo soy el Cristo’, afirma repetidamente aquí “Yo fui un hombre de carne y hueso. Soy vuestro hermano y amigo”.

Pamela Kribbe
http://www.jeshua.net/esp/pamela.htm
http://spiritlibrary.com/pamela-kribbe


"En el momento en que comienzásteis la vida aquí en la Tierra, os topásteis con una realidad principalmente a través de vuestros padres. Al llegar aquí traéis con vosotros una cierta memoria del Hogar (algunos la tenéis muy fresca), y sentís una apacible sensación de nostalgia. Cada vez que iniciáis vuestra andadura como un niño/niña en una vida terrenal específica, también se produce un trauma de nacimiento. Ese trauma, en el sentido psicológico del término radica en el mero hecho de tener que ‘despedirse del Hogar’, así como la necesidad implícita de corregir esto, de encontrar vuestro propio camino en la energía de la tierra. Se sabe de personas que en el lecho de muerte, en un atisbo de lucidez, han pronunciado frases como "vuelvo a casa".

En el momento de vuestro nacimiento, vuestros padres pertenecían a la energía de la Tierra, pues la asimilaron a fuerza de verse enfrentados a ella. Ellos ya se habían adaptado a esta dimensión, a las leyes que se aplican aquí. Con frecuencia son leyes limitantes, en el área de las ideas y las normas sociales, propias de la naturaleza dualística que rige desde el imperio de las energías opuestas y enfrentadas. Vuestros progenitores las absorbieron marcadamente.
De este modo los padres representan para el niño la primera muestra de lo que es la conciencia basada en el ego. El niño se enfrenta a esto en el contexto del hogar paternal. El modo en el que este paradigma se ha desarrollado en los padres (y hermanos mayores si los hay), dejará una huella profunda en el niño el resto de su vida.

Por supuesto que los padres en algún momento también han sido niños, y han ido a través del mismo proceso. Los padres no fuerzan conscientemente la impresión de sus miedos e ilusiones sobre sus hijos. Por más que eso suceda en la etapa en que ellos ‘traen’ sus propios hijos al mundo, los adultos, inconscientemente, han absorbido muchas energías del viejo paradigma basado en el ego, procedente de sus propios padres y abuelos. El paradigma se transmite así, generación tras generación.
El niño accede, no obstante, a este esquema de la realidad, fresco y nuevo. Y pronto se apercibe de que la realidad no se corresponde con su visión interna, que no está en armonía con el estado de libertad al que su propia conciencia estaba acostumbrado ‘antes de nacer’. En esa fase muy temprana de su vida, el niño está en un estado de conciencia más bien pasivo. Está muy abierto y receptivo en su ser, en su mente y en sus sentimientos, y absorbe todo lo que lo rodea. Lo bueno y lo no tan bueno. Ese es, en el fondo, su deseo, y las condiciones existentes así lo favorecen en virtud del 'plan' u hoja de ruta planteado para esta encarnación. Especialmente en los tres primeros meses la habilidad del niño para absorber es increíble, asimila todo de la realidad energética que lo rodea, incorporándolo ineludiblemente al núcleo más profundo de sus células.
Se lo bebe todo, por así decirlo, de un solo trago, y lo experimenta como realidad, la realidad energética del entorno directo, usualmente la de los padres. Paralelamente, todavía se halla, preservado dentro de él, aquel ‘pedazo del cielo’, aquél núcleo de su ser, puro, incondicional, que no está nublado por las ilusiones, el que vive el instante en alegría, como un continuo de eternidad infinita.

Es entonces cuando, en cierto modo, estas realidades energéticas antagonistas –la traída por él
y la hallada aquí– chocan entre sí. En esta tesitura, el ‘recién llegado al mundo’ que voluntariamente se ha comprometido a experimentar la totalidad de la realidad en este mundo, decide mantener este evidente conflicto de intereses escondido dentro de él mismo, poniendo su energía virgen 'a buen recaudo'. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que dicho conflicto es demasiado doloroso para ser experimentado en esta inicial etapa de existencia. Una etapa en la cual el recién nacido todavía es muy vulnerable.
Para esconder esta colisión, este conflicto interior para él mismo, para evitar el dolor que esa fricción brutal que eso produciría, el niño se plegará y acomodará a las 'condiciones' de su entorno, bloqueando así su cuerpo emocional, su capacidad de manifestar las legítimas emociones que el patente desagrado que el rechazo encontrado le pudiese producir. Este acto instintivo es aquél que se escenifica en el llamado 'Mito de Fausto' (venta del alma al diablo, entendido éste como el ego) y que transcribió aquél que habitó entre vosotros y se llamó Goethe.
Recién aterrizado, pues, el infante busca seguridad, aceptación incondicional. Quiere hallar ratificación, en el entorno que le ha recibido –su famila normalmente–, de que estas energías de amor, de unidad, y de maestría, que aún están presentes en él en su estado natural, no son ficticias. Necesita confirmación de que el amor, esa energía de la que procede y está 'hecho' no es algo irreal.

El niño todavía es maestro de su realidad, se siente unido. Uno con Todo. Está pletórico de amor y lo exhibe y ofrece sin medida. Pero quiere –necesita imperiosamente– que éste sea confirmado por su entorno. Comienza, pues, de inmediato, a buscar confirmación y aceptación. Pero con frecuencia recibe confusos mensajes de su entorno. Sus padres desean sin duda darle amor (el vago recuerdo de ese concepto), pero también hay mucho miedo y esquemas mentales heredados en ellos que, si bien están envueltos en el intelectual hábito de la lógica, están lejos de sintonizar con el dominio de los sentimientos y la emoción. Hay mucha energía bloqueada que no puede fluir correctamente. Energía que, paradójicamente, ellos mismos son quienes no están permitiendo que fluya.

No obstante, perdura, en los padres, un anhelo latente, una sensación de añoranza de su propia maestría, su amor, el vínculo natural con Todo lo que Es del que poseen todavía un vago recuerdo, aunque se haya ido desvaneciendo por el camino. Padres que se han habituado tanto a la vida en la Tierra, y a todas la ilusión y fantasía que ésta refleja, que han comenzado a considerar dicha ilusión como la real y auténtica manifestación de lo que es.
Por lo tanto, y en virtud de ello, los padres criarán, inconscientemente, a sus hijos con energías que son confusas para ellos. De nuevo hay que remarcar que, hasta cierto punto, los padres no pueden ser ‘culpados’ por ello. Probablemente se están esforzando mucho –todo lo conscientemente que su confusión y consecuente ignorancia les permite, por dar a sus hijos 'lo mejor'. Lo que ocurre es que, en muchos casos, ‘lo mejor’, según ellos, no es necesariamente lo más conveniente.

Cuando un niño nace, los padres a menudo presentan y revelan una apertura, una predisposición a la llegada de más luz y amor a sus vidas y al mundo. En aquel momento, un núcleo de amor incondicional, divino será tocado en los padres.
La llegada de un niño al seno de una familia es un acontecimiento sublime. Ellos sienten el carácter sagrado del nacimiento del pequeño ser que se ha confiado a ellos para esta vida. Al nacer el niño sus corazones están, en la mayoría de los casos, abiertos de par en par, y ellos están en contacto con su propio ser divino, sagrado. Pero esta apertura, con frecuencia es temporal. Tiene fecha de caducidad, porque tarde o temprano ese estado de vibrante éxtasis comenzará a declinar, a retraerse. La realidad energética de los padres, que existía antes de la concepción y nacimiento del niño, volverá a tomar el dominio de la situación. Y así la apertura a la realidad basada en el corazón y la intuición que estuvo ahí, también puede cerrarse otra vez. Y con mucha frecuencia lo hace. Los padres retroceden a sus viejos modos de pensar, sentir y querer.

¿Y entonces, qué sucede con el niño que crece?

Algunos niños tienen decidido, ya de antemano, regresar por donde vinieron, incapaces de soportar el desamor y desequilibrio presenciados. Los médicos hablan en estos casos de muerte súbita. Esto no es azaroso. Estas almas eligieron el entorno y momento (espacio/tiempo) en el que 'aterrizar' y sabían que durarían poco. Su 'misión' en muchos casos' es la de provocar una sacudida emocional en sus progenitores y forzarles a dar un golpe de timón en sus vidas.
Pero la mayoría de los niños eligen sobrevivir, y adaptarse al paradigma paternal encontrado. Y en su enconado afán por adaptarse y sobrevivir, pierden el contacto con la energía original de su alma, aquella de la que aún tenían mucha conciencia al comienzo de su encarnación. En este sentido, esta 'claudicación' también forma parte del plan o compromiso que estas almas se asignaron con antelación a su venida a esta realidad. No es, pues, una tragedia o algo que suceda por desgracia. Es más bien una contingencia necesaria para que la experiencia pueda tener lugar en toda su plenitud.
En esta primer fase de la vida (hasta la pubertad más o menos) ellos están tan preocupados en enfocarse en este mundo y sus reglas, en conseguir el amor y la atención de sus padres, que ellos mismos olvidan quienes son y los motivos que les trajeron, la misión que se encomendaron.

El niño tiene un desenfrenado anhelo de amor y cercanía. Cuando los padres no pueden proveerlo suficientemente, el niño se inclinará hacia donde sea, para conseguirlo de cualquier forma. Ello forzará la búsqueda y el encuentro con sustitutos y sucedáneos de ese amor que no halla, en la medida requerida, de sus propios padres. Son las imágenes ilusorias de amor.
Aceptará, pues, como amor, las energías inadecuadas, por ejemplo, de…

1. el orgullo de un padre cuando el hijo logra algo que en el mundo externo es considerado como meritoriamente inteligente o bien hecho. Esta clase de orgullo paternal en realidad no tiene nada que ver con el niño. No es un orgullo por un logro o conquista interior del niño, sino orgullo por el desempeño externo de unas aptitudes socialmente bien consideradas que con frecuencia no está originado ni radicado en los impulsos internos del niño. El niño puede crecer considerando a esta clase de orgullo como amor. Y a menudo, más adelante en su vida adulta, llegará a trabajar profesionalmente muy duro (más incluso de lo físicamente soportable). En el mejor de los casos será testigo de un conflicto interno incomprensible, al no entender por qué el trabajo ha llegado a ser fuente de comportamiento adictivo para él. En el peor de los casos, hallará razón y soporte conceptual a tan arduo esfuerzo, en los mismos argumentos que se le esgrimieron en su entorno familiar de niño.
2. Una segunda distorsión o imagen ilusoria del amor es cuando el niño comienza a confundir amor con dependencia emocional. Muchos padres han experimentado ellos mismos una falta de amor real durante su propia infancia. Ellos no se sintieron verdaderamente acogidos en una atmósfera de cordialidad y seguridad y ello dejó una huella inequívocamente indeleble en su psiquis. Cuando luego ellos mismos tienen un hijo, lo abrazan intoxicados con esa confusión interna. Por un lado, está el amor genuino, por otro lado está la necesidad subconsciente de suplir la pérdida o ausencia directa de amor. Los padres intentan, así, sanar sus propias heridas emocionales encontrando el amor y la seguridad emocional, que ellos perdieron en su pasado, a través de la relación con sus hijos. Cuando esto sucede, el niño recibe señales muy confusas por parte de sus padres.
Los mensajes paternos “te amo” y “te necesito” estarán indisolublemente intrincados y confundidos. Por este enredo, que podríais imaginar como una espiral de cuerdas retorcidas, el niño comienza a asociar amor con necesidad. Este enredo o ilusión es el comienzo de una relación emocional de dependencia entre padres e hijos, que puede tener un resultado muy destructivo, no sólo en la relación padre-hijo, sino también a la larga en las relaciones íntimas que el niño buscará o encontrará ya como un adulto.
En las relaciones que tenga con otros adultos, él o ella podrían fácilmente comenzar a incorporar que ‘ser necesitado’ es un ingrediente esencial del amor en cualquier relación íntima. Podrían entonces comenzar a interpretar los sentimientos de dependencia, incluso los celos y el carácter dominante, apreciándolos como una ‘forma de amar’. Estas energías son diametralmente opuestas al amor.

Resumiendo, vosotros veis que, siendo niños, en el nacimiento aterrizáis a un paradigma paternal que, en el comienzo –es decir la primer mitad de vuestras vidas– causará mucha confusión. Es como si fuéseis llevados por mal camino, y en un cierto momento (cuando vuestra conciencia da señales de estar 'preparada' para despertar) entran en vuestras vidas oportunidades y posibilidades, en multitud de formas y circunstancias, que os invitan a investigar, a desenredar el nudo. Llegado ese momento podríais sufrir una crisis de identidad, en la ya nada sea tal como lo aprendísteis, y constantemente dudaríais de quienes sois o no sois. Una etapa donde todos vuestros esquemas empiecen a derrumbarse. Esta es la primera fase de la transición del cuerpo mental (ego) al corazón.
El verdadero desenredo de vuestras ilusiones y errores ve la luz cuando contactáis con la energía del corazón. En cuanto a vuestros padres, esto significa ser realmente capaz de liberarlos y perdonarlos interiormente, para poder comenzar a seguir vuestro propio camino.

En cierto sentido, es verdad que habéis sido víctimas de vuestros padres; ellos, como representantes de la conciencia basada en el ego imperante durante vuestra infancia. Habéis vivido temporalmente y parcialmente de acuerdo a sus ilusiones y anhelos, no a los vuestros, que estaban aletargados, a la espera de vuestro ‘despertar’. En cierto modo, se puede decir que, mientras érais niños, no tuvísteis más opción. Sin embargo, trascender este estado de víctima es una de las rupturas más poderosas que podéis ejecutar en vuestras vidas. Cuando podéis reconocer las impresiones energéticas más profundas de vuestra infancia como tales, esto os devuelve la libertad personal que entregásteis, en usura, a cambio de los sucedáneos de amor que estaban disponibles entonces. Una vez reconocidas esas impresiones energéticas, podéis decidir cuáles os conviene integrar y cuáles es mejor soltar y ‘dejar ir’. En esto consiste la maestría.

Alcanzado dicho estado de consciencia, ya no os adaptaréis inconscientemente a los deseos y anhelos de vuestros padres (o de cualquier otra persona que se os cruce en el camino), si dichos anhelos no están en sitonía con los vuestros propios. Pero tampoco os rebelaréis ni enfrentaréis contra ellos. Podréis ver las impresiones que no os conviene integrar, simplemente como algo que no pertenece a vuestro período. No necesitaréis juzgar a vuestros padres ni luchar contra ellos para tratar de evitar sus intromisiones (seguirán teniéndolas probablemente) nunca más. Ellos no cambiarán (a menos que el mismo cambio de conciencia se opere en ellos). Vosotros sí.

En resumen, al nacer accedéis a la conciencia basada en el ego pasando por el puente que representan vuestros padres entre vosotros y la conciencia colectiva. El despertar requiere hacer el 'camino de vuelta'. Para trascender la vieja conciencia colectiva basada en el odio y el enfrentamiento, para trascenderla, hay que pasar, de nuevo, por ese ‘puente’–vuestros padres (aunque ya no estén físicamente ‘vivos’ en este plano de realidad)– en la dirección opuesta, transitando por el dolor acumulado y 'no experimentado' en toda su completitud. Así se consigue liberar a los padres 'dejándolos ir' en amor, compasión, agradecimiento y perdón y reconociéndoos a vosotros mismos como los maestros independiente que sois y que os habéis doctorado en atravesar los infiernos y regresar, limpios (aunque más experimentados, de nuevo a casa). En este ejercicio reclamáis vuestra maestría, el reconocimiento de que sois los creadores de vuestra vida y de vuestras circunstancias, de todo lo que habéis elegido, disculpándoos incluso de los caminos equivocados que hayáis tomado."

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