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jueves, 23 de noviembre de 2017

Seducción

-No puedes obligar a alguien a que te ame. No puedes violar su libertad a escogerte. Pero sí tienes el poder de volverte alguien amable, alguien a quien se pueda amar, en quien se pueda confiar.
-¿Cómo me vuelvo alguien amable? Si ha de ser comportándome de modo sumiso y/o seductor ya no tengo más ganas.
-Efectivamente, has dado en la diana. No necesitas comportarte. Necesitar simplemente SER. Etimológicamente seducir (lat. seducere) significa "Conducir (ducere=ejercer de Dux/Duque) a otra persona por otro camino (se-parado), una al que al seductor le conviene, un camino distinto del seducido. La seducción, como métodlogía para magnetizar la atención de otros, es agua pasada. Antes los hombres decían frases hechas y las mujeres sonreían al oirlas pero en realidad buscaban pescar a un incauto con el que poder procrear y educar ellas (matriarcado) a sus hijos para convertirlos en hombres distintos de sus padres, en hombres amables. Las religiones también demuestran el fracaso de la seducción (con sus iglesias semivacías), los medios de comunicación con sus periódicos en quiebra técnica y los gobiernos con el abstencionismo electoral. Ya no sirve seducir porque está "pasado de moda" pretender convencer a alguien de algo si no demuestras con hechos (el ejemplo) lo que dices de palabra.
-En algo hemos evolucionado entonces.
-Sí. Por eso los seductores que fracasan necesitan rascar en el fondo de sus chisteras, en busca de recursos extraordinarios, de última hora, para evitar el drama de verse desatendidos.
-¿Cuáles?
-El victimismo es uno de ellos. Un victimista es alguien que ha sido víctima y sobrevivió al percance. Pero se volvió adicto a la atención recibida por la comodidad que ello le reportaba, entonces decidió agudizar el ingenio para conseguir que esa atención se repita sin necesidad de que el percance se repita, (y el riego que ello comportaría para la integridad). Provocan dramas de "falsa bandera" (Atentados terroristas donde la sangre es Ketchup, Declaraciones Unilaterales de Independencia que resultan ser falsas...).
-Seducir es desgastante, la verdad. Doy fe.
-Si quieres ahorrarte ese gasto, si quieres evitar volver a tropezar con la misma piedra, deberás darte de cuenta de algo.
-¿De qué?
-Si quieres ser amable, de entrada será porque no te consideras amable. Si es así, te conviene hacer "revisión de daños", eso que los curas llaman examen de consciencia (no todo en las religiones es mentira).
-¿O sea que albergo un daño, un dolor, del que no soy consciente y que secretamente me impide comportarme amablemente?
-Así es.
-O sea que el problema soy yo. O está en mi. Suena creíble.
-La suerte es que la solución también está en ti. Mira adentro y saca el lastre que te sobra. Dejarás de seducir y empezarás a amar. Aspiras a ser amable, a volver a serlo.

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