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lunes, 1 de agosto de 2011

14 (y II)

Preguntas y respuestas (viene de aquí)




¿Cómo hace uno para tratar con la impaciencia?


En la impaciencia siempre hay un elemento de cólera. Cólera por esta realidad que experimentáis, por ser tal como es.
En cuanto reconoces la energía de la impaciencia como una forma de cólera, ya estás a medio camino de resolver la crisis. Con frecuencia piensas que la impaciencia es muy virtuosa. Que tú solamente quieres que las cosas vayan mejor, y que por consiguiente consideras respetable querer cambiar, ‘empujar’, la realidad hacia cotas más 'justas'.
Pero esencialmente, tu impaciencia es una forma de cólera y bajo la cólera en realidad siempre subyace la incomprensión. No ser capaz de aceptar las cosas tal como son puede que sea una consecuencia de no comprender el porqué de las cosas tal son como son.


El primer paso para tratar la impaciencia es realmente reconocer el núcleo de cólera, sentirlo.
Una vez asimilada esa conexión puedes preguntarte: ¿por qué estoy enfadado?
Frecuentemente, en esta cólera hay un miedo implícito a “que nunca más irá bien”. En tu impaciencia te dices: “ahora o nunca”. En el deseo de conseguirlo más rápidamente, siempre hay escondido un temor a que no suceda en otras circunstancias, a que éste sea el 'último tren' al que puedas subirte.
Este miedo se hará patente cuando tú te liberes de la cólera. La cólera es un recurso que has necesitado e interpretado para tapar ese miedo difuso y de tan difícilmente localizable raíz.
Existe un vacío, un poso de soledad en ti con la cual te estás confrontando una vez te liberas de la cólera. Hay una especie de ‘agujero negro’. A eso es a lo que le tienes miedo.
“Estoy enfadado con algo fuera de mí porque tengo miedo a algo dentro de mí”.
Este es el por qué de la cólera.


Cuando tú te liberas de la cólera (y de esto hablaré en futuros capítulos), asumes que tienes que vivir con restricciones, con la imperfección de las personas y circunstancias. La imperfección de como es esto que llamamos vida en la Tierra. Aquí puedes encontrarte con tu propia soledad, o una sensación de vacío y falta de sentido.
Esto puede parecer muy amenazador (por eso te has parapetado tras la cólera, la vergüenza, la frustración y tantos y tantos otros 'sustitutos'), pero si tú realmente lo aceptas sin más, sin luchar más, puede aparecer en juego una energía completamente diferente. Es la energía del amor.
El amor es vivir con la imperfección, aceptándola. Amar al otro con todas sus fallas, amar la realidad que te rodea con toda su imperfección.


Todos vosotros encontráis la invitación del amor en vuestro camino.
El amor a menudo es muy diferente de lo que pensáis que es.
El amor también significa ser capaz de (aceptar) dejar a los otros a su suerte, porque sabéis que el proceso interior de crecimiento conoce su propia dinámica, su propio ritmo. Y cada cual tiene el suyo. Esto es lo que realmente significa respetar a alguien. Dejar que él o ella vayan ‘con amor’ a donde quieran ir, por descabellado que te parezca.


Desde la perspectiva del amor, podéis incluso ver belleza en la dificultad por la que algún otro está pasando. Esta belleza puede ser percibida cuando realmente comprendéis y respetáis que todos estos pasos tienen que ser tomados, y que el alma los ha asumido para realmente experimentar (vivir) a través de esas dificultades, partes difíciles. A veces una y otra y otra vez (encarnaciones)
¿Podéis observar a un ser querido cercano o lejano, revolcándose en la infelicidad, y podéis ser un espectador pasivo y mantener la fe en esa alma? Eso es amor. ¿Podéis quedaros sintiendo la naturaleza divina en el ser de esa persona, aun cuando él mata, roba, y estafa? Eso es amor.


La irritación e infelicidad que a menudo sentís por las situaciones que no están resueltas, no es amor. Es una reacción comprensible, pero eso no es amor.


¿Cómo hacer para tratar con la impaciencia? Permitíos sentir vuestra tristeza causada por lo que no está completo, por la solución que no está a la vista, debido a la imperfección. Permitios estar tristes por eso.


–Tú nos hablas de que el motivo de la impaciencia, de esa cólera, es la soledad. Tú incluso hablas de un agujero negro. ¿Cuál es la raíz de esto?


–Dentro de todos vosotros existe ese 'agujero negro', del que renegáis cuando os entregáis a la impaciencia y a la cólera. Es un hoyo negro, un lugar vacío donde todo se desmorona, es decir donde no os sentís conectados, sino solos y sin sentido.
La soledad, el abandono es un gran tema para todos vosotros y se debe al miedo que a menudo también os ocasiona estar pre-ocupados por el bienestar de otro o por el bienestar del mundo en general.


La raíz de esta soledad o desolación ha sido parcialmente tratada la última vez – en la canalización “El dolor del nacimiento cósmico” . A la larga, vuestro dolor está basado en la separación original del hogar, de la conciencia original de la que vuestras almas partieron, de Dios. Pero no iré más lejos en esto – ha sido tratado suficientemente en aquel texto.


En ti (al hacer esta pregunta) hay un particular miedo a estar en tu propia fuerza. Tan pronto como tú te liberes de tu gran preocupación por los demás, y de la impaciencia que juega una parte en ti (especialmente con respecto a aquellos con los que sientes mucha empatía) sentirás ese agujero negro. Pero al mismo tiempo, yace en eso una invitación a realmente ir y estar en tu propia fuerza, y a encontrar una gran satisfacción, la tuya. Hay en ti un recuerdo de una asociación entre dolor y estar parado sobre tu propio poder. Esa es la raíz del problema para ti. Le temes a tu propia fuerza. Encontrar tu propio poder nuevamente es la clave para liberar la cólera y admitir la felicidad y la creatividad en tu vida.


–En el mundo médico hay mucho conocimiento, mundial, que podría ser útil a muchas personas, pero que no se pone en práctica debido a cuestiones de poder.  Por ejemplo la plata y el oro coloidal, recursos simples pero muy poderosos. Todo gira alrededor del poder. Esto me pone muy triste y enojado. ¿Cómo puedo resolver esto?


–Tú eres un ángel, agitando sus puños hacia el cielo. Porque tú estás tan enojado por todo lo que ves.
La luz del cielo brilla sobre todo y cada uno aquí en la tierra. Pero todo y cada uno tiene libre albedrío, y está involucrado en un proceso de desarrollo de la conciencia, que hace posible que haya un tremendo e injusto sufrimiento, frente a tus ojos.
El eslabón que necesitas en tu conciencia para llegar a una básica aceptación de esto, es una verdadera comprensión del libre albedrío.


El libre albedrío es algo asombroso. Supone que tenéis la habilidad para llegar a estar completamente separados de Dios, del Hogar, de la fuente original. A raíz de esta separación hay un profundo deseo de descubrir, de investigar, de crear. En la base de la oscuridad más profunda está la creatividad más profunda.


Querer investigar todo, incluyendo la profundidad más profunda, viene de un impulso creativo –divino-. Cada alma individual tiene el derecho de nacimiento a investigar todo. Y en cada alma también está la motivación para conocer todos los extremos. No sólo desde la mente, sino especialmente desde la experiencia, desde el cuerpo físico. Porque ¿de qué otra forma podéis experimentar algo tan profundamente si no es siendo materia, si no es experimentándola físicamente mientras vuestra conciencia está velada y no tenéis conocimiento (recuerdo) de vuestros orígenes? 
Es un motivo que está presente en cada alma, un motivo que necesitáis respetar.


Miraos a vosotros mismos y sentid por lo que habéis pasado y lo que habéis experimentado con eso. Ved cuántos desvíos habéis tenido en la mente, en el corazón y en el deseo. Y ved cuánta sabiduría y belleza, que antes no estaba ahí, ha venido finalmente a existir en vuestras almas al tomar esos desvíos.
Porque ese viaje completo a través de los extremos de la dualidad no es por nada. Ha conducido a una creación interior que es tan rica que aún no habéis podido desentrañar (ser conscientes de) lo que habéis logrado en este largo viaje.


Podéis ver todo este proceso en el cual estáis tanto la tierra como la humanidad, como un gran experimento de creatividad. Y el motivo detrás de este experimento es la alegría de la creación, la alegría de la experiencia.


Cuanto más os hundís en el plano material, más difícil es conectar con esa alegría y creación. Sentir eso al fin y al cabo, es la fuente de todo, de todo lo que experimentáis en vuestra realidad, del dolor y de la negatividad también. Al fin y al cabo, la alegría de la creación es la base de todo.


¿Cómo podéis sentir eso? ¿Cómo podéis tomar contacto con esto?
Mirad hacia arriba, no hacia abajo. Sentid la energía cósmica que es vuestro hogar, y sentid que todas las cosas tienen significado, incluso en las horas más oscuras.
¿Podéis imaginar que todo lo que vive en la tierra crea su propia realidad? ¿Qué todos los seres conscientes han utilizado su libre albedrío para atraer hacia ellos una cierta realidad?
Si podéis realmente sentir que el libre albedrío es efectivo en todas las realidades, que es la propia creatividad de alguien lo que atrae hacia él lo que sucede, entonces comprendéis que no hay una fuerza externa que tenga poder sobre nadie. No existe poder fuera de vosotros que pueda impediros ser quienes sois, entrar en contacto nuevamente con el núcleo divino. No hay fuerza externa, en esencia, no hay víctimas. Hay siempre libertad de elección. 


Incluso los ‘impotentes’ tienen libertad de elección. Aquí también el tema es ser capaz de tener respeto por esas elecciones, sin importar cuán doloroso pueda ser.
Sin importar cuan inhumano podrá pareceros, quiero invitaros a que disfrutéis de la vida. A mimaros terriblemente. A daros todo lo que necesitéis. Aquellas instituciones de poder médico y todos los problemas que están asociados con ellos, no son de vuestra incumbencia o responsabilidad.


Tenéis algo hermoso para compartir con esta realidad, pero eso no reside en vuestra energía luchadora, sino que reside simple y llanamente en qué sois. En la pureza de vuestro ser.


–¿Entonces, Jeshua, lo correcto es solo ser y no hacer? ¿Qué sucede con las personas en África, no deberíamos hacer algo por ellos?


–La Compasión, la compasión real que está verdaderamente llena de amor, no es piedad sino respeto.
Los niños que veis padeciendo hambre en la televisión son todas almas diferentes que han hecho elecciones, que tienen una larga historia detrás de ellos, de la cual el fragmento que veis en la televisión es solo una pieza del rompecabezas. No trato con ello de justificar su sufrimiento. El tema es que existe un trasfondo en ello, una dimensión detrás del sufrimiento, con la que no estáis actuando justamente mediante vuestro enfado. Vuestra respuesta de indignación es demasiado corta de vista.


Más aún, me gustaría deciros algo acerca de este infame ‘no hacer nada’.
A ti en particular, yo realmente te recomendaría literalmente ¡no hacer nada por un tiempo! (risas).
Pero en general, quisiera decir esto con respecto al ‘no hacer’. Lo que quisiera invitaros a hacer es: conectarse con el flujo de vuestra intuición, y sentir qué ritmo de acción sentís como correcto para vosotros ahora. Ese ritmo con frecuencia es mucho más tranquilo de lo que pensáis que os conviene.
Al estar sintonizados con este flujo interior (la voz del silencio) la sincronicidad entra en juego: entonces solo actuáis cuando os sentís empujados por vuestra intuición y todo sucede de un modo suave y flexible; sin resistencia.


Este flujo es en esencia la conciencia Crística, aquella a la cual Gerrit se refirió como el silencio en su ser fuera del tiempo, del espacio y de la dualidad. (Ver el ejercicio más abajo)
Cuando sintonizáis con ella en su ir y venir diario, 'hacéis' mucho menos.
Las cosas van a estar mucho menos atareadas y abarrotadas en vuestra cabeza, en vuestras emociones, y también físicamente: en lo que hagáis.
Entonces estaréis siguiendo el ritmo natural de vuestro ser y eso crea tranquilidad.


Sin embargo, algunos de vosotros sois tan adictos a ‘hacer’, que ‘no hacer’ os crea tensión. Es entonces importante examinar aquellas tensiones porque, en realidad, hay miedos que yacen en la raíz de ellas. Estos miedos asomarán inequívocamente cuando ‘no estéis haciendo nada’. Antes de poder realmente estar a tono con vuestro flujo interior, emergerán emociones bastante intensas, que tendrán que ser plenamente abrazadas por vuestra conciencia antes de que se puedan disolver.


–En este momento yo tengo una paciente tan desesperada que tiene la intención de suicidarse. ¿Debería yo entonces respetarla tanto que debería decirle: "está bien, es tu elección"?


–Permitirle a ella ser completamente libre en su elección personal, puede conducirla a un momento mágico sobre el que tu no tienes dominio, un punto de inflexión en su propia consciencia. Permitir que los demás decidan por si mismos es estar en armonía con el curso de la experiencia de cada cual.
La energía de querer cambiar y querer mostrar otro camino, de querer llevar a alguien a un cambio de pensamiento, siempre genera resistencia en los demás, siempre.
En efecto, tú entonces le dices a alguien: «tú no estás bien en el camino en que estás. Yo te amo, realmente, pero yo en tu lugar haría esto otro…». Ese 'pero' suena tan contundentemente a reproche que impulsa a la resistencia.
La energía del amor incondicional, donde nada tiene que ser hecho y todo es permitido ser, puede de hecho invitar a alguien a tomar un paso hacia adelante, a liberar un cierto temor. El amor abre los horizontes.
Y entonces, respondiendo a tu pregunta, te digo: sí, libera.
Tú no te das cuenta que al liberar, estás dando mucho. Y no te liberas de la otra persona, sino de tus deseos, de tu esperanza y expectativas, de tus ideas acerca de lo que está bien o mal para el otro.
Lo que le das al otro al soltar todas estas cosas es algo asombroso.
Es amor.




Ejercicios de meditación


Previamente a la canalización, dos ejercicios fueron hechos por Gerrit, a modo de introducción al tema de la canalización, y como un medio para investigar alguno de los temas hablados a un nivel interior más profundo, no verbal.


Ejercicio 1


Sentaos o acostaos en una posición confortable. Relajad los músculos de vuestro cuerpo. Dirigid vuestra conciencia a los músculos de vuestros hombros y cuello, sentid esa tensión y liberadla. Haced lo mismo con los músculos del abdomen, de los brazos y piernas.
Luego presten atención a vuestros pies y sentid vuestra conexión con la tierra. Sentid cómo la tierra os transporta y os da quietud cuando lo necesitáis.
Haced un par de inspiraciones lentas desde el abdomen.


Luego dejad que vuestra conciencia vaya a un momento o período de vuestra vida en el que os sentísteis muy mal. 


¿Qué situación surge primero? ¿Qué es lo primero que os viene a la mente? Id ahí por inconexo que parezca. Pensad nuevamente en esa etapa, donde os sentísteis realmente infelices y desesperados. Sentid de nuevo cómo sucedió, cómo os sentisteis por dentro en aquel tiempo.


Y luego id a la energía de la solución. Preguntaos en este momento: ¿cómo conseguí salir de eso? ¿Qué fue lo que más me ayudó? Puede ser algo que haya venido de alguien más, o simplemente sea una fuerza procedente de vuestro interior. ¿Cómo salísteis de vuestra depresión? Nombrad la energía que más os ayudó.


Luego dirigid vuestra atención nuevamente a vuestros pies, a vuestra respiración, y regresad totalmente al ahora.


Ejercicio 2


Sentaos o acostaos en una posición confortable. Relajad los músculos del cuerpo. Dirigid vuestra conciencia a los músculos de los hombros y del cuello, y liberad toda la tensión que hay ahí. Haced lo mismo con los músculos de su abdomen, de los brazos y piernas.
Luego prestad atención a vuestros pies y sentid vuestra conexión con la tierra. Sentid cómo la tierra os transporta y os da quietud cuando lo necesitáis.
Haced un par de inspiraciones lentas desde la región abdominal.


Volved ahora a evocar a vuestra memoria a alguien de vuestro entorno directo, alguien por quien sintáis un especial cariño y afecto. Alguien cuyo bienestar tengáis cerca de su corazón. Podría ser vuestra pareja o hijo, o un colega o un amigo. Dejad que esa persona aparezca ante vosotros en vuestra imaginación, y realmente admitid su presencia. Luego preguntadle: “¿qué necesitas de mí?” o “¿cómo puedo ayudarte de la mejor manera?” Haced esta pregunta, luego sólo escuchad. Escuchad lo que el otro os está diciendo o permitiéndoos sentir. Dejad que se acerque…


Luego dirigid vuestra atención nuevamente a vuestros pies, a vuestra respiración, y regresad totalmente al ahora.


El propósito de estos ejercicios es tomar conciencia de lo que es verdaderamente útil en una situación de crisis o dolor emocional. Esto puede ser bastante diferente de lo que podrían pensar que es útil (tanto para vosotros como para otro).

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