miércoles, 21 de diciembre de 2011
Rendición y control (I)
Encontrar y seguir tu pasión en la vida
18 de marzo – 2007
Queridos amigos,
Os hablo desde el corazón de la conciencia Crística. Yo soy Jeshua, pero yo no soy solamente una personalidad particular que vivió en la Tierra hace alrededor de dos mil años. Aquí, yo represento más que eso. Yo represento la energía Crística que vive y vibra en todos vuestros corazones. Así, el que habla aquí ahora también representa vuestra propia energía y vibración; es vuestro propio y sincero anhelo el que se vuelca en palabras en esta habitación donde estamos sentados.
Estar juntos de este modo no significa simplemente dar una conferencia….Es un encuentro y una celebración de la Nueva Era. El despertar de una nueva conciencia parece estar muy lejos a veces. Parece haber mucha disonancia y conflicto en vuestro mundo y, en verdad, dentro de vosotros mismos también. Pero, con todo, el despertar ha comenzado. Una nueva dimensión de la consciencia está naciendo en la Tierra ahora mismo, y tras una larga etapa de preparación, gradualmente va a ir encontrando apoyo y esparcirá una ola de esclarecimiento a través de la Tierra. Todos vosotros formáis parte de esta ola de conciencia que está ahora mismo despertando, arraigándose en la Tierra en este momento.
En muchos sentidos, vosotros sois esa 'ola de energía'.
Rendirse y mantener el control es todo un dilema en este proceso de despertar espiritual, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. A nivel político, los líderes mundiales a menudo se hallan enfrentados con este tema. Todavía es muy difícil ostentar un cargo político y tomar decisiones desde el corazón. La política aún no parece estar preparada para esto. No obstante, rendirse a la sabiduría del corazón es la única salida para los grandes conflictos en la Tierra en este momento, la única posibilidad de una resolución pacífica de estos conflictos.
El sentido universal de conexión y unidad que es posible entre personas de razas, religiones y culturas muy diferentes, es el cimiento para la paz mundial. Este reconocimiento entre todos los seres humanos, a pesar de las diferencias externas (color de piel, costumbres, procedencia, lengua…) está creciendo entre la población mundial, y es parcialmente estimulado por vuestra tecnología de la información moderna (internet), que está reduciendo enormemente las distancias en tiempo y espacio. Al mismo tiempo, y paradójicamente, el crecimiento hacia el entendimiento mutuo está viéndose amenazado por viejos conceptos antagónicos, basados en el miedo, acerca de “nosotros” y “ellos”. Pensar en términos de bueno y malo, correcto e incorrecto, “nosotros” y “ellos”, perpetúa antiguas hostilidades echando leña a una gran cantidad de agitación emocional. Estos conceptos divisivos aún son utilizados por los políticos para mantenerse y sostener su poder.
Sin embargo, quienes finalmente determináis la realidad a nivel político sois vosotros, los individuos. La política refleja la consciencia de la mayoría de los individuos en conjunto. Es por el conocimiento de muchos individuos independientes unidos que cobra vida un nuevo nivel de conciencia. Más que extenderme en el nivel político, me gustaría ahora hablar sobre el nivel individual, ese que todos vosotros estáis trabajando para integrar la energía del corazón dentro de vuestras vidas, y el cual estáis tratando con el tema de la rendición y el control.
Mientras tanto os pido que simplemente sintáis la energía de la rendición, ya que está reunida aquí hoy y fluye desde vuestros corazones. Todos imploráis enfáticamente el advenimiento de la liberación deseando sentir la confianza que es inherente al proceso de rendirse, de soltarse. Pero a menudo todavía ignoráis cómo integrar esta energía en el día a día de vuestras vidas.
¿Dónde se origina la necesidad de ejercer control sobre vuestra vida? Y por control me refiero a querer ejercer dominio sobre la vida, forzarla a fluir de acuerdo a vuestros deseos y expectativas, esos que vosotros percibís como seguros, correctos o justos, tales como querer ganar más dinero, o lograr una seguridad o alcanzar ciertas metas. ¿Por qué intentáis ejercer control sobre vuestras vidas, viviendo constante e inevitablemente en tensión y ansiedad debido a esto? Yo os digo que el origen del control radica en el miedo (miedo a llevar la contraria, miedo al qué dirán, miedo al qué pasará si actúo en tal o cual sentido…). El miedo está profundamente arraigado en la estructura de vuestras vidas: tal como criáis a vuestros niños, vuestra educación y sistema social. Hay mecanismos de control presentes por todos lados y dichos mecanismos os son adoctrinados como buenos y meritorios hábitos. Aparentemente sois personas inteligentes, convirtiendo a la capacidad de raciocinio en un mecanismo de control sobre vuestras vidas y las de vuestros semejantes, vidas que pretendéis organizar de acuerdo con vuestros paradigmas.
La rendición y, por extensión, todo lo que sea impredecible os infunde una cierta sensación de temor. Asociáis rendición con daros por vencidos, con claudicar de vuestra libertad, con no saber qué hacer, con sentiros abrumados por la agitación o la crisis emocional. Esto, sin embargo, es una concepción extremadamente limitada de rendición. Es una concepción nacida del temor, de la conciencia basada en el ego. Hay nociones mucho más positivas de rendición, una que apunta a un estilo de vida, una forma de ser, en la cual decidís vivir confiados, sin la necesidad de controlar la vida, forzarla o manipularla.
El ego, encarnado en vuestra vertiente tiránica implora el control porque está atemorizado. El ego se identifica con imágenes que no proceden del alma, sino que son alimentadas por el mundo externo. El ego está corriendo de aquí para allá constantemente para preservar su propia imagen, ya se trate de alimentar la imagen de un hombre de negocios exitoso, una cuidadosa y dedicada ama de casa, o un terapeuta competente. El ego quiere mantener esta imagen para tener control sobre las opiniones ajenas, lo que las otras personas piensen de él. Sin embargo, siempre hay momentos en el que al ego le fallan las fuerzas. Este puede ser el caso cuando os sentís agotados, enfermos o vuestras relaciones se desbaratan. El ego considera estas crisis –que en cierto modo os fuerzan a soltar y a rendiros– como golpes mortales de necesidad.
Es éste el modo en que el ego asocia la rendición con la crisis. El ego vive en una continua alternancia entre el control y la crisis. Este es el modo en que los gobiernos administran el sistema social. A menudo, en momentos de verdadera crisis en vuestra vida, sois invitados a mirar el tesoro oculto. Siempre hay un elemento positivo escondido dentro de cualquier crisis, que os hace señas para que lleguéis más cerca de vuestro propio corazón. De ese modo, la vida siempre os está empujando hasta vosotros mismos, vuestro conocimiento y sabiduría interior, incluso si vivís de acuerdo a los dictados del ego. Porque siempre habrá situaciones en vuestra vida que tarde o temprano os desafiarán a afrontar la rendición. La vida siempre os está ofreciendo oportunidades para elegir la rendición como forma de vida.
Ya conocéis estos momentos de rendición después de una crisis, preciosos momentos de claridad y conciencia, en los cuales os dais cuenta de que habéis sido conducidos por el flujo de un invisible hálito divino. Comprendéis que este flujo divino de vida quiere lo mejor para vosotros, y que podéis confiar en él incluso si no os provee necesariamente de lo que estáis esperando y creéis que es lo más adecuado en función de vuestras expectativas. Lo que todos anheláis es vivir más permanentemente de acuerdo a esta conciencia superior; incorporar este modo de ser en vuestra vida diaria, sin tener que veros empujados a despertar por profundas crisis y desesperaciones. Todos deseáis la rendición como estilo de vida.
Todos sois guerreros cansados. Habéis recorrido un largo viaje. A veces os sentís muy viejos y cansados por dentro, pero es más apropiado decir que estáis agotados por lo viejo, caduco y trasnochado…Estáis en la búsqueda de un modo de ser que no exija ya esfuerzos, un modo inspirador y a la vez liviano y fluido. La clave yace en que no os vaciéis en vuestras relaciones, en vuestros trabajos u otros objetivos, hasta haceros pedazos buscando quimeras, retos que suponen esfuerzos inusitados que desencadenen una crisis que os fuerce a rendiros. Dad un paso más adelante, o mejor dicho dad un paso atrás, enfocándoos en una forma de vida que se caracterice siempre por soltar, confiar y rendirse. Rendirse significa: no luchar, no resistirse sino acompañar el flujo de la vida, confiando en que la vida os ofrecerá precisamente lo que necesitáis. Confiad en que vuestras necesidades son tenidas en cuenta y serán cubiertas y satisfechas. Aceptad lo que está en vuestra vida ahora mismo y estad presentes en eso. Acerca de esta forma de vida deseo hablar, ya que anheláis esto de un modo profundo y sincero. Es un deseo espiritual que procede de vuestra alma, vuestro flujo divino interno.
Obstáculos en el camino a rendirse: tres falsos dioses
Por un lado, deseáis suprimir vuestras máscaras y vivir abiertamente de acuerdo al modelo original de vuestra alma. Anheláis la sinceridad, la honestidad, el amor y la conexión. Por otro lado, quitaros esas máscaras os resulta muy complicado. Habéis sido criados con creencias y estructuras que han llegado a arraigarse en vuestras psiquis y que os impiden conectaros con vuestra propia alma. En particular, me gustaría dirigirme a tres ídolos o “falsos dioses” hacia los que vosotros frecuentemente os volcáis para obtener guía, los cuales, sin embargo y de hecho, os descentran y sacan de quicio, alejándoos del equilibrio necesario para vivir rendidos a quienes realmente sois.
1. El primer ídolo: Dios como una autoridad fuera de vosotros
El primer dios falso es Dios mismo, es decir su concepción como entidad individual, amo y maestro de la creación. Ese tipo de Dios es una construcción humana, una imagen de Dios que ha influenciado profundamente vuestra cultura.
Muchos de vosotros pensáis que tenéis que soltar esta imagen tradicional de Dios. Decís que no creéis ya más en un Dios crítico y castigador, erguido y elevado sobre vosotros, que contabiliza un registro de vuestros éxitos y fallos, triunfos y errores, méritos y pecados como si de un maestro de escuela se tratara. Decís que creéis en un Dios de Amor, que os perdona todo el tiempo y que os aprecia y os anima. Sin embargo, a tenor del modo rígido y carente de amor con el que a menudo os tratáis a vosotros mismos este antiguo concepto teológico aún está muy vivo en vuestras mentes ¿Acaso no os repetís, a menudo, que habéis fallado, fracasado, que no hacéis lo correcto, que deberíais haber progresado más allá, ya sea en el área de las relaciones personales, laborales, o en el terreno espiritual? Os torturáis con ideas tales como: yo no cumplo con las expectativas (de Dios, de mi rol como padre/madre/hijo, de mi ocupación habitual…), estoy desilusionando a mis guías espirituales o Ser superior, he fallado en mi misión, no estoy contribuyendo en nada significativo para el mundo.
Muchos de vosotros creéis, secretamente como quien dice, que hay un orden superior al cual se supone que tenéis que responder u obedecer. Ya sea una “misión del alma” o un “camino de vida” que ha sido tendido o programado para vosotros, procedente de una cierta jerarquía espiritual que tiene un “encargo” para vosotros, o un guía espiritual que os dice qué hacer o dónde ir… en todos esos casos, vosotros creéis en la existencia de una autoridad superior, un nivel espiritual por encima de vosotros, al que sería mejor que escuchárais. Pero lo cierto es que tan pronto como aceptáis esas creencias en una autoridad externa a vosotros, capaz de ofreceros pautas acerca de qué es lo que deberíais hacer con vuestra vida, volvéis atrás, de regreso a la idea del Dios tradicional antiguo. De acuerdo con esta imagen hay un nivel de verdad en el cual las cosas son fijas y determinadas, y todo lo que podáis hacer es vivir, o no, conformes a eso. Esta es una falsa imagen.
Ciertamente, cuando nacéis, en vuestra alma hay intenciones para la vida que se presenta. Uno podría llamar a éstas su propósito superior para esta vida, pero no ha sido ordenado por nada fuera de vosotros. Sois vosotros mismos quienes lo habéis elegido y nació de vuestros propios deseos y anhelos. Las cosas que son “predeterminadas” en vuestra vida (en el sentido de que es muy probable que sucedan, nunca nada está completamente asegurado) han sido creadas y elegidas por vosotros. Os podéis conectar con vuestro propósito de vida o inspiración superior al escuchar vuestros sentimientos, la voz de vuestro corazón, vuestros más profundos anhelos. Quisiera aconsejaros que no escuchéis demasiado las doctrinas espirituales estrictas sobre cómo deberíais vivir. Escuchad especialmente la así llamada parte más baja de vosotros: las poderosas emociones que se manifiestan en vuestra vida diaria. A través de estas emociones vuestra alma está tratando de llegar hasta vosotros y deciros algo.
Si quisiérais saber qué es lo que vuestra alma quiere deciros en este momento, mirad las emociones que a menudo se reiteran en vuestra vida y que más os absorben. Miradlas de un modo bondadoso pero honesto. No acuséis a nadie más por vuestras emociones, no prestéis atención a causas externas; observadlas como el resultado de vuestras elecciones. Por ejemplo, si con frecuencia estáis enojados y molestos, ¿de dónde viene eso? ¿Hay algo que os falta? ¿Qué os dice la ira? ¿Cuál es el mensaje oculto que podéis extraer de ella? ¿Se trata acaso de una sensación de no ser reconocido y valorado por los demás? ¿Tenéis miedo de mostrarles a los demás quiénes sois vosotros, miedo de defender vuestra verdad? ¿Con frecuencia escondéis vuestros verdaderos sentimientos y os es difícil establecer claramente vuestros límites? A menudo, a través de la ira, un mensaje sincero os está gritando: un deseo de ser quienes realmente sois, de mostrar al mundo vuestra energía original del alma. Si reconocéis, a través de la ira, vuestro anhelo profundo del alma, estáis viendo a la parte angelical de vuestro ser brillando a través de vuestro niño interior.
Vuestro ángel interno es el “ser superior” que quiere conectarse con la realidad física, encarnarse y hacer brillar su luz sobre la realidad de la Tierra. Es la parte que sabe. Vuestro niño interno es la pasión de la vida misma: es deseo, emoción y creatividad. Es la parte que experimenta. Vuestro niño interno es vuestro “ser inferior”, una fuente de alegría y de creatividad si convive en armonía con el ángel interior. Pero si se aparta de las caricias del ángel y queda a la deriva, es una fuente de emociones corriendo salvajemente. La ira se convertirá en odio y venganza. El miedo se pervertirá en defensa, neurosis y frustración. La tristeza se degenerará en depresión y amargura. Las emociones originales son indicadores… mensajes de la parte de vosotros que experimenta. Es el niño quien, a través de estas emociones, extiende sus manos hacia el ángel que se aloja en vuestro interior. Las emociones expresan la experiencia pura, sin conocimiento intelectual. Las emociones son expresiones de incomprensión. Es en la conexión con el ángel que las emociones pueden ser tomadas como indicadores y ser comprendidas. Como tales, las emociones se vuelven instrumentos para la transformación y la exploración: el “ser inferior” enriquece y complementa al ser superior ya que provee a la parte que sabe de contenido sentido. El ángel en vosotros cobra vida y experimenta profunda alegría si se le permite iluminar al niño. Y si el ser superior brilla a través de él de este modo, vuestro cuerpo emocional se calma y obtiene equilibrio. El fruto del confluir del ángel y del niño es un conocimiento interior intuitivo que puede imbuir vuestras vidas de luz y facilidad.
Los principios superior e inferior en vosotros, el ángel y el niño, son un todo orgánico. Los conceptos “superior” e “inferior” por lo tanto no son realmente correctos. Se trata de un jugar alegre entre la “sabiduría” y la “experiencia” juntas. Es esta interacción lo que conduce a la sabiduría verdadera, encarnada (como opuesto de teórica).
Para hallar pautas respecto a vuestra vida en el momento del ahora, podéis tomar contacto, en la mayor medida posible, con vuestro niño interior. Prestándole la atención que él/ella necesita, lo estaréis bañando con vuestra conciencia superior, el ‘toque angelical’. Para ilustrar esto, volvamos al ejemplo de arriba en el que hablé de ira y de irritación. Una vez que os hayáis conectado con esta emoción y la habéis concebido como un niño, podéis invitar al niño a venir hacia vosotros. Podéis preguntarle qué es lo que lo perturba y qué necesita de vosostros para sanarse. Dejad que el niño os responda y permitidle expresarse muy claramente. Imaginadlo hablándoos de un modo vivaz, con una expresión concreta en su cara y un lenguaje corporal claro. Tal vez os esté dando respuestas específicas, tales como “¡yo quiero que renuncies a tu trabajo!” o “yo quiero tomar lecciones de danza”, o pueden ser más generales como “yo necesito jugar y relajarme más” o “¡yo no puedo estar guapo/linda todo el tiempo!” Tomad las respuestas seriamente y vivid conforme a eso tanto como podáis. Tal vez no podáis hacer instantáneamente las cosas que vuestro niño interior desea. Pero podéis empezar poco a poco, paso a paso a comenzar a daros cuenta de vuestros anhelos.
Si abrazáis al niño enojado, atemorizado o triste dentro de vosotros, con amor y aceptación, él será tocado por el ángel que está dentro de vosotros y el resultado es que vuestra alma os habla a vosotros. Comenzad con las emociones, encontrad el verdadero anhelo detrás de aquellas emociones, y hallad un camino para comprenderlas paso a paso.
En la imagen del ángel y del niño interior que yo estoy delineando, no hay lugar para una figura autoritaria de Dios. Lo “superior” y lo “inferior” se complementan el uno con el otro en una relación abierta, de desarrollo dinámico. El ángel no le dicta nada al niño, ni el niño tiene autoridad sobre el ángel. Es por medio de su interacción que descubrís lo que es correcto para vosotros en cada momento.
Hallaréis vuestros propósitos de vida a través de esta conexión íntima entre el ángel y el niño. En esta conexión descubrís lo que realmente os impulsa. Ninguna autoridad fuera de vosotros puede reemplazar esta conexión, o hacer la conexión por vosostros. Un maestro o gurú sólo puede recordaros y señalar esa área sagrada interior, donde vosotros podéis permitir que el niño interior sea acariciado e inspirado por el ángel en vosotros. En esta área vosotros descubrís quiénes sois y cuál es vuestra pasión. Las pautas generales acerca de cómo vivir una vida espiritual casi siempre son inadecuadas, o al menos no son de naturaleza universal. La verdad es amorfa. Cada criatura tiene su propia forma, su propio modo de vivir la Verdad. Ese es el milagro de vuestra esencia del alma original. Los maestros espirituales genuinos no enseñan lo que ‘hay que hacer’ o no, tales como “no comer carne” o “meditar dos horas por día”. Un verdadero maestro sabe que todo se trata de hallar su propia verdad, en profunda comunicación con vosostros mismos. Los maestros pueden indicar qué es lo que a ellos les ha sido útil o su propio modo de caminar, pero ellos no convertirán esto en una regla o dogma.
Si echáis una mirada al modo en que Dios ha sido retratado en la mayoría de vuestras tradiciones religiosas, veréis que eso es exactamente lo que sucede aquí con vosotros. La mayoría son tradiciones de miedo y de abuso de poder. La necesidad de reglas talladas y dogmas, y la tendencia hacia las organizaciones jerárquicas siempre muestran que el miedo y el poder están en juego. Sin embargo lo mismo también sucede en la espiritualidad de la nueva era. Tomad por ejemplo las muchas predicciones y teorías especulativas que están circulando actualmente. Si aceptáis esto sin consultar vuestra propia base de sentimientos relacionados con eso, podéis volveros inseguros y comenzar a preguntaros “¿estoy haciendo las cosas bien?”, “¿qué pasa si pierdo la nave espacial en el 2012?” o “¿está el estado de mis chakras lo suficientemente puro como para entrar a la 5a dimensión?” Este tipo de preguntas ciertamente no es útil para vuestro crecimiento interior. Yo os pido: volcaos hacia vosotros mismos. No os enfoquéis en el movimiento de los planetas o estrellas, los cambios climáticos, o el juicio de un “maestro ascendido” para determinar el nivel de vuestra propia comprensión. Sois el centro de vuestro universo, la piedra de toque de vuestro mundo. No hay Dios fuera de vosotros que sepa mejor o que determine las cosas por vosotros. No se trata sólo de que el Dios que anteriormente proyectásteis fuera de vosostros reside en vosotros, sino que este Dios tampoco es omnisciente. El principio divino en vosotros y toda la creación es una fuerza juguetona, creciendo y evolucionando de manera abierta e impredecible.
En esta imagen, lo “inferior” tiene una indudable razón para existir: es el combustible para el crecimiento y la satisfacción. La luz y la oscuridad tienen su propio rol que jugar y es en la aceptación de ambos que os ilumináis. Extenderse en la luz de un modo desproporcionado, ignorando o combatiendo la oscuridad, algo a lo que aspiran ciertos grupos espirituales, crea desequilibrio e indica una sutil resistencia a (y desprecio por) la vida en la Tierra.
Hacer las cosas mal, cometer errores, es correcto y puede incluso traeros mayor crecimiento que tratar de evitar cometer equivocaciones. En las “cosas malas” la semilla de la luz está latente. Sólo experimentando lo malo desde adentro, podéis experimentar lo bueno como hermoso, puro y verdadero. No podéis aprender “desde afuera”. Vosotros, Dios animando vuestra esencia, se ha sumergido a las profundidades (dentro de la realidad material) para volverse sabio a través de la experiencia, no para aplicar sabiduría y ‘corregir’ a la experiencia. En ese sentido, no hay muchas cosas que no sean espirituales. Toda experiencia es sagrada y significativa. No os dejéis guiar por normas externas, que dictan lo que es saludable, correcto y espiritual que debéis hacer. La piedra de toque está en vuestro propio corazón: si lo sentís como correcto, entonces está bien. Soltad cualquier otra cosa.
2. El segundo ídolo: los estándares e ideales de la sociedad
Otro dios falso que os separa de vuestra energía de alma original es la “sociedad”: los estándares y valores que controlan vuestro mundo social y os son transmitidos a través de vuestra crianza, educación y ambiente de trabajo. Muchos de los ideales de la sociedad tienen sus raíces en el miedo, en la necesidad de controlar y estructurar la vida de modo que llegue a ser un campo de juego hábilmente dispuesto. Muchas pautas de comportamiento no están muy inspiradas en lo que la gente verdaderamente siente y experimenta, sino en lo que parece desde afuera.
Tratar de cumplir con tales estándares externos de conducta puede meter mucha presión sobre vosotros. Pensad en el miedo a “no encajar en”, no haber logrado lo suficiente, no ser lo suficientemente bello, no tener relaciones lo suficientemente satisfactorias (o no tenerlas en absoluto), etcétera. Al compararos con imágenes irreales de éxito y de felicidad, vuestra energía creativa se atasca, inundada de temor al fracaso, y ya no os sentís más en casa en este mundo.
Debido a todos estos hacer y no hacer, los cuales se han vuelto como una segunda piel, difícilmente os atrevéis a explorar vuestra creatividad original. Tenéis miedo de saliros de la senda pisada. Pero es exactamente esta fuente original de energía, la energía que quiere fluir originalmente desde vosotros, ¡la que es tan bienvenida en la Tierra! Es esta parte de vosotros la que está destinada a causar la transformación de la consciencia en la Tierra en este momento.
Conectaros con vuestros impulsos creativos y expresarlos de vuestro propio y original modo, a menudo exige que os desviéis de los propósitos e ideales de la sociedad. Puede darse el caso de que vuestro ritmo natural de exploraros y luego expresar quiénes sois en el nivel material, no encaje con el esquema de la sociedad de cómo y cuándo lograr ciertas cosas en la vida. Vosotros podéis tener que atravesar primero un largo proceso de llegar a conoceros profundamente, no logrando o produciendo poco o nada en el nivel externo. Mientras esto puede parecer ineficiente o fracasado para la gente, vosotros podéis estar trabajando muy duro en el nivel interior, descubriendo muchas cosas valiosas acerca de vosotros mismos.
Tomaos svuestro tiempo para descubrir quiénes sois, a dónde os conduce vuestra energía natural, e integradla dentro de vuestro ser emocional y físico. No prestéis atención al éxito externo. Enfocaos en lo que se siente como bueno y correcto para vosotros, lo que os hace sentir relajados e inspirados. Si halláis ese modo de vivir (en armonía con los demás, sin buscar el conflicto con los demás), y experimentáis paz y sosiego por dentro, entraréis más fácilmente en contacto con vuestra energía del alma original.
Hay mucho miedo en la gente respecto a lo que la sociedad dicta y espera de vosotros. Lo extraño es que esa “sociedad” como tal ni siquiera existe. Lo que tenemos es una gran cantidad de personas juntas, cada una con sus propios anhelos sinceros y sus miedos profundamente arraigados. Cada uno desea ser libre en el sentido más profundo de la palabra: simplemente ser quienes son, sin miedo a ser juzgados por “los demás”. Por lo tanto pensad otra vez, siempre que estéis prestando mucha atención a lo que los demás piensan de vosotros. De hecho vosotros también os estáis volviendo el peor enemigo de los otros, ya que aceptando sus pautas y temiendo su crítica, colaboráis a mantener vivos los falsos ideales y os sofocáis recíprocamente incluso más intensamente, convirtiéndoos en aquellos que juzgáis en los demás, en la “sociedad” que los otros perciben.
Especialmente vosotros, pioneros de la Nueva Era, podéis ser un ejemplo para la gente que está atrapada en el miedo. Sois ese ejemplo cuando verdaderamente os mantenéis erguidos por vosotros mismos, escuchando atentamente vuestros sentimientos y anhelos, viviendo en conformidad con vuestra integridad y soltando (no batallando) los dictámenes y opiniones externas. Estas opiniones nacen del miedo, no del amor, y a menudo están basadas en viejas reglas y códigos de los que nadie recuerda ya su verdadero origen. Estos viejos estándares, que ya no mantienen conexión con el corazón humano, esperan ser transformados desde adentro, por personas que se atreven a dar a conocer nuevas perspectivas. La sociedad los está esperando; espera ideales y estándares inspirados que ayuden a las personas a conectarse con sus corazones y con sus verdaderos deseos. Vosotros contribuís a la transformación colectiva de la conciencia siendo un ejemplo de amor en lugar de un seguidor del miedo.
Atrevéos a incitar a vuestra parte juguetona, infantil. Entrad en contacto frecuentemente con vuestro niño interior: él sabe muy bien lo que quiere. A menudo vosotros difícilmente podéis sentir qué es lo que vuestro corazón verdaderamente anhela y sentís como si hubiera perdido su pasión. Esto sucede porque no le permitís más a vuestro niño interior jugar, fantasear y soñar. Cuando medís vuestro potencial a partir de códigos externos (lo que es apropiado para mi edad, género, ambiente social) os limitáis y no permitís al niño, al soñador y visionario, extralimitarse de las convenciones y conectarse con su “código interior”.
Todos naacísteis con una inspiración, un deseo de manifestar algo en la Tierra, tanto para vosotros como para los demás (“sociedad”). No habéis venido aquí para vivir en la torre de marfil. Sois parte de la conciencia colectiva en la Tierra y habéis venido aquí para ser líderes inspiradores de cambio. Eso es lo que os hará sentiros felices y realizados. Al conectaros con vuestro niño interior, y sentir una vez más la magia de esa pasión original, las fronteras ilusorias y los límites serán levantados y hallaréis vuestro camino en la vida de un modo mucho más fácil y ligero. Cuanto más os liberéis de los falsos dioses que los mantienen encorsetados, pequeños y temerosos, más viviréis desde una sensación de libertad y de rendición al corazón, y más el universo os apoyará y os proveerá los medios necesarios para dar fruto a vuestra pasión.
sigue…
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