-Son tiempos realmente históricos. Finalmente Rusia y EEUU se dan la mano, e incluso anuncian que la Guerra fría ha terminado.
-Pero ¿no había terminado con la caída del muro de Berlín?
-Eso es lo que te hicieron creer en 1989 quienes decidieron desde Londres, Paris, Washington y Vaticano dar por concluido el experimento comunista que se habían sacado de la manga hace exactamente 100 años, en 1917, poco antes de ordenar a Lenin asesinar a la familia del zar. Pero en 1999 les salió un grano inesperado en el culo: Vladimir Putin sustituye sorpresivamente al alcoholizado Boris Yeltsin. Rusia, recién librada de la pesadilla comunista, debía haber caído a estas horas en el otro lado de la balanza: el insano pozo capitalista. Ese era el plan, de no haber mediado la sabia mano de este ex-agente del KGB reconvertido en acérrimo patriota ruso.
Al establishment europeista se le encendieron todas las alarmas al observar que Rusia no pasaba por el aro post-comunista tal como estaba previsto. La tensión con los distintos presidentes desde Ronald Reagan demostró que Rusia no iba camino de convertirse en el prostíbulo barato que en Bruselas, Londres, Berlin y Paris esperaban. Al contrario. 30 años casi han hecho falta para dar por concluida finalmente la tensión entre los dos grandes bloques. Y las élites europeas están histéricas: se les acaba el crédito. Estamos escuchando el bonus track...
-¿Por qué?
-Si la guerra fría ha terminado, ¿para qué seguir manteniendo la OTAN? ¿Para qué seguir sufragando con impuestos las partidas de defensa si no hay enemigo que combatir?
-Está el terrorismo islamista...
-La marioneta yihadista está moribunda y los servicios secretos de las potencias eurpeas no pueden seguir gritando Allah Akbar -con sus rostros ocultos para no despertar sospechas- en nombre del Islamismo radical. Ya no cuela. Incluso la UE, el pantano (Swamp) europeo, está en entredicho: como organización política y económica ha fracasado estrepitosamente revelándose como un grupúsculo de incapaces mentales entretenidos en derribar gobiernos legítimos (Libia) y jugar con los precios del combustible, una mafiosa red de corruptelas que se sostenía simplemente bajo la excusa de las amenazas externas que fabricaban. El mismo Putin le propuso a Macron un plan para repatriar a todos los refugiados de nuevo a Siria. Pero el desalmado presidente francés que es un patéticamente títere en manos del FMI/ONU/Trilateral contesta reafirmando la política de acogida masiva.
El establishment europeo (monarquias incluidas) y los demócratas estadounidenses no van a dar su brazo fácilmente a torcer. A Trump le esperan tiempos difíciles en casa ahora que ha osado sonreir al oso ruso, pero lo cierto es que dos verdaderos patriotas se han dado hoy las manos en Helsinki, no para comerse el mundo, sino para arraigar en él la paz. Ambos protegen sus fronteras, ambos respetan sus tradiciones y costumbres y ambos van a promover, junto con Jinping, la recuperación del mundo 'subdesarrollado' para que nadie necesite en el futuro huir de sus hogares por miedo a conflictos provocados por las potencias europeas neocolonialistas.
-Por cierto, antes mencionaste comunismo y capitalismo como ambos extremos de la balanza: Astrológicamente Putin es libra...curiosa similitud.
-Y Trump es géminis. Putin ha llegado para traer equilibrio final. El elemento de aire (inteligencia) en ambos estadistas potencia el entendimiento.
-Pero ¿no había terminado con la caída del muro de Berlín?
-Eso es lo que te hicieron creer en 1989 quienes decidieron desde Londres, Paris, Washington y Vaticano dar por concluido el experimento comunista que se habían sacado de la manga hace exactamente 100 años, en 1917, poco antes de ordenar a Lenin asesinar a la familia del zar. Pero en 1999 les salió un grano inesperado en el culo: Vladimir Putin sustituye sorpresivamente al alcoholizado Boris Yeltsin. Rusia, recién librada de la pesadilla comunista, debía haber caído a estas horas en el otro lado de la balanza: el insano pozo capitalista. Ese era el plan, de no haber mediado la sabia mano de este ex-agente del KGB reconvertido en acérrimo patriota ruso.
Al establishment europeista se le encendieron todas las alarmas al observar que Rusia no pasaba por el aro post-comunista tal como estaba previsto. La tensión con los distintos presidentes desde Ronald Reagan demostró que Rusia no iba camino de convertirse en el prostíbulo barato que en Bruselas, Londres, Berlin y Paris esperaban. Al contrario. 30 años casi han hecho falta para dar por concluida finalmente la tensión entre los dos grandes bloques. Y las élites europeas están histéricas: se les acaba el crédito. Estamos escuchando el bonus track...
-¿Por qué?
-Si la guerra fría ha terminado, ¿para qué seguir manteniendo la OTAN? ¿Para qué seguir sufragando con impuestos las partidas de defensa si no hay enemigo que combatir?
-Está el terrorismo islamista...
-La marioneta yihadista está moribunda y los servicios secretos de las potencias eurpeas no pueden seguir gritando Allah Akbar -con sus rostros ocultos para no despertar sospechas- en nombre del Islamismo radical. Ya no cuela. Incluso la UE, el pantano (Swamp) europeo, está en entredicho: como organización política y económica ha fracasado estrepitosamente revelándose como un grupúsculo de incapaces mentales entretenidos en derribar gobiernos legítimos (Libia) y jugar con los precios del combustible, una mafiosa red de corruptelas que se sostenía simplemente bajo la excusa de las amenazas externas que fabricaban. El mismo Putin le propuso a Macron un plan para repatriar a todos los refugiados de nuevo a Siria. Pero el desalmado presidente francés que es un patéticamente títere en manos del FMI/ONU/Trilateral contesta reafirmando la política de acogida masiva.
El establishment europeo (monarquias incluidas) y los demócratas estadounidenses no van a dar su brazo fácilmente a torcer. A Trump le esperan tiempos difíciles en casa ahora que ha osado sonreir al oso ruso, pero lo cierto es que dos verdaderos patriotas se han dado hoy las manos en Helsinki, no para comerse el mundo, sino para arraigar en él la paz. Ambos protegen sus fronteras, ambos respetan sus tradiciones y costumbres y ambos van a promover, junto con Jinping, la recuperación del mundo 'subdesarrollado' para que nadie necesite en el futuro huir de sus hogares por miedo a conflictos provocados por las potencias europeas neocolonialistas.
-Por cierto, antes mencionaste comunismo y capitalismo como ambos extremos de la balanza: Astrológicamente Putin es libra...curiosa similitud.
-Y Trump es géminis. Putin ha llegado para traer equilibrio final. El elemento de aire (inteligencia) en ambos estadistas potencia el entendimiento.
