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miércoles, 14 de diciembre de 2011

La herencia de la Atlántida (y IV)


El tercer ojo. La Atlántida.

(viene de parte III)


El poder del tercer ojo aún era muy familiar para vosotros en aquellas primeras encarnaciones, como una segunda naturaleza para vuestra alma. Sabíais ‘cómo funcionaba’ y que la materia (la realidad física) tiene una forma de consciencia, de hecho es consciencia en un cierto estado del ser. A través de este discernimiento esencial sobre la unidad de la conciencia y de la materia, vosotros podíais afectar y formar materia, estableciendo un contacto interno con la consciencia en la porción de materia. De este modo, literalmente podíais desplazar la materia, manipulándola desde la mente. Así fue como construísteis por ejemplo las pirámides. Sabíais un secreto que fue olvidado en los tiempos más recientes.


Actualmente veis a la materia (la realidad física) como separada de la consciencia (la mente). Influenciados por los dictados de la ciencia moderna, habéis olvidado que todos los seres tienen alma: todo lo que es tiene alguna forma de conciencia con la cual perfectamente os podéis conectar y con la que podéis cooperar de un modo creativo. Este conocimiento era patente para vosotros en aquellos tiempos antiguos. Pero, durante la Atlántida, cuando vuestros centros del corazón no habían sido despertados plenamente, vuestro tercer ojo era controlado predominantemente por el centro del deseo o del ego (el plexo solar o tercer chakra). Estábais frente al umbral de una nueva realidad interior, la realidad de la conciencia basada en el corazón, pero debido al shock de estar sumergido en la realidad densa de la Tierra, vuestras inspiraciones tiernas y frescas se perdieron temporalmente. Os dejásteis descarriar por el uso excesivo del deseo mezclado con el poder del tercer ojo. Aspirábais a mejorar las cosas a una mayor escala (‘trabajo de la luz’) pero lo hicísteis de un modo egocéntrico, con una actitud autoritaria hacia las almas Terrestres y hacia la naturaleza.


En el auge de la Atlántida había muchas posibilidades y la tecnología era altamente avanzada, en algunas áreas incluso más que vuestra tecnología actual, porque el poder de la telepatía y de la manipulación psíquica se utilizaba y se comprendía mucho mejor. La comunicación instantánea, telepática tenía lugar entre diferentes personas que se hallaban a gran distancia uno del otro. Era posible dejar el cuerpo conscientemente y viajar por los alrededores. La comunicación con civilizaciones extraterrestres se buscada con afán y era efectuada.


Muchas cosas llegaron a ser posibles durante la Atlántida, pero mucho salió mal también. Había generalmente una clara frontera entre la élite política-espiritual y la ‘gente común’, que estaba constituida predominantemente por almas Terrestres. Ellos eran considerados como seres inferiores, un ‘medio’ para conseguir un fin, y ellos realmente fueron usados para experimentos genéticos que formaron parte de la ambición de la Atlántida de manipular la vida al nivel biológico, de modo que pudieran ser creadas formas de vida superiores.


Un aspecto positivo de la sociedad de la Atlántida, dicho sea de paso, era la igualdad del hombre y de la mujer durante esa época. La batalla de poder entre el hombre y la mujer, en la cual las mujeres serían, durante la última etapa, horriblemente oprimidas , no formó parte de la etapa de auge en la Atlántida. La energía femenina era totalmente respetada, especialmente porque está directamente relacionada con el poder del tercer ojo (intuición, clarividencia, poder espiritual).


Ahora quiero llevaros hacia el momento del derrumbe de la Atlántida. Había allá energías en juego con las cuales vosotros estábais todavía tratando de llegar a un acuerdo. Estuvísteis profundamente comprometidos con lo que salió mal en aquella época. En la Atlántida, vivíais desde los centros del deseo y del tercer ojo. Vuestra energía del corazón no era significativamente accesible. En un cierto punto, os enamorásteis de las posibilidades que ofrecía vuestra propia tecnología y de la ambición de crear formas de vida superiores. Aplicásteis ingeniería genética y experimentásteis con varias formas de vida, y no fuísteis capaces de comprender, de sentir, que con esto estábais faltándole al respeto a la Vida. Aquellos sobre los cuales experimentásteis no contaron con vuestra empatía y compasión.


La energía presente en esta etapa de perversión en la civilización de la Atlántida retornó específicamente en el pasado siglo XX como el régimen Nazi en Alemania. La experimentación cruel y la actitud general de frialdad analítica hacia las ‘formas de vida inferiores’ fue una parte substancial de ese régimen. La falta de compasión y empatía desplegada hacia las víctimas, la falta de emoción y el modo mecánico de ‘tratar’ con las víctimas, fue similar a la actitud en la Atlántida. Esto ahora os llena con una profunda sensación de horror. Habéis visto y sentido el otro lado de esto, el lado de víctima, en vidas que vinieron después de la Atlántida.


Pero durante la Atlántida, vosotros fuísteis los agresores. Ahí fue donde sobrevino un ‘karma’ particular. La Atlántida es la clave para vuestras ‘vidas de agresores’, vuestro lado oscuro. Os cuento esto, no para haceros sentir avergonzados o culpables, de ningún modo. Todos nosotros somos parte de esta historia, habiendo adoptado diferentes roles, máscaras y disfraces, y esto es lo que es estar en la dualidad. Es experimentar y jugar todos los roles concebibles, desde la pura luz hasta la pura oscuridad. Si os permitís conocer vuestro lado oscuro, si podéis aceptar que también jugásteis el rol de victimarios, de tiranos, vais a estar más equilibrados, libres y alegres. Es por esto que yo os cuento esto.


En un determinado momento, los desarrollos tecnológicos que vosotros – y otros grupos de almas – buscásteis, tuvieron tal impacto sobre la naturaleza, que los sistemas ecológicos en la Tierra se vieron afectados hasta el punto de interrumpirse. La caída de la Atlántida no sucedió de repente. Hubo muchos signos previos de alerta – señales de la naturaleza – pero al no ser escuchadas, ocurrieron enormes desastres naturales por los cuales la civilización de la Atlántida se inundó y se destruyó.


¿Cómo os afectó esto en un nivel interno? Fue una experiencia perturbadora, traumática; fue otra ‘caída’, una segunda Caída de Experiencia en lo profundo.


Durante vuestras encarnaciones en la Tierra, habíais finalmente perdido la conexión con la energía del corazón que habíais alcanzado. Más que nunca, después del derrumbe de la Atlántida, os dísteis cuenta de que la verdad no iba a ser hallada al controlar la vida, incluso si el propósito parecía noble. Fue cuando comenzásteis a abriros realmente a la voz suave del corazón, la cual os dice que hay una sabiduría penetrando la Vida misma, que no necesita ser manejada o controlada. En el flujo de la vida misma, en el flujo del corazón y de los sentimientos hay una sabiduría con la cual podéis sintonizar, o alinearos, escuchando y rindiéndoos a ella. No es una sabiduría creada desde la cabeza o por el deseo, sino una sabiduría que viene de permitir la óptica de una perspectiva superior, la voz del amor.


Este conocimiento místico, que es acompañado por un sentido de humildad, comenzásteis a sentirlo desde adentro. Pero incluso entonces, el tiempo no estaba aún maduro para un despertar alegre de las energías del corazón. Una sombra había caído sobre vosotros durante la Atlántida, la sombra de haber afectado negativamente a otros seres. Las consecuencias de esto tendrían que ser profundamente sentidas y experimentadas por vosotros antes de que el despertar pudiera tener lugar.


Otra vez doy un gran salto en esta vieja historia, y os llevo al momento en el que regresáis a la Tierra, después de que la Atlántida hubiese desaparecido, arrastrada por las olas del océano, en el cataclismo que muchas de vuestras culturas recuerdan como 'el diluvio universal'.
 Una vez más os encarnásteis en cuerpos humanos, con el recuerdo de la Atlántida enterrado bien en lo profundo de vuestra memoria del alma, unido con una sensación de vergüenza y de desconfianza en vosotros mismo. El derrumbe de la Atlántida os había aturdido y desconcertado, pero también había dejado vuestros corazones un poco más abiertos.


¡Qué enormes acontecimientos habían tenido lugar en semejante escala de tiempo! ¿verdad?




Rechazo como un trabajador de la luz – la tercera Caída en la Experiencia


El siguiente ciclo importante comenzó con la llegada de la energía Crística en la Tierra, más visiblemente representada por mí. Muchos de vosotros estuvísteis presentes en aquél entonces o aproximadamente en aquél tiempo. Algunos siglos antes de mi nacimiento, comenzásteis a encarnaros otra vez en grandes números. Una voz os atrajo, os convocó desde vuestro corazón. Sentísteis que ‘teníais que estar ahí’, que era el momento para dar otro paso en vuestro viaje espiritual, el cual se había entrelazado tanto con la Tierra.


La llegada de la energía Crística, mi llegada a la Tierra, fue parcialmente preparada por vosotros. Yo no habría podido venir sin una capa de energía presente en la Tierra que me hubiese recibido, ‘anclado’ como quien dice. Vuestra energía proveyó el canal a través del cual yo pude anclar la energía Crística a la Tierra. Fue un esfuerzo conjunto, realmente. Vuestros corazones se habían abierto a mí, a lo que yo representaba. En aquella época, vosotros fuisteis la parte de la humanidad más abierta a recibir el amor y la sabiduría del corazón.


Un cierta humildad había surgido dentro de vosotros, en el mejor sentido de la palabra: una rendición a no querer saber, a no querer controlar o ‘manejar’ las cosas, y una genuina apertura a algo nuevo, algo que se mantiene apartado del poder y del control, algo diferente. Y debido a esta confianza y apertura en vuestros corazones, pudísteis recibirme.


Yo era como un rayo de luz cayendo sobre la Tierra, recordándoos a aquellos que estuviérais preparados, vuestra naturaleza angelical, vuestro núcleo divino. Mi llegada os conmovió, por lo que yo os expresaba y  radiaba desde mi núcleo interno, y desde entonces la energía Crística os ha afectado profundamente, en aquella vida cercana a Cristo y en las vidas después de ésta, hasta ahora. En todas esas vidas habéis intentado traer la energía Crística abajo hacia la Tierra, tratando de esparcirla de diversas maneras a través de la enseñanza y de la sanación. Vosotros fuisteis trabajadores de la luz inspirados y apasionados, trabajando duro y trayendo más justicia, equidad y amor a este planeta.


En aquella era, la era del despertar de la energía Crística, fuisteis aquellos que se opusieron a las religiones que estaban demasiado rígidamente organizadas, a los modos autoritarios de dominar a las personas. Luchásteis por la libertad, por la emancipación de la energía femenina, por los valores basados en el corazón en una era que aún era escasamente consciente de esto. En los pasados dos mil años fuisteis conscientes defensores de la libertad y fuisteis rechazados y perseguidos y vejados por esto. Fuisteis castigados y torturados por mostraros tal cual érais, y frecuentemente terminásteis vuestros días en la estaca o en el cadalso. Por ello portáis mucho trauma emocional desde este episodio de la historia.


En las luchas y en la resistencia que encontrásteis, el karma de la Atlántida (y el galáctico) estuvo trabajando. Los roles ahora fueron invertidos. Pasásteis a 'interpretar' el papel de víctimas y atravesásteis las profundidades de la soledad, del miedo y de la desesperación. Llegásteis a conocer íntimamente el profundo dolor emocional del rechazo. Esta fue vuestra tercera Caída, una tercera Caída en la Experiencia, y aquella que os condujo al corazón mismo de vuestra misión: comprender la unidad implícita tanto en la Luz como en la Oscuridad, aprendiendo qué significa realmente el Amor. Esta tercer Caída os ha traído hasta el presente, hasta quienes sois ahora.


Hoy, al borde de un nuevo ciclo, en estos tiempos de transformación, estáis verdaderamente abiertos al significado de la energía Crística. En vuestro corazón está brotando una sabiduría que abraza y trasciende los opuestos desde la comprensión de lo innecesario ya de ellos y que reconoce el único flujo divino en todas las diferentes manifestaciones. Vuestro amor no es un mero conocimiento abstracto, sino un puro, real y sincero flujo desde el corazón, que alcanza a otros, y a la Tierra. Ahora os estáis reconociendo a vosotros mismos en el semblante de los demás, ya están del lado de la ‘luz’ o de la ‘oscuridad’, ricos o pobres, trabajadores de la luz o almas terrestres, hombres, animales o plantas. El amor embebido en la conciencia Crística puentea la brecha entre los opuestos y les da una tangible sensación de interconexión con todo lo que es.


Como un ángel, alguna vez custodiásteis el paraíso en la Tierra. Os desconectásteis de este estado de inocencia cuando participásteis en la danza del poder con energías que querían robaros el paraíso, energías que como dije, habían 'entrado en escena' de un modo predestinado por la vida misma. A causa de esto abandonásteis el reino espiritual y os encarnásteis más profundamente dentro de la realidad material de la forma y de la ilusión. De ángeles pasásteis a ser guerreros. Cuando os encarnásteis en la Tierra y pasásteis a experimentar lo que es ser un humano, fuisteis nuevamente tentados por el deseo de controlar las cosas y esto condujo a la ruina de la Atlántida y de vosotros como un guerrero. Regresaásteis a la Tierra para experimentar el lado bajo del juego del poder, para sentir lo que es caer víctima de la agresión y de la violencia. La secuela de esta última parte del ciclo aún está claramente presente en vuestra forma de experimentar las cosas y todos estáis trabajando duro para superar el trauma al rechazo dentro de vosotros. Con eso termináis en el punto de partida, en el punto donde esta vasta y magnífica epopeya comenzó. Regresáis a vuestra verdadera naturaleza como un ángel, pero ahora como un ángel plenamente encarnado, con un real y vivo conocimiento de las extremas experiencias que oscilan entre la luz y de la oscuridad, el amor y el miedo. Sois un ángel sabio y compasivo, un ángel humano…


Yo siento un gran respeto por vosotros, por el increíble viaje que habéis realizado. Estoy ahora ante vosotros como vuestro igual. Yo estoy aquí como un maestro y como un guía, pero también como un hermano y un amigo. Me gustaría ofreceros mi amor y mi amistad, no de una manera abstracta, sino como una energía tangible de camaradería y de comprensión. Yo sé quiénes sois. Ahora reconocéos en mi semblante.


Estáis frente al ocaso de grandes ciclos de tiempo, en los cuales habéis atravesado muchas experiencias. Hoy quise hablar de la Atlántida, ya que el reconocimiento de las energías que encarnásteis ahí, puede ayudaros a alcanzar un estado de paz y de integridad con vosotros mismos. La energía de la Atlántida es la energía del gran poder mental, combinada con un característico orgullo y arrogancia. Atrevéos a reconocer esta ‘energía oscura’ dentro de vosotros, atreveos a aceptar que habéis experimentado y vivido eso alguna vez. Sentid que habéis sido el ofensor, el victimario así como también la víctima. Admitir este hecho dentro de vuestra consciencia abre la puerta a la más grande sabiduría que podáis abrazar en vuestra vida: la sabiduría de no juzgar. Al ser conscientes de vuestro lado oscuro dejáis de juzgar a los demás por pretender tener o no la razón, o incluso a vosotros mismos. Todos los motivos para juzgar se eliminarán. El juzgar le cede el paso a la comprensión y a la compasión. Entonces realmente comenzáis a entender qué es el amor, que significa el ‘trabajo de la luz’. La palabra ‘trabajo de la luz’ de hecho podría haceros creer que está teniendo lugar alguna clase de lucha entre la luz y la oscuridad, y que el trabajador de la luz es aquél que está combatiendo a la oscuridad. Pero el verdadero trabajo de la luz no es nada de eso. El real trabajo de la luz supone que seais capaces  de reconocer la luz del amor y de la conciencia en todo lo que es, incluso si está escondido detrás de máscaras de odio y de agresión.


Aún hoy os veis tentados de juzgar la realidad de la Tierra, por ejemplo en el modo en que funciona la política o en el modo en que la gente está tratando al medio ambiente. Es fácil decir que está todo mal y sentirse un extraño en este planeta Tierra, alienado y desamparado. En esos momentos intentad hacer contacto con la energía del ofensor dentro de vosotros. Permitios acceder a la energía de la Atlántida, la cual aún está ahí en la memoria de vuestra alma, y sentid que también habéis sido eso, e incluso que eso estuvo bien. Todas vuestras ‘caídas en la experiencia’ finalmente os llevan al punto de partida y abren vuestro corazón a la esencia de la creación de Dios: el amor, la creatividad, la inocencia. Vosotros que habéis experimentado los extremos de la oscuridad y de la luz, todo a lo largo de vuestro viaje no habéis sido otra cosa más que un niño inocente del paraíso, emprendiendo viaje con un espíritu de franqueza; valiente curiosidad y deleite por la vida. En este viaje, sólo podríais aprender desde la experiencia. Las ‘caídas en la experiencia’ no se podrían haber evitado, ya que ellas fueron los medios para alcanzar algo nuevo y más satisfactorio. La esencia de vuestro viaje es que alcancéis la sabiduría a través de la experiencia. Por lo tanto, por favor reconoced y honrad el coraje de este ángel-niño que fuisteis. Observad su vitalidad, coraje y perseverancia al aventurarse dentro de lo desconocido, y luego sentid su propia inocencia, incluso en su lado más oscuro.


Yo os pido que os respetéis, incluyendo a vuestra parte oscura. Tan sólo sentid el poder y la propia consciencia de la energía de la Atlántida por un momento. Hay un lado positivo en esto también. Fuisteis talentosos de muchas maneras. Invitasteis a esa energía a entrar, aquí y ahora. Permitid que regresen a vosotros la sensación de autoestima y dominio de vosotros mismso, y perdonaos por las atrocidades que tuvieron lugar en el pasado. Sí, vosotros habéis infligido dolor a otros, fuisteis los agresores ahí…….pero sentid también cómo habéis llegado a arrepentiros de esto profundamente, y cuánto os habéis abierto ahora al genuino respeto por todo lo que está vivo. Cuando os perdonáis, os abrís a la alegría de dejar de juzgar. Esa es la consecuencia: si reconocéis vuestra parte oscura y sois capaces de perdonaros por eso, ya no necesitáis más juzgaros ni a vosotros mismos ni a los demás. Esto otorga gran placer al alma…


Todavía os exponéis tan a menudo al tormento de vuestros propios juicios. Os decís que todavía hay tantas cosas que tenéis que realizar. Hoy, yo os pido que miréis hacia atrás y que veáis lo que ya habéis realizado. Sed conscientes de la profundidad de vuestro viaje por todos estos grandes ciclos de tiempo. Y no me miréis más como a un maestro. Yo he cumplido ese rol, hace dos mil años, pero ese tiempo ya se ha terminado. Vosotros sois los Cristos de esta Nueva Era, vosotros traeréis paz a un mundo de dualidad y de polaridad, al irradiar la paz que yace dentro de vuestros propios corazones. Sentid cómo estáis listos para este rol y simplemente dejadme ofreceros un poco de apoyo y aliento como vuestro amigo y hermano. Somos uno.

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