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jueves, 9 de junio de 2011

Trabajadores de la Luz (II)

La historia de los Trabajadores de la Luz




El nacimiento del alma


Las almas de los trabajadores de la luz nacieron mucho antes de que surgieran la tierra y la humanidad.
Las almas nacen por oleadas. En cierto sentido las almas son eternas, sin comienzo y sin fin. Pero  en otro sentido, ellas nacen en un cierto punto. Es en este punto cuando sus conciencias alcanzan un sentido de individualidad propia. Antes de este punto, ellas ya están ahí, como una posibilidad. Aún no hay conciencia de yo y otro.
La conciencia de ‘yo’ aparece cuando de algún modo se traza una línea de demarcación entre grupos de energías. Tenemos que volver a las metáforas para poder explicar esto.
Piensen por un momento en el océano e imaginen que éste es un enorme campo de energías fluyendo: corrientes que se mezclan y se separan constantemente. Imaginen que una conciencia difusa se extiende por todo el océano. Llámenlo el océano espiritual si lo prefieren. Luego de un tiempo, en ciertos lugares del océano emergen concentraciones de conciencia. La conciencia aquí está  más focalizada: menos difusa que en su entorno directo. En todo el océano, hay  una diferenciación progresiva, la cual lleva al desarrollo de formas transparentes dentro del océano. Éstas formas, las cuales son puntos focalizados de conciencia, se mueven independientemente del entorno. Ellas se experimentan a sí mismas como formas diferentes al océano (espíritu). Lo que ocurre luego aquí es el nacimiento de un sentido rudimentario de sí mismo o de propia conciencia.
¿Por qué los puntos focalizados de conciencia emergen en algunas partes del océano más que en otras? Esto es muy difícil de explicar. ¿Podéis sentir, de todos modos, que hay algo muy natural en este procedimiento? Cuando arrojáis semillas sobre un lecho de tierra, notaraéis que las pequeñas plantas que brotan, crecerán cada una a su propio ritmo. Una no crecerá tan grande o tan fácilmente como otra. Algunas no crecerán para nada. Hay diferenciación a través del campo. ¿Por qué? La energía del océano (el océano espiritual) intuitivamente busca la mejor expresión posible para todas sus múltiples corrientes o capas de conciencia.


Durante la formación de puntos individuales de conciencia dentro del océano, hay un poder que trabaja sobre el océano desde afuera, o eso es lo que parece. Este es el poder de la divina inspiración, el cual puede ser concebido como el aspecto masculino de Aquel que los ha creado a ustedes. Mientras que el océano representa el lado femenino, receptivo, el aspecto masculino puede ser visualizado como rayos de luz, volcándose dentro del océano, lo cual incrementa el proceso de diferenciación y de separación en masas individuales de conciencia. Ellos son como los rayos de sol que entibian el lecho de tierra.
El océano y los rayos de luz juntos forman una entidad o ser que puede ser nombrado como arcángel. Es una energía arquetípica con ambos aspectos masculino y femenino y es una energía angélica que se manifiesta o expresa a sí misma en vosotros. Volveremos con la noción de arcángel más adelante.


Tras el nacimiento del alma, como una unidad individual de conciencia, ella lentamente abandona el estado de unidad oceánica que ha sido su hogar por mucho tiempo. Ella es cada vez más consciente de estar separada y en lo suyo.
Con esta conciencia, aparece por primera vez en su ser una sensación de pérdida o falta. Cuando ella se lanza en su camino de exploración como una entidad individual, acarreará consigo un cierto anhelo por la totalidad, un deseo de pertenecer a algo más grande que ella misma. Bien en lo profundo, ella mantendrá la memoria de un estado de conciencia en el cual todo es uno, en el cual no existe ‘yo’ y ‘otro’. Esto es lo que ella considera que es el ‘hogar’: un estado de estática unidad, un lugar de completa seguridad y fluidez.
Con esta memoria ‘atrás en la mente’, ella comienza su viaje a través de la realidad, a través de incontables campos de experiencia y exploración interna. La nueva alma es impulsada por la curiosidad y tiene una gran necesidad de experiencia. Este fue el elemento que estaba ausente en el estado oceánico de unidad. Ahora el alma es capaz de explorar libremente todo lo que desee.
Ella es libre de buscar la totalidad de todas las maneras posibles.


Dentro del universo hay incontables planos de realidad para explorar. La tierra es simplemente uno de ellos, y uno que surgió relativamente tarde, hablando en una escala cósmica.  Los planos de la realidad, o dimensiones, siempre se originan por necesidades interiores o deseos. Como todas las creaciones,  son las manifestaciones de visiones internas y consideraciones. La tierra fue creada desde un deseo interno de colocar juntos elementos de diferentes realidades que chocaran unos con otros. Se quiso que la tierra fuese un crisol de fusión para un gran conjunto de influencias. Explicaremos esto más abajo. Ahora es suficiente con decir que la tierra llegó relativamente tarde en la etapa cósmica y que muchas almas han vivido muchas vidas de exploración  y desarrollo en otros planos de realidad (planetas, dimensiones, sistemas estelares, etc.), incluso antes de que la tierra naciera.


Los trabajadores de la luz son almas que han vivido muchas, muchas vidas en estos otros planetas, antes de que encarnaran alguna vez en la tierra. Esto es lo que los distingue a ellos de las ‘almas terrestres’,  como podríamos llamarlas por motivo de conveniencia. Las almas terrestres son almas que encarnaron en cuerpos físicos en la tierra relativamente temprano en su desarrollo como unidades individualizadas de conciencia. Se podría llegar a decir que ellas comenzaron su ciclo de vidas terrestres cuando sus almas estaban en sus etapas infantiles. Por aquél tiempo, los trabajadores de la luz eran almas ‘crecidas’. Ellas ya habían pasado por muchas experiencias, y el tipo de relación que comparten con las almas terrestres puede ser relacionada con aquella de padres y niños.


El desarrollo de vida y conciencia en la tierra


En la tierra, la evolución de las formas de vida estuvo estrechamente entrelazada con el desarrollo interior de las almas terrestres. Aunque ningún alma está ligada a un planeta en particular, se podría decir que las almas terrestres son los nativos de su planeta. Esto es porque su crecimiento y expansión coinciden ampliamente con la proliferación de formas de vida en la tierra.
Cuando nacen unidades individuales de conciencia, ellas son similares de algún modo a simples células físicas, tanto en estructura como en posibilidad. Justamente como las células tienen una estructura relativamente simple, los movimientos internos de una conciencia recién nacida son transparentes. No se ha establecido mucha diferenciación aún. Hay un mundo de posibilidades a sus pies (tanto física como espiritualmente). El desarrollo de una forma recién nacida de conciencia hacia un tipo de conciencia que es introspectiva y capaz de observar y reaccionar a su medioambiente, puede ser burdamente comparado al desarrollo de un organismo unicelular hacia un organismo vivo complejo que interactúa con su medioambiente de múltiples maneras.
Estamos aquí comparando el desarrollo de almas conscientes con el desarrollo biológico de la vida, y no lo hacemos sólo por usar una metáfora. En realidad, el desarrollo biológico de la vida como tiene lugar en la tierra debe ser visto sobre la base de una necesidad espiritual de exploración y experiencia por parte de las almas terrestres. Esta necesidad o deseo de exploración es lo que llamó a existir a la rica variedad de formas de vida en la tierra. Como hemos dicho, la creación es siempre el resultado de un movimiento interno de conciencia. Aunque la teoría de la evolución, como actualmente es aceptada por vuestra ciencia, en cierto sentido describe correctamente el desarrollo de formas de vida en vuestro planeta, no contempla en absoluto el impulso interno, el motor ‘oculto’ detrás de este profundo proceso creativo. La proliferación de formas de vida en la tierra se debió a movimientos internos a nivel del alma. Como siempre, el espíritu precede y crea la materia.


Al comienzo, las almas terrestres encarnaron en las formas físicas que mejor se adaptaban a su aún rudimentario sentido de sí mismo: organismos unicelulares. Luego de un período de adquisición de experiencia e integrando esto con su conciencia, asomó una necesidad de medios más complejos de expresión física. Así es como fueron  impulsadas a existir formas de vida más complejas. La conciencia crea la forma física en respuesta a necesidades interiores y deseos de las almas terrestres, cuya conciencia colectiva habitó primeramente la tierra.


La formación de nuevas especies, y la encarnación de almas terrestres en miembros individuales de aquellas especies, representan un gran experimento de vida y conciencia. Aunque la evolución es dirigida por la conciencia, no por accidente o incidentes azarosos, ésta no sigue una línea predeterminada de desarrollo. Esto es porque la conciencia misma es libre e impredecible.


Las almas terrestres experimentaron con toda clase de formas animales de vida. Ellas habitaron varios tipos de cuerpos físicos en el reino animal, pero no todas ellas experimentaron la misma línea de desarrollo. El camino de desarrollo del alma es mucho más fantástico y aventurero de lo que ustedes suponen. No hay leyes sobre o fuera de ustedes. Ustedes son la ley para ustedes. Así, por ejemplo, si decidís experimentar las formas de vida partiendo desde un homínido primate, podéis en un determinado momento encontraros habitando en un cuerpo de mono, desde el nacimiento en adelante o como un visitante temporal. El alma, especialmente el alma joven, implora por experiencia y por expresión. Esto incita a explorar la diversidad de las formas de vida que emergen en la tierra.


Dentro de este gran experimento de vida, la aparición de la forma de vida humana marcó el comienzo de una importante etapa dentro del desarrollo de la conciencia de alma en la tierra. Antes de explicar esto con gran detalle, discutiremos en primer lugar los estadios del desarrollo interior del alma.






Desarrollo de la conciencia: etapa infantil, madurez, ancianidad


Si observamos el desarrollo de la conciencia del alma tras nacer como una unidad individual, ésta pasa rudamente a través de tres etapas internas. Estas etapas son independientes del plano particular de realidad (planeta, dimensión, sistema estelar) que la conciencia elige para poblar o experimentar.


La etapa de la inocencia (paraíso)


La etapa del ego (pecado)


La etapa de la iluminación (segunda inocencia/madurez)




Uno bien podría comparar metafóricamente a estas etapas con la infancia, la madurez y la ancianidad.
Tras el nacimiento de las almas como unidades individuales de conciencia, éstas dejan la etapa oceánica de unidad, la cual recuerdan como dichosa y completamente segura. A continuación van a explorar la realidad de una manera completamente nueva, y lentamente se vuelven más conscientes de si mismas y del modo en que son únicas en comparación con sus compañeros de viaje. En esta etapa ellas son muy receptivas y sensibles, como un niño pequeño que observa el mundo con grandes ojos abiertos, expresando curiosidad e inocencia.
Esta etapa puede ser llamada paradisíaca, ya que la experiencia de unidad y seguridad todavía está fresca en la memoria del alma recién nacida. Ellas todavía están cerca del hogar; todavía no reclaman su derecho a ser quienes son.


A medida que el viaje continúa y se introducen en distintos tipos de experiencia, la memoria del hogar se desvanece. Todo es nuevo al comienzo, y todo es absorbido incondicionalmente en la etapa de la infancia. Una nueva etapa comienza cuando la joven alma comienza a sentirse como el punto focal de su mundo. Entonces realmente comienza a darse cuenta que existe tal cosa como ‘yo’ y ‘otro’. Comienza a experimentar cómo puede influir su medioambiente sobre él. La verdadera noción de hacer algo que surge de su propia conciencia es nueva. Antes, era más o menos una toma pasiva de lo que fluía. Ahora, hay una noción creciente dentro del alma de su poder para ejercer influencia en lo que experimenta. Este es el comienzo de la etapa del ego. El ego originalmente representa la habilidad de usar su voluntad para afectar al medio externo. Por favor noten que la función original del ego es simplemente lo que permite al alma sentirse completamente como una entidad separada. Esto es un desarrollo natural y positivo dentro de la evolución del alma. El ego no es ‘malo’ en sí mismo. Sin embargo éste tiende a ser expansivo y agresivo. Cuando la nueva alma descubre su habilidad para influenciar su medioambiente, ésta se enamora del ego. Bien en lo profundo, aún existe una dolorosa memoria dentro del alma ahora madura; que le recuerda el hogar, que le recuerda el paraíso perdido. El ego parece sostener una respuesta a este dolor, a esta añoranza. Éste parece permitirle al alma obtener activamente un control sobre  la realidad. Éste intoxica al alma todavía joven con la ilusión de poder y dominio sobre el entorno.


Si alguna vez hubo una caída desde la armonía o una caída desde el paraíso, esto fue lo siguiente: la joven conciencia del alma volviéndose hechizada por la posibilidad del ego, por la promesa de poder. De todos modos, el verdadero propósito de la conciencia nacida como alma individual es explorar, experimentar todo lo que hay, tanto el paraíso como el infierno, tanto la inocencia como el ‘pecado’. Por lo tanto, la caída desde el paraíso no fue un ‘cambio equivocado’. No existe culpa ligada a esto, a menos que ustedes así lo crean. Nadie los culpa, aparte de ustedes mismos.


Cuando el alma joven se vuelve madura, hay un cambio en el modo ‘centrado en mí’ de observar y experimentar las cosas. La ilusión de poder realza la separación entre las almas, en lugar de conectarlas. Debido a esto, se establecen dentro del alma la soledad y un sentido de alienación. Aunque no es realmente consciente de esto, el alma comienza una lucha, una batalla por poder. El poder parece ser la única cosa que alivia la mente – por un tiempo.


Nosotros más arriba distinguimos una tercer etapa en el desarrollo de la consciencia del alma: la etapa de la iluminación, ‘segunda inocencia’ o ancianidad. Tendremos mucho que decir acerca de esta etapa y en particular acerca de la transición desde la segunda a la tercer etapa, en el capítulo 5 (Desde la conciencia basada en el ego a la conciencia basada en el corazón).........
Ahora, retornaremos a nuestra historia de las almas terrestres y aclararemos cómo el despertar de la etapa del ego encaja con la aparición del hombre en la tierra.






Las almas terrestres entrando a la etapa del ego; la aparición del hombre en la tierra


La etapa en la cual las almas terrestres exploraron la vida vegetal y animal coincidió con la etapa de la inocencia o paraíso en los niveles internos. La vida floreció en la tierra, bajo la guía y protección de seres espirituales de los reinos angélicos y dévicos. (Los Devas trabajan en el nivel etérico de un modo más cercano al mundo físico de como lo hacen los ángeles). Los cuerpos etéricos de plantas y animales fueron incondicionalmente receptivos al cuidado y a las nutritivas energías maternales de los reinos angélicos y dévicos. Ellos no tuvieron inclinaciones a escaparse o irse y encontrar su propio modo de hacer las cosas. Aún existía un gran sentido de unidad y armonía entre todos los seres vivientes.
La aparición en escena del homínido, sin embargo, marcó un punto de transformación en el desarrollo de la conciencia. Esencialmente, al caminar de forma erguida y a través del desarrollo del cerebro, la conciencia que residía en el hombre mono logró un mayor dominio sobre el medioambiente. La conciencia, encarnada en el antropoide, comenzó a experimentar cómo era tener más control sobre su entorno directo. Comenzó a descubrir su propio poder, su propia habilidad de influenciar su medioambiente. Comenzó a explorar el libre albedrío.
Este desarrollo no fue fortuito. Fue una respuesta a una necesidad interior sentida por las almas terrestres, una necesidad de explorar la individualidad a niveles más profundos que anteriormente. El creciente conocimiento de sí mismas de las almas terrestres estableció la etapa para la aparición del hombre en términos biológicos, el ser humano que conocemos.


Cuando las almas terrestres estuvieron listas para entrar a la etapa del ego, la creación del hombre permitió a estas almas experimentar una forma de vida con libre albedrío. Esto también dotó a las conciencias encarnadas con una mayor conciencia de ‘yo’ como opuesto a ‘otro’. Con esto, se estableció la etapa para posibles conflictos entre ‘mi interés’ y ‘tu interés’, ‘mi deseo’ y ‘tu deseo’. Lo individual se escapó de la unidad manifiesta, del orden natural de ‘dar y tomar’, para descubrir qué otros caminos estaban disponibles. Esto marcó el ‘final del paraíso’ en la tierra, pero les pedimos que consideren esto no como un evento trágico, sino como un proceso natural (como las estaciones en sus años). Fue un cambio natural de eventos que finalmente les permitirían (en estos días y época) equilibrar balancear divinidad e individualidad dentro de su ser.


Cuando la conciencia del alma terrestre entró en la etapa del ego y comenzó a explorar y experimentar el ‘ser  humano’, las influencias dévicas y angélicas lentamente se fueron retirando. La verdadera naturaleza de estas fuerzas es respetar el libre albedrío de todas las energías que encuentran. Ellas nunca ejercerán su influencia sin invitación. Por lo tanto las conciencias del ego tuvieron un libre reinado y las almas terrestres se hicieron conocedoras de todos los puntapiés e inconvenientes del poder. Esto también afectó al reino vegetal y animal. Se podría decir que la emergente energía guerrera fue parcialmente absorbida por estos reinos no humanos, lo cual creó un cierto disturbio dentro de ellos. Esto aún está presente hoy en día.


Cuando las almas terrestres anhelaron nuevas experiencias, esto también las hizo receptivas a nuevas influencias externas. Aquí, queremos desviar la atención especialmente a tipos de influencia extraterrestre, galáctica, las cuales afectaron considerablemente a las maduras pero aún jóvenes almas terrestres. También es en este punto de nuestra historia, cuando las almas que hemos llamado trabajadores de la luz entraron en escena.


Influencias galácticas sobre el hombre y la tierra


Por influencias galácticas o extraterrestres nos referimos a influencias desde energías colectivas asociadas con ciertos sistemas estelares, estrellas o planetas. En el universo, hay muchos niveles o dimensiones de existencia. Un planeta o estrella puede existir en varias dimensiones, extendiéndose desde las dimensiones materiales hasta las más etéricas. En general, las comunidades galácticas que influenciaron las almas terrestres existieron en una realidad menos ‘densa’ o material que aquella en la cual ustedes existen en la tierra.
Los reinos galácticos estuvieron habitados por almas maduras, las cuales nacieron mucho antes que las almas terrestres, las cuales estaban en los comienzos de su etapa del ego. Cuando la tierra llegó a estar habitada por toda clase de formas de vida, y finalmente por el hombre, los reinos extraterrestres observaron este desarrollo con gran interés. La diversidad y abundancia de formas de vida llamó su atención. Ellos sintieron que algo especial estaba ocurriendo aquí.


Entre las diferentes comunidades galácticas, han ocurrido muchas luchas y batallas por mucho tiempo. Esto fue un fenómeno natural, en algún sentido, ya que la conciencia de las almas acarrea necesidad de batalla para descubrir todo acerca de ‘lo centrado en mí’ y el poder. Ellas estuvieron explorando el trabajo del ego, y a medida que ‘progresaron’, se volvieron muy adeptas a la manipulación de conciencia. Se volvieron expertas en subordinar otras almas o comunidades de almas a sus reglas, por medio de sutiles y no tan sutiles herramientas psíquicas.
El interés que las comunidades galácticas tuvieron sobre la tierra fue principalmente egocéntrico. Ellas vieron ahí una oportunidad para ejercer su influencia de maneras nuevas y poderosas. Se podría decir que en aquél momento las batallas intergalácticas habían alcanzado un punto muerto. Cuando ustedes pelean unos con otros una y otra vez, alcanzan un tipo de equilibrio luego de un tiempo, una división de zonas de poder para decirlo así. Ustedes se conocen uno al otro tan bien que saben cuándo hay espacio para actuar y cuándo no lo hay. De este modo la situación alcanza un callejón sin salida, y los enemigos galácticos esperaron nuevas oportunidades en la tierra.
Ellos pensaron que la tierra podría proveerles de un escenario para renovar la batalla y superar el callejón sin salida.


El modo en que las comunidades galácticas pensaron en ejercer su influencia sobre la tierra fue por medio de la manipulación de la conciencia de las almas terrestres. Las almas terrestres eran particularmente receptivas a su influencia cuando entraron en la etapa del ego. Antes de esto, ellas eran inmunes a cualquier fuerza externa motivada por poder, porque ellas mismas no estaban inclinadas a ejercer poder. Ustedes son inmunes a la agresión y al poder cuando dentro de ustedes no hay nada a lo que estas energías puedan pegarse. Por lo tanto, las energías galácticas no pudieron acceder a la conciencia de las almas terrestres antes de que estas almas decidieran ellas mismas explorar la energía del poder.


La transición a la etapa del ego volvió a las almas terrestres vulnerables porque, aparte de su intención de explorar la conciencia del ego, ellas eran aún muy inocentes e ingenuas. Por lo tanto, no fue difícil para los poderes galácticos infringir sus energías sobre la conciencia de las almas terrestres. El modo en que operaron fue por medio de la manipulación de la conciencia o control mental. Sus tecnologías eran muy sofisticadas. Ellos tuvieron mayormente herramientas psíquicas, no muy diferentes al lavado de cerebro a través de la sugestión hipnótica subconsciente. Ellos trabajaron en niveles psíquicos y astrales pero influenciaron al hombre sobre los niveles materiales/físicos del cuerpo. Ellos influenciaron el desarrollo del cerebro humano, estrechando el rango de experiencias disponibles a los seres humanos. Ellos esencialmente estimularon modelos de pensamiento y emociones basados en el miedo. El miedo ya estaba presente en la conciencia de las almas terrestres como resultado del dolor y añoranza que toda alma joven trae dentro de sí. Este miedo existente fue tomado por los poderes galácticos como su punto de partida para ampliar enormemente la energía de miedo y subordinación en las mentes y emociones de las almas terrestres. Esto les permitió controlar la conciencia humana.
Los guerreros galácticos subsecuentemente trataron de batallar a sus anteriores enemigos galácticos a través del ser humano. La lucha de poder sobre la humanidad fue una lucha entre viejos enemigos galácticos que utilizaron seres humanos como sus títeres.


El delicado sentido de individualidad y autonomía de las almas de la tierra fue cortado en sus comienzos por esta violenta intervención, esta guerra por el corazón de la humanidad.
Sin embargo, los interventores galácticos, no pudieron verdaderamente tomar su libertad. A pesar de lo masiva que fue la influencia extraterrestre, la esencia divina dentro de cada conciencia de alma individual permaneció indestructible. El alma no puede ser destruida, aunque su naturaleza libre y divina sea velada por un largo tiempo. Esto está relacionado con el hecho de que el poder al fin de cuentas no es real. El poder siempre alcanza su final a través de las ilusiones de miedo e ignorancia. Éste solo puede esconder y velar las cosas; no puede verdaderamente crear o destruir nada.
Más aún, este verdadero ataque sobre las almas terrestres no solo trajo oscuridad a la tierra. Éste logró, sin intención alguna, iniciar un profundo cambio en la conciencia de los guerreros galácticos, un cambio hacia una nueva etapa de la conciencia: iluminación o ‘segunda inocencia’.

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