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miércoles, 14 de diciembre de 2011

La herencia de la Atlántida (II)


Fuera del paraíso – la primer caída en la Experiencia

(viene de parte I


Muchos acontecimientos tuvieron lugar en la Tierra durante millones de años, los cuales son difíciles de describir en pocas palabras. Pero, en un cierto punto en el tiempo, vuestra dichosa aventura en el anteriormente mencionado Jardín del Edén fue perturbada por una influencia externa, la cual podría ser llamada ‘oscura’.


Desde otras dimensiones en el Universo, determinados seres comenzaron a interferir en la evolución de la Tierra. Su propósito era ejercer poder e influencia sobre la vida en la Tierra. Este hecho, la interferencia de energías oscuras poderosas las cuales desde vuestro punto de vista surgieron de la nada, conmocionaron profundamente vuestra naturaleza angelical. No estábais preparados. Este fue vuestro primer encuentro con la ‘maldad’ y sacudió vuestro mundo hasta sus cimientos. Por primera vez experimentásteis lo que era ya no sentirse más a salvo. Llegásteis a conocer las ‘emociones humanas’: miedo, confusión, ira, desilusión, aflicción, indignación: ¡¿qué es esto?, ¿qué está sucediendo aquí?!


Sentid ahora cómo cayeron las sombras sobre vosotros en aquél primer encuentro con la oscuridad, el lado oscuro de la dualidad. Lentamente, el ansia de poder, que os había confundido y horrorizado, comenzó a tomar posesión de vosotros mismos. Esto fue porque sentísteis indignación y cólera hacia los atacantes, y deseásteis defender y proteger a la Tierra contra esta extraña invasión.


Estoy hablando de una influencia extraterrestre, una cierta raza como quien dice, de la cual para nuestro relato no importa mucho el origen. Lo que importa es que absorbísteis parcialmente la energía de estos seres, y esa actitud provocó una ‘caída’. Y no me refiero a una Caída bíblica, tal como se asocia a esta expresión con el pecado y la culpa, sino de una caída en la experiencia, un zambullirse en la oscuridad, lo cual en un cierto sentido estaba ‘predestinado’ desde un contexto o perspectiva más amplia, porque vosotros habíais pasado a ser parte del mundo de la dualidad. Al ser un ‘yo’, al experimentar la separación de la totalidad, las semillas de la dualidad brotaron dentro de vosotros. Es parte de la lógica de la Creación que acabáseis teniendo que explorar todos los extremos de la dualidad, una vez sumidos en ella.


Gradualmente vosotros mismos os volvísteis guerreros, en cuanto deseásteis el poder para proteger vuestro ‘territorio’. Un nuevo escenario se desplegó en vuestra historia, un escenario en el cual quedábais enredados en múltiples guerras y luchas galácticas. Por favor tomaos un momento para sentir este suceso, la caída desde la energía juguetona del ángel-niño hacia la cruel y colérica energía de los guerreros galácticos. Estamos hablando de largos períodos de tiempo. Debe pareceros algo enorme e insondable que hayáis pasado por todo esto, aún así yo os pido que permitáis que vuestra imaginación viaje conmigo por un momento.



Quedásteis pues enredados en una feroz e impresionante batalla. Parte de la literatura de ciencia ficción que os es familiar (Flash Gordon, Star Wars…), describe todo esto y está realmente inspirada en hechos reales de un pasado distante. Incluso aquellos relatos que habéis calificado de 'mitológicos' están arraigados en acontecimientos verídicos. No es mera ficción. Mucho ha sucedido realmente y vosotros estuvísteis profundamente implicados en eso. Os perdísteis a vosotros mismos en la lucha por el poder y durante esta etapa de vuestra historia experimentásteis completamente la energía del ego.


Yo ya he hablado de esto anteriormente en la serie de los Trabajadores de la luz, y ahora quiero dar otro gran salto enorme y contaros cuál fue la siguiente etapa importante.


Después de un largo, largo tiempo, os cansásteis de luchar. Habíais tenido suficiente. Empezábais a sentiros tristes y hastiados de pelear, y una cierta nostalgia comenzó a anidar en vuestros corazones. Habíais estado mucho tiempo obsesionados con las guerras y los conflictos en los cuales estábais implicados. La ilusión de poder puede ejercer una influencia hipnótica sobre una mente naïf, inocente e inexperta. Y vosotros érais ingenuos e inexpertos cuando experimentásteis vuestra primer caída a la oscuridad.


Pero luego, en un cierto punto, ocurrió un despertar dentro de vosotros. Un vago recuerdo de los antiguos días en el Paraíso se agitó en vuestras mentes y en vuestros corazones, recordándoos vuestra alegre e inocente esencia que una vez conocísteis. Deseásteis poder volver allá y ya no quisísteis luchar más. Uno podría decir que las energías del ego se habían agotado en vosotros, por la completa experiencia de eso. Habíais conocido todos los lados de la batalla, el rango completo de emociones que tienen que ver con ganar y perder, controlar y rendirse, ser asesino y asesinado. Habíais llegado a desilusionaros del poder y habíais descubierto que el poder no os da lo que promete y verdaderamente buscáis: amor, felicidad, satisfacción. Despertásteis de vuestro adormecimiento hipnótico y deseásteis algo nuevo.


Cuando conseguísteis alzaros por encima de la energía de la lucha, y os conectásteis a la energía del corazón, regresásteis, de nuevo, al estado de ingenuidad e inexperiencia primitivos. Fuísteis de nuevo como niños que estampaban su cabeza contra la muralla de un país completamente nuevo, en el cual ni la lucha ni el poder eran las fuerzas dominantes sino el amor y la conexión. Seguísteis el llamado de vuestra alma y trepásteis la pared. Y comenzásteis a encontraros nuevamente y a reconoceros unos a otros como compañeros de alma, miembros de la misma familia. Alguna vez habíais jugado juntos como ángeles en el Jardín del Edén.


Los miembros de la familia de trabajadores de la luz, quienes son parte de una misma ola de nacimiento de almas, se respetaron unos a otros otra vez y se sintieron atraídos por un llamado común, una misión compartida. Sabíais que teníais que hacer algo para construir el mayor escalón hacia la consciencia del corazón. El regreso al Paraíso, en realidad, sucede para vosotros. Una vez más sentísteis que teníais compromisos con la Tierra, pero esta vez como seres humanos, encarnados en un cuerpo humano, para experimentar desde adentro qué había sucedido en la Tierra debido a las guerras galácticas y a vuestro abuso de poder.


En vuestra lucha por el poder, la Tierra había sido siempre el punto focal de atención. Muchos bandos galácticos batallaron por el dominio en la Tierra y esto afectó negativamente a la Tierra, a toda la vida sobre ella y al alma colectiva de la humanidad en evolución. La razón por la cual la Tierra era un blanco tan importante para todos estos bandos galácticos no se puede explicar fácilmente. Expresándolo brevemente, la Tierra es el punto de partida de algo nuevo: es un lugar que reúne muchas dimensiones y realidades diferentes y por lo tanto constituye una encrucijada hacia el futuro. Muchas, muchas energías se encuentran y se combinan todas juntas en la Tierra – dentro de los reinos vegetal, animal, y especialmente el humano. Esto es muy especial. Cuando estas energías puedan coexistir todas juntas pacíficamente, causarán una enorme explosión de luz por todo el cosmos. Es por esto que la Tierra está jugando un rol clave y la razón por la cual ella ha estado en el centro de una gran Batalla.


Alguna vez vosotros fuisteis parte de esta batalla, como agresores, tratando de manipular la vida y la conciencia sobre la Tierra de una manera totalmente violenta. Esto causó daño en el desarrollo del ser humano. La humanidad estaba entonces en su etapa infantil, la ‘etapa de la inocencia’. La humanidad estaba ‘habitada’ por almas que eran de una ola de nacimiento diferente a la de vosotros. Nosotros las hemos llamado ‘almas Terrestres’ en la serie de los Trabajadores de la luz. Era un grupo de almas más joven que vosotros, quienes se habían manifestado en la Tierra anteriormente y habían tenido que tratar con manipulaciones externas extraterrestres las cuales redujeron las capacidades del ser humano. Las fuerzas extraterrestres proyectaron energías de miedo y de inferioridad dentro de la conciencia joven y abierta del hombre. Esto les permitió ganar control sobre ellos.


Ahora vuelvo a vuestra decisión de encarnaros en la Tierra como un ser humano. Vosotros teníais dos motivos. Primero, sentísteis que estábais preparados para un cambio y una transformación interior. Queríais soltar la actitud peleadora del ego y crecer hacia otra forma de ‘ser’. No sabíais qué significaba esto exactamente; aún no podíais comprenderlo plenamente, pero sentíais que encarnar en la Tierra os ofrecería precisamente los desafíos y las posibilidades que necesitábais.


Segundo, vosotros sabíais que teníais que compensar por las cosas que habían sucedido en la Tierra, parcialmente debido a vuestro actuar. De algún modo sentísteis que, originalmente, teníais un profundo vínculo con la Tierra basado en el amor y en el respeto mutuo, y se había corrompido cuando os dejásteis enredar en la guerra y en la batalla por esta misma Tierra. Vuestros dos extremos, el de ángel-niño y el de guerrero endurecido, necesitaban ser reunidos y transmutados, ¿y qué lugar podría haber sido más apropiado para esto que la Tierra?  Os sentísteis profundamente conectados a este planeta y también sentísteis una ‘obligación kármica’ de mejorar las condiciones en la Tierra. Deseásteis cambiar y elevar el estado de la conciencia en la Tierra. Entonces os volvísteis ‘trabajadores de la luz’.


Os encarnásteis en la Tierra en la época de la Atlántida.
(sigue parte III)

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