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jueves, 6 de octubre de 2011

Humanidad intergaláctica (I)

Si eres de los que no gustan de pensar en negativo, habrás leído libros que te han enseñado que las afirmaciones positivas son las que 'atraen' las buenas cosas. Rechazas la palabra 'no'. Sin embargo, sabes de sobra que rechazar cualquier cosa equivale a atraerla inconscientemente. Para liberarte de las emociones que están aflorando en medio de toda esta vorágine de acontecimientos y comprender la dimensión de los eventos de los que estás siendo testigo, debes conocer ambas cara de la moneda, aventurarte en ambos polos (aspectos) de la dualidad que rige la percepción en este mundo. A pesar de que, quizá, estés permitiéndote ser bombardeado por los medios acerca de ciertos acontecimientos (…y Rosa Maria Calaf te contará lo que opina acerca de la corrupción en los medios), lo cierto es que, con todo, con toda probabilidad no estés al cabo de la vasta dimensión del sufrimiento presente en la humanidad, a todos los niveles y escalas sociales. Miles de millones de humanos transfigurados por las arrugas del dolor. El dolor siempre genera miedo a volver a ser experimentado. Y el miedo, a su vez, engendra más miedo. Lo quieras admitir o no, tú y yo hemos colaborado a contaminar el mundo de pensamientos atemorizantes. Puedes meter la cabeza bajo el ala y pretender que tu mordaz sentido del humor, la ironía, el sarcasmo o en el mejor de los casos el altruismo desbordado te inmunizará contra la incomprensible deriva que este mundo está tomando. Un mundo basado en el libre (?) mercado. Un mercado que ha sido objeto de liberalizaciones y regularizaciones en fases alternativas en la búsqueda constante del equilibrio de fuerzas. 
Conocemos la dinámica básica del mercado y la filosofía imperante en función de la ideología que domine el poder ejecutivo de los gobiernos. Y sin embargo no comprendemos nada de nada. Derechas-izquierdas, progresismo-conservadurismo, proteccionismo-liberalismo, las dos cara de la moneda se perpetúan alternativamente a lo largo de las décadas, fotografiándose en los periodos electorales prometiendo más justicia y libertad, despotricando los unos contra los otros, prometiendo regeneración y transparencia en sus programas, para más tarde intercambiárselos como cromos en virtud de los acuerdos a los que llegan detrás de las cortinas, entre bambalinas. 
"La verdad os hará libres"
Para recuperar la paz perdida en algún lugar del camino, es muy conveniente –y la coyuntura está obligándonos a enfrentar ese oscuro tabú– tomar conciencia de qué energías están –y han estado siempre– manipulando a las ingenuas marionetas que, ávidas desde la infancia de flashes mediáticos, ostentan los cargos públicos electos. La patata caliente es, pues, que has sido la inconsciente víctima en cualquiera de las esfera de influencia en que te hayas movido de la matrix. La buena noticia es que tus posibilidades de revertir esa situación están intactas y son ilimitadas.
Existe una inteligente, aunque completamente podrida, corrupta y oscura energía dirigiendo una agenda de control esclavizante sobre los humanos. Eso no es noticia, te dirás. La noticia es que esa energía es tan antigua como lo son los primeros escritos de los que la humanidad tiene resgistro. Se trata de una energía muy atractiva para el lado oscuro de la fuerza que te anima y que todo lo ha creado. Idolatrada por legiones de acólitos y seguidores en todos los niveles de la sociedad, tiene un interés especial en captar a toda costa nuestra atención desde etapas muy germinales de nuestra existencia, por medio de la fascinación que despiertan los dispositivos e ingenios que periódicamente colocan en el escaparate del mercado. Son los grandes hipnotizadores del trance en que la humanidad entera está sumida desde hace varios miles de años. Un trance hipnótico al que permanecemos sometidos, por difícil que te parezca, por voluntad propia
Nuevas informaciones, nuevos descubrimientos, siempre algo nuevo y fascinante en la recámara listo para ser ofrecido como carnaza al rebaño del que voluntariamente hemos aceptado formar parte. Ellos, los que se asignaron el papel de pastores del rebaño, necesitan estar permanentemente reclutando nuevos adeptos con los que nutrir sus filas y así regenerar su degradado ADN. Adeptos fichados desde las bases, convenientemente encumbrados –via premios a los que se otorga pública notoriedad (Nobel, Oscars, EMIs, Goyas, etc…)– con los que seguir alimentando la fascinación –del sector poblacional que ellos denominan el populacho– por la miscelánea (bodas reales, etc.) de las élites que pueblan la cúspide de la pirámide de poder terrenal. Con la intención de mantenerte enfocado en el maquiavélico tablero de ajedrez, ese juego de enfrentamientos entre las dualidades que provoca en ti la suscripción a creencias basadas en la lucha entre fichas blancas y negras, la competencia, el desafío, en definitiva, la supervivencia del más fuerte, etc. Esta energía hará todo lo posible (y más) para evitar que caigas en el aburrimiento efectuando provisión de constantes actualizaciones de sus ingeniosos dispositivos con los que mantenerte adicto a hábitos poco naturales.
Es hora de que tomes consciencia de la naturaleza de este perverso juego, para que recuerdes quien eres, para qué viniste aquí y como librarte de la confusa red que cubre esta realidad perceptual.

Sigue aquí.

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