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lunes, 3 de octubre de 2011

Son tus huellas el camino

El Tsunami de eventos al que estamos siendo expuestos actualmente es imparable. Ni siquiera la crisis de los misiles de 1962 entre EEUU y La Unión Soviética o el bloqueo de Berlín Occidental por parte del ejército rojo en 1948 son comparables con el estado de creciente desesperación por el que el mundo occidental está atravesando.
Hay gente que todavía cree que la sociedad puede ser movilizada para denunciar a quienes muchos ignorantes están etiquetando como  'culpables' del desastre financiero: La Banca Mundial.  Siendo los bancos de inversiones los catalizadores del colapso del sistema financiero, Goldman Sachs, Lehman Brothers y Merryl Lynch no representan sino a la punta de un iceberg de proporciones más vastas y que implica y salpica a las consciencias individuales de todos y cada uno de nosotros.
Resulta muy evidente atribuir la causa de esta 'crisis' a la banca internacional. Hasta fácil. Incluso cargar contra los políticos se ha convertido en el deporte nacional. Y a ello han contribuido los medios. Y es que los 'mass media' interpretan su papel en esta representación del teatro de la vida. Pero ¿alguien se ha parado a pensar en la responsabilidad de cada uno respecto a la falta de liquidez del sistema? ¿En qué medida hemos contribuido al cierre de los grifos? Cada vez que algún hermano necesitaba de nuestra caridad, ¿Cuántas veces hemos dado siquiera una moneda? ¿De cuántos argumentos hipócritas nos hemos armado para disuadirnos y distraernos ante la incómoda presencia de un hermano pidiendo unas monedas para comer esa noche? Las emociones están a flor de piel…Todos reclaman justicia a los corruptos…A buenas horas. cada cual está recibiendo las tempestades que ha sembrado.
Nos hallamos en la sala de operaciones de un enfermo terminal que va más allá de la concepción occidental del sistema de economía de mercado. Este enfermo es la Consciencia humana, revestida de la indumentaria de verdugo o de víctima, los dos papeles estelares alrededor de los que el sistema operativo de convivencia (que coyunturalmente ha sido el capitalismo) ha extendido sus tentáculos y que simultáneamente hemos interpretado todos. Los opresores han tenido su parte en el drama, pero los reprimidos han colaborado a alimentar a la fiera, por medio de la resignación. Generaciones resignadas a su 'destino'. Cada uno de nosotros hemos interpretado uno de los dos papeles básicos, con sus matices por supuesto, en los diferentes contextos que la vida nos tenía preparada. Decía Machado:


Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.



…Y sin embargo la vida parece presentarnos una y otra vez las mismas piedras con las que tropezamos y hemos tropezado previamente, como si estuviéramos predestinados a pasar por una serie de pruebas, presentarnos una y otra vez a unos exámenes que evalúan unos conocimientos que persistimos en no asimilar. Y así, cíclicamente, la historia de la humanidad se repite. Dejà vu…
Y sin embargo la naturaleza, de la que somos parte ineludible en lo que a nuestra parte física concierne, mientras tanto sigue su curso. Sus ciclos son matemáticos, las órbitas de los planetas, una estación sucede a otra, la polinización, la fotosíntesis, las precesiones equinocciales, la fecundación de las células…todo aquello que percibimos con los sentidos físicos obedece a patrones estables gobernados por una inteligencia matemática que se aventura la creadora de un universo fractal. Todo está en orden. Incluso un aparente caos geológico está regido ineludiblemente por la ley de causa y efecto. Y eso nos concierne a los humanos en cuanto a que somos, mientras no se demuestre lo contrario, entidades creadas por la misma fuerza cósmica que 'habita' en toda la realidad eterna. Lo único que nos diferencia de todas las demás criaturas de la creación es que somos capaces de OLVIDAR. Y como olvidamos, tropezamos con la misma piedra una y otra vez.
Todo ser vivo, ya sea animal, vegetal o mineral, conserva su memoria intacta. Salvo el ser humano. Y no obstante esta mancha en su 'expediente' es una marca propia tan solo de quien tiene la capacidad de crear mundos, sin duda ingrávidos y gentiles o densos y descorteses. La creatividad es propia y notoria en aquellas personas que atraviesan por estados de desequilibrio emocional, generalmente ocasionado por circunstancias traumáticas,…La creatividad, tan patente en personalidades célebres tanto por su talento para crear obras sublimes como también por su atropellada biografía (Vincent Van Gogh, Wolfgang A. Mozart, …) se aventura una reacción frente al estrés producido por una situación de carestía…El mismo Alexander Graham Bell llegó a inventar (descubrir?) un dispositivo revolucionario que cambiaría radicalmente las relaciones entre humanos en la Tierra. Y todo porque su madre era sorda…El teléfono es hijo de su necesidad por hallar un modo de comunicarse con su madre.







 Ahora bien, ¿es ciertamente real la carencia? No me malinterpretes…Me dirás que la gente se muere de hambre, de frío…y te daré la razón. incluso la falta de aceptación, la carencia afectiva (amor) en etapas muy tiernas de la existencia está aceptada como causante del deterioro paulatino e incluso del colapso repentino de las funciones orgánicas vitales. A donde quiero llegar es a un punto más profundo, más allá (meta) de la física. ¿Es la realidad densa, el mundo físico que percibimos, no lo olvidemos (jajaja…) con nuestros escasos cincos sentidos (físicos), TODO el bacalao que hay para cortar? ¿Qué hay 'después' de la muerte? ¿Qué hubo antes de la vida?  ¿Es a fin de cuentas aceptable hablar de antes y después? Y si la ciencia constata que la 'vida' concluye, se apaga, etc. cuando las constantes vitales cesan, ¿merece 'esto' que experimentamos 'a diario' (cotidianamente) ser llamado vida? ¿Es lo mismo 'ser' que 'existir'? ¿Existe un sentido para la vida? ¿Solo importan, como decía Machado, las 'estelas en el mar…'?
Si el libro de la vida siempre está por ser escrito (salvo que uno delegue esa responsabilidad en otros), lo único constatable son las estelas en el mar. Pero si la senda caminada está olvidada, no hay nada de lo que aprender. La amnesia es la madre de todos los desconciertos. Sin cuaderno de bitácora no hay registro de la orografía submarina y la nave encallará tarde o temprano de nuevo.
¿Por qué olvidamos?
Sin duda no recordar es una reacción ante un acontecimiento de consecuencias dolorosas. De lo contrario no tenemos inconveniente en recordar. De hecho tenemos una natural predisposición a 'traer al presente' los registros que evocan circunstancias (recuerdos) placenteros, con el ánimo también de compartirlos. Pero olvidamos todo evento cuyo recuerdo nos desestabilice.
Todos sabemos que un archivo informático puede ser recuperado incluso si ha sido 'eliminado' (tirado a la papelera). Existen aplicaciones capaces de rastrear ficheros voluntariamente aborrecidos. De igual modo es posible rastrear en la memoria humana hasta 'regresar' a un evento no 'resuelto'. Dicen que las almas que son desalojadas drásticamente de sus envoltorios físicos (cuerpos), como consecuencia de un accidente abrumador, corren el riesgo de quedar estancadas en el llamado plano astral de existencia, pues no han podido asimilar su nuevo estado descorporizado. Por ello necesitan ayuda para revivir el trauma del que han sido actores principales, para así poder dejar su pasado atrás, y poder avanzar a un estado de consciencia menos 'denso'.
La gestión de la memoria del hilo de la propia existencia es, pues, un barómetro clave para detectar el grado de arraigo en la experiencia vital. Independientemente de la naturaleza de los eventos que jalonen el hilo de nuestra existencia, al igual que los de carácter placentero, los recuerdos traumáticos deben ser desanudados. Los nudos equivalen a las marcas de profundidad que como las piedras en el camino, Hansel y Gretel fueron dejando para recordar el camino de regreso a casa. Cada nudo representa un hito de censura autoaplicada, una venda más en los ojos que espera a ser quitada para 'ver' lo que realmente pasó y revivirlo con toda la emoción acumulada, liberando los sentimientos que no fueron expresados en ese determinado contexto. Y así, hito a hito, desandamos el camino por el que habíamos transitado totalmente a ciegas y que, en nuestra ignorancia, nos había alejado de Dios nuestro Creador, convencidos de que lo estábamos buscando 'afuera' o huyendo de él en la creencia de que él era quien nos había abandonado sin explicaciones.
Es tiempo de regresar a casa, a la verdadera casa de la que salimos para explorar este vasto y maravilloso mundo. El Padre nos espera. ¿estás dispuesto a volver?

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