Buscar este blog

miércoles, 5 de octubre de 2011

Hablemos de la muerte






Ayer mismo mantuve el siguiente diálogo con mi amiga Margarita. Cuando fui a verla a su casa 
me enseñó todos los medicamentos que su psiquiatra le ha recetado. Entre ansiolíticos y antidepresivos varios sumaba la friolera de 8 pastillas diarias. 

Hablamos de lo incomprensible que le resulta tanta violencia en el mundo.
– ¿por qué tantas guerras? Nos estamos aniquilando, y los animales y las plantas están siendo impotentes tesigos (y víctimas)


Descubrimos que el origen de su medicación radicaba en que no podía permitirse, ni por un minuto, dejar de estar enfrentada al mundo, incapaz de bajar las defensas ante todas las injusticias y rendirse a las supuestas consecuencias que conllevaría expresar las emociones contenidas. Emociones, por supuesto, acumuladas a partir de todas las situaciones dolorosas que había tenido que 'enfrentar' de pequeña para evitar sufrir
'enfrentar'…mmmm, me dije. Claro, cuando te enfrentas a algo, le estás haciendo 'frente', es decir lo estás combatiendo. Las palabras no surgen por puro azar. 

La razón de su insumisión (represión) ante los efectos de las circunstancias inevitables, era que no entendía el significado tradicional de la muerte, qué pintaba eso en el esquema de las cosas. La muerte se reveló en ella como ese enemigo invencible que se lleva, cuando uno menos lo espera, la vida de los que queremos…Recientemente un cáncer se llevó el último suspiro de su hermana. Su reacción (no voluntaria, sino inconsciente claro está) fue rebelarse, no contra la muerte en si, sino contra las emociones que su presente forma de comprender la muerte le provocaban.

–Si no comprendes algo, necesitas ponerle una etiqueta. pero la definición que todos te dan no te convence. Así que te rebelas…
Decidió aceptar las ofertas distractorias de su hija, para tomarse unas vacaciones y desconectar del seguro e insoportable sufrimiento que en un nivel profundo temía que se desencadenase. Y llevaba razón.
–LLorar está bien 
le dije
. Nuestro cuerpo produce lágrimas para poder humedecernos los ojos cuando se enrojecen. Lloramos de risa, pero también de tristeza. Es natural. El diafragma se expande al llorar. Tiene reconocidas repercusiones benéficas en el plano físico.
–Ya, pero estoy convencida, me confesó valientemente, de que una vez empiece no podré parar de llorar.
–Eso es porque escondes más razones por las que llorar que la puntual 'muerte' de tu hermana. Una de ellas, probablemente sea tu dolor/rabia (culpa) por no haber podido evitar su muerte. Muchas personas dedican su vida a 'salvar' la vida de otros cuando han experimentado la impotencia de evitar la muerte de alguien muy cercano. No digo que esté mal. Existen médicos por esa razón principalmente. Y los médicos son perfectos para diagnosticar los males constatables científicamente del cuerpo físico. De todos modos te diré que de las emociones se sale. En tu caso lo difícil será acceder a ellas y rendirte a su realidad. Hay personas que, contrariamente, escogieron vivir de ellas desde el principio, haciendo de su expresión un modus vivendi. 
Su temor es que dejen de hacerle caso todos aquellos incautos que caen atrapados en la tela de araña del 'pobre de mi' que tan laboriosamente han tejido. Mi suegra es un claro ejemplo de ello. 
Obviamente no es tu caso. 
Por lo demás ningún científico ha acertado a ubicar las emociones en ninguna 'parte', pero eso no las desacredita…'Parte' me dije para mis adentros…'Ninguna parte', lleva implícito que existe un 'todo' (si a estas alturas del argumento esta divagación te resulta desquiciante, te recomiendo que dejes de leer).
Para tu tranquilidad, le dije, la muerte, de momento, tan solo es una palabra. Una palabra que pronunciamos de forma grave y solemne los que estamos 'de este lado de la barrera', cuando una persona acreditada (por el sistema que hemos inventado, recuerda) certifica que las 'constantes vitales' del cuerpo físico han dejado de detectarse.  Ha muerto, decimos. Y nos quedamos tan panchos. Pero ¿Es que nadie está verdaderamente interesado en el tema de la muerte? Después de todo, no saldremos vivos de la vida (física)…Debería ser una materia de debate obligado en las escuelas…Pues no. Tabú.
Y es que no consideramos, ni por un minuto, la eventual perspectiva que los verdaderos implicados en un deceso, es decir aquellos a los que llamamos 'muertos', tengan al respecto de lo que hay más allá…
–Quizá porque están… muertos? , me dijo con ironía. 
–Ya pero esa es tu 'idea' de la muerte, tu percepción respecto al asunto. Tu no estás muerto (¿o sí? vete a saber, jajaja…).
–casualmente muchos opinan lo mismo que yo, seguía aferrándose, todavía, a su orgulloso argumento.
–Igual que 'parte' implica que existe un todo, 'muchos' es un subconjunto de 'todos', no es cierto?, le contesté
–…sí, vale…finalmente tuvo que admitir (lo cual le honra)
–Luego hay otros (muchos o pocos, eso da igual) que opinan, como yo, de forma diferente. 
Seguramente te sorpredería percatarte que tienen una perspectiva/hipótesis, más científica que la tuya. Einstein dijo que la energía ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Por eso afirmo que hasta que no se demuestre lo contrario, los muertos se comportan igual que la energía, transportándose (transformándose) en algún…'lugar', para usar un lenguaje común, cuyas coordenadas les está prohibido revelar. Allí lo 'ven' todo, comprenden todo lo que aquí no comprendían. Y la visión 'allí' es tan clara que aparentemente se quedan satisfechos y liberados de toda necesidad de declararnos su paradero. Por lo visto allí no hay relojes…

–Lo menos gracioso de la muerte son las condiciones en que vivió el difunto y el estado en que se quedan aquellos, como tú, a los que todavía no nos ha llegado 'el turno'. Por lo demás, la sabiduría popular está plagada de frases hechas muy reveladoras: "pasó a mejor vida…" ¿por qué no se dice "se volatilizó"? Sería lo más lógico a tenor del concepto que tenemos acerca de la muerte, como el 'final' de la vida sin solución de continuidad. Es curioso que tengamos inoculada tan fuertemente la idea de finitud cuando todo lo que observamos a nuestro alrededor está en constante proceso de transformación y renovación. Muchos de los que te han hecho creer en ese concepto van a tener que replantearse todos esos esquemas mentales delirantes. 
En resumen, existen más personas convencidas en que la muerte es solo una puerta entre dos habitaciones, la que conocemos y otra que no recordamos, que los nihilistas.

Ceferino bajó un día a por tabaco y nunca más se supo de él. Abandonó a su mujer, sus hijos y desapareció de la faz de su barrio. Nadie supo que, como Pancho –el perro del anuncio de la lotería– se había establecido en una isla de la Micronesia, harto de que lo mandaran a rellenar la primitiva. Por supuesto nunca dijo esta boca es mía porque solo empeoraría las cosas, poniendo los dientes largos a los que se quedaron en Carabanchel, lamentando su 'muerte' (desaparición. Desde entonces no se preocupa más (esa es una demente compulsión a la que se dedican lo que aún no han dado el salto al otro mundo.

Por supuesto que esto es mi opinión y tan solo pretendo compartirlo con aquellos a los que les resuena esa visión. Y pasamos un gusto…jajajaja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si lo deseas puedes compartir algún comentario...