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sábado, 8 de febrero de 2020

Impecable

-Dice ese Curso de Milagros que la clave de la paz en la vida está en perdonarlo todo, incluido (sobretodo) a ti mismo.

-Cierto. Si consideras imperdonables tus errores nunca podrás perdonar los de los demás. No solo eso, sino que verás pecado y condenación/venganza por todas partes, incluso aunque presumas de no creer en el pecado.

-¿Y qué me tengo que perdonar, si se puede saber?

-Tu sabes perfectamente cuál es el específico peso de la losa que te impide caminar ligeramente sin ataduras. Tu sabes cuál es la fuente de lo que te atenaza y te obliga a defenderte, como estás haciendo ahora mismo. Atrévete a abandonar tu armadura y a abrazar tu honestidad contigo mismo. No en vano eres tu quien ha planteado la cuestión.
-...es cierto...He cometido tantos errores que podría pasarme el resto de la vida 
perdonándome y no daría abasto. ¿Hasta cuándo debo dejar de lamentarme y cómo hago para perdonarme?

-Hasta cuándo es una pregunta del ego, que necesita cuantifica y cronometrar toda cuestión.

-Quisiera llegar a verme inocente como un bebé.

-Tu decides. Crees que tus errores son imperdonables. Pero podrías verte perdonado ya mismo, sin mácula alguna..impecable.

-Ya me he perdonado.

-Si lo has hecho no tendrías este debate interno contigo mismo. Tu sabes que el perdón en si no es la meta, como tampoco la finalidad de una terapia es volverse adicto a ella (apegarse al terapeuta), sino liberarte de algo que te atenaza. Igual que introducir la llave en el coche no es la finalidad de disponer de un vehículo. Arrancar el motor es la fase inicial. el método para alcanzar la meta. No te beneficiarás de la utilidad de desplazarte sobre ruedas, de circular, si te contentas con arrancar el motor.

-¿Qué es lo que me impide poder circular?

-La culpa inoculada y profunda es lo que te mantiene atado al círculo vicioso, a los cursos/terapias de perdón una vez que reconoces que has cometido errores. Así es como el ego busca defenderse de tu intento de desvanecerlo, de desacreditarlo: primero te disuade de acercarte al vallado. Pero cuando te acercas a los muros de la prisión, te concede el título de vigilante de los muros. Te atrapa concediéndote títulos y honores mundanos.
El perdón es solo la herramienta en este mundo para alcanzar el otro, la visión.

-¿Como utilizo esta herramienta? ¿como trasciendo la culpa? ¿Cómo se perdona? 
¿simplemente digo te perdono?¿Cómo veo?

-Entrénate practicando con los demás, escenificando con ellos. Ponte en el lugar de una víctima y en lugar de buscar culpables en los que saciar tu profunda sed de venganza, discúlpate con la víctima.

-Pero yo no le he hecho nada..

-No importa. Hazlo aunque sobre el papel no hayas intervenido en las causas de su desgracia. Haz de cuentas que eres tu la fuente de su desdicha, interpreta el papel de agresor arrepentido.
Ser capaz de disculparte ante los demás es la prueba de que no te consideras culpable, de que te has perdonado. Disculparse y disculpar es el camino a la paz. Y la paz tampoco es la meta. Es otro instrumento, es el estado necesario para crear...

-Pero ¿cómo? ¿digo ·te perdono?

-Decir 'te perdono' no es perdonar. Eso es soberbia y esconde un ánimo de herir o levantar ampollas, pues es más que probable incluso que ellos no sean conscientes que te hirieron. De hecho creen que eres tu quien les heriste -por eso reaccionaron agresivamente...Creerán que provocaste su hiriente reacción.
Perdonar es actuar como si eso que llamas una agresión no hubiera tenido lugar, pasarla por alto. Perdonar es interesarte por quien te agrede abierta o sutilmente. Si por ejemplo alguien te da un codazo o pisotón en plena calle, pregúntale si se ha hecho daño en lugar de dar por sentado que quiso agredirte.

-No sé si podré hacerlo, al menos que me salga naturalmente ¿Tu puedes?

-Este mensaje no es de mi autoría. Yo solo soy el escriba en tu mente mientras estás meditando. Si te sirve tómalo. Si no déjalo pasar. Querer saber lo que yo haga o deje de hacer solo alimenta el interés de tu ego, que busca distraerte (y de paso a mi) de lo que hemos estado hablando.
Yo estoy en mi camino. Tu en el tuyo. Ambos confluyen en el mismo rio. A medida que dejo de verte como una amenaza se me activa la creatividad. Me vuelvo operativo y dejas de ser el obstáculo para mi expansión.
Ah, y si me ves cometer un error, perdóname, es decir discúlpate y asi podré disculparme (liberarme de mi culpa)

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