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sábado, 19 de febrero de 2011

Levántate y anda

Aunque en los titulares de la prensa española se insista en maquillarlo, no hay duda de que el mundo está literalmente patas arriba. Por supuesto que en cada país se cuecen las particulares habas (aquí, por ejemplo, la carrera electoral por las elecciones municipales está comiéndose gran parte de los titulares de los medios nacionales y locales). Nada que objetar a eso. No pueden quedar aún muchos ingenuos que crean en los medios de comunicación como una herramienta para defender al ciudadano, manteniéndolo informado puntual y certeramente acerca de los movimientos reales que tienen lugar en las tratiendas de la escena política mundial. Vende más la corrupción localizada que el análisis de nuestra crisis como especie. Un periódico, o una cadena de televisión es, ante todo, un negocio creado para generar dividendos entre sus accionistas o propietarios. Y más en estos tiempos de incertidumbre que también están sacudiendo a muchas redacciones, las portadas exigen carnaza de cualquier tipo para seguir alimentando a la bestia mediática que, cada vez más como entidades corporativas (dejémonos de sentimentalismos ya), están desempeñando ya un confuso papel, haciendo el juego a una clase política que, desde la histórica polaridad de ideas políticas (bipartidismo) les da de comer. A estas alturas los mass media están sucumbiendo, como los grandes imperios de antaño, en su caída, incapaces de acompañar al individuo en su despertar a la conciencia del respeto a la diversidad. Su aplastante dominio sobre las todavía –sí todavía– muy ignorantes masas de confiados ciudadanos, tiene, afortunadamente (es ley de vida) los años contados.

Como decía aquella canción: "todos los tiranos se abrazan como hermanos (Comisión Trilateral, G-20, CFR,…) exhibiendo a las gentes sus (rostros) indecentes, 200 estudiantes inician la revuelta…" La historia, entendida su dinámica cíclica, se repite. Pero más allá de la crisis financiera diseñada alevosamente por omisión del debido socorro (via Goldman Sachs, Fanny Mae…), la escena social y política está haciendo más que nunca honor a su definición: una escenografía de cartón piedra se está viniendo literal y calamitosamente (también afortunadamente) abajo. Y digo afortunadamente porque el drama que la mayoría ve en este descalabro de proporciones dantescas, no es sino un necesario proceso de 'reconversión' de la conciencia.

Mucho dolor está saliendo a la superficie. A buenas horas. En todo caso bienvenido sea. Francamente, no imagino una vida en un escenario plagado de psicópatas que rien en vez de llorar y zombies incapaces de esbozar tan solo una sonrisa y dar los buenos días al camarero que les sirve la mesa.


La gente está cansada de esta vida. De esta forma de vida anquilosada por unos principios de convivencia obsoletos. Está cansada de no haber comprendido nada, de tantas palabras vacías y declaraciones grandilocuentes y públicas vacías totalmente de contenido.
El cansancio es más patente ahora que cuando las vacas eran gordas, porque los que hasta ahora imprimían los billetes y dirigían 'el cotarro' están literalmente en la bancarrota: China, el principal proveedor y acreedor de occidente (han trabajado verdaderamente 'como chinos' durante los últimos 150 años) está terminando de cobrar todo lo que se le adeuda (a pesar de que la élite bancaria occidental deudora les intentó dar 'gato por liebre', pagando las letras atrasadas de todo lo 'made in china' con lingotes de tungsteno cubiertos de una película de oro…Afortunadamente para el mundo, los chinos se dieron cuenta (y se enfadaron).
Y ahora que China y Japón (también India y Brasil) son las nuevas potencias económicas mundiales, han decidido que no les interesa reinvertir sus dividendos en armamento occidental, ni tampoco desean salvar al dólar (a pesar de las súplicas de Obama en sus últimos viajes a Oriente) de su inminente y estrepitosa desvalorización (también el euro sucumbirá). Una desvalorización que está tratando de ser maquillada con recortes en gastos sociales en todos los países que han disfrutado de esas y otras conquistas laborales. Curiosamente las inversiones en defensa, justificadas por la llamada amenaza terrorista, no solo se mantienen sino que se incrementan. Está claro que, en su caída, el establishment quiere llevarse consigo a todo lo que encuentre por delante.
La bancarrota total del sistema flota silenciosa en el aire, como silencioso fue el Tsunami que repentinamente arrasó las costas de Indonesia hace dos años. Da vértigo. Lo sé. Pero las coyunturas insostenibles –y la civilización occidental desconectada de sus verdaderos orígenes es insostenible–, llevadas al límite, acaban 'solventándose' por la vía drástica. A grandes males…

Y es que el exceso de testosterona, imperante hasta ahora en el mundo desde el modus operandi de las sociedades occidentales, ha hecho mucho daño y causado mucho desconsuelo en el históricamente sumiso oriente y por extensión en la práctica totalidad del hemisferio sur. Incluso Japón, un aliado histórico de la corrupta banca mundial, ha logrado desprenderse de las esposas que mantenían esclaavizado al imperio del sol naciente, al dictado y los modos e inercias occidentales donde el ejercicio del poder ha alcanzado cotas que rebasan la blasfemia.

Leo en los medios alternativos que todavía lucen inviolados en la gran maraña de internet, que en Wisconsin, un estado de la Unión norteamericana, decenas de miles de estudiantes, profesores, pensionistas y funcionarios públicos, han salido pacíficamente (aunque la procesión va por dentro) a la calle frente a la sede del Gobierno Estatal (State House) para manifestarse contra los recortes sociales y económicos que su gobernador republicano ha ordenado ejecutar. Ingenuamente, los bien organizados sindicatos de este estado históricamente socialmente cohesionado y próspero se preguntan cómo es posible que su –hasta ahora– querido Scottie (el gobernador Scott Walker) esté actuando tan fría e insensiblemente (y sobretodo inesperadamente) contra las mismas fuerzas sociales que han asegurado históricamente la prosperidad y la cohesión social entre los trabajadores, sin distinción ni enfrentamientos de ideas o tendencias políticas. Todo el mundo se hace cruces en ese estado limítrofe con Canadá. Los profesores alertan de la bajada del poder adquisitivo de los docentes y la repercusión en la calidad de enseñanza. Lo cierto es que la seguridad financiera se tambalea también en los bastiones de la democracia –curiosamente los estados prósperos de la unión son los fuertemente arraigados en la fe protestante– La Contrarreforma no ha dado aún por concluida su venganza contra los hijos de Lutero…

Aquellos que denuncian ahora y alertaron en su moemnto de la existencia de los llamados ejes del mal (Roma–Berlin-Tokio, durante la 2ª Guerra Mundial; Bagdad–Teherán–Pyonyang ó Libia–Siria–Cuba en los años 90) son los mismos que construyeron la intrincada maraña de redes de tráfico de influencias que ha malversado desde muy altos niveles, y hasta límites verdaderamente obscenos, cantidades desorbitantes de fondos públicos literalmente robados a los confiados contribuyentes de las potencias que calificamos como desarrolladas. Desde el impune tráfico de drogas hasta la siembra del espacio exterior circundante a la atmósfera terrestre con suficiente plutonio como para aniquilar la vida sobre la tierra –y hasta el mismo planeta– , el verdadero eje de la perversión, que no es otro que el que forman: Washington DC–la City de Londres–Estado del Vaticano, está tratando de concluir su plan de socavar y desmembrar los cimientos de la convivencia entre las personas. De lo que no se están, en su maquiavélica deriva, plenamente conscientes, es de que, por encima de la pirámide de poder que dominan, más allá de los 33 grados de jerarquía a los que no tiene acceso tan siquiera el coyuntural inquilino de la Casa Blanca, existen entidades con una agenda dimensionalmente más vasta y esencialmente más considerada y benevolente para con el futuro de la humanidad, que la que dicta la agenda del llamado Nuevo Orden Mundial.

¿Quiere eso decir que a pesar de todo el caos y terror que se está sembrando, al final 'todo pasará' y despertaremos como si de una desagradable pesadilla se hubiese tratado? No exactamente. Como decía Cicerón, "en los hados no hay nada escrito". La suerte de cada individuo y colectivamente de las comunidades de individuos, depende de su grado de compromiso para con el consciente despertar a la realidad de esa energía de nombre tan manipulado y tergiversado como es el amor.

Efectivamente 'todo pasará'. Pero ¿de qué lado del río quieres estar cuando el caudal se haya llevado por delante al precario puente?
Ascender y volar alto (ojo, nada que ver con 'escapar'), antes que clavar las garras, que tantos años hemos ido afilando en secreto, en lo primero que se 'ponga a tiro', es lo que cada cual debe hacer ahora. Si el despegue se resiste, las emociones que brotan a la superficie de los corazones de las mujeres y hombres –como consecuencia de las crisis personales y colectivas– que sean canalizadas de forma consciente (y consecuentemente no violenta o airada, sino creativa, previo tránsito obligado por las particulares 'noches oscuras del alma'), integradas en la mente consciente, se convertirán en las alas que, desplegadas, permitirán a los valientes guerreros de la luz contagiar la sed de libertad entre sus hermanos, y sobrevolar con ellos, indemnes, el escenario de desasosiego que ya se ha instalado y de desolación que se avecina.

"Diciendo mi verdad no trato de convencer al escéptico, sino de refrescar la memoria al adepto olvidadizo" (William Blake. Pintor y grabador inglés del s. XVIII)

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