–Discúlpe, dice el chino. No fue mi intención.
–imbécil, mira lo que has hecho! Y le propina un empujón al chino, quien da a parar con sus huesos en el suelo.
El chino se incorpora y pregunta ingenuamente:
– Ya le he pedido disculpas ¿Por qué me ha empujado?
…El ahora orgulloso judío responde, tratando de argumentar más sólidamente su acción:
– …Por lo de Pearl Harbour.
–¿por lo de Pearl Harbour? Pero si eso sucedió hace 70 años. Además fueron los japoneses. Y yo soy chino.
– Chinos, japoneses, coreanos, vietnamitas, filipinos, para mi todos sois la misma escoria amarilla.
Tras oir eso, el chino observa su helado medio derretido, y tras unos segundos de intensa y concentrada meditación, tratando de evitar reaccionar violentamente, y ante la estupefacción del judío, procede a restregar lo que queda del helado por la cara del impertinente semita.
Desconcertado, el judío pregunta ahora:
–Y ahora, ¿a qué viene esto?
–Por lo del hundimiento del Titanic.
–¿Quéee? Pero si fue un iceberg. Además pasaron ya casi 100 años.
–Icebergs, Greenbergs, Rosenbergs, Golbergs…todos sois de la misma calaña.
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