Extracto de una entrevista publicada en Democracy Now
Durante las recientes semanas, diversos levantamientos populares en el mundo árabe han conducido al exilio precipitado del dictador tumecino Zine El Abidine Ben Ali, al inminente fin del régimen autoritario del presidente egipcio Hosni Mubarak, a la total renovación del gabinete de gobierno jordano, y a la formal promesa del dictador yemení de abandonar su cargo al final de la presente legislatura. Hablamos con Noam Chomsky Profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), así como renombrado lingüista y disidente político, acerca de la delicada situación en Egipto y de lo que significa para la estabilidad en un futuro próximo en el Próximo y Medio Oriente y la influencia de la política internacional de los EEUU. El patente temor de la Casa Blanca al despertar de la influencia de la Hermandad Musulmana en Egipto y del miedo a que la democracia real llegue al mundo musulmán.
AMY GOODMAN: Noam, bienvenido a Democracy Now! ¿Cuál es tu análisis acerca de lo que está sucediendo ahora mismo en Egipto y sus repercusiones en oriente medio?
NOAM CHOMSKY: Bien, ante todo debo decir que lo que está sucediendo es absolutamente espectacular. El corage, determinación y compromiso de los manifestantes es notable. Y suceda lo que suceda, éstos son tiempos que no solo no serán olvidados, sino que tendrán consecuencias a largo plazo, pues han sobrecogido a la misma policía, tras la toma de la plaza Tahrir. Los manifestantes se han plantado frente a los agitadores, desplegados por el régimen de Mubarak para generar una situación de tensión extrema que finalmente 'obligase' al ejército a restaurar el orden establecido por la vía quien sabe, de un golpe militar, o lo que sea. Es muy difícil predecir lo que va a suceder. Máxime teniendo en cuenta el contagio que han experimentado Yemen, Jordania, por todas partes. Habrá consecuencias importantes.
Los EEUU, por su parte, están siguiendo al pie de la letra el plan previsto para estos casos. Quiero decir, ha habido otras ocasiones en la que un dictador-marioneta de la Casa Blanca haya perdido o esté en grave peligro de perder el control. Para esos casos se establece una actitud rutinaria: Los Ferdinand Marcos, Jean Claude Duvalier, Suharto, Daniel Ortega, Ceausescu, etc. fuertemente apoyados por los Estados Unidos y Gran Bretaña mientras sea posible maquillar el levantamiento popular. Pero cuando la situación se torna insostenible—normalmente eso sucede cuando el ejército demuestra ponerse del lado del pueblo—entonces los EEUU y GB dan un giro de 180 grados, afirmando haber permanecido siempre del lado del pueblo. Maquillan sus actuaciones y posturas pasadas y luego intentan por todos los medios restaurar el antiguo régimen corrupto reemplazando al tirano por otra cúpula afin a los intereses anglosajones.
Supongo que eso es lo que está pasando ahora. Están esperando a ver si Mubarak puede aguantar el embate polular (da la impresión de que eso sea lo que esté haciendo). Si, por el contrario el ejército se pone contra Mubarak, entonces seremos testigo del 'plan B' que antes he mencionado.
AMY GOODMAN: Noam, voy a reproducir ahora lo que el Presidente Obama dijo al respecto ayer
PRESIDENT BARACK OBAMA: Nos hemos manifestado en virtud de la necesidad de un cambio. Tras su discurso de esta noche, he hablado directamente con el Presidente Mubarak. Él reconoce que el Statu Quo actual no es sostenible y que un cambio debe tener lugar. En verdad, todos aquellos de nosotros que ostentamos el privilegio de servir en posiciones de poder político, lo hacemos por voluntad de nuestros pueblos. Durante miles de años Egipto ha conocido muchos momentos de transformación. Las voces del pueblo egipcio nos dicen ahora que este es uno de esos momentos. Ahora bien, ningún país, salvo el mismo Egipto, tiene rol de determinar quienes van a ser los dirigentes egipcios. Solo el pueblo egipcio puede hacer eso. Lo que sí está claro, y así se lo hice notar al Presidente Mubarak esta noche, es tengo la convicción de que una transición ordenada, significativa y pacífica debe comenzar ahora.
AMY GOODMAN: Ese fue el discurso del Presidente Obama ayer en la Casa Blanca. Noam Chomsky, ¿qué tienes que decir tú al respecto, teniendo en cuenta la decepción que muchos han tenido al comprobar que Obama no exigía a Mubarak el abandono inmediato del poder?Y lo que todavía es más crucial, ¿consideras legítimo que el Presidente de EEUU emita una opinión respecto a cómo debería desarrollarse una eventual transición en Egipto sabiendo lo mucho que ha apoyado al régimen corrupto de Mubarak?
NOAM CHOMSKY: Ante todo, Obama se ha cuidado mucho de no mojarse excesivamente en su discurso. Mubarak estaría sin duda de acuerdo en que debe operarse un proceso transitorio ordenado, pero ¿una transición hacia qué? ¿Un nuevo gabinete, algunos ajustes menores en el orden constitucional egipcio? Ha dicho palabras vacías. Está haciendo, ni más ni menos que lo que los líderes norteamericanos han hecho en circunstancias similares. Ya dije que existe un manual de instrucciones llegados estos casos: Cuando quiera que un dictador-marioneta se halle en peligro, tratar de apuntalarlo, esperar; Si eso se revela inviable, se cambia de bando y listos.
Los EEUU tienen un papel poderosamente abrumador aquí. Egipto ha sido durante largo tiempo y sigue siendo el segundo mayor destinatario de ayudas económico-militares norteamericanas. El primero es Israel. Obama mismo ha apoyado fuertemente a Mubarak. Cabe recordar que, de camino hacia el Cairo, donde iba dar su famoso discurso de caracter conciliatorio de cara al mundo árabe, la prensa—creo que fue la BBC—le preguntó si iba a mencionar algo respecto a lo que ellos consideraban el autoritarismo de Mubarak. Y Obama dijo que no lo haría. Dijo "no me gusta etiquetar a las personas. Mubarak es un hombre bueno. Ha hecho cosas buenas. Ha mantenido la estabilidad, por lo que continuaremos apoyándole. Es un amigo." Y estamos hablando de uno de los más brutales dictadores de la región. De qué modo hubiera reaccionado la opinión pública de haber escuchado a Obama mencionaar lo de los derechos humanos es un misterio. Lo cierto es que el apoyo obtenido ha sido muy poderoso en las esferas diplomáticas. Los cazas de combate que sobrevolaron la plaza Tahrir durante la manifestación multitudinaria, eran norteamericanos. Los EEUU ha sido el más sólido, fuerte e importante apoyo del régimen. No así en Túnez, donde ese papel lo jugó Francia. Paris es el principal responsable allí. Así están repartidas las cartas en el mundo. Pero al regimen egipcio lo han apoyado EEUU e Israel. De todos los países de la región, Israel –y supongo que también Arabia Saudita– han sido los apoyos más sólidos de Mubarak. De hecho, los dirigentes israelíes han expresado vívamente su disconformidad al comprobar que Obama no se mostraba abiertamente solidario con Mubarak.
AMY GOODMAN: Háblanos acerca de lo que todo esto significa para Oriente Medio, Noam Chomsky. Quiero decir que estamos hablando de protestas masivas acontecidas en Jordania, hasta el punto que el rey Abdullah ha renovado todo su gabinete, incluido su primer ministro.
En Yemen está habiendo protestas generalizadas. Hay una multitudinaria manifestación convocada en damasco (Siria). ¿A dónde va a llevar todo esto?
NOAM CHOMSKY: Bueno, estamos frente al mayor levantamiento popular en la región del que yo tenga recuerdo. Se suele comparar con las protestas de la Europa del Este y la caída del muro de Berlin, pero creo que la comparación no es adecauada. Primero, porque Gorbachov y Mubarak no son comparables (La llamada Glasnost fue promovida desde dentro). Eso por una parte. Segundo, en el caso de la Europa del Este, los Estados Unidos y sus aliados han seguido el caduco principio de que la democracia es aceptable, al menos hasta un cierto punto, si se conjuga con objetivos estratégicos y económicos, aceptable pues en dominios enemigos (países del este), pero no en las zonas de sostenida influencia (Egipto, Colombia, Argentina,…La transición española es un ejemplo claro. El precio por sernos otorgada la democracia parlamentaria fue la restitución de la monarquía y la sumisión a la OTAN, la integración al Mercado Común Europeo y la posterior entrada en la zona Euro). Es un principio bien establecido, que diferencia claramente ambos casos. De hecho la única comparación razonable con los países de la órbita soviética, sería Rumanía, donde Ceausescu, el más perverso de los dictadores de la región, fue muy fuertemente apoyado por los EEUU hasta el final. Luego, tras ser asesinado, la primera administración Bush siguió la habitual hoja de ruta: dijo haber estado siempre con el pueblo rumano oprimido, opuesto a cualquier tipo de dictadura, intentando arreglarlo todo para que las relaciones estrechas perduraran más allá de Ceaucescu.
Pero aquí es completamente diferente. Nadie sabe dónde va a acabar todo esto. Los problemas a los que hacen referencia los protestantes están profundamente arraigados en la sociedad y no pueden solventarse fácilmente. Hay una extrema pobreza, paro, represión, falta de democracia y de desarrollo. Egipto y otras naciones de la región acaban de atravesar un periodo neoliberal que ha conducido a un crecimiento sobre el papel (renta per cápita alta) totalmente ficticio: rqueza y privilegios extremadamente concentrados en una parte muy pequeña de la población, frente al gran empobrecimiento y consternación de la mayoría de la población. Eso no se cambia fácilmente. También deberíamos recordar la insistente influencia de los EEUU en los asuntos internacionales desde 1950. En 1958, el entonces Presidente Eisenhower expresó su preocupación por lo que él llamaba "campaña de odio hacia nosotros" en el entorno árabe, no por los gobiernos sino por el mismo pueblo. Recuerda, 1958 fue un año estremecedor. Tan solo 2 años antes, Eisenhower había intervenido enérgicamente para obligar a Israel, Gran Bretaña y Francia a retirar sus tropas de territorio egipcio. Fue la llamada crisis de Suez. Y uno hubiese esperado una reacción de enorme entusiasmo y apoyo a la valiente decisión diplomática de Eisenhower, y de hecho la hubo, aunque muy breve, pues el pastel era demasiado apetitoso para ser simplemente desestimado por las potencias involucradas. Así pues, en su discurso de 1958 Eisenhower advertía acerca de esta "campaña de odio hacia nosotros". Y sabía naturalmente la razón. El Consejo de Seguridad Nacional (NSC), el cuerpo estratégico más alto, había redactado un informe al respecto. En el mismo se decía que existía en el mundo árabe la percepción de que los EEUU apoyaban a los duros y brutales dictadores, bloqueando la democracia y el desarrollo, con la intención de tener control total sobre los recursos energéticos del país en cuestión.
AMY GOODMAN: Noam, quisiera recordar por un minuto el famoso discurso de despedida del entonces saliente Presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower que tuvo lugar en 1961.
NOAM CHOMSKY: Sí, el discurso acerca del complejo militar-industrial. Tuvo lugar después de lo la crisis de Suez. No hace falta mencionar que las condiciones que descritas hace 50 años, no solo siguen totalmente vigentes en la actualidad, sino que han sido amplificadas. Mientras la población permanece pasiva y obediente, no importa si existe una campaña de odio contra norteamerica. Nada importa mientras los EEUU tengan control sobre las clases dirigentes.
Con respecto a Jordania, el primer ministro acaba de ser reemplazado por un ex-general moderadamente popular, al menos no odiado directamente. Pero esencialmente nada ha cambiado. El Rey abdalllah cambia frecuentemente los miembros de su gabinete y nada sucede a pie de calle. El sistema básico permanece. Veremos cómo se desarrollan allí las cosas.
La gente desea paz y libertad, democracia. Y también las potencias, pero solo si esa democracia favorece los intereses geo-económico-estratégicos. Y es que hay mucho miedo a lo que la democracia pueda traer a Egipto si ese objetivo es alcanzado por el pueblo egipcio.
Mira a Palestina. Tan solo ha habido unas elecciones realmente libres en el mundo árabe: Palestina, enero de 2006. Fueron cuidadosamente vigiladas por observadores de potencias mundiales. Y justo tras los resultados, en cuestión de días, los EEUU e Israel realizaron duros ataques contra el pueblo palestino. ¿Por qué? No estaban de acuerdo con quien había ganado las elecciones. Las elecciones están bien, siempre que los ganadores estén de nuestro lado, dicen.
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