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martes, 8 de febrero de 2011

una moneda, dos caras


Un señor que va conduciendo su coche, se percata, tras dar pasar varias veces por el mismo sitio, de que está perdido. Maniobra para acercarse hasta la acera y pregunta a alguien en la calle:

¡Disculpe!, ¿podría usted ayudarme? He quedado a las dos con alguien, llevo media hora de retraso y no sé dónde me encuentro!

Claro que sí –le contesta– se encuentra usted a unos 7 Km . del centro de la ciudad, entre 40 y 42 grados de latitud norte y 58 y 60 de longitud oeste.

Es usted ingeniero, ¿verdad? -dice el del coche

Sí señor, lo soy. ¿Cómo lo ha adivinado?

Muy sencillo, porque todo lo que me ha dicho es 'técnicamente correcto', pero 'prácticamente inútil': continúo perdido, llegaré tarde y no sé qué hacer con su información. Encima he perdido un tiempo valiosísimo que no recuperaré.

Usted es POLÍTICO, ¿verdad? –pregunta el viandante.

En efecto –responde, orgulloso, el del coche– ¿cómo lo ha sabido?

Muy fácil. No se moleste, pero verá: de entrada es obvio que no sabe dónde está ni hacia dónde se dirige. Ha hecho una promesa que no puede cumplir y espera que otro le resuelva el problema. De hecho, está usted exactamente en la misma situación que estaba antes de preguntarme. Sin embargo, ahora, por alguna extraña razón parece que la culpa sea mía.

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