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miércoles, 2 de febrero de 2011

Banderas falsas

La caída de las Torres del World Trade Center en NY el 11 de septiembre de 2001 –fecha de la que en menos de nueve meses se cumplirá una década– fue un golpe muy duro de digerir para todos (o al menos para quien no tenga un trastorno de personalidad antisocial)

Fue un evento que conmocionó al mundo en la misma medida que, en su época, constituyó el ataque sorpresa al contingente de la flota del Pacífico de la armada norteamericana, amarrada en Pearl Harbour, por parte de la armada imperial japonesa el 7 de diciembre de 1941. Después del ataque, el presidente Franklin Delano Roosevelt declaró la guerra a Japón, y cuatro días después, Hitler declaró la guerra a los Estados Unidos. La opinión pública estadounidense vio el ataque como un acto de traición a un país no beligerante, y la fuerza aislacionista, perdió el apoyo popular, que se volcó fuertemente a favor de la guerra contra las Potencias del Eje. Solo la antigua sufragista y entonces congresista republicana Jeannette Rankin se opuso a la entrada de su país en la guerra.


Los llamados atentados del World Trade Center trajeron cola. Hasta el día de hoy se sigue cuestionando la autoría de la masacre. Es más, todo parece apuntar 'hacia adentro', revelando dramáticamente la escalofriante posibilidad de que la tragedia fuese ni más ni menos que un 'autoatentado'. False Flag Operations es el término genérico acuñado y que en español ha sido traducido como Operaciones de bandera falsa.

Desde entonces decidí dejar de creerme a ciegas lo que dicen los telediarios y los titulares de prensa. Llámalo espíritu crítico o como quieras, lo cierto es que dejar de confiarme y abrazar mi propia capacidad interna de discernimiento frente los acontecimientos me ha conducido mágicamente a un estado de consciente alerta que, lejos de estresarme, me proporciona un bienestar inusitado. Me siento más…vivo.


Tirar del ovillo de las mentiras mediáticas fue a la vez impactante y excitante. Descubrir, por ejemplo, que el entonces vicepresidente Lyndon Johnson deseaba una guerra en Vietnam, a toda costa, para ayudar a prosperar a sus 'amigos' propietarios de las corporaciones armamentísticas (Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman o General Dynamics, etc.) La necesitaba para conseguir que el Pentágono y CIA, espoleados por su presidente John F. Kennedy dejaran de intentar invadir a Cuba (ver razones). Y por sobre todo el necesitaba una provocación para convencer al pueblo norteamericano que no había realmente "ninguna otra opción."

El 5 de agosto de 1964, los periódicos de Norteamérica informaron de "ataques reiterados" contra destructores americanos que operaban en las aguas Vietnamitas, específicamente en el Golfo de Tomkin. La historia oficial fue que torpederas de Vietnam del Norte lanzaron un "ataque no provocado" contra el USS Maddox mientras se encontraba en "patrulla rutinaria".

La verdad es que el USS Maddox estaba envuelto en una agresiva labor de inteligencia en coordinación con actuales ataques de Vietnam del Sur y la Fuerza Aérea de Laos contra blancos en Vietnam del Norte. Lo cierto es que no hubo tal ataque de torpederas vietnamitas contra el USS Maddox.

El capitán John J. Herrick, Comandante de la Fuerza de los EEU en el Golfo de Tonkin, envió un cable a Washington DC donde informaba que la alarma fue el resultado de un “sobre excitado” hombre a cargo del sonar, que entró en pánico al confundir el ruido de la hélice de su propio barco con un torpedo. Pero a pesar de contar con la información de que la alarma era falsa, Lyndon Johnson hablo por los canales de TV esa noche, para dar a conocer el inicio de ataques aéreos contra Vietnam del Norte, "en venganza" por los ataques (que nunca ocurrieron).

Con esto en mente, desde hace un tiempo, como digo, decidí proponerme la dedicada tarea de leer entre lineas y permitirme hacer una segunda lectura de los titulares de los medios, cada vez que se haga pública una noticia 'de calado'.

Y la verdad es que es bastante 'estimulante' si no fuese por lo trágico de las noticias, comprobar que detrás de cada noticia, existe ahora mismo otra, oculta a los ojos de la opinión pública tras la humareda difundida por los mass media, que sacudiría los cimientos de las conciencias individuales.


¿Es todo lo que está pasando en Túnez, Egipto, Jordania; Marruecos, etc. parte de una operación encubierta orquestada a muy alto nivel con el fin de encubrir una operación de más calado destinada, como sugiere Noam Chomsky, a poner en cuarentena las libertades públicas? ¿Estamos a las puertas de un plan de control global de la población?…


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