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martes, 15 de noviembre de 2011

No es culpa de nadie

Dios no perdona porque nunca ha condenado. Nunca ha acusado a sus criaturas. ¿Acusarías a tus hijos de haber nacido con una tara de la que deban redimirse?
Para que el perdón sea necesario primero tiene que haber mediado la condenación. Si eso es lo que crees (y como consecuencia de ello has renegado de Dios), te va a hacer bien asimilar esta lógica aplastante.
No existe  ningún llamado 'pecado original'. Es un invento para tenerte atado a la energía de la culpa. Tú decides salirte de esa 'montaña rusa'.
Y no obstante, el perdón es la mayor necesidad de este mundo actualmente. Y ello es debido a que vivimos en un mundo de ilusiones. Quien disculpa a otros y se disculpa a si mismo por haber mancillado su integridad agrediendo a sus hermanos se libera a si mismo de la percepción ilusoria que los escasos cinco sentidos físicos (vista, oído, olfato, tacto y gusto) nos proporcionan del mundo que Platón identificó como 'sensible' (a diferencia del mundo inteligible). Quien se niega a disculparse por lo errores cometido está perpetuando sus cadenas al mundo ilusorio, a la escenografía holográfica en que consiste este mundo de experiencia humana. Bajarse de la noria de las experiencias sensoriales y acceder a la realidad oculta tras el velo de Isis, las cortinas que separan el escenario donde se interpretan los sueños de la Tramoya, es la responsabilidad de cada uno, del mismo modo que solo te condenas a ti mismo, sólo te perdonas a ti mismo.
Si bien Dios, pues, no perdona, Su amor es sin embargo la base del perdón. El miedo condena y el amor perdona. El perdón, las disculpas, deshace lo que el miedo ha producido (condenado/acusado) y transporta a tu mente hasta la Consciencia de Dios. Esta es la razón por la que se asocia al perdón con la 'salvación', pes es el medio gracias al cual se disipan las ilusiones.

Cierra los ojos y dedica un minuto o dos a explorar tu mente en busca de aquellas personas a quienes no has perdonado. No importa en qué medida no las hayas perdonado. O las has perdonado completamente o no las has perdonado en absoluto. Si haces este ejercicio correctamente no hallarás dificultad en encontrar un buen número de personas a quienes no hayas perdonado. Sin duda son personas con las que temes reencontrarte. Personas cuya presencia rehuyes. En general se puede asumir que cualquier persona que no te caiga bien es un sujeto adecuado. No te cuestiones las razones de tu animadversión.

Menciona a cada una de ellas por sus nombre y di:

[Nombre], Dios es el Amor en el que te perdono.


La intención es ponerte en posición desde la que puedas perdonarte a ti mism@. Después de haber aplicado la idea a todas las personas que te hayan venido a la mente, di para tus adentros:

Dios es el amor en el que me perdono a mi mismo.
Dios es el Amor con el que me amo  a mi mismo.
Dios es el Amor en el que me bendigo.

……

No puedo ser culpable de nada porque soy hijo de Dios.
Ya he sido perdonado.
El miedo no tiene cabida e una mente creada y amada por Dios.
No tengo necesidad de defenderme atacando porque el amor me ha perdonado.


Un Curso de Milagros

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