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jueves, 1 de septiembre de 2011

Escapar de este mundo

Lección 23. Un Curso de Milagros


"[…] De nada sirve lamentarse del mundo. De nada sirve tratar de cambiarlo. Y no se puede cambiar porque no es más que un efecto. Un efecto provocado por tus pensamientos. El mundo que crees real no es más que tu percepción. No puedes cambiar el mundo pero sí puedes cambiar tu forma de pensar, puedes modificar tu mentalidad acerca de él. Después de todo eres dueño de la intención que pones al observar los acontecimientos. Cambiando la causa que origina tu sufrimiento, el efecto cambiará automáticamente. A esto se llama Ataraxia.


El mundo que ves es vengativo. Cada una de las percepciones que posees de la "realidad externa" no son más que una representación gráfica, una proyección de tus propios pensamientos vengativos. Quizá podrías cuestionarte si a eso realmente se le puede llamar "ver". ¿No es acaso "fantasía" una mejor palabra para referirse a ese proceso? ¿No es mejor hablar de "alucinaciones" para referirse más apropiadamente a los espejismos que las percepciones generan?


Eres capaz de "ver" el mundo que has generado, sin embargo no te percibes a ti mismo como el fabricador de las imágenes que registra tu retina. Y pides ser salvado de este mundo inhóspito. No se te puede salvar de una alucinación, de un especjismo, porque un espejismo no es real. Sin embargo puedes escapar de la causa que lo ha generado. Éste es el significado de la palabra "salvación"…¿dónde puedes volver a encontrar el mundo que "veías" una vez que ha desaparecido la causa de esa percepción ilusoria?


La visión real (no la percepción) guarda un sustituto para todo lo que crees estar viendo ahora. La hermosura puede iluminar las imágenes de tu retina que han sido procesadas por tu mente, de manera que llegues a amar incluso a aquello que odiaste.


No estás atrapado en este mundo que percibes. No eres su esclavo si no quieres, porque la causa que generó esa ilusión se puede cambiar. Ahí está el milagro.


Este cambio de mentalidad requiere ineludiblemente que la causa de la alucinación sea identificada y que luego sea abandonada, para que pueda así ser reemplazada. La identificación y el abandono precisan de tu cooperación responsable. El tercer paso, la purificación sucede, a continuación, sin tu expresa voluntad. Es el justo premio. […]"



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