Antes de que la agenda espiritual de la que se te proveyó antes de la separación –y que ha navegado progresiva y paralelamente a tu incursión en el reino de la alucinación mental– alcance sus últimas páginas, antes de que la realidad espiritual y eterna de nuestra naturaleza sea asimilada armónicamente y en paz por la humanidad, antes de que el Ser Humano medite y recapacite acerca de la verdadera razón de su existencia sobre la Tierra, del propósito de su presencia en este pequeño y remoto rincón de la Galaxia, hay muchas estructuras, mentales y consecuentemente físicas, que van a derrumbarse frente a tus ojos. Muchas cosas y circunstancias, eventos históricos y secuencias de acontecimientos que has 'aprendido' están siendo irremisiblemente puestos en cuestión, desmantelados y expuestos a la luz. Mucho de todo lo que creías inamovible, mucho de lo que siempre diste por supuesto, mucho de lo que cimentaba el edificio de tus convicciones está ya siendo demolido, como los frágiles castillos de naipes que creíste sólidos como rocas.
Y es que nada de lo que percibes con tus sentidos físicos es real. Toda la 'realidad' que tus ojos ven no es más que un holograma (bastante denso, sin duda), pero un holograma a fin de cuentas, una combinación de moléculas dispuestas temporalmente para dar forma física temporal a una fuerza que esa sí es eterna e inmutable, más allá de las reglas del tiempo y el espacio. Los hologramas han servido a un propósito diseñado desde instancias de las que tu no tienes noción. Ni falta que hace. Perderte en esos vericuetos te haría perder un tiempo precioso. Si la toma de Trípoli es una escenificación hollywodiense, igual que lo fue el alucinaje (supuesto alunizaje) de Armstrong en nuestro satélite, dirigido por Stanley Kubrick.
Eres libre. Siempre lo has sido y lo serás. El problemq es que no lo crees. El obstáculo son tus propias creencias…tus pensamientos. Eres un ser eterno que simplemente está atrapado en una alucinación a la que ha dado todo el crédito que le ha sido posible. Todos lo hemos hecho, con lo que la suma de las alucinaciones individuales ha resultado en una alucinación colectiva generalizada, como un gran pastel de pensamientos del que nos hemos retroalimentado.
Has sido y eres un actor/actriz interpretando un personaje (ponle el nombre con que te bautizaron o te llaman). Dicho personaje a su vez interpreta diferentes papeles, cada uno dependiendo de las circunstancias y esferas de dominio que le incumban en cada momento. El papel de alumno, el de padre, el de empleado, el de empresario, el de funcionario, el de enfermo, el de esposo, madre,…todos son roles que te han permitido crecer, expandir los límites de tu conocimiento, hacerte más sabio. Has contribuido a expandir los límites del universo, que no son otra cosa que los confines de la experiencia. La experiencia de Ser alejado de la fuente de la que provienes. Y esa fuente es Dios. Y Dios es amor. Y te ama tanto que cuando decidiste embarcarte en la aventura de la evolución te concedió no solo una chispa de esa energía para animarte en una travesía que ya dura varios miles de millones de años, sino que te permitió permanecer amnésico referente a tu origen para que exploraras a conciencia, como verdaderamente explora quien se siente perdido y trata de recordar su origen. Es así que la separación tenía grabada en su placa madre la impronta del regreso a casa. Y eso es lo que hemos estado haciendo desde que nos fuimos de casa: tratando de encontrar, como Hansel y Gretel, el camino de regreso a casa. Somos el Pinoccio de Gepetto, la Rapunzel, la Cenicienta…Ahora que estamos viendo la luz al final del túnel por el que hemos transitado hemos de despojarnos de las vestimentas, de los personajes hirientes de los que nos hemos servido para avanzar por la jungla que fabricamos todos. Deshacernos de la prostituta, del mendigo, del usurero, del trepa, del sabiondo…y devolverlos al escaparate de donde los adquirimos. Ya no los necesitas más. El actor que está debajo de esos harapos ya no necesita seguir interpretando ningún papel. Abre los ojos lentamente porque salir de la caverna de Platón debe realizarse gradualmente. Las sombras chinescas proyectadas sobre las paredes de la caverna no pueden ya asustarte, porque son solo eso: sombras. Y la sombra, ya lo sabes, se desvanece en presencia de la Luz.
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