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viernes, 9 de septiembre de 2011

Aniversario 11-S


Estados Unidos investiga una amenaza terrorista "específica y creíble, pero no confirmada" de cara al 11-S

LA VANGUARDIA Viernes, 9 de septiembre 2011

Las valoraciones al discurso de Obama en su lucha contra el paro quedaron ensombrecidas esta madrugada por una presunta alarma terrorista. En cuanto el presidente concluyó su intervención en el Capitolio, las cadenas de televisión se afanaron filtrar una "específica y creíble, aunque no confirmada" amenaza de posible atentado en Washington o Nueva York mediante un coche o camión bomba, a tan sólo tres días de la conmemoración del décimo aniversario del 11-S.

……

Puedes dar por sentado que si en Washington anuncian que la amenaza es creíble y específica, algo se está mascando entre bastidores. Tuya es la decisión de comprar e inocularte o no el miedo que a través de sus medios la élite del mundo están difundiendo.

La idea de que nos hallemos, como especie, bajo la influencia de una hipnosis colectiva de proporciones más vastas que la inducida por las campañas publicitarias con las que hemos sido bombardeados desde las corporaciones (institucionales o empresariales) ha dejado ya de ser una probabilidad, para entrar en el terreno de la certeza. Todos compartimos un estado de sugestión de tal calibre que si ahora te dijese que lo que crees que es la realidad es un sueño, ni me harías caso.

El Dr. Cleve Backster trabajaba a finales de los años 40 para el departamento de Defensa estadounidense y a la vez estaba realizando diversos experimentos entorno al, entonces, embrionario conocimiento que se tenía de la hipnosis. Uno de sus experimentos consistió en hipnotizar a la secretaria del Comandante General de las fuerzas de Contraespionaje, en diciembre de 1947. La sugestionó para que extrajera un documento confidencial clasificado TOP SECRET, y la indujo a que olvidara, una vez hecho eso, lo que se le pidió hacer. Desde alguna parte de su mente, esta mujer obedeció una orden que difícilmente hubiera aceptado del sujeto en cuestión, en condiciones de 'vigilia mental'. Tras despertar convenientemente a la secretaria y visto el éxito del experimento, el Dr. Cleve Backster se vió enfrentado a la disyuntiva de qué hacer con dicho documento. Entregarlo sin más le hubiera supuesto enfrentarse a un seguro consejo de guerra. Descartada la idea de hacerlo simplemente desaparecer, la única opción que le quedó fue entregarlo y comunicar a su mando el método de sugestión que había utilizado para conseguido…En Marzo de 1941, transcurridos 4 meses, Cleve Backster estaba trabajando para la CIA en el desarrollo del Polígrafo (el famoso instrumento detector de mentiras por medio del cual, la actividad eléctrica de la epidermis detecta la alteración emocional de un individuo que está mintiendo al verse enfrentado a determinadas preguntas en un interrogatorio). El aparato militar estadounidense acababa de salir de la infancia mental para posicionarse en la antesala de lo que poco después se llamaría la Guerra Psicológica.

La sorprendente facilidad con que aquella empleada del Pentagono había sido inducida a un estado de percepción alterado fue cotejada, décadas décadas después con su pasado familiar y se supo que dicha mujer arrastraba un déficit afectivo por parte de su padre, que había abandonado el hogar cuando ella era todavía una niña. Su predisposición a recibir directrices incuestionables de hombres (de ahí su eficiencia en el trabajo desempeñado) en virtud de la fragilidad emocional que experimentaba ante cualquier hombre, facilitó el trabajo de sugestión mental al que Backster seductoramente sometió a la secretaria. 


Un estado de sugestión, cultivado y forjado en etapas muy tiernas de la infancia en un marco de referencia familiar exento de verdadero respeto y consideración, es al que nos hemos todos vistos abocados en mayor o menor medida, induciéndonos a creer todo lo que provenga de las fuentes informativas que sirven a los intereses corporativos de sus benefactores. Al igual que una duna se desplaza por el desierto en virtud del movimiento de cada uno de los granos de arena que la componen, así también el despertar del trance colectivo en el que estamos sugestionados a aceptar como la realidad consensuada, radica en la responsabilidad de cada individuo de despertar del letargo en el que la propia mente individual ha estado sumida.


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