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martes, 28 de febrero de 2012

Tumores en Latinoamerica

Extraigo del blog cubano Isla mia (30 dic 2011): «El presidente Hugo Chávez destapó ayer la Caja de Pandora al exponer su sospecha sobre el inusual padecimiento de cáncer por parte de varios mandatarios y personalidades progresistas latinoamericanos en los últimos meses, entre los que destacan su propia persona, la presidenta argentina Cristina Fernández, el mandatario paraguayo Fernando Lugo, la presidenta brasileña Dilma Rousseff, el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros (olvidaron mencionar al mismo Fidel Castro). "Es muy difícil explicar a estas alturas, ya con la ley de las probabilidades, por ejemplo, lo que nos ha estado aconteciendo a algunos de nosotros (líderes) en América Latina", dijo Chávez, apuntando sus sospechas hacia Washington y, particularmente, a la CIA. [sigue...]

...

Contrariamente a lo que popularmente se piensa por ignorancia, el cáncer puede ser deliberadamente inducido. Y no se trata ésta de una teoría especulativa de origen conspiranoico que tanta hilaridad despierta entre las personas que se califican de 'razonables'. Gran cantidad de canceres están demostradamente causados por infecciones virales...

oncovirus: un oncovirus o virus oncogénico es un virus que puede causar cáncer. Este término se originó tras unos estudios acerca de retroviruses de rápida transformacion realizados ya por los años 50 y 60, tambien denominados oncocornavirus para denotar su origen viral en el ácido ribonucleico. Hoy en dia se conocen como virus cancerosos. La gran mayoría de estos virus no causan habitualmente cáncer en animales o humanos debido a la prolongada coexistencia y coevolución entre anfitrión y huésped. (extraído de Wikipedia)

Se requeriría de un exhaustivo estudio y prolongadas investigaciones (¿quizá los 50 o 60 años transcurridos desde los estudios sobre retrovirus anteriormente mencionados?) hasta conseguir estabilizar, manipular un foco patógeno tal y transformarlo en un arma utilizable a voluntad. Pero en la era de las ilusiones holográficas, en un momento en que la ingeniería genética ha alcanzado cotas difícilmente superables, ya nada debería sorprendernos. No sería de extrañar que la élite 'cabal' y oligárquica, los poderosos que dirigen sutilmente los hilos de este mundo y que operan corporativamente de modo transnacional, hayan utilizado la plataforma tecnológica estadounidense para conseguir llevar esto a cabo. Cosas más sorprendentes están saliendo a la luz... Es perfectamente lógico que tal aseveración produzca incomodidad. De demostrarse la verosimilitud de esta posibilidad nos hallaríamos ante un escándalo de proporciones inimaginables.

Independientemente de las simpatías o rechazos que la figura política de Hugo Chavez produzca, lo cierto es que se trata de un dignatario democráticamente electo...En un momento en que muchas naciones latinoamericanas están decididamente consiguiendo zafarse de los tentáculos, del asfixiante y hasta mortal abrazo que el imperio anglo norteamericano ha ejercido sobre ellas durante muchas décadas, es por lo menos que curioso observar como algunos estadistas, incómodos para el sistema financiero-corporativo occidental, están padeciendo de tumores. Máxime teniendo en cuenta que el cancer es una enfermedad que afecta a las personas introvertidas (melancólicas o flemáticas) que reprimen emociones, no justamente a las que las expresan abiertamente (sanguíneas), como Lula, o que incluso son viscerales y hasta coléricos como Chaves, a quien sería más lógico verle afectado de un ictus cerebral o infarto de miocardio.

Castro tiene cáncer, Chavez tiene cáncer, Lula da Silva tiene cáncer, Dilma Roussef tiene cáncer, Lugo tiene cáncer, Christina Fernandez de Kirchner tiene cáncer. Muchos expertos argumentarán que todos ellos estaban en el rango de edad con propensión a sufrir los tumores y linfomas detectados. Es curioso que los dirigentes de los paises plegados a las directrices del FMI, como Colombia, no tengan problemas de salud...

El analista politico Adrián Salbuchi lo explica pormenorizadamente a Russia Today (el unico medio informativo que me despierta algún tipo de confianza):

 

De nuevo, mi intención no es alimentar gratuitamente la indignación popular, sino darte pistas para que despiertes tu juicio interno, tu capacidad latente de discernimiento. El mundo podría no ser eso que siempre has creido que es, la firme y palpable solidez, sino una ilusión intangible. Lo cual sería fascinante, no crees?

Nunca perseguí la gloria

Ni dejar en la memoria de los hombres mi canción

Yo amo los mundos sutiles,

ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón...

 

 

 

 

 

 

lunes, 27 de febrero de 2012

Alguien que me quiera

Una buena amiga se lamentaba ayer de que no encuentra a nadie que la quiera. Lleva un par de años sola tras algunas relaciones frustradas en las que sus compañeros siempre acababan por 'alzar el vuelo' en busca de 'otras flores que picar'.

-¿Es mucho pedir? Simplemente alguien que se comprometa conmigo, que me respete y me quiera.

-Comprendo tu sufrimiento, le respondí. ¿Por qué, en vez de eso, no pruebas a pedir que aparezca alguien a quien puedas dar todo el amor que supuestamente tienes?...Se supone que si apareciese esa persona capaz de quererte tal como necesitas sabrías darle, en justa reciprocidad, todo el amor que tanto reclamas, no? ¿Te has parado a pensar si esa persona ha aparecido ya y resulta que no supiste 'verla'?. Quizá tus expectativas respecto del amor, es decir la idea que te has fabricado -aunque no seas siquiera consciente de ello, poco importa- de una pareja, son tan inalcanzables que nadie pueda nunca colmarlas. Quizá resulte que detrás de tus súplicas tan lastimeras existe una latente exigencia, por supuesto inconsciente, que emana de ti (de nuevo, repito, sin que te des cuenta). Una cierta energía que desprendes.

- ¿me estas diciendo que tengo la culpa de que nadie me quiera?

Sabía que entraba dentro de lo posible que esa fuese su reacción. A pesar de todo, asumiendo que se podía ir, esta vez indignada, le dije con todo mi amor, «Dime, ¿Qué es lo que buscas en una relación de pareja? Tras dudar unos instantes seguramente batallando con su ego, decidió contestar. Lo cual le honra.

- Pues no creo que sea mucho pedir algo de comprensión, dulzura, espontaneidad, comprensión, tolerancia, compromiso...

-Y todo ello de un modo desinteresado, verdad?, sin cartas ocultas...

-Sí, claro.

- Ahora sé honesta. ¿Serías capaz de tener, de entrada, una actitud dulce, compasiva, comprensiva y tolerante de un modo totalmente desinteresado con esa hipotética 'media naranja' que andas buscando?

Me miró sorprendida. Creo que no comprendió. Y lo comprendo perfectamente. Cuando la necesidad de ser colmado es tan grande, cuando no vemos más que nuestra necesidad de sentirnos satisfechos, buscar que otra persona nos ame, 'nos llene', nos ciega. Estamos catalogándonos inconscientemente como 'incompletos' y dependientes de una fuente externa que nos provea de esa pieza que le falta a nuestro puzzle emocional.

Muchos creemos (yo también estaba convencido) de que la felicidad solo se alcanza estando en pareja, es decir, que sin pareja uno está como si le faltara algo. Varias veces estuve emparejado y tantas veces padecí el sufrimiento de la ruptura, pero no me daba cuenta de que era yo quien suponía una amenaza para las relaciones, el que ponía contra las cuerdas a la otra parte con mis miedos. Ahora estoy felizmente emparejado y tengo una hija, pero ya sé qué es lo que me daba miedo del compromiso. Ahora sé que la felicidad no viene de afuera sino que irradia desde dentro. No tengo miedo a estar solo. Por eso la vida me manda otra lección diferente a la de la soledad. Y de eso me beneficio yo y los que me rodean. A todos aquellos que se sienten solos les diría que si bien estar emparejado puede ser sin duda una experiencia muy gratificante, por desgracia la inmensa mayoría de las relaciones de pareja se convierten, más pronto que tarde, en irremediables campos de batalla. Y si hay hijos en común, el tsunami de retos que se genera suele ser, para muchos, inasumible.

-¿Qué te irrita profundamente en los demás? ¿Qué te frustra en tu relación con los hombres?...te lo pondré más fácil: ¿Cuáles son tus miedos inconfesables? ¿Cuáles son los que sueles etiquetar como tus 'defectos', esas actitudes de las que te avergüenzas cada vez que afloran, pero que por mucho que trates de reprimir, no puedes controlar?...¿Qué es lo que quisieras que nadie supiera de ti y sin embargo es extrañanemte 'vox populi', es decir, aquello por lo que todo el mundo te identifica? Ponle nombre a la basura mental que te atormenta...¿Qué temes perder a estas alturas de la vida?

Después de unos segundos, Marisa se decidió a confesarse. -De acuerdo..., no tengo nada que perder exponiendo mis vergüenzas. Sé que no me vas a juzgar. Verás, lo que no me gusta de mi es que soy criticona,...

- Hazte un favor, aunque no lo entiendas ahora, no digas "soy", sino "me considero". Luego te explicaré la diferencia de matiz.

De nuevo me miró con extrañeza. Sin embargo estaba decididamente entregada a lo inesperado, algo le decía que podía confiar en mi discreción, así que continuó. «Me considero una criticona, una sarcástica, tengo un humor bastante ácido, me considero una envidiosa, una rencorosa, tengo un punto vengativo, odio las injusticias...

-Es suficiente, le dije. Vaya, enhorabuena!. Cuanta honradez. Por fin tenemos algo con lo que trabajar. ¿Desde cuando arrastras toda esa basura? Quiero decir, ¿qué motivó que te juzgaras tan severamente? ¿Desde cuando acumulas tanto resentimiento?...

-...

-Te propongo algo práctico. Cuando algo no salga como esperas, cuando te encuentres juzgándote por cualquiera de esas razones, detén por un momento ese pensamiento. Visualízate desdoblándote. Trata entonces de observar a la criticona, a la enjuiciadora, a la rencorosa. Hazlo ahora. Toma una cierta distancia y obsérvate contemplando a esa 'parte de ti' tan aficionada a juzgar (la puedes llamar tu juez interno)...ahora pregúntate, ¿Quién es ese juez?...y, sobretodo ¿Quién es la que está observando la escena?

Si logras, aunque solo sea por un instante, percatarte de la escisión que existe operada en tu mente, habrás dado un salto vertiginoso hacia una renovada consciencia de ti misma. Habrás descubirerto a tu ego, tu mente inconsciente gobernada tiránicamente desde el dominio de tus emociones. Te habrás percibido de que tu parte observadora (tu ser/consciencia superior) no necesita juzgar, no necesita emitir dictámenes, no...necesita. Esa parte de ti, que observa a esa tirana que tiene secuestrada tu mente, es tu ser eterno, impecable, intachable y omnisciente, la infinita e inagotable chispa de divinidad que eres y siempre has sido. Y ese Ser superior es compasivo, comprensivo y desinteresadamente amoroso. ¿Quieres vivir, o quieres seguir sobreviviendo? Si quieres VIVIR, entonces abraza desde esa parte eterna que eres a la jueza interna, la infatigablemente enfadada con la vida, y abrázala como hace una madre con su hija desconsolada. Tras el disfraz del resentido y mordaz ego se esconde una niña asustada, aterrorizada, una niña llena de miedos para los que todavía sigue buscando consuelo. Es esa niña la que está pidiendo que la quieran. Una niña que fue encerrada en la torre más alta del castillo más inexpugnable, para que nadie pudiera volver a causarle ningún dolor. Esa niña es una parte esencial de ti, tu cuerpo/nivel emocional. Ignorar al niño interno es lo que nos conduce por la vía del resentimiento...

Le pregunté, llegado ese momento, qué música la conmovía hasta la médula...

 

 

Existía la posibilidad de que hubiese ido demasiado lejos y que, de nuevo, me tomara por loco, pero la música hizo su efecto y, al poco, empezaron a bajar las defensas y empezaron a brotar algunas lágrimas de sus ojos...

- Habla con esa niña. Siéntela como una parte muy Real de ti, como esa niña que siempre has querido tener, de la que has querido ser madre. Déjale que te cuente sus miedos y obsérvala como si fueses un adulto atendiendo a un niño desvalido en alguna misión de esas a la que te manda esa ONG con la que desinteresadamente colaboras. No es fácil porque tu ego tratará de minar tu moral. No le permitas que intervenga en este legítimo proceso de duelo. Dile a tu niña que te estás haciendo consciente de su existencia y que, de ahora en adelante, vas a permitir que sea ella quien guíe tus pasos. Escúchala porque a poco que sienta que puede confiar en ti te va a exponer una lista de peticiones...Dile que vas a dejar de hacer esos chistes tan sarcásticos que a ella tanto ruborizan y avergüenzan, dile que vas a dejar de mendigar compañía, que vas a dejar de castigar tu cuerpo con alimentos malsanos. Ella tiene la clave de tu libertad de tu paz interior. Restablecer el diálogo con todas esas niñas que fuiste dejando atrás desde la escisión que operaste en tu mente, es la llave de tu sanación, el camino para el realineamiento. Muchos en tu entorno (tu mejor amiga, tus padres, tus compañeros de trabajo...) estarán sin duda en contra de que hagas esa revisión de daños, ese 'exámen de consciencia' –que no es por supuesto el eclesial 'por mi culpa...'– pues aunque te duela saberlo, ellos te quieren triste, desconsolada y desolada. Esa es la Marisa a la que hacen caso. Y cuando tu niña te recuerde todas las situaciones en las que fuiste menospreciada, dejada de lado, ignorada, y te despierte con ello emociones que tanto te has esforzado por reprimir dentro de ti, haz entonces 'oidos sordos' a todos los que te digan que olvides. Haz caso a esa niña y escucha todo lo que tenga que decirte. Te harás un gran favor y se lo estarás haciendo al mundo. Ese será tu camino hacia la redención, la paz interna que tanto andas buscando y que crees que una pareja te aportará. Está en tu interior, no afuera. A mi me ha servido. Ya no me enfado con las situaciones. Las acepto. Y lo bueno viene a mi porque no lo necesito. Serás capaz de perdonar al mundo con el que crees estar indignada y a ti misma por haberte 'prostituido' poniéndote todas esas máscaras que ahora, en este momento, tanto detestas. Con tu ejemplo, otros reconocerán el camino, y toda la violencia desaparecerá de este mundo.

 

Con amor. De mi Ser a tu Ser.

 

 

 

miércoles, 22 de febrero de 2012

Inelia Benz

 

Muy interesante a partir del min.22:10.

No sé tu, pero yo tengo la extraña sensación de la 'calma que precede a la tormenta'. Si oso comentarlo, me tratan de loco, de iluso, de delirante insensato.

 

 

 

 

 

domingo, 19 de febrero de 2012

Emancipación

Hubo una vez un tiempo en que nuestros antepasados antediluvianos convivieron respetuosamente con el resto de las criaturas hasta entonces conocidas en la Tierra, amparados todos bajo la misma bóveda celeste. No existían aún las servidumbres, ninguna bestia había sido todavía domesticada, ninguna semilla cultivada, desconocida era la tradición del pastoreo. No había ninguna libertad que conquistar. Ningún yugo que sacudir. Tras un millón y medio de años evolucionando lentamente sobre la faz de la tierra, el etiquetado como Homo Habilis, último miembro de la cadena evolutiva de los homínidos, convivía en perfecta simbiosis con su ecosistema. Los elementos (La lluvia y el sol) eran honrados y reverenciados como fuentes fecundadoras, incuestionables para la supervivencia.

Sin embargo, hace cerca de 300.000 años aquel último homínido bípedo de costumbres tribales que se socializaba en clanes y que había llegado a pulir la piedra lo suficiente como para destripar a las bestias de las que se alimentaba, presenció, atónito seguramente, la súbita aparición de lo que parecía ser un pariente radicalmente evolucionado, una especie semejante si bien completamente nueva. Aparecía el Homo Sapiens. Un nuevo ser, provisto de la volumetría craneal suficiente como para cobijar al neocórtex. Sin embargo, este nuevo miembro de la comunidad humana, no tenía todavía la capacidad de reproducirse de modo autónomo. Debieron pasar todavía 250.000 años hasta que entrase en escena un homínido capaz de asumir la consciencia de su individualidad. Hace 50.000 años aparecíamos los Cro Magnones (Homo Sapiens Sapiens). Un salto evolutivo que todavía supone un rompecabezas para la comunidad de antropólogos y que, sin embargo, es sutilmente descrito en el libro del Génesis (2:15) cuando se relata que Adán contraviniendo el mandato divino, mordió el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal...en otras palabras, fue dotado de la capacidad para reproducirse, abandonar su estadio híbrido-estéril.

La comunidad científica, heredera y anclada en postulados darwinianos, todavía no ha hallado una respuesta coherente al extrañamente espontáneo advenimiento de esta especie y todavía se halla tras la pista del deseado 'eslabón perdido' que dé con la clave lógica de un salto evolutivo sin precedentes, la razón de la aparición del Hombre de Cro-Magnon u Homo Sapiens Sapiens, es decir nosotros.

Nuestra vinculación con el planeta que nos ha cobijado ha sufrido, desde entonces, diferentes fases que oscilan entre el más sagrado y reverencial respeto hasta la más profunda de las ignorancias, algo por otra parte totalmente natural si consideramos el olvido que experimentamos a medida que nos alejamos en el tiempo de la fuente de cualquier conocimiento adquirido.

Sin embargo, una multiplicidad de etnias y culturas aborígenes de todo el planeta, herederas más directas de aquel hombre libre, desprovistas ciertamente del excesivo desarrollo intelectual del hombre moderno y, por ello, capaces de mantenerse fieles al recuerdo de sus antepasados, han dado testimonio de la respetuosa consideración que sus ancestros profesaron por la Tierra.

 

Tapuat (la madre tierra para el pueblo hopi) está indudablemente animada por una energía femenina, la misma que los griegos otorgaban a su Gaia, la Gea romana, la Pacha Mama de mesoamérica o la misma Ki de las tradiciones sumerias, el planeta que cobija a todo ser vivo, ya sea animal, vegetal o mineral. No en vano las epopeyas babilónica de la creación del sistema solar, transcriptas por hace 4500 años, y en las que se inspiraron los escribas de la Biblia hebraica, revelaban ya la inconfundible naturaleza femenina de la entonces prototierra:

Enuma Elish: «Cuando, en las alturas, el Cielo no había recibido nombre, y abajo, el suelo firme no había sido llamado; nada [había] salvo el primordial Apsu [el Sol] su Engendrador, Mummu [Mercurio] y Tiamat -la que les dio a luz a todos; Sus aguas se entremezclaron. Ninguna caña se había formado aún, ni tierra pantanosa había aparecido. Ninguno de los Dioses [el resto de planetas] había sido traído al ser aún, nadie llevaba un nombre, sus destinos [órbitas] eran inciertos [erráticas]»

Los llamados dioses de la mitología, aquellos a quienes las tradiciones mesopotámicas y egipcias otorgan el papel de cíclicos transmisores de conocimientos a la humanidad, forjaron con la testimoniada y prolongada presencia entre nosotros los humanos, un deseo de trascender la mortalidad, de probar finalmente el fruto prohibido del árbol de la vida, conocimiento vetado a Adán y Eva desde que fuesen expulsados del Jardín del Edén por el contradictorio Elohim Yahweh. Los lamentos del rey de Uruk, el gigantesco Gilgamesh, por alcanzar la inmortalidad, anhelo expresado para si en virtud de su reclamada calidad de semidiós, reflejan una constante en el hombre, desde la noche de los tiempos, por comprender el sentido de la vida.

Varios fueron los personajes que a lo largo de los siglos marcaron, con sus testimonios filantrópicos, un particular y reconocido hito. Enoch, Ziusudra (el Noé bíblico) Quetzalcoatl (el egipcio Toth), Hathor, Osiris, Isis, Horus, Buda, Krisna, Zaratustra, Jesús, todos ellos comprometidos con el anuncio del fin de los tiempos, el ocaso del yugo de la ancestral servidumbre que pesa sobre nuestras cabezas como especie y con el proceso de emancipación que por derecho corresponde a la humanidad una vez alcance la madurez para valerse por si misma. Todas las legendarias profecías registradas por multiples culturas y etnias apuntan a que, final y felizmente, ese momento está aquí, que estamos despertando a la consciencia de nuestra luz eterna (lux aeterna), la verdadera naturaleza y destino del ser espiritual que somos, una vez concluido el ciclo de experiencias como mortales humanos. Un despertar que, como todos los regresos de un sueño profundo, está siendo doloroso para los que hemos permanecido ajenos a su realidad espiritual.

El dolor de Maria por la muerte de su hijo, el Redentor de la humanidad, es el eje epifánico del Stabat Mater, este poema religioso del siglo XIII. Un dolor que, al ser rememorado con la puesta en escena de esta obra (http://coros.wordpress.com/2012/01/09/stabat-mater-k-jenkins/), reclama un necesario y especial eco, en virtud del testimonio de fraternidad que aquél al que llamaron Jesucristo legó a la humanidad. «amaos los unos a los otros como yo os he amado»... «amarás a tu próximo, igual que te amas a ti mismo» Un mensaje cuya trascendencia nunca podrá ser suficientemente enfatizada.

El resurgir del ostracismo de una feminidad latente en nosotros los humanos, hombres y mujeres, indistintamente del sexo físico del que físicamente estemos revestidos (y ya sabemos con certeza que el cuerpo pasa), supone el fin de un ciclo de dualidad interpretado por las polaridades (masculino/femenino, positivo/negativo, intelecto/sentimiento) que dan luz (procrean físicamente la vida) a este universo. En los albores de una Era dorada de reconciliación entre los opuestos, donde las energías aparentemente enfrentadas se revelan finalmente complementarias, La mater dolorosa, esa ignorada y doliente madre tierra a la que durante nuestro periplo exploratorio por sus dominios tanto hemos ignorado, nos ofrece ahora, transmutándose y renovándose, la promesa de un nuevo amanecer, de un nuevo entorno de paz y armonía en el que ella misma se está convirtiendo.

Una vida sin muerte, una inmortalidad buscada ancestralmente por nosotros como especie en el pasado y cuyo anhelo sigue latente en nosotros en el presente está muy próxima a manifestarse. La parturienta madre tierra, que en nada dista, desde nuestra perspectiva, de la figura de la sufriente Magdalena a los pies de su amado crucificado, nos invita a aceptar el cambio, nuestra legítima metamorfosis, para poder traspasar el umbral de esa nueva morada en la que se está convirtiendo.

A cambio de nuestra consideración por el proceso que ella misma está atravesando, la madre nos abre las puertas de su renovada epidermis. Para todo aquél que sea capaz de renunciar a su beligerancia y fanatismo, para todo aquel que, reconociendo sus intransigencias pasadas, reconozca y abrace miedos que lo atenazan, perdonándose a si mismo, y perdonando a sus hermanos por la falta de perspectiva, por la ignorancia en la que todos estuvimos sumidos respecto de la realidad de la Tierra como entidad viva y consciente que siempre ha sido.

El voluntario 'sacrificio' del espíritu que anima el planeta por alojarnos, sabedor entonces del dolor que le ibamos a causar una vez desconectásemos los diodos del hemisferio derecho para explorar el ámbito de la razón, del intelecto, aceptó la manipulación (y hasta violación) de sus recursos en plena consciencia de su amor por todos nosotros. Por paradójico que suene, todo ello fue parte de un proceso que nosotros mismos planeamos de antemano junto a ella, en virtud de nuestra naturaleza multidimensional, desde el 'futuro' del que procedimos. Un proceso que, no obstante, nos vimos obligados a ocultar atrás el velo del olvido (maya, Isis) debido al necesario trance amnésico que implícitamente se precisaba para experimentar en toda su magnitud la vida como humanos mortales. Un trance del que precisamente ahora somos invitados a despertar.

"Diciendo mi verdad no trato de convencer al escéptico, sino de refrescar la memoria al adepto olvidadizo" (William Blake. Pintor y grabador inglés del s. XVIII)

Es el mismo planeta, la longeva y amada madre tierra, quien solicita ahora ser honrada y atendida en el gran parto cósmico que está atravesando –de cuya prueba son los evidentes dolores y las cada vez más frecuentes contracciones propias de todo nacimiento. Un parto cuyas repercusiones están siendo testimoniadas a más gran escala, en todo el sistema solar, con el astro padre y sus tormentas solares a la cabeza.

Estamos a las puertas de un nuevo salto evolutivo, otro más, sin duda, desde que la vida germinó en la tierra hace 3900 millones de años, si bien de una magnitud sin parangón. Un salto cuya dimensión precisa ser totalmente comprendida. Los narcisistas egos de todos y cada uno de nosotros, inflados y asustados por todas las necesidades de amparo insatisfechas en en todos nuestros pasados (las que reclaman ser - y sin duda serán- expresadas) podrían obstaculizar no obstante la correcta visión de una realidad más vasta y trascendental.

Esta epopeya, iniciada hace cientos de miles de años, testimoniada por los registros escritos incontestables ya mencionados, nos reclama ahora perdonarnos por lo errores de percepción cometidos, errores que tuvieron consecuencias dramáticas, desterrar la creencia en los falsos dioses como la enfermedad, la muerte o el cuerpo, en tal que espejismos a los que idolatramos para sublimar el dolor del caos que nos rodea. Somos invitados por las circunstancias a abandonar nuestros neuróticos papeles, renunciar a los personajes interpretados, a las etiquetas y a las definiciones intelectuales que a nada nos han conducido más que a aumentar el sentimiento de desamparo en el multiescénico teatro de vanidades. Desalojando la escena del drama y retornando no ya a nuestro asiento en el patio de butacas, el mismo que ocupamos cuando accedimos voluntariamente al sueño de la vida material por primera vez, sino al mismo vestíbulo del teatro de la vida, ese lugar de no-tiempo donde podamos re-encontrarnos y re-conocernos, saludándonos con el olvidado y debido respeto que merecen las criaturas divinas que somos. Se nos invita a despojarnos de nuestras máscaras protectoras y lanzarlas pacíficamente a la ya crepitante hoguera de vanidades que globalmente se ha dispuesto a tal efecto, para recuperar y restituirnos los sentimientos, esa integridad dejada una vez en usura a cambio de un ego con el que poder defender los límites de nuestra individualidad en el cuadrilátero de esa densa experiencia que han supuesto los ciclos kármikos de la vida.

Todo ello para que, alineados nuestros cuerpos, emociones y mente, seamos capaces de reconocernos como las eternas criaturas de Dios que somos, la inmaculada e intachable grandeza de nuestra espiritual naturaleza. Creados por el Padre y a la vez cocreadores del universo, nos hallamos en la encrucijada que todo adolescente enfrenta cuando llega el momento de abandonar el nido paterno. Por supuesto que quienes han ostentado el rol de pastores tratarán por todos los medios de evitar la profetizada emancipación de su rebaño. Incluso provocarán la 'ira de los corderos', con tal de arrebatar la paz al hijo de Dios, una paz que le corresponde por derecho. Sin embargo sabemos que la clave para el anhelado fin de las tinieblas y el despertar a la luz se halla en nuestro corazón, la inagotable fuente de nuestra paz, la imperturbable e inviolable residencia de nuestro espíritu. Nuestra misión: disculparnos y congraciarnos con nosotros mismos por medio de la reconciliación con el planeta que nos ha cobijado voluntaria y desintesadamente, así como con todos los seres viviente que lo habitan, sean animales, vegetales o minerales, con los que hayamos compartido esa experiencia, por dolorosa que haya sido.

Si has leído hasta aquí te habrás dado cuenta de que estoy apelando a tu corazón. No me gano la vida escribiendo en este blog, por si esa era tu creencia. Igual que tu, yo también tengo que proveerme de un sustento para mantener cubiertas mis necesidades de supervivencia física y las de los míos. Sin embargo sé que hay un escenario más amplio que explica el aparente caos y pulsión destructiva que bservas a tu alrededor. Todo tiene una razón de ser. Se llama Dios. Siempre lo he sabido y ahora mas que nunca lo siento. Eres un ser eterno. La muerte no existe, no es lo que crees que es. Tu has decidido vivir esto. Tu eres dueño de tu destino. A cada momento. Seas o no consciente de ello. Porque de eso se trata. De estar o no despierto.

Regresar al Amor es todo lo que necesitamos. El amor es suficiente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 17 de febrero de 2012

Un curso de milagros (I)

 

¿Que significa para ti la palabra muerte?¿Cual es el significado que le has dado?¿De que fuente has obtenido ese significado? ¿Ha sido alguien en tu entorno familiar directo? ¿Un amigo?¿Una cadena de informaciones en los medios de difusión de masas? ¿Acaso has presenciado –e incluso constatado– el fin de la actividad orgánica de un ser cercano, un familiar, una mascota?¿Alguien te explicó que sucede después de la muerte? Si no obtuviste respuesta, ¿Qué significado te viste obligado a darle? ¿Influyó en dicho significado la emoción que experimentaste en ese contexto?¿Cómo te sentiste?¿Confuso?¿Triste?¿Abandonado?¿Pudiste saciar entonces la necesidad de expresar esos sentimientos entonces, o abiertas las compuertas del caudal emocional te viste incapaz de trascenderlas y desigues sumido todavía hoy en el caos emocional que te invadió entonces? ¿Acaso te obligaste a contener dichas emociones, influido por una convención, propia de las tradiciones de un entorno cultural totalmente desapegado?...¿Eres de esas personas que necesitan olvidar para poder abstraerse del recuerdo doloroso de la pérdida de un ser querido y del vértigo que la cuestión existencial te provoca?...¿Qué significado le das a la muerte?¿Acaso has decidido que morir es el fin de todo y ya está? ¿Es ese el significado que le dan/daban los que te rodeaban entonces, aquellos con cuyos esquemas mentales nutrías tu mente? ¿Te conforta esa idea, ese significado que le has dado a ese gran tabú para el que nadie nunca ha podido darte una respuesta coherente? ¿Te enfadas incomprensiblemente con todo aquél que afirma tener una perspectiva diferente a la tuya, por considerarla amenazante respecto a los esquemas que estructuran tu pirámide de valores?¿Tienes miedo a la muerte? ¿En qué está fundamentado ese miedo?¿Qué pensamientos afloran a tu mente con motivo del fallecimiento de un familiar?...¿Irá algún sitio?– te preguntas. Es obvio que esta persona deja de tener un papel activo en tu entorno. Los científicos (médicos) han constatado la detención de sus constantes y órganos vitales físicos. Dicen que 'ha muerto'. Pero no te dicen qué es la muerte...

En la era de los dispositivos tecnológicos más desbordantes seguimos sin tener una respuesta lógica al sentido de la vida. La razón continua negándonos su respuesta al secreto mejor guardado, ¿Quiénes somos?

Desproveer de significado a todos los objetos que observamos con nuestros ojos (físicos, y por ello finitos, es decir limitados, recuerda) constituye un ejercicio destinado a despojar de raíz la base desde la que otorgamos fundamento a la experiencia de existir en este mundo (planeta). Toda nuestra experiencia vital está fundamentada en una concatenación de significados totalmente dementes desprovistos de significado alguno, si uno se detiene por un instante a cuestionarlos con sentido común. El miedo a no tener suficiente es la base del pensamiento, ese 'sistema de significados' que sostiene el frágil (ahora ya es innegable) castillo de naipes de la convenida estructura de interacción que llamamos 'sociedad del bienestar'. El feneciente sistema financiero/prestatario, por ejemplo, está arraigado desde sus inicios en una original perversión: la necesidad de proveer un fondo inicialmente privado de estabilidad monetaria frente a hipotéticas y futuras carencias, el argumento por medio del cual se da por sentada la necesidad de pedir prestado lo que no se tiene para conseguir lo que se desea. Un sistema financiero cuya delirante rueda precisa ser nutrida, una vez consensuada y aprobada su existencia, obviamente con fondos públicos. El miedo al caos, a la inestabilidad, es, pues, el origen del sistema impositivo/tributario. ¿Te das cuenta? Detrás de cualquier a priori sobre el que se asiente una estructura de poder hallarás el miedo. Miedo a no tener, miedo al abandono, miedo al rechazo, miedo a las situaciones confusas, miedo en definitiva a sufrir. Quienes conocen que éste es el pie del que cojeas, saben que eres el ciego en un país gobernado por una oligarquía de tuertos: ellos.

Desde el momento en que una estructura cualquiera empieza a ser cuestionada automáticamente se pone en marcha el fascinante proceso de su desmontaje. Pongamos por ejemplo la defensa nacional, el sistema del servicio militar obligatorio, incuestionado hasta hace una década, ya no se concibe en la mayor parte de las naciones desarrolladas. La resignación de los pueblos a las guerras ha dejado paso a un irreversible proceso de desmantelamiento de esquemas que hasta hace bien poco se daban por sentados e incuestionables.

El miedo no se puede tocar, no se puede medir, no se puede encapsular, no se puede sentir y sin embargo es el origen, la raíz de la ausencia de armonía en el mundo. Mejor dicho, es la negación (la represión) de algo mas tangible, la huída hacia adelante en un contexto de desconcierto, lo que indefectiblemente alimenta la energía del miedo. Es el miedo lo que debe ser desenmascarado, expuesto a la luz. ¿El miedo a qué? Te preguntarás. Esa es la cuestión, ¿A qué tienes miedo en el fondo?

Para aceptar el verdadero sentido de la existencia es necesario desproveerse de los significados, accesorios con los que hemos revestido este misterioso enredo.

Este reloj, no significa nada, esta puerta no significa nada, esta llamada telefónica no significa nada, la cifra 2012 no significa todo eso de lo que se me está alertando...adelante, quítale significado a todo lo que no comprendes ni deseas compender. Por poco cabal que le parezca a tu ego, es un ejercicio de lo mas saludable, e incluso divertido.

martes, 14 de febrero de 2012

Project Looking Glass

 

Miedo al miedo

Ojos asustados miran con recelo, a ojos asustados que observan con temor.
El miedo no sentido al dolor.
Miedo a sentir. Duele el miedo.

Y sin embargo somos depositarios del mayor don, el del amor. Ya sé, estás cansado de oir esa palabra tan masticada. No crees en el amor. Estás tan decepcionado...años y años oyendo hablar de amor, bla, bla, bla...y no ha visto mas que rivalidades, envidia, celos, orgullo, verguenza, pereza, desidia, falta de compromiso a tu alrededor.
Desde pequeño te has acostumbrado a las mentiras. Te mintieron tantas veces que diste por sentado que mentir era a fin de cuentas una buena herramienta para funcionar en este mundo. Un mal menor.¿Qué hay de malo en mentir? A fin de cuentas todo el mundo miente”, te dijiste. "Quien roba a un ladrón tiene mil años de perdón". Mintiendo y robando se pueden conseguir cosas en este mundo que con honestidad y honradez no se consiguen. Mentir acerca de ti, acerca de otros...aprendiste, a tu pesar, que todo vale, sin importar el dolor causado. "De todos modos a nadie le importo realmente. ¿Por qué voy a ser considerado con nadie? A fin de cuentas el mismo sistema (justicia, leyes, gobierno) está prostituido...el tuerto es el rey en el país de los ciegos."

«El fin justifica los medios» esa máxima amparada por el marxismo, esa ideologia que alguien muy docto (!) dijo que venía en el s.XIX a devolverle la dignidad al obrero oprimido, se reveló como un truco de ilusionismo que los controladores del teatro del mundo se sacaron de la manga para seguir manteniendo a la Humanidad sumida en su amnesia colectiva. Algo tenían que cambiar para que todo siguiera igual...se dijeron. "Hay que expandir los límites de la prisión en la que les tenemos encerrados, de lo contrario corremos el riesgo (fatal para nosotros), a medida de que sus consciencias crezcan, y esto sí que no podemos controlarlo/evitarlo si se lo proponen de verdad– de perder nuestro poder de sugestión sobre sus mentes. Que están revolucionados? Vamos a darles la revolución que nosotros queremos. Somos maestros de la sugestión (publicidad) controlamos los medios, lo tenemos todo...nos hemos adueñado de la gestión de la cosa comunitaria, pública (Res Publica), hemos pervertido el sistema político adornándolo con retórica y todas las artes intelectuales."

Tus abuelos no pudieron, se resignaron. Desgastadas ya sus fuerzas, decidieron entregar su timón a la máquina del sistema y navegar al pairo. Se convirtieron en aquello mismo que de jovenes tanto alertaron (mayo del 68) o en su defecto bajaron los brazos y se volvieron misántropis eremitas. No pudieron evitarlo. Pero su esperanza no cayó en saco roto. Los primeros, antes de caer abatidos en el embriagador sueño de confort que el tren del progreso traía, y para mantener vivo el recuerdo de su propósito inicial, contagiaron a sus hijos, tus padres y les legaron sin darse cuenta la herencia que secretamente habían escondido durante su juventud, en el doble fondo de su mente, a la espera que alguien de su descendencia, con renovadas fuerzas y entusiasmo (divino tesoro de juventud), tomara el testigo. Y ahí estás tu, ante la disyuntiva de perpetuar el combate, resistiendo, o por el contrario atreverte a abandonar la lucha que ellos han alentado y patrocinado durante cientos y miles de años y conectar con tu propia responsabilidad ante tu propa vida. Y eso no signofica que te fustigues con un látigo virtual al darte cuenta de todo el dolor que has sembrado en tu rencorosa deriva, sino de que te des cuenta de que eres la sagrada herramienta por medio de la cual el amor se plasmará en este mundo y y lo liberará de la prisión de todos los resentimientos que arrastra el nefasto cometa del miedo. El amor solo puede llegar al mundo a través de ti. No resignado, como ellos, sino en paz contigo mismo. En definitiva quizá se trate de que asumas una nueva perspectiva: la de que tu paz no termine de llegar porque has estado resistiéndote a ella.

En el fondo no eres todo eso que han dicho (y te has creído) que eres. Dicen ahora por ahí que eres egoísta, que solo miras por ti, que no tienes consideración por los demás, que no respetas a los mayores que nunca has pensado más que en ti mismo, que no eres capaz de sentir nada verdaderamente por ellos. Y tu estás hart@ de tener que sentir por los demás...Tu pareja, tus padres, aquellos a los que considerabas como tus amigos –los que curiosamente nunca han estado cuando más los necesitabas...cuando te sentías desamparado, cuando «los necesitabas»...Siente esas palabras. Duele que te acusen de ser egoísta, porque tu sabes que en el fondo no lo eres. Sabes que eres generos@. No solo eso, sino que lo demostraste sobradamente mas allá de tus capacidades, de pequeño. Quisiste, amaste con todo tu corazón, pero te abandonaron. Niégalo si quieres, pero te estarás engañando a ti mism@. Es un hecho. Te decepcionaste y para no sentir más dolor te prometiste que no volverías a amar. Y a fe que lo has cumplido. Vaya si lo has hecho. No solo no has vuelto a amar realmente sino que, sin darte cuenta (la inconsciencia...) has exprimido, por acción u omisión, a los demás (tu pareja, tus compañeros/amigos, tus hijos, tus empleados...) en tu propio beneficio. Sin darte cuenta te has pasado la vida vengándote del desamor, del abandono que obtuviste a cambio del amor que habías entregado desinteresadamente. Es cierto, te aferraste a tu narcisismo infantil tratando de colmar todas las necesidades afectivas que no pudieron ser satisfechas en tu infancia.
Y ahora te hablan de amor, de superar y aceptar el pasado, de que tu eres tu propio enemigo pues tu rencor no te hace sino daño a ti mismo...los mismos que te abandonaron, que nunca supieron/quisieron amar (-te), ahora se creen con la autoridad para reprocharte que no hayas estado a la altura de sus expectativas...vaya, vaya te dices, aquí hay algo que no me cuadra...
Pero claro, se te dice que no se te ha ocurrido ponerte en su lugar y considerar que ellos, igual que tu, fueron en su día unos niños desamparados. Y cuando les tocó responsabilizarse de ti no superon ocupar su sitio. Buscaban pero nunca hallaron un sentido a la vida. Su perspectiva no les alcanza para transmitirte sosiego, paz, confianza, que es lo que siempre esperaste y necesitaste de ellos. De hecho te privaron de ella (seguramente con la mejor de las intenciones). Ellos mismos son incapaces de perdonar todo eso que te reprochan, pues como narcisistas que son, están más ocupados en reprocharte lo mucho que has cambiado.

«La paz que tanto anhelo debe estar en otro sitio diferente», te dices...sin duda. ¿Por qué no mirar en el interior? ¿Quizá tu libertad esté más cerca de lo que nunca creíste? Quizá nunca estuvo lejos. Tanto tiempo buscando afuera, en las relaciones, en las adicciones, en juzgar o etiquetar a los demás, a los adictos, y la respuesta viajaba siempre contigo, reflejándose en el espejo que el mundo te brindaba.

Este mundo (entendido como la forma de vincularnos) se hunde, afortunadamente. Sabes que esta farsa debe ser desmontada. Que perpetuar un escenario caduco no es vida. Es más, muy en el fondo sabes que tu mism@ «has venido» para desenmascarar la mentira. Sabes que para que la vida sea de nuevo lo que tu sabes que en el fondo es (aunque no sepas explicarlo con palabras), hay que deshacerse de todo lo superficial. Sí, claro, me dirás que lo que sobra es el consumismo, una lacra monumental fundamentada en el sistema capitalista. Pero ¿acaso te has planteado verlo desde otra óptica? ¿Acaso has contemplado que el consumismo no sea sino una válvula de escape para todos los que, como tu, están pidiendo (sin decirlo) que les quieran simplemente por lo que son, aunque no sepan expresarlo?...Como no hallan respuesta a esa petición tan básica y legítima, tratan de mantenerse anestesiados ante la tragedia que se ha cernido sobre sus corazones desde que su recuerdo alcanza. Son adictos a consumir porque de otro modo morirían, no de inanición sino de pena. Están robotizados, sí. Pero ¿te has planteado observarles también a ellos (no solo a ti mismo) como víctimas? ¿No será que amor es todo lo que necesitas? ¿Y para qué es el amor sino para darlo?

El miedo te empuja a defenderte. Y qué mejor defensa que un buen ataque. Y qué mejor ataque que un ácido y corrosivo juicio. O acaso un conmovedor alegato victimista. Tanto monta cuando se trata de manipular las situaciones en tu beneficio (te dice el ego) ¿De verdad sirve de algo juzgar? Piénsalo. ¿Como te has sentido tu cuando te juzgaron? Cada vez que emites un juicio estás forjando tu propia espada de Damocles, lanzando un boomerang que curiosamente cada vez regresa más rápido.

Por mucho que fuese cierto tu error y el daño que ocasionó, ¿cambiaste acaso de actitud como consecuencia de una crítica recibida (por 'constructiva' que fuese) como respuesta, o acaso no te aferraste con más fuerza a tus convicciones, a tu orgullo? ¿Y qué es el orgullo sino el reducto amurallado donde se parapeta el recuerdo de las humillaciones padecidas? Detrás de todo orgulloso hay un ego asustado, una armadura oxidada...¿No será que lo que sobra, de entrada, es el juicio, la crítica, las acusaciones constantes («no me gusta lo que te pones, qué peinado tan feo, qué gorda/flaca que estás, siempre estás igual, qué ignorante eres, qué sabiondo, qué mal hijo, qué ineficaz, qué perfeccionista...»). ¿No será que lo que hace falta es comprensión y compasión ante el miedo acumulado? ¿Y por qué no empezar por desarticular y reducir al más duro de tus jueces, tu mismo ego, alojado en tu mente?

No iremos a ninguna parte colectivamente a menos que nos perdonemos mutuamente los errores cometidos y padecidos. De aquí no se mueve más el tren del progreso hasta que el grifo de las emociones sea desatascado y los sentimientos censurados sean expresados e integrados en la mente consciente, parecen estar diciéndonos las circunstancias. Tu tienes el poder para revertir el dolor a tu alrededor. Lo sabes. Y ese poder radica en tu paz interna, de cuyo rescate eres el único responsable y mejor capacitado.

«Por sus actos los conoceréis»

No necesitas esforzarte por desembarazarte de nada. La vida, ese proceso inteligente más allá de tus creencias, te está quitando todo el lastre, el exceso de peso con el que cargabas. Lo que sucede es que, habiéndote aficionado tanto a tu papel de víctima, piensas que te están quitando lo imprescindible, cuando en realidad estás atravesando un túnel forzoso de lavado, necesario para todo renacimiento. Tu única responsabilidad consiste en aceptar y no resistirte. Eso significa no reaccionar defensivamente. No seguir parapetándote detrás de los muros de tu hasta ahora inexpugnable fortaleza («me basto a mi mism@, no necesito a nadie, no cambies...). El orgullo, siempre el orgullo. Cuanta lápidas grabadas con orgullonpueblan los cementerios...

Hay un okupa en tu mente...

Sé que es difícil bajar los brazos cuando todavía consideras que la vida está en deuda contigo, o que el mundo está repleto de amenazas. Pero considera por un instante esto: es tu ego el que esta asustado ante la inminencia del fin de su reinado. Ergo, tu no eres tu ego.
Algo mas vasto está sucediendo al margen de tu demente necesidad/capacidad de control. Es tiempo de que empieces a considerar seriamente la escisión operada en tu mente y a despedirte del tirano que ha gobernado tu nave desde el puente de mando. Es tiempo de perdonarte por haber tenido que plegar tus sentimientos a la demencia de quienes te precedieron y mantuvieron encendida esta hoguera de vanidades. Es tiempo de recuperar la dignidad y devolver los pensamientos ajenos, que adoptaste como propios.

Entre tu y yo, ahora que nadie nos oye, sabes que eres mucho más que el cuerpo físico que te reviste. Ya has estado aquí multitud de veces, en esta escuela que es el teatro de la vida, interpretando múltiples y variados papeles. Ya aprendiste tus lecciones. Ahora has venido a ayudar al despertar, a cooperar en el gran parto que la tierra, la madre que nos ha nutrido incondicionalmente, está atravesando. Estás aquí para ser comadrona y a la vez la criatura. Has venido a recuperar tu paz y transmitirla a tus hermanos. El fin del trayecto de este ciclo está próximo. ¿Sorprendido/a? "¿Por qué no lo están diciendo las noticias, los titulares de prensa, la radio?" Te preguntarás. Muy sencillo. Ellos son los inconscientes secuaces a sueldo de tus "hermanos de la oscuridad", los que han interpretado el papel de pastores del rebaño, los que han dirigido por generaciones los hilos del teatro de marionetas y necesitan seguir manteniendo sus egos inflados. Son los que nunca leerán estas palabras y si lo hacen será para ridiculizarlas o juzgarlas. Son las personas que inventaron las reglas con las que el mundo se ha regido y se han acomodado a su estatus de dominio. Son los que cíclicamente han jugado al yoyó con la especie humana, poniendo y quitando sistemas a su antojo. Algunos de ellos no son siquiera de este mundo. Para ellos la tierra ha sido como un zoológico, un parque temático de experimentación genética. Ahora capitalismo, ahora comunismo...ahora derecha, ahora izquierda, ahora abundancia, ahora pobreza, persuadiéndote, a ti y a tus antepasados, con sus campañas electorales, de que llegaba la hora del cambio. Pero nunca llegaba. Tus abuelos se dieron cuenta del engaño pero no tuvieron tiempo, ni ganas les quedaban ya, para contártelo. Simplemente confiaron en que el despertar lo traerías tu. Ellos, igual que tu, habían nacido para devolver la paz al mundo. Y te llamaron a ti para que les ayudaras a sembrar el amor, a anclarlo en la tierra, que tan necesitada está de ver a sus habitantes reconciliados. Y llegaste a su hogar, atento a su llamada. Lo que ocurre es que, muy a su pesar, te transmitieron todos los miedos que les inocularon en vena sus antepasados. Ahora te ruegan que honres tu pasado perdonando su ignorancia. Se ponen de rodillas clamando por tu magnánima redención. ¿Serás capaz de ejercer tu condición de hijo de Dios, o vas a seguir alimentando la cadena de rencor? ¿Vas a esperar el regreso mesiánico o vas a plasmar la energía crística que atesoras? ¿Resentido? Bravo!, ya tienes algo de lo que desprenderte. Manos a la obra!

Todos somos parte del sistema. Y el sistema, como el imperio romano, está colapsando porque ha terminado su tiempo. Nada es para siempre en este mundo. Al igual que los espejismos duran en tu retina lo que tardas en percatarte de que son percepciones ilusorias, también las estructuras de este mundo se están desvaneciendo a medida que se expande la conciencia de la humanidad sobre su eterna y dinámica naturaleza. La conciencia acerca de su destino, de la ruta más amplia, la autopista desde la que nos desviamos para explorar, cuales turistas aventureros, los rincones de un mundo limitado pero maravillosamente rico y diverso. Hemos aprendido a amarlo a base de conocer todos sus rincones oscuros.
Te han dicho que todo es relativo y sin embargo tu miedo es muy real. ¿Tienes miedo al 21 de diciembre de 2012? ¿A los tsunamis? ¿Al corralito?¿Quien te lo ha transmitido? ¿Los medios? Estas enganchado a los medios informativos, pero a la vez quisieras no saber nada, que nadie te hubiera contado nunca nada.
Todo sucede tal como estaba previsto, más allá de tu estado de ánimo. Y sin embargo no eres ese grano de arena en la inmensidad del desierto. Tu puedes conseguir que millones de granos se aglutinen y vuelvan a ser una duna con consciencia propia. Clamas por tu propia libertad. Pidela y la tendrás. Entrégate al río de la vida. Exprésate. De eso se trata. Llora y ríe a partes iguales. No le pongas etiquetas al dolor, ni razones más tratando de calmarlo. El dolor no mata. Lo que mata lentamente es reprimirlo...mata lentamente el sufrimiento, el pasar pena. Simplemente suéltate, suelta tus emociones ahora que ya no hallan lugar donde ser retenidas, ni tiempo hasta el que seguir siendo aplazadas. Eres dueño de tus sentimientos. Exprésalos libremente. No tengas miedo a perder, al dolor, no te apegues al sufrimiento ajeno. Cada cual está atravesando su propia metamorfosis. Yo la mía, tu la tuya...cada cual es responsable de si mismo. Podrás dar cuando tu mismo estés colmado. Adelante...
La mentira se revela ahora, finalmente como esa bomba de relojería programada para explotar en nuestras manos debido al desgaste que por rozamiento ha tenido la carcasa que protegía al detonador. Como todo en este mundo (fíjate que digo 'este' mundo...) la mentira tambien tiene un origen. Hubo un momento en que la mentira no era un recurso automático con el trepar y obtener un estatus mas valorado, mas seguro, en la sociedad, sino una necesidad...una herramienta para protegerte. Pero ¿para proteger qué...?
Te mentiste a ti mismo cuando dejaste de pedir que te cogieran en brazos cuando lo necesitabas como el respirar. Hubieras dado todos los juguetes con los que inundaron tu habitación a cambio de unos minutos de sincera dedicación de parte de ellos, a cambio de un instante de honesta comunicación. Te hubieras ahorrado muchas pataletas, y berrinches. Pero no fue así. Tuviste que mentirte y negarte la realidad de tus sentimientos. No tuviste más remedio que traicionarte. Desde entonces te has pasado la vida tratando de devolver simbólicamente todos esos juguetes que te sobraban (y que te recordaban tu abandono) a quienes crees que los necesitan, con la secreta (inconsciente) necesidad de obtener a cambio una sincera mirada de aprobación. Buscas el amor por todas partes, pero no lo hallarás más que en la redención que tu mismo puedas otorgarte, la wue le concedas a tu niño/niña interno/a. Hónrate honrando a tu hermano. La paz que transmitas será la que tu te concederás. Nada permanece, todo fluye y se transforma. Y la alquimia de tu compasión por tus hermanos será la redención que tanto andas buscando.
El cosmos entero está aguardando a que soltemos el miedo a amar, a expresar nuestro potencial compasivo, a que perdonemos lo que hasta ahora no ha sido perdonado, a que manifestemos nuestra capacidad redentora. Esencialmente, despojado de todas tus ideologías, necesidades y prejuicios, eres eterno. Siempre has existido y siempre existirás. Eres la chispa eterna de la luz de la que todos partimos. Eres embajador de Dios. Te honramos por ello.
¿Por qué escribo estas cosas en este blog? Me mueve una secreta alianza contigo, un sentimiento de hermanamiento con todo ser vivo que me conduce a valorar y dar crédito a tu legítima tristeza, la que todos tratan de aplacarte, para que te permitas afligirte sin miedo a sentirte juzgad@. Quizá un día puedas tu hacer lo mismo con quien un día se acerque a ti, desamparado, suplicando un hombro comprensivo donde poder soltar todo lo que lleva reteniendo, para poder llorar. Solo podrás reir con confianza en el futuro cuando hayas llorado todo el mar de lágrimas que tienes acumulado.





 

 

 

 

 

 

domingo, 12 de febrero de 2012

El gran parto

 

Segunda parte aquí

martes, 7 de febrero de 2012

Papa, tengo miedo

 

Recomiendo escuchar simultáneamente el audio propuesto.

Hace una semana íbamos una mañana mi hija de seis años y yo de camino al colegio. Mientras conducía por la sinuosa carretera que bordea la sierra iniciamos el siguiente diálogo.

Papá...

- Dime.

- ¿Existen los terremotos?.

- Sí.

-Yo no quiero que haya ningún terremoto aquí. Tengo miedo.

- ¿De dónde has sacado esa idea?- le pregunté.

- Silvia me ha dicho que estamos en alerta naranja y que va a haber un terremoto pronto.

Silvia es una compañera de clase, famosa -como buen libra- por su maravillosa capacidad comunicativa y dotes de persuasión, aunque a veces –sin darse cuenta por supuesto– eso le conduce a pisar terrenos pantanosos...

 - Verás, te voy a hacer una pregunta, Martina. ¿Verdad que nunca has visto un terremoto aquí?

- No. 

 - Ahora contéstame a esta pregunta por favor: Antes de que Silvia te dijera eso, ¿Tu tenías miedo a los terremotos?

-No. Había visto un trozo de una película de un terremoto con vosotros, pero para mi solo era una película. Cuando Silvia me ha dicho eso, entonces me he asustado.

 Ya hemos aclarado algo. El miedo es algo que, proceda de donde proceda, está originado en el exterior. Que se instale o no en nuestra mente, depende de nosotros, de nuestra permeabilidad. Somos dueños o esclavos de nuestros pensamientos en la medida que somos respectivamente conscientes o inconscientes ( ignorantes) de su procedencia. Los niños somos muy permeables al impacto de los decretos generados en pensamientos de miedo.

 - Entonces, estarás de acuerdo en que el miedo que tienes 'te lo ha dado' Silvia contándote lo que ha dicho.

- Sí.

- Muy bien. ¿Verdad que lo que tu quieres es no tener miedo a los terremotos? ¿Verdad que lo que quieres en realidad es sacarte esa idea, ese pensamiento, 'de la cabeza'?

- Sí, Papá, eso es.

- Bien. Papá te va a ayudar a dejar atrás el miedo. Cierra los ojos. Vamos a darle a ese pensamiento feo, tu miedo a los terremotos, la forma de araña peluda [esa es la fobia atávica de mi hija y de muchos niños, ¿cuál es la tuya?] Imagínate ahora que hay una araña peluda en tu habitación y que no recuerdas cuando ni cómo entró.

- Sí, Papá.

- ¿Verdad, mi amor, que todo lo que se ha metido en tu habitación, y no te gusta, puedes conseguir sacarlo? 

- Sí, pero si tu y mama me ayudais...

- Sí. Lo comprendo. Te ayudamos. Todos los padres ayudan a sus hijos al principio, para que un día sepan ayudar a los suyos o a otros niños. Conseguir hacer las cosas por uno mismo es muy divertido, pero más divertido es enseñar a otros...Verás, en realidad la araña está más asustada de ti que tu de ella...

-¿De verdad?

- Sí. Por eso se esconde en las esquinas oscuras de tu habitación. No 'piensa' en morderte o picarte. Simplemente en esconderse.

-¿Por qué?

- Hay personas que cuando ven una araña o cualquier otro insecto, no se les ocurre otra cosa que tratar de cazarlas. Los hay que incluso tratan de matarlas. Verás, igual que tu, la araña es capaz de sentir tu miedo. Y tu miedo le asusta. Sabe que una persona asustada es peligrosa porque es impredecible. Sabe que el miedo, [y no el odio], es lo opuesto al amor. Ella quisiera sentir tu amor, es decir, tener confianza en ti. Por eso, de vez en cuando, sale para descubrir si puede confiar en ti. Pero si siente que le tienes miedo al final no tendrá más remedio que atacarte. En realidad lo haría para defenderse. Lo hicieron sus padres y abuelos. A eso lo llaman los adultos “instinto de supervivencia.” 

Vamos a ver...Busca una bolsita de tela en tu imaginación. La primera que te venga a la mente. Ahora cierra los ojos y dile a la araña que puede salir, que no tenga miedo porque tu no le tienes miedo y por lo tanto no le vas a hacer daño. Venga, yo te ayudo.

Durante dos minutos estuvimos visualizando a la araña asomando primero sus patas y luego saliendo tranquilamente de su escondrijo.

- ¿Ya la ves?, le dije

- Sí!

- Deja la bolsita en el suelo frente a ella, y dile que puede meterse ella misma en la bolsita, donde estará segura. Allí nadie la pisará.

- Ya está, Papá.

- Muy bien. Ahora la sacamos al bosque y la dejamos libre de ir donde quiera. Durante el ritual simbólico no pude evitar dejar caer una lágrima. El miedo de mi hija me conectó con su valiente misión de despertarme a mi de mis propios miedos. Le di las gracias, me disculpé y le dije «te quiero» desde el fondo de mi corazón.

Ese día, a diferencia de otros, habíamos llegado diez minutos antes a la escuela, así que antes de bajarnos del vehículo, le pedí que hiciera dos dibujos de una misma araña peluda. 

-No sé si me saldrán iguales...

- No es necesario. Basta que tu sepas que se trata de la misma araña.

Mientras ella hacía eso, buscando en la guantera del coche, encontré...dos bolsitas de tela!. Cuando hubo terminado le dije:

- Toma. Mete ahora uno de los dos dibujos en esta bolsita.

- Papá, es igual que la bolsita que imaginé! 'Coincidencias sincrónicas de la vida', me dije, mirándome en el espejo retrovisor.

- Fantástico. Ahora escucha esto. Cuando tengas un momento de tranquilidad, quizá durante la merienda, busca a Silvia con tu mirada. Cuando en la distancia vuestras miradas se encuentren, dile en silencio que le perdonas. Luego acércate a ella, dile que le quieres y entrégale esta bolsita con el dibujo. A continuación dile 'gracias'. 

- ¿Y ya está?

- Sí, cielo. 'Te perdono, te quiero, gracias'. Eso es todo por tu parte. Al principio quizá ella se extrañe y no comprenda. 

-¿Qué pasará entonces, Papá?

-Tu dibujo le hará sentir el mismo miedo que tu sentiste cuando te contó lo del terremoto. En realidad eso sucederá porque le recordará el miedo que le produjo la araña que un día, cuando era muy pequeña, apareció en su habitación. Para ella la araña peluda todavía sigue allí. Solo la vió una vez, pero fue suficiente, le bastó para asustarse. Pero como sus papás no le creían, o le quitaban importancia, tuvo que hacer un dibujo de la araña para no olvidarla y te lo dio a ti. Ella sabía que tu [y todos a los que les contó lo del terremoto y se asustaron] te lo quedarías

-¿Por qué, Papá?

-Todos olemos el miedo de los demás, pero los niños y los animales están más conectados con esa habilidad. Silvia olió que a ti también te daban miedo las arañas. Por tu forma de ser, se dio cuenta de que en tu dormitorio había una, por lo que intuyó que tu comprenderías su miedo. Era su forma decirte 'tengo miedo de las arañas y necesito compartirlo con alguien’. Lo que ella quería era saber si tu creerías su historia y sentirías lo mismo que ella. Buscaba a alguien que le consolara y ayudase a vencer su miedo, alguien capaz de ayudarle a sacar la araña de su dormitorioNo fue su intención asustarte. Es solo que se sentía sola con su miedo. No sabía lo que hacía. Por eso debes perdonarla.

- Ya entiendo. Cuando se dé cuenta de eso, ¿se pondrá un poco triste?

- Sí, mi amor. Pero las lágrimas le harán muy bien. Recuerda lo que Papá siempre te dice: «Para eso Dios nos dio las lágrimas» No temas su reacción. Cuando le des tu dibijo ella sabrá que eso significa que tu ya no tienes miedo a las arañas...puede que se enfade al sentirse de nuevo sola con su miedo, pero al final vendrá a disculparse, te pedirá perdón y te dará las gracias por haberle dado el dibujo. Entonces tu le recordarás que ya la perdonaste el día que le trajiste el dibujo. Aunque lo hayas dibujado tu, en realidad se lo estás 'devolviendo'.

-Es verdad. ¿Qué crees que pasará con la araña de su habitación, Papá?

- Después de haber llorado, ella cogerá tu dibujo y en vez de tratar de dárselo a otro niño, se lo llevará muy decidida a sus padres y se lo dará. [entre tu y yo, quizá pase un tiempo hasta que eso suceda. Cuando ella ya no les necesite para sobrevivir...cuando sea independiente, pero esto no necesitas contárselo ahora a tu hij@]

- Será su forma de decirles que tuvo miedo, ¿verdad?

- Sí, eso es. Entonces sus papás comprenderán...

-¿Qué, Papá?

- Recordarán y se darán cuenta de que fueron ellos quienes, inconscientemente, metieron la araña peluda en la habitación de Silvia. 

Verás, igual que tu un día serás madre –si así lo deseas– todos los padres también un día fuimos niños...Y también nos dieron miedo las arañas. En los dormitorios de la mamá y el papá de Silvia también había una araña. Al poco de nacer y entrar en su nueva habitación, la vieron y trataron de contárselo a sus propios padres, ya sabes, los abuelos de Silvia. Como era la primera hija ellos buscaron por todas partes. Removieron toda la habitación haciendo mucho ruido. La pusieron patas arriba con tal de dar con «ese bicho que tanto asusta a nuestra niña». Pero no la encontraban. Cuando ya se dieron por vencidos, agotados, entonces les dijeron a sus respectivos hijos que sin duda tan solo se había tratado de una pesadilla, y que lo mejor era que en adelante olvidasen, que así desaparecerían las pesadillas. Los papás de Silvia intentaron advertir a sus propios padres más veces, pero pronto se vieron obligados a resignarse...Sabían que no les iban a creer. Cada vez se sentían más incomprendidos. Incluso quizá se sintieron objeto de burlas. Los adultos hacen chistes y se burlan de otras personas, incluso de sus propios hijos, para olvidarse de las burlas que ellos mismos sufrieron de pequeños. Ahora, además de seguir teniendo miedo, ellos estaban enfadados. Su papá quizá más que su mamá. En definitiva, no les escucharon.

Un día los papás de Silvia se fueron de sus respectivas casas, igual que mamá y yo lo hicimos, para formar un nuevo y propio hogar en el que tu pudieras vivir.

-¿Que pasó con la araña que había en sus habitaciones, Papá?

-Cada uno se llevó esa araña consigo. Tambien se llevaron su enfado. No pudieron evitarlo. Preferían eso a dejar la araña en la casa de sus padres.

- ¿Por qué?

- Por que tenían miedo a la reacción de sus papás, los abuelos de Silvia, cuando la encontrasen. Pensaban que, aunque no la hubiesen visto antes, tarde o temprano acabarían por descubrir a la araña y entonces o bien se asustarían –y quizá por eso se enfermasen (lo cual a ellos les pondría muy tristes y les haría sentirse culpables)– o bien se enfadarían con ellos por haberla dejado en su habitación, al irse de casa, sin avisarles, creyendo que sus hijos querían asustarles. 

-Pero eso no es verdad. Les habían avisado varias veces...

-Es cierto. Pero no les creyeron. No habían conseguido verla porque la araña, al ver sus formas bruscas, temió que quisieran hacerle daño por lo que se escondió donde no pudieran encontrarla. Los adultos se suelen comportar de esa manera porque tienen miedo, aunque rara vez lo reconozcan.

Cuando nació Silvia, las dos arañas se escondieron en su habitación. Sabían que la habitación de un niño siempre era el mejor sitio para ser encontradas, reconocidas y abrazadas. Se hicieron tan amigas la una de la otra que parecían una sola. De hecho Silvia creía que solo había una araña en su dormitorio porque nunca salían juntas de su escondite sino una vez cada una.

Ahora no debes preocuparte. Cuando Silvia les dé tu dibujo a sus padres, ellos normalmente se pondrán tristes un rato. Luego los tres juntos le dirán a la araña que puede salir de su escondite sin miedo, que no le harán daño. Igual que hemos hecho tu y yo ahora. A continuación verán como la araña en realidad eran dos, una de su papá y otra de su mamá. Los tres juntos dejarán a las dos arañas libres en el bosque. Finalmente consolarán a Silvia de su miedo y se disculparán por haber traído sus propias arañas a la familia. 

- Y Silvia ya no tendrá más miedo a los terremotos...

- Eso es. Entonces Silvia les recordará que ya les perdonó cuando les trajo el dibujo.

-¿Que harán sus papás entonces con el dibujo?

Después de haberse secado todas las lágrimas por los recuerdos que tu dibujo les traiga, cada cual dibujará su propia araña (quizá sea una serpiente, o una rata...dependerá de qué forma le den a sus miedos) y se lo llevarán a sus propios padres, los abuelos de Silvia y les perdonarán.

- y ayudarán a las arañas a salir de su dormitorio.

- Eso es. Quedan muchos insectos escondidos por acompañar al bosque. A tu dibujo le queda una larga y bonita misión que realizar.

...

Quizá te preguntes qué hicimos con el otro dibujo que hizo mi hija (recuerda que le hice hacer dos)...eso mismo me preguntó ella. Le contesté que me lo llevaba de vuelta a casa. Que era para nosotros, sus padres. 

- Discúlpame y gracias, le dije, mientras se me escapaban dos lágrimas. Te quiero.

- Te quiero, Papá.

Me dio un beso y me sonrió con ternura. Supe entonces que había comprendido. Al llegar a casa, por la tarde, los tres juntos ayudamos a sacar a la araña de mamá de debajo de la cama y llevarla al bosque. Mágicamente no ha vuelto a mencionar el tema de los terremotos.

Y tu, ¿De qué tienes miedo? ¿Cuál es tu fobia atávica?

Dedicado a Rodrigo y a mis padres.

 Lars Quetglas. Derechos de reproducción impresa reservados. Agradecimientos especiales a Sonia. Si quieres compartir este cuento, no tendré inconveniente. Tan solo recuerda mencionar su origen. Gracias. He escrito un ensayo complementario a este relato, por si te interesa...

Si este relato te ha incomodado en alguna medida, antes de juzgarme o criticarme, quizá consideres oportuno mirar debajo de tu cama.