El miedo no sentido al dolor.
Miedo a sentir. Duele el miedo.
Y sin embargo somos depositarios del mayor don, el del amor. Ya sé, estás cansado de oir esa palabra tan masticada. No crees en el amor. Estás tan decepcionado...años y años oyendo hablar de amor, bla, bla, bla...y no ha visto mas que rivalidades, envidia, celos, orgullo, verguenza, pereza, desidia, falta de compromiso a tu alrededor.
Desde pequeño te has acostumbrado a las mentiras. Te mintieron tantas veces que diste por sentado que mentir era a fin de cuentas una buena herramienta para funcionar en este mundo. Un mal menor. “¿Qué hay de malo en mentir? A fin de cuentas todo el mundo miente”, te dijiste. "Quien roba a un ladrón tiene mil años de perdón". Mintiendo y robando se pueden conseguir cosas en este mundo que con honestidad y honradez no se consiguen. Mentir acerca de ti, acerca de otros...aprendiste, a tu pesar, que todo vale, sin importar el dolor causado. "De todos modos a nadie le importo realmente. ¿Por qué voy a ser considerado con nadie? A fin de cuentas el mismo sistema (justicia, leyes, gobierno) está prostituido...el tuerto es el rey en el país de los ciegos."
«El fin justifica los medios» esa máxima amparada por el marxismo, esa ideologia que alguien muy docto (!) dijo que venía en el s.XIX a devolverle la dignidad al obrero oprimido, se reveló como un truco de ilusionismo que los controladores del teatro del mundo se sacaron de la manga para seguir manteniendo a la Humanidad sumida en su amnesia colectiva. Algo tenían que cambiar para que todo siguiera igual...se dijeron. "Hay que expandir los límites de la prisión en la que les tenemos encerrados, de lo contrario corremos el riesgo (fatal para nosotros), a medida de que sus consciencias crezcan, y esto sí que no podemos controlarlo/evitarlo si se lo proponen de verdad– de perder nuestro poder de sugestión sobre sus mentes. Que están revolucionados? Vamos a darles la revolución que nosotros queremos. Somos maestros de la sugestión (publicidad) controlamos los medios, lo tenemos todo...nos hemos adueñado de la gestión de la cosa comunitaria, pública (Res Publica), hemos pervertido el sistema político adornándolo con retórica y todas las artes intelectuales."
Tus abuelos no pudieron, se resignaron. Desgastadas ya sus fuerzas, decidieron entregar su timón a la máquina del sistema y navegar al pairo. Se convirtieron en aquello mismo que de jovenes tanto alertaron (mayo del 68) o en su defecto bajaron los brazos y se volvieron misántropis eremitas. No pudieron evitarlo. Pero su esperanza no cayó en saco roto. Los primeros, antes de caer abatidos en el embriagador sueño de confort que el tren del progreso traía, y para mantener vivo el recuerdo de su propósito inicial, contagiaron a sus hijos, tus padres y les legaron sin darse cuenta la herencia que secretamente habían escondido durante su juventud, en el doble fondo de su mente, a la espera que alguien de su descendencia, con renovadas fuerzas y entusiasmo (divino tesoro de juventud), tomara el testigo. Y ahí estás tu, ante la disyuntiva de perpetuar el combate, resistiendo, o por el contrario atreverte a abandonar la lucha que ellos han alentado y patrocinado durante cientos y miles de años y conectar con tu propia responsabilidad ante tu propa vida. Y eso no signofica que te fustigues con un látigo virtual al darte cuenta de todo el dolor que has sembrado en tu rencorosa deriva, sino de que te des cuenta de que eres la sagrada herramienta por medio de la cual el amor se plasmará en este mundo y y lo liberará de la prisión de todos los resentimientos que arrastra el nefasto cometa del miedo. El amor solo puede llegar al mundo a través de ti. No resignado, como ellos, sino en paz contigo mismo. En definitiva quizá se trate de que asumas una nueva perspectiva: la de que tu paz no termine de llegar porque has estado resistiéndote a ella.
En el fondo no eres todo eso que han dicho (y te has creído) que eres. Dicen ahora por ahí que eres egoísta, que solo miras por ti, que no tienes consideración por los demás, que no respetas a los mayores que nunca has pensado más que en ti mismo, que no eres capaz de sentir nada verdaderamente por ellos. Y tu estás hart@ de tener que sentir por los demás...Tu pareja, tus padres, aquellos a los que considerabas como tus amigos –los que curiosamente nunca han estado cuando más los necesitabas...cuando te sentías desamparado, cuando «los necesitabas»...Siente esas palabras. Duele que te acusen de ser egoísta, porque tu sabes que en el fondo no lo eres. Sabes que eres generos@. No solo eso, sino que lo demostraste sobradamente mas allá de tus capacidades, de pequeño. Quisiste, amaste con todo tu corazón, pero te abandonaron. Niégalo si quieres, pero te estarás engañando a ti mism@. Es un hecho. Te decepcionaste y para no sentir más dolor te prometiste que no volverías a amar. Y a fe que lo has cumplido. Vaya si lo has hecho. No solo no has vuelto a amar realmente sino que, sin darte cuenta (la inconsciencia...) has exprimido, por acción u omisión, a los demás (tu pareja, tus compañeros/amigos, tus hijos, tus empleados...) en tu propio beneficio. Sin darte cuenta te has pasado la vida vengándote del desamor, del abandono que obtuviste a cambio del amor que habías entregado desinteresadamente. Es cierto, te aferraste a tu narcisismo infantil tratando de colmar todas las necesidades afectivas que no pudieron ser satisfechas en tu infancia.
Y ahora te hablan de amor, de superar y aceptar el pasado, de que tu eres tu propio enemigo pues tu rencor no te hace sino daño a ti mismo...los mismos que te abandonaron, que nunca supieron/quisieron amar (-te), ahora se creen con la autoridad para reprocharte que no hayas estado a la altura de sus expectativas...vaya, vaya te dices, aquí hay algo que no me cuadra...
Pero claro, se te dice que no se te ha ocurrido ponerte en su lugar y considerar que ellos, igual que tu, fueron en su día unos niños desamparados. Y cuando les tocó responsabilizarse de ti no superon ocupar su sitio. Buscaban pero nunca hallaron un sentido a la vida. Su perspectiva no les alcanza para transmitirte sosiego, paz, confianza, que es lo que siempre esperaste y necesitaste de ellos. De hecho te privaron de ella (seguramente con la mejor de las intenciones). Ellos mismos son incapaces de perdonar todo eso que te reprochan, pues como narcisistas que son, están más ocupados en reprocharte lo mucho que has cambiado.
«La paz que tanto anhelo debe estar en otro sitio diferente», te dices...sin duda. ¿Por qué no mirar en el interior? ¿Quizá tu libertad esté más cerca de lo que nunca creíste? Quizá nunca estuvo lejos. Tanto tiempo buscando afuera, en las relaciones, en las adicciones, en juzgar o etiquetar a los demás, a los adictos, y la respuesta viajaba siempre contigo, reflejándose en el espejo que el mundo te brindaba.
Este mundo (entendido como la forma de vincularnos) se hunde, afortunadamente. Sabes que esta farsa debe ser desmontada. Que perpetuar un escenario caduco no es vida. Es más, muy en el fondo sabes que tu mism@ «has venido» para desenmascarar la mentira. Sabes que para que la vida sea de nuevo lo que tu sabes que en el fondo es (aunque no sepas explicarlo con palabras), hay que deshacerse de todo lo superficial. Sí, claro, me dirás que lo que sobra es el consumismo, una lacra monumental fundamentada en el sistema capitalista. Pero ¿acaso te has planteado verlo desde otra óptica? ¿Acaso has contemplado que el consumismo no sea sino una válvula de escape para todos los que, como tu, están pidiendo (sin decirlo) que les quieran simplemente por lo que son, aunque no sepan expresarlo?...Como no hallan respuesta a esa petición tan básica y legítima, tratan de mantenerse anestesiados ante la tragedia que se ha cernido sobre sus corazones desde que su recuerdo alcanza. Son adictos a consumir porque de otro modo morirían, no de inanición sino de pena. Están robotizados, sí. Pero ¿te has planteado observarles también a ellos (no solo a ti mismo) como víctimas? ¿No será que amor es todo lo que necesitas? ¿Y para qué es el amor sino para darlo?
El miedo te empuja a defenderte. Y qué mejor defensa que un buen ataque. Y qué mejor ataque que un ácido y corrosivo juicio. O acaso un conmovedor alegato victimista. Tanto monta cuando se trata de manipular las situaciones en tu beneficio (te dice el ego) ¿De verdad sirve de algo juzgar? Piénsalo. ¿Como te has sentido tu cuando te juzgaron? Cada vez que emites un juicio estás forjando tu propia espada de Damocles, lanzando un boomerang que curiosamente cada vez regresa más rápido.
Por mucho que fuese cierto tu error y el daño que ocasionó, ¿cambiaste acaso de actitud como consecuencia de una crítica recibida (por 'constructiva' que fuese) como respuesta, o acaso no te aferraste con más fuerza a tus convicciones, a tu orgullo? ¿Y qué es el orgullo sino el reducto amurallado donde se parapeta el recuerdo de las humillaciones padecidas? Detrás de todo orgulloso hay un ego asustado, una armadura oxidada...¿No será que lo que sobra, de entrada, es el juicio, la crítica, las acusaciones constantes («no me gusta lo que te pones, qué peinado tan feo, qué gorda/flaca que estás, siempre estás igual, qué ignorante eres, qué sabiondo, qué mal hijo, qué ineficaz, qué perfeccionista...»). ¿No será que lo que hace falta es comprensión y compasión ante el miedo acumulado? ¿Y por qué no empezar por desarticular y reducir al más duro de tus jueces, tu mismo ego, alojado en tu mente?
No iremos a ninguna parte colectivamente a menos que nos perdonemos mutuamente los errores cometidos y padecidos. De aquí no se mueve más el tren del progreso hasta que el grifo de las emociones sea desatascado y los sentimientos censurados sean expresados e integrados en la mente consciente, parecen estar diciéndonos las circunstancias. Tu tienes el poder para revertir el dolor a tu alrededor. Lo sabes. Y ese poder radica en tu paz interna, de cuyo rescate eres el único responsable y mejor capacitado.
«Por sus actos los conoceréis»
No necesitas esforzarte por desembarazarte de nada. La vida, ese proceso inteligente más allá de tus creencias, te está quitando todo el lastre, el exceso de peso con el que cargabas. Lo que sucede es que, habiéndote aficionado tanto a tu papel de víctima, piensas que te están quitando lo imprescindible, cuando en realidad estás atravesando un túnel forzoso de lavado, necesario para todo renacimiento. Tu única responsabilidad consiste en aceptar y no resistirte. Eso significa no reaccionar defensivamente. No seguir parapetándote detrás de los muros de tu hasta ahora inexpugnable fortaleza («me basto a mi mism@, no necesito a nadie, no cambies...). El orgullo, siempre el orgullo. Cuanta lápidas grabadas con orgullonpueblan los cementerios...Hay un okupa en tu mente...
Sé que es difícil bajar los brazos cuando todavía consideras que la vida está en deuda contigo, o que el mundo está repleto de amenazas. Pero considera por un instante esto: es tu ego el que esta asustado ante la inminencia del fin de su reinado. Ergo, tu no eres tu ego.
Algo mas vasto está sucediendo al margen de tu demente necesidad/capacidad de control. Es tiempo de que empieces a considerar seriamente la escisión operada en tu mente y a despedirte del tirano que ha gobernado tu nave desde el puente de mando. Es tiempo de perdonarte por haber tenido que plegar tus sentimientos a la demencia de quienes te precedieron y mantuvieron encendida esta hoguera de vanidades. Es tiempo de recuperar la dignidad y devolver los pensamientos ajenos, que adoptaste como propios.
Entre tu y yo, ahora que nadie nos oye, sabes que eres mucho más que el cuerpo físico que te reviste. Ya has estado aquí multitud de veces, en esta escuela que es el teatro de la vida, interpretando múltiples y variados papeles. Ya aprendiste tus lecciones. Ahora has venido a ayudar al despertar, a cooperar en el gran parto que la tierra, la madre que nos ha nutrido incondicionalmente, está atravesando. Estás aquí para ser comadrona y a la vez la criatura. Has venido a recuperar tu paz y transmitirla a tus hermanos. El fin del trayecto de este ciclo está próximo. ¿Sorprendido/a? "¿Por qué no lo están diciendo las noticias, los titulares de prensa, la radio?" Te preguntarás. Muy sencillo. Ellos son los inconscientes secuaces a sueldo de tus "hermanos de la oscuridad", los que han interpretado el papel de pastores del rebaño, los que han dirigido por generaciones los hilos del teatro de marionetas y necesitan seguir manteniendo sus egos inflados. Son los que nunca leerán estas palabras y si lo hacen será para ridiculizarlas o juzgarlas. Son las personas que inventaron las reglas con las que el mundo se ha regido y se han acomodado a su estatus de dominio. Son los que cíclicamente han jugado al yoyó con la especie humana, poniendo y quitando sistemas a su antojo. Algunos de ellos no son siquiera de este mundo. Para ellos la tierra ha sido como un zoológico, un parque temático de experimentación genética. Ahora capitalismo, ahora comunismo...ahora derecha, ahora izquierda, ahora abundancia, ahora pobreza, persuadiéndote, a ti y a tus antepasados, con sus campañas electorales, de que llegaba la hora del cambio. Pero nunca llegaba. Tus abuelos se dieron cuenta del engaño pero no tuvieron tiempo, ni ganas les quedaban ya, para contártelo. Simplemente confiaron en que el despertar lo traerías tu. Ellos, igual que tu, habían nacido para devolver la paz al mundo. Y te llamaron a ti para que les ayudaras a sembrar el amor, a anclarlo en la tierra, que tan necesitada está de ver a sus habitantes reconciliados. Y llegaste a su hogar, atento a su llamada. Lo que ocurre es que, muy a su pesar, te transmitieron todos los miedos que les inocularon en vena sus antepasados. Ahora te ruegan que honres tu pasado perdonando su ignorancia. Se ponen de rodillas clamando por tu magnánima redención. ¿Serás capaz de ejercer tu condición de hijo de Dios, o vas a seguir alimentando la cadena de rencor? ¿Vas a esperar el regreso mesiánico o vas a plasmar la energía crística que atesoras? ¿Resentido? Bravo!, ya tienes algo de lo que desprenderte. Manos a la obra!
Todos somos parte del sistema. Y el sistema, como el imperio romano, está colapsando porque ha terminado su tiempo. Nada es para siempre en este mundo. Al igual que los espejismos duran en tu retina lo que tardas en percatarte de que son percepciones ilusorias, también las estructuras de este mundo se están desvaneciendo a medida que se expande la conciencia de la humanidad sobre su eterna y dinámica naturaleza. La conciencia acerca de su destino, de la ruta más amplia, la autopista desde la que nos desviamos para explorar, cuales turistas aventureros, los rincones de un mundo limitado pero maravillosamente rico y diverso. Hemos aprendido a amarlo a base de conocer todos sus rincones oscuros.
Te han dicho que todo es relativo y sin embargo tu miedo es muy real. ¿Tienes miedo al 21 de diciembre de 2012? ¿A los tsunamis? ¿Al corralito?¿Quien te lo ha transmitido? ¿Los medios? Estas enganchado a los medios informativos, pero a la vez quisieras no saber nada, que nadie te hubiera contado nunca nada.
Todo sucede tal como estaba previsto, más allá de tu estado de ánimo. Y sin embargo no eres ese grano de arena en la inmensidad del desierto. Tu puedes conseguir que millones de granos se aglutinen y vuelvan a ser una duna con consciencia propia. Clamas por tu propia libertad. Pidela y la tendrás. Entrégate al río de la vida. Exprésate. De eso se trata. Llora y ríe a partes iguales. No le pongas etiquetas al dolor, ni razones más tratando de calmarlo. El dolor no mata. Lo que mata lentamente es reprimirlo...mata lentamente el sufrimiento, el pasar pena. Simplemente suéltate, suelta tus emociones ahora que ya no hallan lugar donde ser retenidas, ni tiempo hasta el que seguir siendo aplazadas. Eres dueño de tus sentimientos. Exprésalos libremente. No tengas miedo a perder, al dolor, no te apegues al sufrimiento ajeno. Cada cual está atravesando su propia metamorfosis. Yo la mía, tu la tuya...cada cual es responsable de si mismo. Podrás dar cuando tu mismo estés colmado. Adelante...
La mentira se revela ahora, finalmente como esa bomba de relojería programada para explotar en nuestras manos debido al desgaste que por rozamiento ha tenido la carcasa que protegía al detonador. Como todo en este mundo (fíjate que digo 'este' mundo...) la mentira tambien tiene un origen. Hubo un momento en que la mentira no era un recurso automático con el trepar y obtener un estatus mas valorado, mas seguro, en la sociedad, sino una necesidad...una herramienta para protegerte. Pero ¿para proteger qué...?
Te mentiste a ti mismo cuando dejaste de pedir que te cogieran en brazos cuando lo necesitabas como el respirar. Hubieras dado todos los juguetes con los que inundaron tu habitación a cambio de unos minutos de sincera dedicación de parte de ellos, a cambio de un instante de honesta comunicación. Te hubieras ahorrado muchas pataletas, y berrinches. Pero no fue así. Tuviste que mentirte y negarte la realidad de tus sentimientos. No tuviste más remedio que traicionarte. Desde entonces te has pasado la vida tratando de devolver simbólicamente todos esos juguetes que te sobraban (y que te recordaban tu abandono) a quienes crees que los necesitan, con la secreta (inconsciente) necesidad de obtener a cambio una sincera mirada de aprobación. Buscas el amor por todas partes, pero no lo hallarás más que en la redención que tu mismo puedas otorgarte, la wue le concedas a tu niño/niña interno/a. Hónrate honrando a tu hermano. La paz que transmitas será la que tu te concederás. Nada permanece, todo fluye y se transforma. Y la alquimia de tu compasión por tus hermanos será la redención que tanto andas buscando.
El cosmos entero está aguardando a que soltemos el miedo a amar, a expresar nuestro potencial compasivo, a que perdonemos lo que hasta ahora no ha sido perdonado, a que manifestemos nuestra capacidad redentora. Esencialmente, despojado de todas tus ideologías, necesidades y prejuicios, eres eterno. Siempre has existido y siempre existirás. Eres la chispa eterna de la luz de la que todos partimos. Eres embajador de Dios. Te honramos por ello.
¿Por qué escribo estas cosas en este blog? Me mueve una secreta alianza contigo, un sentimiento de hermanamiento con todo ser vivo que me conduce a valorar y dar crédito a tu legítima tristeza, la que todos tratan de aplacarte, para que te permitas afligirte sin miedo a sentirte juzgad@. Quizá un día puedas tu hacer lo mismo con quien un día se acerque a ti, desamparado, suplicando un hombro comprensivo donde poder soltar todo lo que lleva reteniendo, para poder llorar. Solo podrás reir con confianza en el futuro cuando hayas llorado todo el mar de lágrimas que tienes acumulado.
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