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martes, 18 de enero de 2011

No te defraudes

Este mensaje va dirigido a dos tipos de personas. Quizá te halles en alguna de las dos categorías:
1. Te gusta contar lo que pasa en el mundo. Tienes alma de periodista o al menos de reportero. Te encanta difundir noticias que sacudan los corazones de las personas (por escabrosas que esas noticias sean). Pero no lo haces porque te invada un sentimiento de frustración frente al caos que presencias. Es más, te has vuelto insensible al dolor, a fuerza de haber permitido que los telediarios te bombardeen irreverentemente con sus titulares despiadadamente crudos. Es la realidad. hay que saberla, te dices. Si este es tu caso, no sigas leyendo. Este artículo no es para ti. Me ocuparé de tu trastorno más adelante.

2. Aunque parezcas estar enfadado con los acontecimientos que la cruda realidad te escupe, no eres un ser violento en esencia. Tan solo estás irritado. Pero lo cojonudo –convendrás en ello– es que no quieres estarlo. Presencias mucha desgracia y calamidad. Mucha injusticia y corrupción. En todos los órdenes y ambientes. Eres de los que piensan que el Amor está bien, pero que a veces, precisa de la Acción (más o menos violenta) para restaurar la 'justicia'? Si, ignorante como estás de lo que el amor verdaderamente supone y consiste, estás imbuido de aquella máxima, quizá fuese conveniente que respondieses íntimamante a las siguientes preguntas:

· ¿qué es lo que pienso que es injusto y, por tanto, me irrita? ¿la injusticia?
· Si es así, vayamos a lo concreto ¿Estoy verdaderamente siendo objeto de alguna injusticia en este instante? ¿qué evento internacional, nacional, local o de relaciones íntimas (familia, pareja, hijos) me está 'sacando de mis casillas'?
· ¿es un sujeto (persona) la que te ocasiona la rabia?
· ¿la puedes identificar o permanece 'oculta' tras una organización nacional o supranacional?
· Cuando estás enfadado ¿qué haces para aliviar esa tensión? ¿gritas? ¿golpeas?
Bien, hazlo. Hazlo ya. No esperes a que alguna otra futura circunstancia se superponga a la que tienes delante (y que ya es causante de tu actual malestar).…
HAZLO AHORA: hunde tu cara en un almohadón para que nadie te oiga, o aisla acústicamente una habitación a tal efecto y pon a AC/DC o Iron Maiden. Golpea si puedes un gran cojín con una raqueta de tenis vieja hasta que te salga la fiera que llevas dentro y la dejes exhausta. Te aconsejo que no permitas que nadie sea testigo de esto).
· ¿Ya está? ¿Ya has gritado? ¿Ya has golpeado? Porque de eso se trataba, verdad? O ¿acaso crees que tu malestar se va a esfumar difundiendo mensajes que incitan a la rebelión? Te recuerdo, por si te falla la memoria, que eso es justamente lo que hacen los poderes que manejan los hilos del mundo desde la sombra, tras el escenario:
–Hitler, junto con sus secuaces incendiaron con alevosía el Reichstag (parlamento alemán) y acusaron a sus adversarios políticos (comunistas) de la autoría dejando huellas falsas que les enculpaban. Como consecuencia fueron ejecutados sumariamente (guillotina). Hitler aprovechó la excusa para decretar el estado de emergencia. Luego, convocó elecciones y el pueblo, lo votó en masa, y alcanzó el poder iniciando su locura exterminadora y genocida, producto de su delirio de grandeza.
¿Ya has gritado· ¿Ya te sientes mejor?
De eso se trata, de que 'descargues' tu frustración e ira, sin pensar siquiera en los destinatarios de la misma, como si estuvieras en un estadio arremetiendo contra el equipo contrario. Ir al fútbol con esta intención es muy terapéutico si se hace conscientemente de a qué se va (y se dejan las botellas y armas blancas en casa). Eres un valiente. Estás empezando a destapar la crosta de miedo y represión que te impedía ver con claridad la realidad que te rodea. La capa de miedo y odio que fabricaste para poder sobrevivir en este mundo lleno de negatividad, una negatividad que, reconócelo, TU MISMO has contribuido en esparcir, por acción y omisión.
Ahora viene lo bueno: No tienes la culpa. Te blindaste para protegerte e hiciste daño (a ti y a los demás) también por ignorancia. Tu coraza te hacía insensible al sufrimiento propio, de eso se trataba, pero inevitablemente te anestesiaste frente al sufrimiento ajeno. Y no, la sed de justicia que crees tener, no es empatía por el sufrimiento ajeno, sino por la frustración propia, la de haberte sentido esclavizado durante toda tu vida. ¿Esclavizado por quien?…Si has gritado y golpeado a conciencia esta pregunta te la vas a responder tú mismo.
No. No tienes la culpa. Y al igual que tu, NADIE LA TIENE. Nadie tiene derecho a juzgar a nadie. Todos hemos sido ignorantes porque todos hemos sufrido mientras ignorábamos el sentido de vivir en este mundo. Nadie nos dio una respuesta convincente al sentido de la vida. Pero los más poderosos (el poder y el tráfico de influencias a gran escala se transmite de padres a hijos, generación tras generación) y quien prospera lo suficiente como para querer ascender legítimamente por la pirámide hasta un rango superior, es tentado, por los que dominan todos los peldaños desde la cúspide, a probar las mieles del poder y el dominio: Si se niegan a engrosar las filas de los manipuladores del mundo, se los quitan de encima (Kennedy, Lincoln, Juan Pablo I, Anuar El Saddat, Olof Palme, Salvador Allende, Benazir Butto…El resto se amolda y ya no se baja de ahí.

Tú sabes que si te rebelas contra el poder no tienes nada que hacer porque el Gran Hermano que han inventado, te observa desde todas partes y conoce tus pasos con mucha antelación. No solo no actúan ellos en función de tus acciones, sino que si tu revuelta 'prospera', lo hará porque ellos lo han permitido y planificado: sin darte cuenta estarás jugando el rol que a ellos les interesa. Igual que Marx, Trotsky, y Lenin, agentes masones todos, fueron las marionetas del poder vaticano que quería deshacerse de la incómoda dinastía Romanov hallando y utilizando la excusa perfecta en la lucha de clases, para instigar la rebelión obrera. ¿y todo por qué? Porque los zares eran los defensores del cristianismo ortodoxo, contrario a la idea de que el representante de Cristo en la Tierra estuviese en Roma (por eso existe un patriarca en Moscú) Los cristianos ortodoxos y los cristianos Luteranos y en general Reformistas –que adoptaron la Biblia como lectura sagrada a diferencia de los 4 evangelios oficiales de Roma– han sido perseguidos desde el Concilio de Trento. Las altas instancias de la Compañía de Jesús (no sus abnegados apóstoles, muchas veces víctimas de su propia ignorancia) provocaron (y lamentablemente siguen provocando) muchos enfrentamientos en diferentes rincones del mundo. Los sicarios de Ignacio de Loyola provocaron el estallido de la 1ª Guerra Mundial, planeando el asesinato del heredero de la corona austrohúngara y acusando de ello a un serbio (cristiano ortodoxo), para que, a continuación quedase justificada la represalia (utilizando para ello a su aliado Francisco José de Austria) sobre la región serbia del imperio, de la que procedía el acusado. Sabedor el Vaticano de que El Zar Nicolás saldría a escena defendiendo a su hermano, el pueblo serbio. ¿Te choca que todo acabe siendo un asunto religioso? Quizá sea hora de despertar a la realidad. Todo es un montaje. Una escenografía de la que eres el temporal espectador. te utilizan para apoyar una u otra facción. Y ha sido tan fácil controlar y jugar con tu mente hasta ahora. Has sido una marioneta fácilmente manipulable. Pero ahora estás despertando.
Para destronar al rey debes, en todo caso, volverte (actuar como) el niño del cuento de Hans Christian Andersen, "El traje del Emperador", que expuso y desarticuló al monarca sin disparar una sola bala, tan solo desplegando su arma más efectiva, la que todo lo puede porque desnuda las miserias y artimañas del ego: la inocencia.

El sentido de la vida es el siguiente: Tú eres un ser de luz, infinito y eterno, sin principio ni fin, consciente de que la realidad que llamas vida, es un sueño, un holograma que TU MISMO, junto todos tus demás hermanos, diseñaste para poder explorar nuevas posibilidades y nuevas fronteras del universo. Tu consciencia como alma individual dotada de autonomía ha madurado y ahora has venido a la Tierra a ser un canal por el que penetre y se ancle en la Tierra la luz de la energía cósmica de la que eres parte. Tienes la misión de deshacerte de tus tabúes, miedos, barreras y bloqueos mentales que te empujan a seguir percibiendo tu existencia como meramente el lapso que hay entre que saliste del canal uterino de tu madre y el día en que tu cuerpo físico regrese al polvo. Tienes la responsabilidad de desembarazarte de toda esa mierda que tu mente aloja y permitir que brille tu auténtica esencia. Falta poco tiempo. El reloj cósmico que indica el fin de un ciclo y el inicio del siguiente está próximo a dar sus campanadas y todo el que siga discutiendo y peleando cuando eso suceda, se estará autoexcluyendo del acceso a la Nueva Tierra de Paz, armonía y abundancia ilimitada que se está gestando. Y lo está haciendo sin necesidad de pedir tu consentimiento, porque, por mucho que traten de convencerte, tu no eres ni el culpable del cambio climático, ni el encargado de restituirle la salud al Planeta. Eres responsable de identificar el epicentro del caos mental que percute en tu cabeza día tras día, y el responsable de liberar las cargas emocionales que atascan tu alma. O por lo menos, de dejar de escupir basura emocional por donde quiera que vayas. A medida que vayas asimilando esto, extender a todo el que puedas la verdad que vayas incorporando a tu mente consciente, será una aportación de incalculable valor, y tu VERDADERA aportación a la restitución de la salud del Planeta.
Y no porque lo diga yo, sino porque YA LO SABES. Es solo que te viste obligad@ a olvidarlo: esta piscina fangosa que es la realidad tridimensional ilusoria que experimentas aquí –como los habitantes de la caverna de Platón, que confunden las sombras proyectadas por la hoguera de sus vigilantes, con la realidad– y que ha estado alimentada por las bajas frecuencias de las confundidas almas que deambulan sin rumbo aparente, te recibió de un modo…digno de olvidar.
Pero, ¿sabes qué? No se trata de creer, sino de sentir.

No te defraudes.

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