Buscar este blog

miércoles, 19 de enero de 2011

El origen (y la solución) del conflicto

¿Eres de esas personas que se encuentra con conflictos a diario? ¿Una pareja que no te comprende? ¿que te maltrata/ignora? ¿Un compañero de trabajo/jefe que te manipula o se aprovecha de ti? ¿Una suegra/nuera que no hace otra cosa que criticarte el modo en que educas a tus hijos? ¿Un vecino que habla mal de ti?

Si alguien hace un comentario asertivo, que sacude tus rígidas estructuras y paradigmas mentales, sueles tomarlo automáticamente como algo personal, verdad?
Te afecta la opinión que tienen los demás de ti y te provoque ansiedad. Te sientes juzgado.
Muchas de las circunstancias desagradables que rodean tu día a día están están arraigadas en profundos miedos no expresados.

¿Sientes una constante necesidad de defenderte? ¿Estás convencid@ de que el mundo es una jungla? ¿No acabas de entender por qué todos parece ponerse en tu contra desde que te levantas por la mañana?
Existen dos formas habituales de tratar de sublimar el dolor que te producen las opiniones (incluso las sanamente asertivas) de los demás. Hay dos formas polarizadas básicas de afrontar las situaciones que te provocan estrés:

1. Te peleas con todo el mundo. Buscas la resolución en la bronca. "La mejor defensa es un buen ataque" te dices.
Sin embargo esa actitud es un medio (inconsciente), no un fin en si mismo. Un medio para hacerte valer, para salir del anonimato, para llamar la atención. Ni siquiera tú te das cuenta, desbordado como estás, en desplegar todo tu 'arsenal pirotécnico-defensivo'.
Es la reacción de aquellos que no han recibido educación reglada manifiestan su incomprensión ante la adversidad, de forma físicamente violenta.
Por el contrario, aquellos que han tenido una formación intelectual, ejecutan su 'venganza' haciendo uso de una personalidad intelectual, que desprende ese pseudomagnetismo del 'sabelotodo/consejero/predicador'.
En resumen, las armas que despliegas para defenderte están en sintonía con las que tenías a disposición en casa:
1. padres desprovistos de intelecto = a trabajar desde pequeños = tienes reacciones básicas instintivas frente a la agresión externa.
2. padres intelectuales = instrucción(escuela) intelectual = armas intelectuales para defenderse (ironía, sarcasmo…)

En todo caso, subyace de una forma latente una necesidad de recabar la atención de los demás.

¿Y por qué querrías tú, que eres una persona adulta, necesitar llamar la atención de esta forma? ¿No es aeso lo que hacen esencialmente los niños? ¿Acaso no recibiste la atención necesaria?¿O es que la recibiste en una medida o calidad deficitaria? ¿Sientes que tuviste más regalos de los necesarios, mejores estudios, ropa de más calidad, pero que a pesar de eso, TE SEGUÍA FALTANDO LO ESENCIAL? ¿cuándo? ¿En qué contexto? ¿Quién se suponía que debía atenderte y no lo hizo?
Sí, ya sabemos que todos hemos sufrido, pero ¿QUE SIENTES honestamente al responderte estas preguntas?



2. Te autoflagelas. Si optas por esta alternativa, hay serios indicios de que, internamente, exista un desprecio subyacente por ti mismo:

· no valgo/sirvo para nada
· Soy un estorbo/molestia
· Cualquiera es más valioso que yo…
· No sé qué sentido tiene la vida.

Esta actitud, que tienes sin darte cuenta, te hace otorgar crédito a TODAS las opiniones que los demás tengan sobre ti y tu circunstancia. Es entonces cuando caes presa (adicto) de los consejos y opiniones de cualquiera que aparente demostrar más autoestima que tu. Son los del grupo 1.
De hecho tiendes a adherirte a – y asimilar– tendencias lideradas por predicadores, personas que en cualquier orden de la vida, expresan que son LOS MEJORES. Puedes encontrarlos en partidos políticos, también son líderes religiosos, pero también entre profesionales de cualquier rama del conocimiento (psicología, nutrición, física, arte, lengua…) Imparten doctrina desde sus cátedras. Son los apóstoles de lo correcto. Los jueces de lo heterogéneo. Los que aberran de la diversidad. Los que detestan palabras como armonía o consenso, porque su dialéctica está basada en el debate y el enfrentamiento de ideas. Encuentran en la oposición una razón de ser para luchar. Y luchar es su razón de ser. No saben muy bien porqué. Pero necesitan luchar. No contra ti, porque tu les adoras. A ti te esclavizan, porque ser siempre los mejores conlleva una actitud tiránica de la que se han vuelto adictos.

Y este desprecio por ti mismo está muy íntimamente arraigado en ti. Tanto que negarías rotundamente que te lo estás aplicando.

La cuestión es: ¿Eres capaz de admitir que tu eres tu más feroz y severo juez, y que eres esclavo de tus pensamientos? ¿deseas liberarte de esa esclavitud autoimpuesta?

Si es así, debes saber que has dado el paso más grande: La Aceptación. A partir de ahora, y mientras no te retractes de ese paso, todo irá más 'rodado'. Ineludiblemente te verás abocado a entrar en contacto con las heridas emocionales que guardas dentro ti mismo. Heridas que se manifiestan diariamente, como reflejadas por un espejo, en las situaciones que te alteran en el presente. Dichas heridas son mucho más antiguas que el específico y actual momento de rechazo que experimentas.

En realidad, volviendo hacia tu pasado en busca de respuestas, todo el dolor del rechazo, todo el dolor que las relaciones fracasadas generan, regresa hacia el dolor original no sanado y no integrado. Debido a que en las relaciones personales se dan toda clase de situaciones complejas puede parecer que la causa subyacente de un enfrentamiento se encuentre más cerca, que se halle en algo más próximo y por ello fácil de identificar (recordar). Puede parecer que tu dolor es provocado por algo que tu pareja/amigo, hermano haya hecho o haya dejado de hacer. Puede parecerte, en definitiva, que la causa responsable del dolor que, de forma patente e innegable experimentas, estuviera fuera de ti. Puedes, por lo tanto, llegar a la conclusión de que la solución a tus conflictos estriba en el cambio de comportamiento de la otra presona. Crees que si se porta bien contigo dejarás de sufrir.

Le pides –si te atreves– que deje de herirte. Curiosamente la respuesta que obtienes es o bien burlesca y displicente:
–No seas paranóico. Yo no te estoy haciendo nada.
O bien ratificadora:
–Si, lo hago y lo seguiré haciendo ¿Qué vas a hacerme? ¿Vas a decírselo a mamá?

Déjame decirte que, básicamente, atreviéndote a buscar en tu pasado, el origen de tus presentes conflictos, estás trabajando la sanación de un antiguo dolor muy arraigado en tu interior. Si no te haces conscientes de esto, puedes fácilmente quedar atrapad@ en problemas y conflictos relacionales extremadamente dolorosos y repetitivos, que vayan minando tu autoestima hasta límites insostenibles.




Lo que ocurre con esta terapia, que es la madre de todas las terapias (the source), es que se precisa de de un terapeuta, al menos al principio, que guíe hacia la fuente del dolor y que no deje que te distraigas y permitas que el ego se vaya por las ramas (lo que ha hecho siempre). Hacerlo solo conlleva el serio riesgo de que te atasques en el estadio intelectual y te enredes pretendiendo aceptar el conflicto desde la generalidad (mis padres no me quisieron como debían). Solo un terapeuta no estresado ni neurótico, consciente del significado del término 'compasión' (acompañar en el padecimiento) puede acompañarte hasta las profundidades de tu psiquis y estar presente cuando identifiques y abras la puerta de la oscura habitación en el sótano de tu subconsciente, ese 'lugar' donde TU encerraste (locked) tus escenas primales (momentos traumáticos) padecidos a una edad MUY temprana. Y esas escenas fueron tan agresivas e imposibles de soportar y GESTIONAR para el niño desprovisto TODAVÍA del blindaje (ego) necesario para sobrevivir que eras, que tuviste que (decidiste) esconder/apartar de tu mente consciente y esconderlas en el cuarto oscuro de las vergüenzas, cerrando la puerta con un grueso candado.

Pero esas escenas, que no fueron eliminadas sino simplemente ocultadas de la mente consciente las has ido acumulando y tienen una energía muy fuerte que pugna por salir y manifestarse. Desde entonces cada día haces inhumanos esfuerzos por disimular el cada día más atronador ruido de las patadas que esas escenas (energías) están dando en la puerta vieja de esa habitación del sótano. Por lo general lo que haces adherirte a actitudes que demuestren ser efectivas para contener esas patadas. Al principio acudes de vez en cuando al sótano para asegurarte de que la puerta sigue resistiendo. Pero poco a poco decides que es suficiente con tapar el ruido de las patadas (ojos que no ven, corazón que no siente). Ahora la actitud es convencerte de que ese ruido no existe. Para ello buscas aplacar ese ruido escapando de él.
¿Cómo?
1. emitiendo, o buscando la proximidad de un ruido mayor, que ahogue al ruido que te altera (te recuerda lo que tratas de ocultar)
2. saliendo de casa y buscando relax en sustancias narcóticas:
2.1. Alcohol
2.3. Opiáceos sintéticos:Los más conocidos son Percocet, Oxocontin, Demerol , Metadona, usada ésta en tratamientos de desintoxicación. Son altamente analgésicos y adictivos.
2.4. Opiáceos naturales: De los opiáceos, en concreto, podemos extraer 3 sustancias:
2.4.1. La Morfina
2.4.2. La Heroína
2.4.3. La Codeína

Las tres se obtienen del OPIO, que, a su vez se extrae de la savia de la semilla de la Amapola. De opio, pues, se produce la morfina y la heroína.
El opio puro se obtiene así: las semillas de amapola se introducen en cajitas. Se hace una incisión en la caja cuando las semillas están todavía verdes. Luego sale la savia blanca, que se condensa pronto en una resina de color blanco. Eso es puro Opio. También se puede extraer opioides de otras partes de la planta, incluyendo raíces utilizando extracción con acetona y un poco de acido clorhídrico. Son altamente analgésicos y adictivos.
En algunos países (Ucrania) las semillas de amapola son componentes riquísimos de pastelería y dulces.

2.5. Alcaloides: Uno de los 14 alcaloides de la hoja de Coca (Kuka en quechua) es la Cocaína. Tiene propiedades anestésicas y analgésicas.

Si entienes el inglés te recomiendo este buen video:
(intentaré subtitularlo en breve. Si alguien se ofrece lo agradeceré mucho)





De lo que se trata, en definitiva, es de escapar. Obviamente puedes no 'caer' directamente en las drogas, naturales o sintéticas. De hecho lo común es crerse una adicción a las propias endorfinas, dopaminas, serotoninas y adrenalinas, esos neurotransmisores (hormonas) que, en condiciones normales segrega el cuerpo dependiendo de la situación/actividad que regulan y se requiera (acto sexual, cortejo de un futuro partenaire, necesidad de realizar un sobreesfuerzo físico o intelectual, al trabajo, actividad deportiva,…).
Esas son las 'drogas' a las que accedemos de forma gratuita como consecuencia de una actitud escapista frente a las emociones contenidas. Puedes volverte adicto a sus efectos –sedantes o euforizantes, según sea el caso– obligando, con ello, al cuerpo a segregar más cantidad de esas sustancias de las que en condiciones normales segregaría.

Cuando el trauma, oculto de la mente consciente, es tan vasto que las sustancias naturales que segrega el cuerpo no son suficientes para reprimir la emoción que a duras penas contienes, puedes acabar sufriendo un colapso. Reprimir emociones es como inflar un globo: llega un momento que amenaza con explotar. Y le tienes pánico al gas contenido y a la explosión que produzca. Una de dos, o deshaces el nudo y decides liberar lentamente el gas, o refuerzas más aún las defensas cubriendo el globo con una sustancia/tejido reforzante. A menos que despiertes y conectes con la consciencia de que vas de 'camino a un precipicio' –y dispongas de la contención (terapeuta) que te inspire la suficiente confianza para liberar la presión del globo– lo más probable es que optes por la segunda opción y decidas acudir a drogas más duras (mencionadas anteriormente)

Siento (y a la vez me alegra) decirte que así es como funciona la psique humana, y por extensión la mente global de la raza humana.
Lo siento porque no es fácil asimilarlo y reconocer que nos lo hemos estado ocultando.
Me alegro porque existe una salida al final del túnel.

Con amor,
L

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si lo deseas puedes compartir algún comentario...