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domingo, 9 de septiembre de 2012

Caminar es la meta

Cuando un sentimiento, una corazonada, palpita intensamente y pugna por manifestrase, no hay medio más fiel para comunicarlo como la expresión poética. Sin duda es un método impreciso desde la persectiva del ego, racional y necesitado de coherencia intelectual para mantenerse a flote en su estatus de dominio. Por eso mismo todo lo que proviene del hemisferio derecho es considerado una amenaza para el sistema patriarcal. Un sistema sostenido no solo por los hombres "que no aman a las mujeres", sino también, no lo olvidemos, por todas esas mujeres guerreras, víctimas de madres ausentes hasta el límite de la orfandad y de padres absorbentes hasta extremos castrenses. La deriva militar y religiosa es uno de los rangos desde los que se vivencia la experiencia polarizada del patriarcado. Detrás de todo combatiente y adicto a las estrategias defensivas hay un núcleo familiar desequilibrado. Niños a los que se les negó el llanto, niñas que no tuvieron más remedio que aprender a nadar en las turbulentas aguas del empirismo masculino, imitando el único patrón conocido, el del misógino rigor prusiano, forzadas a huir hacia adelante, en vista del desamparo que experimentaron en su infancia, desprovistas del patrón equilibrante de la intuición, del consuelo compasivo que comúnmente es propio de las mujeres. A todas estas niñas que sufrieron los rigores de una infancia inundada de testosterona, y que ahora dirigen los destinos de este mundo con mano de hierro, las Angela Merkel, Susan Rice, Hillary Clinton, Margaret Thatcher y probablemente la inmensa mayoría de las féminas que pueblan la lista Forbes de las mayores fortunas económicas del mundo, les digo, en nombre del abusivo sistema patriarcal que fagocitó su femineidad:

"Lo siento. Perdóname. No sabía lo que hacía. Tuve miedo porque tu madre no estaba presente de cuerpo o de espíritu (en realidad yo me encargué de debilitarla para imponer mi voz y mi mando). Víctima y verdugo del hemisferio cerebral desde el que mis ancestros construyeron el imperio de la testosterona y en el que aprendí a desenvolverme, opté por lo conocido, la defensa numantina y a ultranza frente a la desproporcionada voracidad de las amenazas a las que me los hombres nos vimos obligados a enfrentar desde nuestra infancia. Nuestras madres nos criaron y convirtieron en héroes para protegerlas de sus padres y maridos, y por el camino fuimos privados de una existencia pacífica, forzados a convertirnos en superhombres, inhabilitados para vivir la niñez. Me creí el motto de Thomas Hobbes: "Homo Homini Lupus" (el hombre es un lobo para el honbre) y me dije que fuera como fuera, haría todo lo que estuviera en mi mano para evitar que tu, hija mía, pasases por lo que yo pasé. Mataría si fuese necesario. El orden fue mi lema. La fe inquebrantable en el Dios de mis ancestros mi estandarte en el campo de batalla. La consecuencia fue que aprisioné tu espontaneidad, te robé la intuición en aras de la razón. Denigré a pueblos insolventes, inmolé a los que consideré impuros, a los que catalogué de escoria humana por no atenerse a los ritmos productivos y cánones genéticos que el sistema patriarcal idolatró. Y sin saberlo, sembré en ti la semilla del odio, el racismo y el pragmatismo de los balances bancarios incuestionables. Invoco ahora a mi Consciencia, el Espíritu Santo que habita en mi, y a todas las huestes celestiales para que cooperen en tu despertar al amor que no facilité que floreciera en ti. Que cooperen en tu despertar al respeto por la diversidad y a la compasión por las almas sufrientes, para que salgas de la pesadilla en la que has permanecido y de la que has sido prisionera y conectes con la natural generosidad y abundancia que el planeta y la Galaxia entera han estado obrando sin descanso sobre todos nosotros, a pesar de nuestra ignorancia."

"No podemos modelar a nuestros hijos según nuestros deseos, debemos estar con ellos y amarlos como Dios nos los ha entregado."
Johan Wolfgang Goethe

Se dice, y con razón, que la creatividad no es una acción sino el permiso que concedemos a la fuente de la que todo mana, para que se manifieste a través de nosotros. Puede ser el nacimiento de un hijo o un poema. Son expresiones de la Creación manifestadas a través de nosotros. Miro a mi hija y me conmuevo al ver a Dios hecho mujer. Y no puedo por menos que maravillarme por el vasto e inabordable (infinito) caudal de probabilidades que la vida, como experiencia de dualidades y polaridades, brinda.

200.000 millones de estrellas únicamente en esta Galaxia...ahí es nada. Suficiente para dejarme pasmado por lo que me resta de vida, o sea la eternidad.

Me rindo al poder de la Creación y me entrego como canal para que se haga realidad su voluntad, así en la tierra como en los cielos. Acepto y decido leer el cúmulo creciente de sincronicidades que cada minuto de mi vida en este mundo me ofrece. Nada salvo el vasto e incontenible presente existe. La vida está sucediendo. Abramos el paquete y disfrutemos del regalo aquí y ahora. Reemplazo el fatalista "todo pasará" por el esperanzador "todo está pasando". Y soy testigo privilegiado y consciente autor de mi propia experiencia. Qué fascinante saber que se tiene la sartén por el mango con la que obrar el milagro de alimentar a las almas hambrientas de esperanza.


Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.

Antonio Machado. Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)



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