Gracias por haberte ofrecido voluntario/a a nacer durante este momento cósmico en el amado planeta Tierra, y gracias por tu voluntad de convertirte en el instrumento de Dios que estás destinado a ser.
No importa las turbulencias que se presenten, recuerda que la luz divina siempre es victoriosa, y TU ERES esa luz.
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