La muerte no es más que una puerta de regreso a casa, a la dimensión de la que provenimos y de la que venimos cuando nacemos. Es así de sencillo. Conectar con nuestra chispa divina y despertar a nuestra esencia infinita, que no necesita de un cuerpo físico fuera de los límites de esta dimensión (espacio/tiempo), es lo que te mantendrá inmune a la influencia de las fuerzas oscuras que, mientras has permanecido dormido, te han esclavizado. ¿Crees que tu papel ahora es combatir a los tiranos? Luchar contra ellos es precísamente lo que están buscando ahora. Seas o no consciente de ello, ese es el papel que tienen asignado. Y a fe que lo están interpretando a conciencia. Tanto que se niegan a abandonarlo. Hermanos de la oscuridad los llamamos…
Pero no tienes que caer en la trampa que te están tendiendo. Combatirles con sus mismas armas es la vía más ráipda para caer de su propio lado. Hay solo un modo de 'detenerles': con compasión y comprensión. Estás capacitado para ello? ¿eres capaz de ofrecer tu segunda mejilla y no dejarte llevar por la ira? Si no, entonces harás bien en echar un vistazo en tu interior en busca de tu niño/a abandonado/a con quien perdiste contacto hace tantos años. Restituir tu integridad y conectar con tu luz interna es algo que solo tu puedes hacer por ti mismo. Esa es tu responsabilidad. Aplacar a las fuerzas oscuras que ponen y quitan tiranos de los gobiernos temporales de este mundo primitivo es tarea de seres especialmente preparados para ello
El bien y el mal son lados opuestos de una misma moneda energética: Dios/todo-lo-que-es/la fuente. Y Dios no juzga a lo que ha creado. La vida es una obra en la que has estado actuando. Todos lo hemos hecho. cada cual ha interpretado su papel. Y como toda obra, tiene su principio y su final. Esta obra ha sido tan larga y penosa que muchos hemos llegado a creer que era la misma esencia de la existencia, pero lo cierto es que nos hemos ido incorporando a cada uno de nuestros papeles de forma consecutiva por medio de diferentes encarnaciones. A su vez esta obra ha estado dividida, como toda obra que se precie, en diferentes actos, muchos de los cuales han concluido con escenas trágicas. Y ahora llega el momento de desprenderse del hábito (no permitas que te haga monje)
Johnny Weismüller acabó sus días internado en un sanatorio mental, profiriendo sin ton ni son el alarido que caracterizó a su personaje emblemático: Tarzán. No seas Weismüller y ve despidiéndote de tu rol ahora que empieza a bajar el telón. Conecta con tu verdadera esencia, la que ha animado los diferentes papeles que has interpretado. Y sobretodo deja de juzgarte. Un futuro brillante más allá de los muros de este teatro que se derrumba te espera próximamente. Nada salvo tú mismo/a va a impedírte acceder. Toda la redención que buscas yace simplemente en aceptar que la vida es un sueño de que las aparentemente dramáticas (y sutilmente benditas) circunstancias nos están obligando a despertar. Y ya sabes que los sueños…sueños son.
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