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martes, 1 de marzo de 2011

Tiempo de cosechar

La vida es una gran representación que tiene lugar, de forma cíclica cada tantos miles de años, en este gran teatro que llamamos el mundo. Unos lo llaman prisión, otros lo califican de hoguera de vanidades, otros mar de lágrimas, siempre dependiendo de los dogmas de fe que sus creencias (todos tenemos varias de las que liberarnos) dictaminen.

Para muchos esta afirmación es más atribuible a aquellos infelices confinados por las circunstancias en sanatorios mentales. Lo paradójico es que probablemente haya más cuerdos por metro cuadrado en los manicomios que en la calle, en los despachos de abogados, en los tribunales de justicia, en las dependencias de los organismos oficiales o en los centros educativos. Y conste que por 'cordura' no contemplo el adecuado uso de la capacidad de raciocinio, la que nos distingue (para bien y para mal) del resto de la mayoría de las especies en la escala evolutiva. La cordura, tal como la concibo, tiene más que ver con una cuestión de perspectiva acerca de los temas que sobrevuelan el dominio del intelecto humano..

"El debate sobre la eutanasia no es un fenómeno moderno. Los griegos llevaron a cabo un fuerte debate sobre el tema. Los pitagóricos se opusieron a la eutanasia, en tanto que los estoicos estaban a favor, en caso de una enfermedad incurable. Platón, al parecer, la aprobaba ante una enfermedad terminal. Pero estas influencias fracasaron ante los principios cristianos, así como la creciente aceptación del Juramento Hipocrático: "No administraré a nadie un fármaco mortal, aunque me lo pida, ni tomaré la iniciativa de una sugerencia de este tipo". (Kerby Anderson)

¿Cuánto dolor debe soportar el ser humano sufriente?. El sufrimiento permanente y deteriorante (no siempre detectable en forma de enfermedad o afección física), parece una constante en el transcurrir de la vida de los humanos. Sufrimos porque somos y hemos sido víctimas (maltratos físicos, abandono, negligencia…) Pero ¿acaso no sufrimos también cuando logramos tomar consciencia del dolor/daño que hemos ocasionado –por acción u omisión– a otros ser vivo? ¿Es paliable…o mejor dicho debería ese dolor, también ser aplacado con paliativos igual que lo es un cáncer terminal de esófago? ¿Acaso no es cierto que los humanos hemos progresado no solo con las victorias sino también (y sobretodo) con los fracasos? ¿acaso el dolor no es un maestro hasta cierto punto?

¿Qué es la vida? ¿Tiene un propósito oculto? Platón hablaba de ella, sí, pero ¿Existe realmente el Alma? ¿Qué es? ¿Es cierto que el alma trasciende la existencia del individuo tal como la conocemos y captamos con los 5 sentidos de que nuestro cuerpo físico está dotado? ¿Hay que 'hacer' algo para extralimitar la capacidad cerebral que los llamados doctos determinan hallarse en el 10% de su potencial? ¿Qué es realmente la clarividencia, la telepatía, la telekinesis…qué es la intuición?
Son todas éstas, preguntas que convendría que perdiéramos el miedo a formularnos, tanto individual como colectivamente, en un ejercicio de salud y coherencia, para así no perder de vista la perspectiva de lo que verdaderamente es la quintaesencia de todas nuestras dudas existenciales.

"Es de importancia para quien desee alcanzar una certeza en su investigación, el saber dudar a tiempo." Aristóteles.

"Sólo sé que no sé nada." Sócrates.

El enfrentamiento, la disputa, los reproches, las críticas y los juicios de valor son actitudes que brotan en nosotros como resortes involuntarios. No exigen de nosotros ninguna aptitud reflexiva. Simplemente se nos da bien pelear, batallar, ya sea agrediendo activamente ("la mejor defensa es un buen ataque") o defendiéndonos a ultranza, aún cuando no haya razón para ello en ambos casos. La cuestión es no perder de vista las supuestas armas del enemigo, ya sean de destrucción masiva o convencionales.
Atacar y refugiarse son actitudes que responden a tendencias conductuales muy arraigadas en el inconsciente colectivo de la especie humana y que están localizadas y gestionadas por esa parte de nuestro cerebro que denominados reptiliano, ese del que los publicistas sin escrúpulos tanto jugo extraen para la comisión de sus campañas mediáticas (algunas ciertamente infames). Esa parte de nuestro bagage ancestral, común a toda la especie, nos ha prevenido CONTRA cualquier contingencia externa que amenazase nuestra supervivencia individual o colectiva.
60000 años (aproximadamente) después del salto que en la escala evolutiva supuso el advenimiento del Homo Sapiens Sapiens con respecto al Homo Erectus, seguimos anclados en la convicción de que "el hombre…", como decía Thomas Hobbes en su obra Leviatán, …"es un lobo para el hombre", forma popularizada de la locución latina originaria del comediógrafo Tito Macio Plauto (180 a.C.).
Pero ¿no hay nada más? ¿se reduce todo a luchar por sobrevivir y tratar de extraer de la existencia el mejor trozo del pastel que nos ha tocado compartir a regañadientes? ¿Para eso hemos llegado colectivamente, generación tras generación, hasta aquí, 12 años transcurridos del s.XXI después de Cristo?

Afortunadamente ha habido (y no azarosamente) a lo largo de la historia, personajes (avatares los llaman en la India, donde este término significa literalmente, "encarnación terrestre de un Dios") como Jesucristo, Krishna, Quetzalcoatl o Buda, por nombrar los más famosas, actuando de maestros indiscutidos por las respectivas tradiciones orales, que nos han "recordado" que el sistema operativo que gestiona nuestras normas de convivencia, está sujeto a, y fundamentado en, leyes que sobrepasan largamente el dominio y atribuciones de las estructuras mentales (pensamientos) que rigen consensuadamente nuestra convivencia en este planeta.

Convivir…la gran cuestión.

Nelson Rolihlahla Mandela, conocido en su país Sudafrica como Madiba, fue el primer presidente de Sudáfrica elegido democráticamente mediante sufragio universal.
En 1962 fue arrestado y condenado por sabotaje, además de otros cargos, a cadena perpetua. Mandela estuvo 27 años en la cárcel, la mayoría de los cuales estuvo confinado en la prisión de Robben Island. Tras su excarcelación se propuso una meta: la reconciliación nacional multiracial. Sabía que una vez que la presidencia del país, en su persona, hubiese basculado del 'lado' de la raza negra, perpetuar el enfrentamiento entre los colonos holandeses (Afrikaneers) y las etnias aborígenes de Sudafrica, no contribuiría sino a generar nuevos y peligrosos desequilibrios de poder donde esta vez los blancos serían los oprimidos y los negros los opresores. Hubiese sido muy fácil y cómodo para Mandela, hacer dejadez de sus funciones de liderazgo para las que verdaderamente estaba destinado.. Y Mandela asumió su responsabilidad, aportó su grano de arena para la confraternización de la humanidad, y…salió INVICTUS.
Su actitud conciliadora fue lo que le acreditó definitivamente como estandarte de un cambio de conciencia en Sudafrica.
Muchos se preguntan hoy en día, si hace verdaderamente falta que haya líderes en el mundo que gobiernen las naciones. No sé si hacen falta gobernantes, pero hizo falta la intervención de un expresidiario como Mandela para demostrar que la tercera vía, la de la reconciliación como síntesis y más cabal salida al enfrentamiento entre facciones opuestas, es posible. Hace 2012 años el avatar Jesucristo sembró aquello que en los años sesenta se popularizó como conciencia crística, la misma que el espíritu de Mandela canalizó magistralmente, ofreciendo a las partes enfrentadas un camino común por el que, quienes lo deseen, pueden marchar unidos y en paz.

Todos tenemos talentos y habilidades. Todos tenemos un mensaje particular e intransferible que comunicar (a pesar del dolor y sufrimiento padecidos y causados, cualquier que sea el balance) por medio de nuestras palabras y actos, transmitiendo lo más noble, creativo y entusiasta que portamos en nuestro interior. Y ese mensaje se asienta en nuestra fuerza interior. Una fuerza no para agredir y destruir, sino para asumir la responsabilidad intrínseca e inherente a nuestra condición de espíritus eternos y dotados de consciencia, de transmitir la esperanza en el advenimiento de un mundo nuevo, un mundo que, estando a la vuelta de la esquina, solo precisa de la 'rendición' al orden que rige desde las órbitas de los planetas hasta los procesos más microscópicos de la física subatómica; la responsabilidad de desplegar nuestras 'alas' y enseñar a 'volar' a las generaciones venideras en lugar de someterlas bajo el paraguas del paternalismo trasnochado. Una fuerza interior que trasciende nuestro temporal y efímero paso por esta 'estación', este campo de experimentación, esta 'escuela evolutiva' por la que hemos transitado cientos y miles de veces anteriormente, y que es la vida en la Tierra.

Existen muchos, MUCHOS mundos (planetas) habitados por seres no ya intelectualmente dotados (inteligentes), sino incluso emocionalmente satisfechos y colmados de conciencia sobre lo que verdaderamente significa 'amar'. Y se acerca el momento de entrar en contacto con todas esas otras miles de avanzadas y fraternales civilizaciones, la mayoría de las cuales han estado observando (otras interviniendo genéticamente) respetuosamente nuestra primitiva y gradual evolución (la misma que ellos mismos experimentaron millones de años atrás) desde una prudente distancia. Aunque suene imposible, muchos de nosotros estamos listos para integrarnos en una comunidad mucho más vasta y fascinante que esas que constituyen los sucedáneos (facebook, twitter…) que nos han prefabricado y servido en bandeja de plata, aquellos pocos que pretenden todavía seguir alimentando nuestra amnesia colectiva, moviendo no ya desde la sombra sino abiertamente, los hilos del mundo, adulterando los recursos y fuentes de energía, y manipulando las mentes de los anestesiados miembros de la especie humana. Aquellos que los antiguos textos sagrados, esos que sobrevivieron a la extinción de la biblioteca Ptolomeica de Alejandría, denominaron las huestes de Lucifer, los 'caídos', los que conocen el origen de lo oculto, que administran la publicación de los anales de la memoria humana, que escriben los libros de historia a su antojo, y clasifican de alto secreto todo aquel documento que pueda conducir a un despertar definitivo del sueño en el que hemos estado sumidos y del que estamos despertando de un modo más trágico del que hubiera sido necesario. ¿Por qué lo hacen? ¿Tanto nos detestan? ¿En tan baja consideración tienen a las 'bases oprimidas'? ¿Acaso están imbuidos de una actitud pseudopaternalista que pretende mantenernos alejados/protegidos de todo el conocimiento que ellos han atesorado (censurado) durante siglos y que creen que no podamos comprender o asimilar, como hacen esos progenitores que repiten a sus hijos que los fantasmas y los demonios no existen, o les advierten (amenazan) con no abrirles las puertas del hogar paterno si osan probar cualquier tipo de sustancia psicotrópica/alucinógena?

Sí. Es cierto. Todos hemos contribuidos, en nuestra ignorancia (inconsciencia) al colapso del sistema financiero. Unos desde instancias de poder privilegiadas (generalmente desde cargos ni siquiera electos), concediendo a destajo hipotecas infladas artificialmente con intenciones perversas de reventar el mercado inmobiliario artificialmente. Otros, picando el anzuelo, dejándonos llevar por la aparente y ficticia abundancia que el neón y glamour con los que los años de prosperidad nos deslumbraron. Pero de nada sirve inculparse por la ignorancia manifiesta, ni culpar a nadie tratando de obtener venganza, aplicando la ley del talión. Mandela halló la solución en la tercera vía.

Puede que te suene loco, pero todo ha sido parte de un juego de rol, un aprendizaje sobre el terreno, en el que hasta los poderes fácticos, que manejan los hilos de este teatro entre bambalinas, han jugado un papel. Un papel desequilibrante, sin duda inconsciente (como el de las víctimas a gran escala), pero necesario para dar sentido a la dinámica imaginada por todos nosotros mucho antes del inicio del juego. Cuando despertemos nos vamos a abrazar TODOS y levantaremos las copas por los retos superados y las heridas cicatrizadas de nuestros valientes corazones de león.

Y el stage está siendo dado por concluido. La prueba es que todas las estructuras que creíamos reales está siendo desmontadas, mostrándose como lo que eran, escenografías de cartón piedra (has visto "El Show de Truman"?!). Las fuerzas oscuras que regían los destinos de la humanidad están despojándose de sus máscaras de corderos y están revelando su verdadera naturaleza de lobos. Los procedimientos legales están siendo sobreseídos, las constituciones inhabilitadas y las conquistas sociales restringidas. Todos el escenario está cayendo pues está obsoleto y caduco. ¿Vas a darte cuenta de una vez que tienes la increible oportunidad de levantarte de tu butaca y decidir salir del teatro despidiéndote amablemente de todos, empleados incluidos, o vas a reclamar daños y perjuicios por las molestias que te están ocasionando? Cuando caiga el telón, no querrás estar presente en el patio de butacas…

Es difícil, lo comprendo, aceptar de entrada la observación de la propia existencia desde la perspectiva de la reencarnación si no se siente como incuestionable desde el fuero interno. Y no voy a ser yo quien trate de convencer a nadie de nada que uno mismo no quiera aceptar como válido. Sin embargo me permito concluir esta perorata, ofreciendo un brindis por el coraje y la valentía de todos aquellos que actualmente, y a través de los siglos, han ofrecido su sabiduría sin medida, por el despertar de la humanidad, a pesar de los grandísimos obstáculos encontrados por el camino. Todos sembramos entonces una semilla que ahora, finalmente está fructificando.

Paz y amor





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