Quizá no sea una coincidencia que los reactores nucleares que están estallando en Japón fuesen en su día diseñados la General Electric Corporation, dirigida por la familia Rockefeller. Este argumento, revela Benjamin Fulford, explica por qué 24 de los miembros de esta corrupta famila se hallen ahora mismo escondidos en un refugio subterráneo en la India.
– Un agente de la familia Rockefeller en Japón –comenta Fulford– me contó acerca del plan para construir 500 reactores similares en China y hacerlos volar por los aires por medio de la provocación intencionada de un terremoto de las mismas características del de Japón, ya fuese por medio de agentes humanos o interfiriendo (hackeando) en los sistemas informáticos de las plantas nucleares, con la intención de despoblar China.
En Japón se sabe ya que elementos militares vinculados al Pentágono provocaron el seismo de marzo de 2011 (3/11, otra fecha nada aleatoria para el recuerdo) que intencionadamente desencadenó el gigantesco Tsunami que asoló la costa nororiental de Japón. Un ataque realizado con armamento nuclear, colocado intencionadamente mediante perforaciones del lecho marino, con la ayuda de submarinos, de acuerdo con filtraciones del mismo Pentágono. Por si esto fuera poco, hace cuatro meses los agentes desestabilizadores infiltrados lograron eludir los filtros de seguridad de las autoridades japonesas colocando plutonio en el reactor numero 3 de la Central nuclear de Fukushima, según reveló después el gobernador de la Prefectura de Fukushima. La intención ahora desvelada era que la inevitable liberación del plutonio en el reactor afectado, como consecuencia del seismo, disimulase las emanaciones radiactivas y la contaminación del mar ocasionadas por la detonación del armamento nuclear que provocó a tal grado el terremoto.
Se advierte seriamente de que el próximo objetivo de los terroristas de guante blanco será suelo norteamericano o europeo.
Si a pesar de ser un ser dotado de raciocinio, aún te crees que lo que dicen los medios de comunicación de masas acerca del desgraciado e inevitable cataclismo geológico, quizá te ilumine un poco saber lo que el corresponsal del Financial Times en Tokio, Mure Dickie, dijo en una conferencia del club de los corresponsales de prensa extranjeros en Tokio, al ser enfrentado por las completas evidencias que los Yakuza, las Triadas y las cabezas de las sociedades de artes marciales y la Sociedad del dragón Blanco les estaban presentado y revelando: “Nuestra visión del mundo y nuestras creencias nos impiden aceptar lo que Uds. afirman” dijo, desestimando una oportunidad única en la historia para ofrecer al mundo una noticia de verdadero calado capaz de sacudir los cimientos de las conciencias de la humanidad entera. Dickie continuó afirmando que eso es inaceptable pues no ha sido publicado en los medios oficiales. "No me lo creo" fue la respuesta, reveladora del fanatismo que la cegadora adhesión a determinadas creencias y paradigmas puede generar en las mentes inamovibles.
En realidad siento lástima por este individuo y todos a los que representa, pues mientras la visión del mundo –a la que a pesar del caos se adhieren– está colapsando, se refugian en la negación como tristemente hacen los adictos incapaces de reconocer su dependencia a determinados narcóticos o opiáceos euforizantes. Prefieren hacer oidos sordos y taparse los ojos antes de admitir que el caos en Japón, los supuestos levantamientos de sorpresivas fuerzas rebeldes en Tunez, Egipto, Libia, Yemen, Irán, Siria, etc, responden en realidad a campañas desestabilizadoras de regímenes que tratan de escapar al naufragio del dólar, una moneda que está a punto de ser devaluada y provocar la bancarrota de la Reserva Federal Norteamericana. Regímenes que buscan nuevas alianzas más fiables en China, Rusia, Brasil, Venezuela, India y otros países con las finanzas más sólidas.
Infelices incapaces de reestructurar sus esquemas mentales ante la evidencia de que la campaña militar de la OTAN en Libia, camuflada tras una intervención militar con fines humanitarios, y autorizada por una resolución del Consejo de Seguridad de un organismo totalmente corrupto creado para dar carta blanca a las potencias occidentales para perpetrar su más siniestros planes de ocupación y destrucción de Africa, Sudamérica y medio Oriente. Se están creyendo lo que sus amos les dicen cuando afirman que la intención de Obama es proteger al pueblo reprimido por Gadaffi (ningún angelito, es cierto) cuando la realidad es que no pararán hasta poner los pies en Libia, apoderarse de sus reservas petrolíferas y balcanizar el país, tal como hicieron en la extinta Yugoslavia.
La clase periodística, todo hay que decirlo, vive en una espiral de mentiras de la que ya no pueden salir, temerosos como el que más, de perder el favor de la mano que les da de comer, las grandes corporaciones mediáticas qué noticias son contadas, quién las cuenta y cómo se cuentan.
El miedo a abandonar el nido y volar de forma independiente es la última frontera a rebasar para alcanzar la verdadera libertad.
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