Ten fe. Todo está sucediendo tal como estaba previsto. El parto es doloroso, pero sin dolor no hay vida, te lo confirmará cualquier madre. Estamos renaciendo, metamorfoseándonos de orugas prisioneras de nuestra densidad material a gráciles y libres mariposas. Quiérete y deja de culparte a ti y a los demás. Hazlo no por resignación sino en la plena convicción de que ya no quieres sentirte lastrado por una energía emponzoñante que solo a ti perjudica. Nadie puede herirte, nadie puede robarte, nadie puede arrebatarte tu dignidad si no se lo permites. A tu ego no le gusta escuchar esto. Pero es mi deber resistir a sus acometidas, sus calificativos despectivos o ridiculizantes. No me importa lo que pienses. Me trae sin cuidado. Es tu ser eterno al que me dirijo. Reconocer que cualquier sufrimiento es la lógica consecuencia de haberte menospreciado en el pasado (y continuar haciéndolo en el presente) y abrirte y entregarte a sentir las emociones atascadas desde entonces es comprar un décimo de lotería con premio seguro. Mira hacia adentro y el universo se pondrá automáticamente a trabajar en tu favor. No porque exija esa condición sino porque tu habrás levantado la barrera infranqueable para el univso que impide a los ángeles hacer su trabajo. Tu libre albedrío siempre está activo y es como un iceberg. Lo que ves por encima de la superficie es tu mente consciente. Lo que no se ve, la parte más grande, es tu mente inconsciente, gobernada en esas profundidades por un tirano sin entidad propia salvo la que tu le has concedido: tu ego. El saboteador de tu felicidad lo has fabricado tu. Lo hiciste para sobrevivir en este mundo despiadado. Pero igual que fue necesario para hacerte un lugar, también ahora es un obstáculo para dejar de sobrevivir y empezar a vivir. No lo odies, ni odies el ego de los demás. Siente compasión de la demencia ajena y la tuya propia. Eso lo único que necesitas ahora para que las gafas de la percepción ilusoria caigan en pedazos y el portal a la visión se revele ante ti. Es tu derecho. El único obstáculo es tu miedo, revestido de soberbia y orgullo.
Abre los ojos porque el espectáculo global que estás presenciando, que a tus ojos es calamitoso, no es otra cosa que el vaticinado ocaso de los dioses, el derrumbe del sistema que cae por su propio peso y no lo registraron los anales de la historia, (si es que alguna vez sucedió).
Saldremos de ésta sin necesidad de dar más palos de ciego. El cilo se está anclando en la Tierra. Conecta con tus sentimientos y entrégate al río de la vida (tú que lees esto sabes de lo que hablo)
Te amamos.
Gracias.
Gracias a elias por los subtítulos
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