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jueves, 29 de diciembre de 2011

La cura: unir a los dos hemisferios (II)

EL CEREBRO IZQUIERDO

Viene de parte 1

El hemisferio izquierdo es el que 'piensa que…' y 'cree que…', el lado cognitivo, desprovisto de intuición. Este hemisferio cerebral, analítico e insensible (tales son sus funciones), se afana permanentemente en buscar soluciones individuales y concretas para problemas amplios y complejos. Su enfoque es estrecho y superficial en general, y especialmente nulo en el campo de la expresión emocional. Está 'programado' para creer en todo lo que se le cuenta y está presto a obedecer sin cuestionar.
Una de las tareas del cerebro izquierdo consiste en representar los sentimientos en el entorno del sistema nervioso. Ayuda a simbolizar, escenificar y conceptualizar la Realidad subyacente de los sentimientos. Ese símbolo, una vez verbalizado, se convierte en la creencia. Pongamos por ejemplo una creencia:
–"mi mujer me agobia", que delata, obviamente, un conflicto emocional. Los profesionales entrenados podemos utilizar la verbalización de esa creencia para acceder al territorio que de verdad nos interesa, el hemisferio derecho, el dominio del inconsciente, la fuente REAL del pretendido agobio presente.

Al apoyarnos en las teorías evolutivas comprendemos cuan tempranamente pugnan los niveles más profundos de la consciencia por salir a la superficie, provocando intencionadamente situaciones presentes como escenas interpretables que desencadenarán la catarsis deseada. El agobio/sofoco REAL tras la manifiesta creencia "mi mujer me agobia" es "tengo sensación de asfixia". Y esta sensación viene reclamando ineludiblemente su turno de expresión desde el momento en que dicha expresión fue reprimida...Y si no es concedido ese turno, si no es atendida la necesidad de expresión, arrastrará tiránicamente al cuerpo físico hasta las últimas consecuencias, hasta la última frontera de rebelión interna (cáncer, infarto, alzheimer, esclerosis…).

Como terapeutas no necesitamos hacer esfuerzos por adivinar lo que sucede. Los esfuerzos nunca conducen a nada. El sistema nervioso se encarga de agrupar los sentimientos en virtud de su similitud, fluidamente, en paquetes nerviosos, clasificándolos y almacenándolos por categorías. Como terapeutas jamás tratamos de alterar, juzgar o analizar la expresión simbólica ("mi mujer me agobia") del sentimiento, manifestada por el cerebro izquierdo, cuando el sistema nervioso entra en escena. Tan solo nos servimos de su expresión como llave para acceder a la historia emocional del paciente y ayudarle a que él/ella mism@ abra la puerta tras la que se esconde el sello grabado a fuego. Esa es la verdadera responsabilidad, el verdadero compromiso al que se enfrenta el paciente.

Si tratásemos, como hace la Psicoterapia conductual, de convencer a la persona de que sus creencias son falsas o a lo sumo no tan dramáticas como él imagina (siéntate a hablarlo con tu pareja, hablando se entiende la gente...seguro que podéis arreglarlo, mira todo lo bueno que tienes, tus hijos tienen salud, etc.) , estaríamos disuadiendo, desmontando y borrando el contexto histórico REAL al que queremos acceder, destruyendo la fuente 'orgánica' de la creencia, es decir, la materia prima con la que trabajar.

No es lo que la esposa haga para agobiar al marido (quizá tan solo le esté reclamando que él adopte una actitud ante algo: que le diga a un vecino que deje de hacer ruido, que se haga valer y pida el aumento de sueldo que por su valía (la que él quizá nunca llega a contemplar) merece, que se haga una prueba médica, que la escuche, que colabore en las tareas domésticas, que se implique en la rutina escolar de un hijo…). Es la escena antigua vivida (no me cogieron en brazos = no valgo nada = el mundo es una mierda/amenaza = no hay un lugar en este mundo para mi…) y la legítima emoción (llanto/dolor-pena) reprimida lo que constituye el epicentro del movimiento sísmico ("mi mujer me agobia") que la actitud de su esposa está (sin proponérselo=inconscientemente) sacando a flote. 

No es externo el origen del 'seísmo', sino interno. La máxima "Conócete a ti mismo" implica revisar el inconsciente. Si, como terapeutas, no consideramos viable el acceso a ese epicentro, evidentemente caeremos en la tentación de juzgar al paciente de paranoico.

La madre de toda creencia radica en un determinado sentimiento que fue ofendido en un momento de la existencia temprana. Un sentimiento desde entonces negado y puesto a buen recaudo (almacenado) en los sótanos del hemisferio derecho (orgánicamente en la amígdala: http://lamenteesmaravillosa.com/la-amigdala-centinela-de-nuestras-emociones) a la espera de obtener un turno para salir a escena.
Suelo mostrarme reticente a la hora de decir lo siguiente, pero llegado el momento es muy importante remarcar que cuando el hemisferio izquierdo, al expresarse (mi mujer me agobia) es objeto de desconsideración (no es atenuado por el derecho) y abandonado, pues, a su suerte, acaba convirtiéndose en un tirano, un fascista insensible con gran potencial para herir a su entorno (incluido por supuesto a si mismo). Los estados fascistas (liderados siempre por individuos fuertemente izquierdocerebrales) detestan los reclamos victimistas y niegan las necesidades de su pueblo y suprimen (RECORTAN) cualquier tipo de ayuda destinada a paliar el sufrimiento denunciado, en la convicción de que quienes realmente han sufrido son ellos mismos. Ellos son, dicen, quienes han luchado y peleado durante generaciones por el progreso científico, (pagando un alto peaje –enfermedades cardiovasculares…) por hacerse un lugar (y protegerlo) en el mundo mientras otros se han aficionado a chupar de la teta de 'papá estado'. Un Estado que se ha encargado, dicen, de elogiar la mediocridad y subsidiar a las rémoras del sistema, a quien no da muestra alguna de iniciativa. En definitiva ambos conviven en un mundo de locos (dirigido entre bambalinas por psicópatas (izquierdocerebrales carentes por completo de empatía social) que han utilizado en su beneficio la máxima 'divide y vencerás'…

Las necesidades de un pueblo no solo no son satisfechas sino que su mero reclamo es censurado y hasta castigado. Hoy estamos siendo testigos de excepción de esto. Y todo en el intento de mantener reprimida la propia necesidad inconsciente del mismo censor/represor. Y ello ha sucedido en una cadena sin fin cuyos eslabones (generaciones), a medida que se fueron incorporando, pasamos de reprimidos a represores, de sufrientes necesitados a insatisfechos ególatras. Y la egolatría (narcisismo), si obtiene el púlpito que precisa, cortará desde la la más psicótica de las tiranías con todo objeto de su menosprecio. Es tanta la ignorancia.

Un estado no puede ser democrático mientras los individuos que lo administran no reconozcan el estado de necesidad de quienes no se hallan todavía integrados. Un estado armónico y pacífico no es posible hasta que las necesidades son satisfechas o, al menos son expresadas las emociones reprimidas ante dicha insatisfacción. Hasta que el cerebro derecho 've la luz del día'.

Tenemos constancia de que el hemisferio izquierdo fue el último de ambos hemisferios en aparecer en la linea evolutiva. Representa al ser simbólico. Es el dominio donde habita el ego. Y como todo símbolo, no es real, sino una representación. No obstante tiene concedido el papel de traducir los sentimientos, innegables, del pasado en nociones, conceptos y creencias. Y los transporta al presente, tal es su función. Y ahí está involucrada la experiencia del ahora. Es muy curioso como opera, puesto que este hemisferio pragmático, no sabiendo hablar el lenguaje del cerebro derecho, puede traducirlo a su propio lenguaje (verbal/cognitivo). Extraño ¿verdad? El Psicoanálisis (área paradigmática del estudio del lenguaje simbólico) intenta siempre poner palabras a algo que simplemente no funciona con palabras. La Psicoterapia tal como la hemos conocido ha pretendido desde sus albores hablar el lenguaje equivocado en su intento de ofrecer una solución a la disfunción que se presenta. Y todo basándose en teorías y creencias escolásticas. Esa es la razón por la que los izquierdocerebrales adoran las teorías, las tesis y las hipótesis de trabajo. Y se adhieren a ellas sin importar la naturaleza del reto al que se enfrenten. Utilizan pues la teoría para interpretar las palabras del paciente, incapaces de ver en su paciente a alguien de quien poder aprender algo nuevo, algo que pudiese contradecir los presupuestos, los postulados, que dicta la teoría escolástica tan bien aprehendida y heredada.
Es tiempo de des-aprehender. Pero claro, ahí tocamos con la negativa, la negación del cerebro izquierdo, en franco dominio en los países 'desarrollados', el norte orgulloso y próspero...los que precísamente ahora están padeciendo los rigores de la medicina corrupta que aplicaron al sur...




Es imposible doctorarte en psicología sin memorizar, subrayar y entrecomillar una barbaridad de datos estadísticos. Una vez conseguido eso, una vez has pasado por el tubo del academicismo, voilà, ya tienes por fin tu deseado diploma. ¿Y ahora qué? te dices…

Por el camino tu cerebro izquierdo ha hecho irremediablemente (al menos por esta vida) papilla al hemisferio derecho tras atravesar siete años de descorporizados y desvitalizados estudios de psicología de cuyo peso no puedes desembarazarte. ¿Ves el problema que hemos tenido en Psicoterapia? Doctores izquierdocerebrales ofreciendo terapias izquierdocerebrales y obteniendo respuestas izquierdocerebrales para sus resultados, que son publicados en revistas izquierdocerebrales para científicos izquierdocerebrales. Perfecta-Mente izquierdo. Izquierda-Mente perfecto…Un día llega un derechocerebral y dice "hey, tengo una nueva idea". Nadie quiere oirla. Están demasiado ocupados dándose palmaditas en la espalda, o razonando las minucias de su lustrada teoría, incapaces de mirar de frente a la vida. Viviendo de las becas concedidas por las mismas corporaciones que tratan de mantenerlos anestesiados. Todo lo hacen racionalmente. Están dominados por el intelecto global. Siempre tienen la razón...Hasta que un día sufren un ictus cerebral o una parálisis, o un infarto de miocardio, las afecciones típicas de aquellos que se ahogan en su visión pragmática (orden, seguridad, control, dominio...) de la vida.

Necesitamos sin duda recuperar al lado izquierdo para seguir expandiendo el conocimiento científico del mismo modo que necesitamos al lado derecho para dejar la puerta abierta a la expresión de los sentimientos. Pero no uno u otro, que es la deriva polarizante que hemos experimentado cíclicamente (derechas-izquierdas, conservadurismo-progresismo,...) Se trata de la valiente tarea de re-conciliar ambos hemisferios, equilibrando el crédito ambos dominios del cerebro merecen como piezas necesariamente co-operadoras. Imaginación e intuición, esa siempre necesaria y sin duda 'alocada' tormenta de ideas o sopa emocional inicialmente inconexa, aunque muy real, (mente izquierda) desde la que inspirarse para poder plasmar proyectos viables que tengan como fin el bien común (mente derecha), proyectos a fin de cuentas fundamentados desde el corazón, que es la síntesis entre mente y emoción (no en vano está a mitad de camino entre la cabeza y el estómago (donde nos tocamos cuando existe una emoción reprimida) y no desde la narcisista necesidad de obtener protagonismo a toda costa. Un narcisismo no satisfecho en la etapa temprana de la vida en que debió ser satisfecho. Un exceso de razón aboca a proyectos megalomaníacos, despilfarradores de recursos y desproporcionados respecto de las verdaderas necesidades de una comunidad o sociedad. Para que los proyectos tengan la adecuada proporción, hay que conocer las necesidades reales, único dato válido a la hora de consolidar el crecimiento de una sociedad en paz y armonía. Y las necesidades REALES se expresan en un lenguaje propio: el de los sentimientos.

Si no eres parte de la solución, entonces estás siendo parte del problema.

10 comentarios:

  1. (almacenado) en los sótanos del hemisferio derecho (orgánicamente en la amígdala) a la espera de obtener un turno para salir a escena. Cuantos niños hay con las amígdalas estirpadas..
    NO ENTIENDO LA RELACION CON LAS AMIGDALAS FARINGEAS.

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    1. No son la amigVulva a leer el articulodalas faringueas, son las cerebrales y esas no se estirpan.

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  2. http://es.m.wikipedia.org/wiki/Cuerpo_amigdalino

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  3. También: http://lamenteesmaravillosa.com/la-amigdala-centinela-de-nuestras-emociones

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  4. Como conectarlos?
    Como sacar los recuerdos dolorosos que no se recuerdan pero que duelen en el cuerpo?
    Ya son mil terapias, versiones distintas de psíquicos y terapeutas, pero el puzzle sigue incompleto y el cuerpo duele.
    Me gustaría aprender alguna técnica que acelere el proceso, ya es excesivamente largo.
    Gracias

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    1. No se necesita sacar ningún recuerdo, llegan solos en emociones extremas, pero en lugar de reprimirlas hay que estar ahí con ellas observar el dolor y no huir de él, es el único método que conozco que funciona y no se necesita terapeuta

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    2. El cuerpo mismo te guía. Al principio se precisa de un terapeuta capacitado para acompañarte por la senda de las pistas que dan tus dolores, más que nada para que no creas que estás delirando. Estar solo en estas circunstancias es muy delicado (igual que estar mal acompañado). Luego, como dice Marcela, las emociones ocultas tras esos dolores físicos aflorarán por si solas. Un buen terapeuta no las extrae, tan solo les da crédito. Es como el trabajo de una buena partera o comadrona.

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  5. Los recuerdos dolorosos efectivamente hay que sacarlos de su guarida. ¿Cómo? Ellos mismos te darán la pista. Ocurre que es muy probable que, acostumbrado como estás a pasarlo todo por el tamiz de pensamiento intelectual, distraigas la catarsis con argumentos y análisis. Para bien o para mal necesitas a un terapeuta capacitado para ser testigo y monitorizar tu descenso a los infiernos sin distraerse ni dejarse embaucar por tu propio ego que hará lo posible por impedir que lleves a término la decisión de sanarte. Es un proceso que no es inmediato. El ego exige rapidez. El ser eterno que eres SABE cuando y cómo. Reconoce la ayuda cuando esta se presenta. Y no hace preguntas, simplemente obedece...

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  6. Una vez van aflorando las emociones (=sentimientos reprimidos, estallidos de incomprensión), la mente va adaptándose a sus nuevas capacidades. Desalojado el miedo, la capacidad cognitiva toma su verdadero lugar y el miedo es reemplazado por la curiosidad, la sabiduría...La meta no es evacuar emociones. Eso es el medio para comprenderse a uno mismo y obviamente de paso comprender y amar al mundo, dejando de juzgarlo. La prueba de que una persona está en la senda de la sanación es haber recuperado el entusiasmo propio de la inocente niñez, el niño interno, sazonado con la paz y asertividades adultas.

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  7. Buenísimo el artículo, lo mejor que he leido en mucho tiempo, y lo dice una cerebro-izquierda que a base de somatizaciones físicas ha llegado a las mismas conclusiones y que se encuentra en periodo de reconexión de ambos hemisferios

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