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miércoles, 18 de julio de 2012

Namaste

El origen etimológico de Namaste lo encontramos en el antiguo sánscrito, originado de la integración de dos vocablos: namas y te. Su contenido incluye y engloba dos grandes significados:
1. Por un lado, namas, que por las normas de división de las palabras del sandhi (en lingüística, los diferentes tipos de alteraciones fonosintácticas, determinadas por el contexto fonológico, que sufren los fonemas en medio de la palabra o dentro de la frase al entrar en contacto con otros sonidos), puede dividirse en na (su traducción al español es no), y ma, que significa mío, por lo que nama indica "carencia de propiedad o ausencia de identificación con algo o alguien" (especialmente, con cualquier tipo de percepción de identidad individual, sea física o espiritual).
2. Por otro lado, namas, en su globalidad, significa reverencia o adoración. Y te (dativo del pronombre personal “tuám”) “tú” o “usted”, "a ti" o "a usted". Por lo que la traducción completa de Namaste es te reverencio a ti.
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Dios es Yo, y Yo soy Dios, cuando ceso de pretender ser (de identificarme con) mi yo "pequeño", cuando dejo de aferrarme/apegarme a la tabla de salvación en la que he convertido, recurrente y cíclica/karmicamente, desde los albores de los tiempos, al falso yo=ego con el que me he revestido cada vez que he decidido regresar a este plano/dimensión e interactuar en él.
Lo mismo puedes afirmar tú, desde tu Yo, con toda certeza y legitimidad.
En este maravilloso escenario que configura lo Real, aflorando tras las tinieblas del velo de la ilusión (Maya, velo de Isis), la expresión Namaste, usada a modo de respetuoso saludo habitual en el mundo oriental, indica que Dios, que es Yo, reconoce y reverencia el Dios que habita en ti, que eres tu, a quien saludo. Consecuentemente tú y yo nos unificamos en la unicidad (el Uno), en Dios mismo, y vemos el "Rostro de Dios", es decir, al Dios que es, a la vez, tú y yo. Al Dios que es todos y que lo es Todo, sin excepción (humanos, animales, vegetales y minerales), percibiendo y contemplando cómo los procesos y expresiones de vida de cada forma son manifestación de un mismo Amor y de una única Vida, de una misma Fuente. Manifestaciones que fluyen, refluyen y confluyen en la Perfección de cuanto Es, pues eternamente orbitan alrededor de su Fuente, por lo que son perfectas, sin mácula tal como son en el estadio experiencial en que se hallan por decisión propia. Perfección, pues, no es vanidad sino la realidad de que no hay nada en ti o en nada que consideres externo a ti (aunque a la postre no sea sino un reflejo de ti) que sea "mejorable". Provienes de la perfección y has bajado a los abismos, has visitado los mundos imperfectos, siendo éste (al que llamamos "el mundo") el más oscuro y confuso de ellos. Y has entrado en tal simbiosis con dichos mundos que has olvidado tu naturaleza divina y eterna, hasta el punto de creer que tu rol en ellos, el sentido de tu existencia, era "pasar la vida" en resignación, contribuyendo de rebote a tu supuesta "evolución", y con ello a la de tu especie (homo sapiens). Una perspectiva evolutiva que llamáis "darwinista" que solo ha servido para inflar el currículo de quienes, en su vanidosa ignorancia, se han atribuido el dominio de este mundo. El despertar del sueño de esta confusión conlleva la asunción de esta visión que no es sino la visión.
Eres perfecto e inmejorable y todo adquiere sentido desde una perspectiva más vasta, cuando desprovees de sentido, de significado, al perecedero (y caótico) mundo de confusión mental en el que ha reinado el ego colectivo, esa Matriz holográfica en la que te has zambullido para iluminar las sombras con la luz eterna que portas, para traer el Cielo a la madre Tierra. Colosal tarea.
Nada de lo que creas insuperable ha sido puesto ante tu senda como un obstáculo insalvable.


Namaste.

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