"En efecto, Santillana ofrece un tapiz muy rico de leyendas esquimales, islandesas, noruegas, hopis, finlandesas, hawaianas, japonesas, chinas, hindús, persas, romanas, griegas, védicas y del antiguo Egipto y docenas de otros países, y se pregunta: ¿Cómo pudieron darse tantas y extrañas similitudes en los relatos de culturas tan apartadas unas de otras, a menos que dichos "mitos" tengan un origen común? Él –y nosotros también– se inclina a creer que dicho origen radica en conocimientos astronómicos." (Colin Wilson, El mensaje oculto de la Esfinge, 1997)
"Era una creencia incuestionada en las naciones nórdicas que llegaría un tiempo en el que toda la creación visible, los dioses del Valhalla y Niffleheim, los habitantes de Jotunheim, Alfheim y Midgard junto con sus habitaciones serían destruidos. La misma Tierra se aterrorizará y comenzará a temblar. El mar abandonará su cuenca, los cielos se harán pedazos y el hombre perecerá en grandes cantidades. Todo el universo arderá en llamas. El Sol se oscurecerá, la Tierra se hundirá en el océano, las estrellas caerán del cielo, y el tiempo ya no será. Después de esto, Alfadur (El Todopoderoso) hará que un nuevo cielo y una nueva Tierra resurjan de los mares. La nueva Tierra dará abundantes frutos sin necesidad de que sean cultivados o cuidados. La maldad y la miseria ya no serán conocidas y los hombres y mujeres vivirán felices juntos." (Thomas Bulfinch, 1855)
Si bien no hay que tomarse esas profecías literalmente, es probable que nos estén relatando, poética y simbólicamente, la historia de aconteceres futuros...Revisemos un poco nuestros conocimientos básicos de astronomía: Imaginemos que tenemos una peonza que está girando sobre su propio eje en el sentido de las manecillas del reloj a una gran velocidad. Al principio se mantiene totalmente erguida, como consecuencia de su fuerza centrífuga, pero poco a poco su eje empieza a bascular y a trazar círculos en la dirección opuesta -antihoraria- a medida que su velocidad de rotación se va ralentizando. Ahora imagina que la Tierra es esa peonza.. Imagina que puedes ver el eje del planeta como si de una barra sólida se tratara, atravesando los polos norte y sur. Durante el lapso (ciclo) de 25.920 años el eje de la Terra dibuja un lento hermoso círculo en la dirección opuesta a la rotación normal sobre su eje. Algunas culturas antiguas compararon el eje de la Tierra con una larga cuchara en un bol lleno de una espesa sopa. La estela o rastro circular que provoca la cuchara al bambolearse equivaldría en este símil a la lenta senda circular del eje de la Tierra (esta metáfora solo funciona si imaginas a la cuchara "anclada", en su extremo inferior, al fondo del bol).
En la astrología occidental, este ciclo maestro de 25.920 años está dividido en doce eras zodiacales, de 2160 años cada una, para redondear. El nombre técnico para este ciclo oscilante es el de "precesión de los equinoccios" (precesión=movimiento). ¿Me sigues aún? Regresemos al molino de Hamlet. Esta historia es uno de los muchos mitos antiguos que describen como el ciclo del llamado Axis Mundi, el eje de la Tierra, es interrumpido en su sendero orbital. Verás, el eje de la Tierra es a menudo descrito, metafóricamente, como el eje de un molino para moler maíz.
Tienes un mástil horizontal, encastrado en un extremo en un eje central vertical de madera que a su vez está anclado en el centro de una gran pesada y cilíndrica piedra. Al otro extremo el mástil encaja en una piedra circular. Por medio de tracción animal, generalmente, esta piedra gira dentro del surco ad hoc, moliendo el grano allí puesto. La vida del eje central no es infinita puesto que el constante roce con el hueco central sobre el que pivota produce su fatal desgaste. De acuerdo con Santillana y Von Dechend el eje del molino representa el eje polar del planeta y la rotura del eje representa la precesión de los equinoccios. Cada era zodiacal termina con un evento geológico catastrófico. En este contexto debemos entender la Tragedia de Hamlet, adaptada por Shakespeare.
De acuerdo con Santillana, estas antiguas leyendas de todo el mundo describen las condiciones de decadencia que atraviesa el planeta –guerras, hambrunas, enfermedades y corrupción, por no hablar de los cambios propiamente geológicos– si bien siempre concluyen anunciando una maravillosa Era Dorada. Como en un sueño lúcido, esta decadencia nos estarían mostrando, como en un espejo, el reflejo de quienes somos, y lo profundamente 'dormidos' que hemos estado respecto de nuestra auténtica naturaleza. Se trataría de leyendas que nos inspiren a reencauzar el rumbo de nuestras vidas. Sería ridículo considerar que tales leyendas hayan estado siempre ahí simplemente para profetizar la fecha en la que 'se termine el mundo', o vayamos a desaparecer...para vaticinar que nada podemos hacer para impedirlo. Todos los mitos recopilados por Santillana, indican que las cosas, a medida que se aproxima a conclusión del Gran Ciclo, van cada vez a ir empeorando hasta que se produzcan grandes cambios –como los que estamos presenciando actualmente–. Algunos mitos hablan de un colofón con inundaciones. Otros, como los hindues, terminan con un incendio.
Las escrituras hindúes predicen: "Cuando el Sol, la Luna, Tishya y el planeta Júpiter estuvieren juntos en la misma morada, volverá la era de Kryta (o Satya). "Satya Yuga/Yoga (la Era de Acuario, la Edad de la Luz) Tishya, dicen los eruditos orientalistas, es una estrella de la constelación de Cáncer y con "misma morada" se refiere a la misma casa/Era zodiacal. Lo interesante es que Budha, antes de su propio nombre Siddhartha Gautama, usaba el nombre de Tishya..."
Los eruditos de hoy creen que este misterioso cuerpo astronómico, citado por las escrituras milenarias, es probablemente un cometa. El Avatar del 3er. milenio, Kalki (o Budha Maitreya) también es representado con una espada en puño que simula la cola de un cometa. Recordemos que el planeta Nibiru/Marduk (el 10º planeta del sistema solar según la cosmogonía sumeria, la más antigua de las registradas) tiene características semejantes a las de un cometa, incluso una órbita retrógrada (sentido horario). Quien llamó "Raja-Sol" al misterioso Tishya fue Mahatma Morya, perteneciente a la Grande Hermandad Blanca del Oriente, aportando indicaciones muy curiosas sobre el planeta Nibiru/Marduk y coincidentes con aquellas inscritas en las tablillas cuneiformes de arcilla halladas en Níniveh, Mesopotamia, por el descubridor de la biblioteca de Assurbanipal, Sir Austen Henry Layard.
Carta de Mahatma Morya (1882): "Existe un astro-rey (Raja-Sol) exactamente atrás de Júpiter que ninguna mirada mortal vió durante este siglo. Si pudiera ser avistado desde un telescopio con la capacidad de multiplicar su diámetro por diez mil veces, él aparecería aún como un punto minúsculo proyectado en la sombra por el resplandor de cualquier planeta. Sin embargo, este mundo es millares de veces mayor que Júpiter. La violenta perturbación que influye en su atmósfera y mismo las manchas rojas que tanto han intrigado la ciencia últimamente son debidas al movimiento y a la influencia del Raja-Sol. A pesar de que su posición actual en el espacio vuélvelo totalmente imperceptible a nuestros ojos, las substancias metálicas de que está compuesto en la mayor parte están en continua expansión y transfórmanse gradualmente en flúidos gaseiformes." (Mahatma Letters - Londres - 1926)
extracto de David Wilcock en "The Source Field Investigations" y www.jornalinfinito.com.br
Sea como fuere, la gran cuestión es ¿Que rol jugamos nosotros, los humanos en conjunto y cada uno de modo individual?.
La Tierra...nuestro hogar...El escenario, reconocidamente holográfico, de esta gran obra en la que hemos interpretado un sinfin de papeles. Ella tiene digamos que aproximadamente 5.000 millones de años. ¿Qué daño podemos causarles nosotros, que llevamos apenas 500.000 años habitándola en tal que Homo Sapiens? ¿Qué estragos irreparables podemos causarle nosotros, que hace escasos 50.000 años empezamos, en tal que Cro-Magnones, a dibujar en las paredes de las cavernas o a apacentar el ganado, gracias a que Ella, en connivencia seguramente con algún evento cósmico escrito en los destinos/órbitas de algún cuerpo celeste, nos liberó de los grandes mamíferos/depredadores (y quizá a los grandes saurios) que hasta entonces constituían una amenaza permanente para nuestra expansión?...Nosotros que hace solo 5.000 años que reaparecimos milagrosamente como Ave Fénix, tras un DiluvIo Universal que había anegado a todo el planeta? 5000 años hace que empezamos a registrar los anales de la historia en sellos y tablillas de arcilla, descubiertas en Nínive, metrópolis de la antigua Babilonia ¿qué mal podemos causarle a la Tierra nosotros renacidos hace tan solo 500 años, tras la oscuridad medieval, a una perspectiva humanista de la mano de una generación de pensadores, científicos y artistas nunca antes aglutinada de tal modo, donde la presencia del hombre y su proporción respecto al mundo adquirió una nueva perspectiva? ¿qué mal podemos hacerle nosotros a la Tierra, nosotros que hace escasos 50 años descubrimos con asombro (y desde entonces no paramos de cuestionarnos), la visita y presencia de inteligencias de otros mundos, probablemente otras dimensiones? 50 años hace que accedimos a la incipiente comprensión acerca de la relatividad del Tiempo...50 años, sí, que redescubrimos el uso de la energía nuclear y la capacidad para utilizarla como arma arrojadiza. 5 escasos años hace que una crisis de proporciones globales está poniendo patas arriba todos los postulados, creencias y principios sobre los que se asentaba nuestra petulante ignorancia respecto del papel que jugamos en el contexto biodiversitario que nos alberga.
La Tierra...nuestro planeta, una madre que no sufre por las supuestas afrentas de sus hijos, por muy tóxicos que sean los vertidos que estemos arrojando –y por ello nos culpemos– a su/NUESTRO ecosistema (es decir a todos los seres que lo habitan en armonía). Una madre que atraviesa un proceso regenerativo en el que todos estamos involucrados como partes indisociables de ella misma...Una madre que no reclama que curemos las heridas que creemos estar ocasionándole, sino que siente dolor por ver a sus hijos crucificados, aniquilándose entre ellos, amnésicamente desconectados de la fraternidad que constituyen.
Llevamos decenas de miles de vidas habitando el planeta de un modo consciente, desde aquél instante en que la cadena evolutiva darwiniana fuese intervenida inteligentemente. Cincuenta mil años iberándonos del miedo, inoculado en nuestras células, a la amenaza de las circunstancias, la amenaza de nuestro entorno, tratando de sobrevivir...La Tierra nos anuncia ahora el final de un ciclo en nuestra epopeya como exploradores de este mundo. Un mundo que ya se ha vestido de gala para hospedarnos en un contexto de amor. Estamos siendo paridos, de nuevo. Una nueva humanidad. Un mejorado ADN. Se cierra una Era y otra, dorada y libre de sombras se inicia. Esta crisis bendita, reflejo del Tsunami de emociones hasta ahora contenidas que están aflorando, individual y globalmente es prueba inequívoca de que estamos al final del necesario túnel que anunciaron todas las míticas profecías de nuestros ancestros.
Una vez fuera del túnel, muertos y vivos indistintamente nos abrazaremos y respiraremos profundamente, conscientes de nuestra intrínseca libertad...ni siquiera necesitaremos tomar perspectiva...ella nos tomará a nosotros, es decir, a quienes hayan osado concebirla en sus corazones...¿Por qué no rescatar la fe y tomar esa perspectiva ya y facilitar con ello el último tramo de este Gran Parto?
Porque de eso se trata...todo responde a un gran plan trazado desde las 'alturas'. Un plan que precisa, no obstante, de tu confianza para arraigarse en ti. ES la gran paradoja (me fascinan las paradojas): todo está hecho pero depende de tu intervención consciente en dicho plan. Escucha tu corazón...
muy interesante
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