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domingo, 24 de febrero de 2013

Un poco de historia no hace daño

 

 

La vida sucede en bucles. Distintos perros, mismo collar...Por eso conocer la historia ayuda a no repetirla.
Basta tirar de Wikipedia...

En 1921, a raíz de unas operaciones bélicas tácticamente (intencionadamente?) desastrosas, se produjo el hundimiento de la comandancia militar española de Melilla, el llamado desastre de Annual. El impacto que tuvo sobre la opinión pública generó un sentimiento muy crítico con la política mantenida hasta ese momento en Marruecos, y en general con todo el sistema político de la Restauración, ya tambaleante desde la huelga general de 1917. Se inició entonces una investigación. El expediente de dicha investigación (expediente Picasso), involucraba, al parecer, graves irresponsabilidades cometidas por cargos elevados de la administración española. Dicho informe no obstante nunca vio la luz. Algunas voces culparon del desastre de Annual al monarca Alfonso XIII, abuelo del actual Rey de España, uno de los impulsores y partidarios más destacados de la política colonial, porque había propiciado el nombramiento de algunos de los mandos responsables del «Desastre» con los que mantenía una relación de amistad o eran personas cercanas a él, como Dámaso Berenguer o el general Fernández Silvestre.

En este contexto de crisis política y social, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado de 13 de septiembre de 1923, que fue respaldado por el propio Rey Alfonso XIII, quien le encargaría a primo de Rivera la formación de un gobierno. Para algunos, una de las razones que explican el golpe sería que éste sirvió de cortina de humo para evitar que los resultados del Expediente Picasso saliesen a la luz en una investigación parlamentaria que precisamente estaba realizándose y que podría haber dejado al monarca en una posición más que comprometida.

Primo de Rivera formó finalmente un gobierno al que denominó directorio, que estuvo compuesto, en un primer momento, exclusivamente por militares (Directorio Militar) y, posteriormente (1925), tuvo un carácter civil (Directorio Civil).
Durante la Dictadura se puso fin a la Guerra de Marruecos con el Desembarco de Alhucemas en 1925, que permitió la re-conquista española definitiva del Rif en 1927. Todo ello constituyó, con mucha seguridad, una puesta en escena muy meticulosamente planificada...¿te recuerda esto al intencionado derribo de las torres gemelas?

En 1929 la oposición creciente que inevitablemente acabó generando el dictador, especialmente extendida entre estudiantes, intelectuales y el cuerpo de Artillería (que se oponía a la pretendida reforma del sistema de ascensos), hicieron que Alfonso XIII apartase a Miguel Primo de Rivera del gobierno el 29 de enero de 1930, nombrando presidente del consejo de ministros al general Dámaso Berenguer con la intención de retornar al régimen constitucional. Este nuevo periodo se conoció enseguida como «la Dictablanda», por contraste con la dictadura anterior.

Tras la caída del dictador —que falleció semanas después a causa de una diabetes—, aumentaron las manifestaciones antimonárquicas, se acusó al rey de haber auspiciado la dictadura de Primo de Rivera y se reavivó su vinculación con el Desastre de Annual. Ese año los partidos republicanos se unieron frente a la monarquía con la firma del Pacto de San Sebastián. Hubo pronunciamientos militares republicanos que fueron frustrados por el gobierno en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid) y en Jaca (éste último encabezado por los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, que fueron fusilados tras un consejo de guerra).

En febrero de 1931 el almirante Juan Bautista Aznar fue designado presidente del consejo por Alfonso XIII. Su gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Al conocerse en las elecciones mencionadas la victoria en las ciudades de las candidaturas republicanas, el 14 de abril se proclamó la Segunda República. El rey abandonó el país ese mismo día, con el fin de evitar una guerra civil:

"[...] Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil."

Por una Ley del 26 de noviembre de 1931, las Cortes acusaron de alta traición a Alfonso XIII:

"A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:
«Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.
Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.
De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el Estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.
Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones».
En ejecución de esta sentencia, el Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades.

Esta ley sería derogada por otra del 15 de diciembre de 1938 firmada por Francisco Franco.


Al comenzar la Guerra Civil Española, Alfonso XIII apoyó fervientemente al bando sublevado, afirmando ser un «falangista de primera hora».

La relación del rey Alfonso XIII con el dictador Francisco Franco es extensa y está bien documentada. Conoció a Franco a consecuencia de sus éxitos en Marruecos y lo convirtió en favorito real; en enero de 1923 el rey le concedió la medalla militar, así como el cargo honorífico de gentilhombre de cámara. Alfonso XIII (representado por el gobernador civil de Oviedo, el general Losada) fue incluso el padrino de bodas de Francisco Franco.


Franco discutió personalmente con el Rey la posible retirada de Marruecos. En marzo de 1925, durante una visita allí, el general Primo de Rivera entregó a Franco una carta del Rey junto con una medalla religiosa de oro; la carta terminaba así: «Ya sabes lo mucho que te quiere y te aprecia tu afectísimo amigo que te abraza. Alfonso XIII». Por real decreto (4 de enero de 1928) lo nombró director de la recién creada Academia General Militar. Franco votó a favor de la candidatura monárquica en Zaragoza.


El 4 de abril de 1937 Franco escribió una carta despectiva a Alfonso XIII: el rey, que acababa de donar un millón de pesetas a la causa franquista, le había escrito expresando su preocupación por la poca prioridad que se daba a la restauración de la monarquía; Franco dejó claro entonces que el rey difícilmente llegaría a desempeñar un papel en el futuro, en vista de sus irreparables errores pasados. Al acabar la guerra y no restaurarse la monarquía, el rey declaró: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado a cada paso».
¿Estamos presenciando un renovado escenario de los eventos acaecidos entre 1931 y 1938, en todos los ordenes?

Hay cosas que no te enseñaron en la escuela porque quizá hubieses hecho demasiadas preguntas inconvenientes y puesto en más de un brete al verdadero ignorante, tu profesor de historia. ¿Demasiada verdad para ser asimilada de golpe? Recuerda que la historia se repite incansablemente en ciclos...hasta que el patrón repetitivo es descubierto, comprendido y sanado.

"A los niños contadles la verdad. Ellos comprenderán". (Bob Marley)

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