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jueves, 9 de junio de 2011

La Piedra

Soy Jeshua. Os saludo a tod@s. Todos sois seres de luz. Habéis venido a la Tierra a expandir vuestra luz. Y al hacer esto os veis enfrentados con la oscuridad. ¿En qué consiste este juego, de qué va todo esto de la luz y la oscuridad? ¿Cuál es el propósito de la resistencia y la oscuridad que habéis estado experimentando?


Estar en la Luz significa permanecer en un estado de Consciencia en el que te percatas de tu unicidad con todo lo que es. Estando en la luz te sientes completamente sin ataduras y libre. Sabes que eres parte de una completitud más vasta y sientes que eres profundamente amado en esta infinita red de vida consciente. Las Luz es tu conexión con el Uno.


Por naturaleza, la luz es informe. Su manifestación no depende de ninguna forma material. Está libre de las ataduras del tiempo o del espacio. No eres la forma material en el que tu consciencia habita en este momento. No eres tu cuerpo físico. No eres la carne y la sangre de las que tu cuerpo está hecho. Tampoco eres el género (masculino o femenino), ni aquello que caracteriza a tu presente personalidad (avatar). Son parte de ti, pero tu eres mucho más que la suma de las partes. Eres su origen, la fuente creadora de dichas partes.


Tu alma infinita ha estado alojada en muchas diferentes formas de vida y ha experimentado multitud de vidas a lo largo y ancho del universo. Estas experiencias te han enriquecido de modos que áun no reconoces. Tu árduo camino existencial a través de múltiples encarnaciones no es otra cosa que el modo en el que la energía que todo lo es (Dios) manifiesta sus posibilidades expansivas.
Tu experiencia en forma física está plena de sentido, pues permite a toda la creación expandirse y proliferarse de modos nuevos y enriquecedores.


Sé que a menudo no sientes esta perspectiva como válida. Incluso puedes llegar a sentirte sobrepasado y saturado debido a la falta de luz y conectividad en la Tierra. Lo sé. Estoy aquí para encender la chispa de la memoria de tu alma. Si llegas a recordar quien eres en realidad, te das cuenta de que tu fuente divinatodavía está intacta y completa, a pesar de todas las dificultades por las que has atravesado. Sentir tu completitud puede ofrecerte cierto grado de liberación, incluso un sentimiento de éxtasis. Eso sucede cuando sabes que estás dando con la verdad, cuando recuerdas la verdad de quien eres: un alma divina con infinitas posibilidades. Yo estoy aquí para recordarte quien eres, y para inspirarte a traer consciencia en tu vida cotidiana.


No existe una gran diferencia entre tu yo humano y tu yo divino. Tu ser divino no está en otra parte. Para empezar, no está ‘situado’, no puede ser ubicado en unas coordenadas espacio-temporales. Si quieres conectar con ese ser ahora mismo, puedes hacerlo simplemente dando un paso atrás durante un instante y tomando distancia de todas esas tribulaciones mentales y emocionales que te tienen alterado. Visualiza tu ser expandiéndose, retirándose de estos asuntos, entrando en un espacio de abierta consciencia. En ese espacio no hay necesidades ni deseos, tan solo esencia. Ser. Puede parecer que esta perspectiva no te ayude a solventar los conflictos inmediatos de tu vida cotidiana. Aún así te invito a que lo intentes. ¿Puedes cambiar tu comprensión y simplemente observarte de un modo tranquilo y desapegado? ¿Puedes estar contigo mismo sin que los sjuicios mentales interfieran? Haciéndolo te darás cuenta de que te calmas y te relajas. Si tus emociones, pensamientos y sensaciones físicas te sacan de esta calma, no te preocupes. Permite que así sea. Observa lo que sucede. Poco a poco te percatarás que entrar en este espacio de silenciosa comprensión es una poderosa herramienta para recordar quien eres.


Lo mejor es que esa herramienta está siempre a tu disposición. Puedes estar en contacto con tu completitud, con tu espacio interior de libertad, manteniendo siempre una distancia respecto a las cosas que te alteran y desequilibran, o incluso las que te excitan de un modo positivo. Manteniendo cierta distancia mantienes viva la comprensión de que si bien son cosas importantes sin duda en tu vida, estas circunstancias nunca son definitorias en ti completamente. Eres más que todas las emociones y circunstancias que te acontecen. En tu interior hay una Presencia a la vez silenciosa e intensa que lo observa todo ir y venir. Esta Presencia es indestructible.Es la fuente de la vida misma.


Tu escoges conectar temporalmente tu consciencia con tu cuerpo, una forma física, en tu vida en la Tierra. Y esta opción tiene una razón. El cuerpo es algo precioso. Algo ciertamente maravilloso y digno de mencionar que seas capaz de de enfocar tu consciencia de tal modo que parcialmente se identifique con un cuerpo, la persona que eres ahora, hombre o mujer, con los talentos y características que te pertenecen. No obstante, no cometas el error de creerte ser ese grupo de cualidades y características. Tu eres la Consciencia que las está experimentando. Esta comprensión te puede liberar.


Lo divino que hay en ti, tu presencia desnudada hasta lo esencial, es como un ancho y abierto espacio, vacío y, a la vez lleno de vitalidad y potencial. Esa es la parte de ti que es Dios. Es tu hogar. Si conectas con esa parte de ti, percibes liberación, alegría y libertad. Te sientes segur@. Estar en la oscuridad significa que te sientes separado de tu esencia, de tu conexión con la totalidad. te sientes disociado de tu amplio espacio interior, una fuente de verdadera paz, alegría y concordia que estás buscando. Todo el sufrimiento está originado en la sensación de desconexión. Y esa sensación es el dolor más terrible que tu alma pueda experimentar.


Comprendiendo el propósito de la oscuridad

¿Por qué las almas escogen experimentar la separación? En el instante en que decides encarnarte y vivir dentro de una forma material, tu luz se ve limitada y constreñida. Tu consciencia se ve estrechada y pierdes la sensación de infinitud. Tiendes a perder conexión con tu yo verdadero, que es informe, libre e ilimitado. Especialmente en el caso de las almas jóvenes, quienes se hallan en los estadios iniciales de su viaje a través de las encarnaciones, es fácil olvidar e identificarse con la forma en la que habitan. Un signo de madurez para un alma consiste en ser capaz de residir completamente en un cuerpo humano, y al mismo tiempo darse cuenta de que no es el cuerpo el que experimenta sino el ser divino quien anima ese cuerpo y experimenta la realidad física a través de él. A medida que el alma evoluciona, nace la comprensión de que hay algo que trasciende al cuerpo, esa forma material enfocada en el tiempo y el espacio. El alma madura se abre a la dimensión de la informalidad (no-forma) y empieza a reconocer que su verdadera esencia reside allí. Así, el alma evolucionada podrá arraigar la consciencia de la unicidad (somos uno) en el reino de la forma material.


Pero ¿por qué escogería un alma embarcarse en un viaje de encarnaciones? ¿Por qué escogiste quedar confinado en una forma (cuerpo) material, mediante el ciclo de nacimiento y muerte y todo lo que conlleva? No sería mucho más glorioso permanecer en un estado de desencadenada unicidad todo el tiempo? Hazte esta pregunta. Algunos contestarías de inmediato que de poder optar, escogeríais no volver a encarnaros nunca más (al menos no aquí en la Tierra). Me diríais que la vida en la Tierra es demasiado severa, demasiado oscura y que anheláis desesperadamente regresar a casa y quedaros allí para siempre. No obstante, te digo que tu alma escogió experimentar esta vida en la Tierra, igual que escogió experimentar todas las diferentes vidas que ha vivido en la Tierra. Y es que hay una parte de tu alma que adora danzar con la materia, impregnarse de ella. Esta, te lo puedo asegurar, es la más divina, sagrada y creativa parte de ti.

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