Dicen que durante el asedio aéreo (Blitzkrieg) de la Luftwaffe a la ciudad de Londres –iniciado el 7 de septiembre de 1940, y que duró alrededor de 57 interminables días–, un consejero del Primer ministro británico Sir Winston Churchill, organizó a un grupo de personas para que a determinada hora, todas las noches, pararan lo que estuvieran haciendo, para orar en forma colectiva por la paz, la seguridad y la gente de Inglaterra. Se dice que lograron contagiar a mucha gente que silenciosamente se adhería por la calle a esa iniciativa aparentemente espontánea que, de otro modo, nadie hubiera tenido por su propia cuenta. Se ignora si ello tuvo directamente un efecto sobre los acontecimientos. Lo cierto es que el ataque concluyó 8 meses después el 11 de Mayo de 1941, cuando Hitler inesperadamente ordenó el traslado de la fuerza aerea al frente ruso. Ahora, una buena amiga de Mexico DF me cuenta que un grupo de personas está organizando lo mismo en México, invitando a las personas a orar durante un minuto todas las noches a las 8:00 PM por el país, por la seguridad de sus habitantes y disolver, invocando a la fuerza del amor, el crimen y la violencia organizada. Reenvié dicho mensaje y esta es la respuesta que recibí de uno de los receptores del mensaje:
Apreciado Miguel. Leo tus palabras y estoy de acuerdo en que realmente hace falta mucha fe en el ser humano para no dejarse llevar por la desesperación y la rabia que toda la violencia e injusticia han generado en este mundo desde que la memoria recuerda.
Generaciones han pasado y parece que en vez de evolucionar hayamos involucionado. Y digo 'parece' y me explicaré más adelante. También estoy ahora al corriente de que por ejemplo el ataque sorpresa a Pearl Harbour fue la maquinada excusa para que la opinión pública estadounidense diera finalmente la anhelada carta blanca que el 'demócrata' Roosevelt había estado solicitando al Congreso norteamericano. Hizo falta un autoataque de ese calibre para que normalmente rehacio ciudadano común de los EEUU diera su beneplácito aal envío masivo de tropas a la pobre y subyugada Europa. Así fue como los EUU entraron en la segunda Guerra Mundial a 'salvar el mundo' del maligno eje formado por Berlin-Roma-Tokio. Y sabemos que, desde entonces, esos nuevos 'policías del mundo', han allanado el camino desde la política para que los bancos y las corporaciones transnacionales que instigaron y financiaron el enfrentamiento mundial, esquilmen los recursos propios de cada nación y globalicen la miseria obligando a los muchos a depender de unos pocos, no dejando que crezca la hierba por donde pasan. Tu y yo sabemos que la devaluación del dolar en 1973 fue la jugada maestra del dúo perverso (NIxon/Kissinger) para obligar a las economías en vías de desarrollo a plegarse a los precios sin competencia de Monsanto, Cargill y cia. Mi madre, ingenua, me pregunta ¿por qué harían algo así? Despertar de la conciencia es la responsabilidad de cada uno a abrir los ojos a lo que de verdad se cocina en la trastienda de las declaraciones públicas y los titulares de prensa.
Dices que cambiaremos las cosas actuando y siendo consecuentes. Imagino que te refieres a los principios. Supongo que con actuar te refieres a manifestarse frente a las instituciones. Yo te digo ¿Qué trajo la revolución de 1917? ¿Acaso más libertad? ¿En serio? Seguramente no me creerás si te digo que Marx y Engels fueron agentes occidentales formados en el Reino Unido y financiado por logias masónicas para dar argumentos ideológicos al bolchevismo ssobre la lucha de clases. Que su único interés era derrocar a un zar que estaba reclamando una mayor parcela de influencia en el concierto internacional, algo que otras monarquías no podían tolerar. ¿Y la revolución Francesa? Robespierre y Murat, esa élite jacobina que, atizando la ira del pueblo, cortaron cabezas a diestro y siniestro, no solo las de Maria Antonieta y Luis XVI, sino incluso entre la misma población que había salido a las barricadas, niños y enfermos, convirtiéndose en uno de los mayores genocidios que la historia recuerda. No en vano lo llamaron 'El Terror'. Obviamente, a todo eso le siguió el 'glorioso' imperio, a las órdenes del entronado megalómano Bonaparte. Y la lista sigue…
Y sin embargo, sentir desprecio por Truman, Pinochet, Bush, Saddam Hussein, Bin Laden, y toda esa larga lista de aquellos que han ocupado fraudulenta o democráticamente algún cargo de poder, ni a ti, ni a mi nos 'sirve' de nada. El mismo Hitler, el declarado mayor genocida de la era moderna –con permiso de Stalin y Pol Pot– recuérdalo, llegó al poder tras unas elecciones democráticas. Lo demás lo conocemos ya todo (o quizá no tanto). Todo eso ya pasó. Ya lo vivimos en otra etapa de nuestra experiencia humana. Tenía que pasar. Aceptar que todo eso (y lo que obviamente me he dejado en el tintero por falta de espacio) era parte de un guión más trascendente, es el verdadero camino para hallar la respuesta a la aparente confusión y sinsentido que la vida nos ha ofrecido desde que nacimos. Unos se blindaron rápidamente bloqueando, como dice el Dr. Janov, el acceso de los sentimientos y convirtiéndose en los 'malos' de la película. Otros hemos conservado un sutil recuerdo de lo que era la existencia antes de enfangarnos (voluntariamente por supuesto) en esta densa y lenta realidad, lo que nos ha convertido en las 'víctimas' de los activamente cabreados. En ambos casos se trata de seres inconscientes de su verdadera y eterna naturaleza. Luego los hay que optaron por convertirse en los cocineros y escenógrafos de este mundo, presentándose voluntarios a regular las normas de convivencia de este mundo. Son los dirigentes (básicamente monarcas y religiosos) que generacionalmente han solicitado y asumido el rol de la monarquía y el sacerdocio, los dos pilares sobre los que se ha asentado el poder y desde los que se ha mantenido y alimentado la ignorancia. Su rol les sobrevino tras haberse formado en las escuelas herméticas del antiguo Egipto. Básicamente los 'pastores' entre nosotros, cariñosamente llamados 'corderos', y aquellos de los que las antiguas escrituras hablan como los ángeles caídos, los que contravinieron el 'nomal' proceso de emancipación de la especie humana desde que el Homo Sapiens sufrió la mejora genética, hace aproximadamente 300.000 años.
Existen común y básicamente dos maneras de responder a la rabia: una es contenerla y disimular su existencia tragándola. Este es probablemente el mejor salvoconducto para autogenerarse un tumor. Otra es desbordarla entregándose a una vorágine de emociones desatadas. Esta es la senda segura para el infarto de miocardio. Y el cuerpo, como el agodón en el anuncio de Mr. Proper, no engaña. El mapa de las heridas emocionales quedan impresas a fuego en las células. ¿Y qué haríamos en el mundo sin ti? Tu eres una potencial fuente de inspiración y amor. Tu sabes perfectamente que la negatividad no se arregla con más negatividad. Tienes rabia. Lo entiendo. ¿Estás enfadado? Todos lo hemos estado alguna vez. Pero igual que tragarte esa rabia te mata, también escupir a diestro y siniestro es una opción poco sana mentalmente. Entonces¿qué hago con la rabia?
'Tener la razón' no ha demostrado ser un seguro para nada. Y sin embargo nos empecinamos en combatir por tales o cuales ideales. Por mantener nuestros principios. Probablemente este mundo esté tan lleno de mierda debido a que todos nos empeñamos en adherirnos a cualquiera de los bandos que afirman tener la razón y luchan por ella. Rajoy-Zapatero, derechas-iquierdas, cristianos-musulmanes, católicos-protestantes, etc. Me dirás que qué alternativa hay frente a esto. ¿Cuál es la tercera vía? ¿quedarse de brazos cruzados y no 'hacer nada' entre tanta injusticia? Es obvio que la rabia está ahí. Lo quieras reconocer o no, tienes un caudal de frustración que contienes o canalizas equivocadamente.
La tercera opción es la que postula la transformación de la Consciencia por medio de la síntesis de los opuestos.
Una visión de polaridades enfrentadas a cuya óptica ya no se desea contribuir. Una perspectiva que reconoce a los acontecimientos como parte de una realidad ilusoria, reflejo sobre las aguas revueltas del estado alterado de la mente. La teoría dice que aprender a observar todo como un drama del que uno ya no desea participar, es el camino para trascender la ilusión de la realidad que captan los cinco sentidos. Aceptar que uno ha sido parte y ha contribuido a una deriva violenta, que uno ya no desea alimentar, es solo posible cuando se toma consciencia de que albergamos energías negativas, alimentadas por bajas frecuencias, acumuladas en una parte de nuestro cuerpo, un depósito que nosotros mismos maravillosamente diseñamos a tal efecto para poder sobrevivir a esta experiencia tan intensa: el cuerpo emocional. Y aquí tienes un verdadero campo para la acción que te va a mantener ocupado.
Observar, sin emitir ningún juicio, todas las adicciones y comportamientos compulsivos y 'enfrentarse' con el origen de todos ellos, no para 'derrotarlo', sino para asimilarlo e incorporarlo al libro de bitácora de la vida, incluyéndolo en nuestro diario de abordo como algo que aceptamos y de lo que ya no queremos seguir renegando, aunque haya sido, inevitablemente, causante del dolor acumulado y del daño que hemos repercutido a los demás. Ir a la raíz última del cabreo, del enfado visceral, ese que tan oculto se halla es la expedición que los verdaderamente valientes asumen y se atreven a realizar. Atreverse a revisar los propios fantasmas, sin juzgar a nadie por sus acciones o actitudes pasadas a medida que la caja de Pandora se vaya abriendo (y lo hará solo en el caudal y la medida que estemos preparados a enfrentarla) Todo el mundo se ha equivocado alguna vez. Tu, yo, y todos. Cambiar el punto de mira y dejar de ver al 'otro' no como el causante de todos los males propios, sino como un inconsciente reflejo de los propios deórdenes internos emocionales. Salir triunfantemente consciente del estado de ignorancia en que uno estaba sumido es el premio al coraje de mirar hacia adentro en busca, no de culpables, sino de la responsabilidad por rescatar el amor que decidimos esconder y poner a buen recaudo a la espera de que mejores tiempos nos diesen esa oportunidad. Esa es la más responsable acción que hoy, como adultos responsables, debemos afrontar. Por nosotros y por las generaciones que nos seguirán. No es fácil. Lo sé. Pero es la única realidad tangible sobre la que tenemos dominio. Todo lo demás es ilusión y fantasía.
Quizá no te interese lo que digo y aceptaré que sea así. Pero con todos mis respetos y el afecto que me inspiras –que es mucho–, te diré que las cosas sí están cambiando.
A riesgo de (volver a) repetirme, y también –lo reconozco– con la tranquilidad que me da saber que éste no es sino otro de tantos cientos de miles de blogs que probablemente nadie lee, siento mi deber expresar lo que convencidamente siento que ha estado sucediendo. La prueba de que todo este caos nos está llevando a un estadio sublime como especie, de que estamos inmersos en un proceso de elevación y crecimiento moral sin parangón, es justamente el hecho de que cada día haya mayor violencia, rabia, frustración, e injusticia y sinsentido en este mundo.
Estamos presenciando un exorcismo masivo, necesario para purgar toda la confusa negatividad acumulada tras miles de años. Paralelamente más almas están despertando (aunque justamente son las que menos ruido hacen) y ayudando a despertar a la expansión de la consciencia individual. Sin imponer nada.
¿Despertando a qué? Despertando a la realidad de que hemos sido los brillantes actores en un perfecto plan que está siendo dado por concluido. Hemos interpretado diversos papeles a lo largo de nuestras diversas encarnaciones. Tiranos, mendigos, mujeres, hombres, médicos, enfermos, funcionarios, empresarios, sindicalistas, estudiantes, desempleados, víctimas y verdugos, todos los roles nos han ido como anillo al dedo de nuestras necesidades expansivas.
Ha sido tan genial el plan que nosotros mismos tramamos, que incluso decidimos autoimponernos un velo de amnesia colectiva para permitir que la exploración tuviese todos los aditivos dignos de una epopeya: incertidumbre, miedo, soledad, abandono, frustración, desconsuelo, etc. Sentimientos todo ellos que hemos sublimado 'huyendo hacia adelante', descubriendo por el camino nuevas fronteras. Caímos voluntariamente en un pozo de lodo de densa consistencia y obviamente que nos hemos lastimado mutuamente en la búsqueda del foco de luz que al final del túnel vislumbrábamos, pero también nos proveímos de una regla de oro para permitir que el dolor que causamos regresase a nosotros, convirtiéndose en un glorioso boomerang. De tal modo nos autoimpedíamos salir impunes e indemnes –a corto o largo plazo– de una afrenta ocasionada sin experimentarla, empáticamente, en nuestras propias carnes. Ley de causa y efecto, se la llamó. Karma para el Hinduismo.
La espiral de aparente caos corre paralelamente al despertar del mundo que pisamos. La Tierra que nos alberga, como ente viviente y consciente, está sacudiéndose, tal como vaticinó Simbad en los anónimos Cuentos de las Mil y una Noches toda la carga negativa del enfrentamiento entre opuestos. Ella misma aceptó y permitió albergarnos mientras batallábamos y discutíamos básicamente acerca de cuál de los Dioses a los que adorábamos era el verdadero. Y cuál su verdadero profeta. Hemos luchado y competido por ser los primeros en cualquier carrera. Hemos ganado y hemos perdido, hemos conocido la miseria y la riqueza. La Tierra nos ha permitido experimentar, sobre ella, el sufrimiento y la compasión.
Como la gran Pacha Mama que es, esa madre que nos ha dado cobijo y amado incondicionalmente desde que aceptó acogernos como especie a nosotros y a todo ser vivo que puebla este planeta, la Tierra está dando por concluido su propio círculo kármico y despertando a una regeneración por la que cíclicamente ha pasado, aunque no tengamos sino leve constancia escrita de ello.
¿Te suena esto demasiado esotérico? Respeto tu óptica, pero si has leído hasta aquí, sin duda demuestras ser permeable al recuerdo. Nada de esto es nuevo. Es solo que el telón está cayendo. Pronto regresarás a tu camerino y todos los que queramos aceptar esta realidad como válida nos felicitaremos por el camino recorrido y por las expandidas fronteras de nuestras conciencias. A la espera de volver a decidir sumirnos, como cíclicamente está establecido, en una nueva aventura exploratoria. Pero para eso aún quedan unos cuantos miles de años…hasta entonces, bienvenidos a la nueva era dorada. Acuario nos la presenta.
Hasta entonces, lo que más nos dignifica como humanos es devolvernos la integridad propia y el respeto por nosotros mismos. Darnos cuenta del daño que nos hemos hecho y de que solo nosotros mismos nos podemos restituir la salud es un buen comienzo para restablecer, desde el modesto dominio de influencia particular, la paz en el mundo. Una vez te des cuenta de que no hay un real enemigo ahí afuera, en ninguna esfera de poder externa, sino que la realidad que presencias es el reflejo de tus propios miedos, concluirás fácilmente que eres dueño de manifestar o adherirte a las manifestaciones colectivas de la realidad que te plazcan. Tú decides.
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