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jueves, 21 de octubre de 2010

Cada vez más cerca del epicentro



Después de ver este video quizá tengas la suficiente lucidez para atreverte a considerar la posibilidad de mirar hacia adentro y reparar en cuál ha sido tu aportación individual al conjunto de la situación. Si eres capaz de enfrentar el verdadero epicentro de todos los conflictos, convendrás que no es otro que tu propia mente. Estarás entonces más cerca de 'tocar fondo' en la turbia piscina de confusos y rígidos principios, en la que la raza humana, individual y colectivamente, se ha estado ahogando.

Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal Norteamericana y probablemente el hombre más poderoso e influyente del mundo en la actualidad (junto con Hillary Clinton, Jean Claude Trichet, David Rockefeller y todos los corruptos, perversos e inmorales individuos que han diseñado esta 'hecatombe' colectiva sin precedentes desde las cúspides de las jerarquías masónicas, esos manipuladores de las finanzas mundiales que desde instituciones intrínsecamente perversas (Council on Foreign Relations, Trillateral Commission, Club de Roma, Club Bilderberg, etc, etc.) han calculado al milímetro el montaje de esta farsa o Matriz, no son más que el reflejo y la consecuencia, más que lógica, de la deriva que, generación tras generación, nuestra especie ha experimentado, como consecuencia de la supina ignorancia en la que hemos estado sumidos desde que olvidamos continuar haciéndonose las preguntas básicas que todo explorador se debe plantear a medida que va explorando nuevos territorios.

¿Qué fuerza me creó? ¿qué energía me ideó?¿cómo he llegado hasta aquí? ¿de dónde vengo? ¿para qué vine realmente? ¿cuál es el propósito de toda esta odisea? ¿hacia dónde voy?¿son acaso moralmente justificables los medios que utilizo para conseguir los objetivos que me propongo? ¿qué leyes no escritas he violado para querer siempre llegar antes que otros? ¿A quién trato de servir? ¿qué trato de demostrar-me?¿a quién pretendo seducir con mis juegos malabares? ¿qué pretendo obtener con mis argumentos enrevesados? ¿a quien he manipulado en el camino con mis estrategias maquiavélicas? En definitiva…¿QUIÉN SOY?

Multitud de preguntas que todos los individuos, cual granos de arena de una duna que avanza en un desierto, deberíamos plantearnos con frecuencia.
De nada sirve que una expedición se aventure por el interior de una jungla si quien, desde la vanguardia, y encargado de abrirse paso a través de la maleza, está tan obcecado en su papel de 'dirigente' que ha dejado de 'leer las señales' y avanza desde hace tiempo con una venda en los ojos. Si quien ostenta el rol de guía de una civilización (cargos e instituciones públicas de cualquier tipo), avanza salvajemente a base de golpes indiscriminados de machete, sin percatarse que está esquilmando la fauna y flora por donde quiera que pase, es deber de los promotores de la expedición (el pueblo) darle señal para que se detenga en un claro de la selva para poder revisar la cartografía de que disponen los expedicionarios. Podría ser que se estuviera caminando en círculos. En caso de verse perdidos, el sentido común (el menos común de los sentidos) dice que lo más aconsejable es parar, comprobar que nadie se ha perdido por el camino, y mirar a las estrellas. Y si es necesario se reemplaza al del machete. Lo que ocurre aquí es que el promotor se ha relajado tanto, subido en su confortable elefante, disfrutando de las hermosas vistas que desde las copas de los árboles existen, que el del machete se ha 'subido a la chepa' de pagano ('el que paga') y ha asumido unas atribuciones para las que, si bien le entusiasman, no está dotado pues no le estaba asignadas originalmente.

Hemos aprendido que detenerse es de cobardes, que meditar acerca de todas esa preguntas anteriormente formuladas es de remilgados. Hemos aprendido que ante la desgracia o la confusión, la mejor solución es seguir, como en la película (They shoot horses, don't they?) de Sidney Pollack, danzando frenéticamente como malditos en pos de metas inalcanzables. Haciendo de tripas corazón, y tirados por los caballos del miedo y la desconfianza (la mejor defensa es un buen ataque) hemos decidido que lo mejor es aprovechar la inercia de la maquinaria bien engrasada para salir del hoyo. Esta sociedad es como un caballo desbocado a lomos del cual cabalga un mono histriónico.



Igual que las empresas son auditadas, o que es necesario hacer inventario anual del stock acumulado por un comercio –y nada de eso nos parece raro– igualmente nuestra sociedad va camino de experimentar una auditoría general. Y ¿como se audita un país, un continente, una civilización, a la humanidad entera sin importar razas o credos?
La única manera de inventariar el activo de la especie humana es por medio de aquello que los vicarios de la cruz llamaron examen de conciencia. Ellos se apropiaron de la definición, pero el concepto sigue siendo igual de válido.
Y al igual la derrota de una duna solo se entiende desde la participación de cada grano de arena que la compone, la conciencia global solo puede ser revisada desde las partes que la conforman: tú, yo y todos los demás.

El porcentaje de personas que asumen su responsabilidad (ojo que no dije culpa) es muy limitado. Justamente ese grado de despertar, responde al nivel evolutivo que las conciencias individuales han experimentado. No obstante eso no debe servir de excusa para el desánimo. Dice que para que se produzca un giro en los acontecimientos de cualquier índole, siempre hace falta que exista una 'masa crítica' suficientemente representativa como para operar el cambio.

Todos somos inquilinos en una enorme comunidad de vecinos. ¿Quién no ha bajado la basura a horas intempestivas alguna vez? ¿quién no ha criticado alguna vez al vecino del segundo por no abrirle la puerta a su hija adolescente que llega a las tantas cada sábado por la mañana? ¿quién no ha mandado anónimos al vecino de arriba advirtiéndole que efectuará una denuncia si no cesan los ruidos? ¿quien no ha barrido alguna vez bajo la propia alfombra los pelos del gato? ¿quien no ha dejado de pagar los gastos de la comunidad?¿quien no ha apagado un cigarrillo en el suelo del ascensor? ¿quien no se ha comportado alguna vez como un tirano con sus hijos?…Y ahora nos quejamos de que la puerta de la cochera no funciona y se han producido robos.

Todos hemos cometido errores. La cuestión es que hiriendo e invadiendo a otros desde nuestro parloteo incesante y nuestros actos inconscientes, de paso hemos mancillado nuestra propia integridad. Finalmente somos nosotros las primeras víctimas de nosotros mismos.

CULPA versus RESPONSABILIDAD

Estamos en la época perfecta para revisar daños y restañar las heridas infligidas a propios y a extraños. En todos los ámbitos. El individual, el familiar, el comunitario, el medioambiental y el cósmico. Es lo mejor que podemos hacer a estas alturas de la película. Y eso no significa sacar el látigo y flagelarse (culpabilizarse) sino simplemente empezar por uno mismo y asimilar las heridas propias mal cicatrizadas. Para curarlas, primero hay que descubrirlas y reconocerlas como tales. Dicen los chamanes que la sanación física solo es posible por medio de dos vías:
1. aceptación, por parte del individuo, de un desorden psíquico, como causa del trastorno molecular/celular
2. la interacción del sentimiento amoroso de los familiares/amigos que anhelan la recuperación del enfermo.
Tenemos pues dos factores clave: rendición (aceptación) y amor.

Rendirse a la magnificencia de las fuerzas creadoras es dejar de luchar contra la 'fatalidad' y abrazar la siguiente realidad: Ni somos más ni menos que nadie. Somos uno con la totalidad. Estamos 'hechos' a imagen y semejanza del Universo.


Poco podemos hacer para recomponer el estado de las finanzas mundiales. Quien se enfrasque en la carrera para restituir el orden, aparte de ser un demagogo, acabará viéndose persiguiendo una quimera. No hay orden que restituir porque todo el camino recorrido hasta hoy es parte de un proceso cósmico de aprendizaje. Igual que los adolescentes desean emanciparse del nido paterno, así también la humanidad está clamando por la independencia de aquellos que se autoetiquetaron como los 'pastores' del rebaño. Y es un proceso natural. Rara vez un joven se emancipa del hogar de sus padres de un modo armonioso. Lo normal es despegarse de las normas, desacreditándolas.

"'Los Illuminati son extremadamente poderosos
y de un estatus económico muy por encima de la
simple riqueza. Creen firmemente ser los guardianes
de los secretos de las eras.
Están convencidos de que la vasta mayoría de la población
mundial no sabría qué hacer con el conocimiento real
y la verdadera realidad de la ciencia. En su menosprecio
por el ser humano y su evolución están convencidos
de que revelar los conocimientos que ellos poseen y
han poseído desde hace milenios, sería como entregarle
un móvil de última generación a un aborígen de las selvas de borneo.
Carecería de sentido. También creen que todo lo que ellos están maquinando
tras las cortinas es en última instancia, para el beneficio
y supervivencia de la humanidad, aunque eso signifique
tener que sacrificar a 2000 millones de personas…" William Cooper

La autoridad paterna (la iglesia, los gobiernos, el estamento militar, la banca mundial…) de este adolescente se están resistiendo a dejar marchar a este ser cargado de hormonas y recubierto de acné. Los que gobiernan el mundo temen perder su papel influyente, están aterrados ante la posibilidad de soltar la tenaza y por eso se están esmerando en sembrar el miedo (El incendio del Reichstag, Pearl Harbour, Tonkin, 11-S, burbuja inmobiliaria, Golfo de Mexico, Terremoto de Haití, Chile, etc…) para que el proceso de emancipación sea lo más dificultoso para los corderos. Como esa madre que le dice a su hijo que en ningún sitio estará como en casa, que ninguna mujer le cocinará como mamá.


Y ese adolescente somos todos nosotros. Más nos vales que no caigamos en la tentación de quedarnos en casa, pues corremos el riesgo de acabar queriendo matar a mamá y a papá cuando cumplamos 40 años por no habernos estimulado en su momento a desplegar las alas.

Se acercan tiempos caóticos y difíciles. Es cierto. Pero tras la tormenta siempre sale el sol. Y por momentos así ya hemos pasado muchas veces en decenas de miles de años.

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