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jueves, 27 de mayo de 2010

Benjamin Fulford entrevista a David Rockefeller

Benjamin Fulford es un reputado e independiente periodista canadiense que logró en 2007 entrevistar al mismísimo Belcebú, el ya casi nonagenario David Rockefeller, y salir victorioso del envite.
Sí, ya sé que puede parecer que esto nada tiene que ver con HOYxTI. Y que más de uno se puede sentir molesto con estos videos por pensar que no vienen a cuento…A pesar de ello, debo decir que mantenerse ignorantes acerca del origen de este proceso final de crisis global por la que estamos transitando, no hace sino ralentizar el proceso de elevación de la Conciencia. La intención de publicar esta información (que está por otra parte perfectamente disponible en internet) es ayudar a erradicar el miedo en la eventualidad de que la situación que Grecia atraviesa ahora fuese a reproducirse en España. Deshacerse del miedo es una actitud de compromiso personal, que conlleva implícita reconocer la fuente del mismo miedo y enfrentarlo con valentía (sin violencia, como bien aconseja la filosofía oriental y que Gandhi tan bien demostró), del mismo modo que no puedes liberarte de la esclavitud de tus egos y personalidades compulsivas, una vez que tomas conciencia de su existencia, a menos que conozcas la causa que los originó y revivas las emociones contenidas desde ese momento y no liberadas aún. Solo hay libertad para quien sabiéndose esclavo, decide coger el toro por los cuernos y dar por concluida esa etapa degradante de su existencia. Eso es tener conciencia.
Soy de la opinión, al igual que Fulford, de que finalmente todo va a ir bien, en el puro sentido de la expresión. Quizá no bien del modo que algunos imaginan, pero bien a fin de cuentas. El colapso financiero y monetario mundial es el síntoma inequívoco de que nos hallamos ante un cambio de paradigma, una nueva perspectiva acerca del desarrollo de la raza humana. Suceden cosas allende las fronteras de nuestro diminuto planeta de las que hemos estado desconectados durante demasiado tiempo. Y es francamente fascinante contemplar como el ridículo castillo de naipes de los hasta ahora ocultos dueños de la Tierra (la mayoría de monarquías, Rockefellers, Rotschilds, y Reserva Federal Norteamericana entre otros, principalmente), se está desmoronando cual Titanic ante la majestuosidad de unos acontecimientos cósmicos que sobrepasan largamente el entendimiento de nuestras estrechas y desentrenadas mentes. (más…)
Mientras tanto, y aprovechando el rol de testigos mudos de la caída de las fichas de dominó, tenemos la oportunidad de ejercer un papel clave en la coyuntura. El rol de los controladores, de los gurús, de los monarcas y demás líderes llega a su fin. Aunque suene difícil de asimilar, han cumplido su papel tal como estaba previsto desde hace milenios. Comparativamente la humanidad entera ha llegado al fin de su adolescencia, y se dispone a entrar en la madurez. Y la madurez implica responsabilidad para con uno mismo y los que a uno rodean. Igual que crear una familia propia implica desligarse de la familia que le amparó a uno al llegar al mundo.

El rasgo que más dignifica a la condición humana es la capacidad de DAR. La generosidad, cuando va de la mano de la conciencia de ejercitar dicho rasgo, es el arma más poderosa que posee el hombre para reconciliarse con su verdadera esencia. Ser generosos, desde el respeto a uno mismo como premisa, es lo que genera la energía más poderosa y capaz de devolver la armonía y equilibrio a la vida en este bello planeta. Disfrutar dando y recibiendo, desligando estos conceptos de la lucha por la supervivencia, por increíble que parezca, es posible. Solo hace falta volver a ser el niño y la niña que un día fuimos. Recuperar la inocencia que tanto añoramos es factible. No está fuera de nuestro alcance. Solo requiere el valor de hacerlo. El valor que solo los niños tienen para manifestarse de acuerdo con sus sentimientos más profundos. Volvamos a la niñez y recuperemos lo que perdimos por el camino, y deshagámonos de todo ese lastre que hemos acumulado desde el preciso instante en que decidimos, inconscientemente, marginar al verdadero capitán de nuestra existencia, el niño y la niña interna. Deshagámonos de todas esas actitudes que mancillan nuestra naturaleza. Dejemos de criticar a nuestras parejas, a nuestros hijos, humillar a los que creemos débiles, porque eso es precisamente lo que han hecho con nosotros desde nuestra infancia. Dejemos de manipular y controlar las vidas de nuestros hijos, y démosles alas para que vuelen y se desarrollen como adultos sanos y equilibrados, tal como se suponía que debían crecer en esta dimensión. Para empezar, todo eso. Y más aún. Limpiemos cada uno nuestra particular estancia de este gran estercolero emocional colectivo en el que hemos convertido nuestro mundo, y convirtamos este mundo en el verdadero Edén que una vez fue y que, de nuevo, merece volver a ser. tenemos el poder para hacer las cosas. Mal o bien, esa es nuestra decisión. Siempre lo ha sido. A pesar de los reveses sufridos, siempre hemos tenido la capacidad para restituir nuestra dignidad.

Con este ánimo citaré a Gloria Marie Steinem, portavoz del movimiento de liberación de la mujer, cuando allá por el 1934 ya advertía: "La verdad os hará libres, pero antes os cabreará haberla conocido."










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