"El sadomasoquismo fomenta la buena comunicación en la pareja".
Una periodista británica, que prefiere esconderse tras el seudónimo de Sophie Morgan, acaba de publicar su primera novela, Diario de una sumisa (Grijalbo), basada en sus propias vivencias sadomasoquistas. El libro, que de momento está arrasando en Reino Unido (sus derechos de traducción se han vendido a quince países y ya cuenta con segunda parte) relata cómo uno de los partenaires asume el "poder" frente al otro, todo ello con la finalidad darse recíprocamente placer mutuo. "Esto puede involucrar ser atado, humillado, y hasta sentir dolor (del que se licúa placer. todo ello se decide " consensuadamente" entre los dos miembros de la pareja."
(El texto completo lo hallarás aquí)
Existe el riesgo de que se oficialice la confusión. La sumisión, cualquiera que sea la máscara tras la que se reprima, está arraigada en un trauma pasado no integrado. Arthur Janov, en su reciente libro "Life before birth" ubica esa confusión en la etapa de la primera infancia (incluso más allá de ella, en la misma etapa intrauterina, aduciendo que la etapa de la gestación puede no haber sido, para la gran mayoría de las personas, el lecho de rosas que imaginamos).
- ¿Cómo se convirtió usted en una sumisa?- Recuerdo que desde que era joven me sentía fascinada por la gente atada – no era un sentimiento sexual, pero me despertaba mucho interés-. Cuando me hice más mayor empecé a darme cuenta de que podía ser también un elemento sexual – empecé a experimentar con uno de mis primeros novios y esto me introdujo en la D/S. Extracto de la entrevista a Sophie Morgan
Haber logrado sobrevivir a la hipoxia (incluso anoxia), es decir, la carencia de oxígeno experimentada durante la gestación como consecuencia de una (inevitable?) merma en la provisión de oxígeno en...
1) el caudal sanguíneo (una madre fumadora o desnutrida -debido a una dieta de adelgazamiento por no soportar verse gorda o como consecuencia de vivir una guerra muy de cerca, por poner dos ejemplos)
2) durante el proceso del parto, como consecuencia de la lucha titánica por desenredarse del cordón umbilical (de ahí las conocidas palmaditas en el trasero para inducir a la respiración al neonato que no respira de forma autónoma al nacer)
...conduce, según Mr. Janov, al inconsciente arraigo y despliegue de un abanico de compulsiones o estrategias neuróticas de supervivencia. Estrategias conductuales que conducen al individuo a manipular las circunstancias, interactivas con su entorno, para que éstas se amolden a las expectativas de satisfacción inmediata (intereses), expectativas que la personalidad va a desplegar a lo largo de toda la vida. Haber estado al borde de la muerte en una etapa tan frágil de la existencia como es la primera infancia y haber sobrevivido al envite de atravesar una pelvis generalmente poco dilatada ha conducido a generaciones enteras a desarrollar la creencia que la misma existencia está sustentada en el esfuerzo, en la lucha. Lo que sucede es que el propio cuerpo queda involucrado en la batalla. Y la tensión (stress) forzoso que permanentemente se despliega por mantener el control de cualquier situación pasa factura, en forma de patologías incontrolables, todas ellas arraigadas, repito, en el inconsciente, que oscilan entre enfermedades socialmente abominadas (epilepsia) hasta actitudes dementes como la sumisión.
La sumisión, llevada incluso hasta límites sadomasoquistas, está obteniendo una creciente carta de aceptación gracias a libros dementes como los de la srta. Morgan, convirtiendo al sadomasoquismo en una opción postiza e inconscientemente escogida en el terreno sexual destinada a obtener la sensación efímera de placer que, de otro modo, seguramente no llega. La diferencia estriba en el grado de aceptación social que obtenga la adhesión a dicha creencia. Y esa aceptación viene inevitablemente inflada por la influencia que todavía ejercen los medios de masas en el inconsciente colectivo (que no es sino la suma de las consciencias individuales). Medios que no son intrumentos de libertad sino negocios estrictamente lucrativos, dirigidos y gestionados por mentes que no apelan en esencia a la famosa libertad de prensa, sino al subliminal control de la población por mecio de la manipulación y tergiversación de los mensajes (El poder absoluto corrompe absolutamente).
Llego de Francia donde leo un artículo en Libération, a colación del estreno de la película "The Sessions" donde se afirma que, al igual que en los EEUU, también en Francia se ha institucionalizado el derecho de las personas con minusvalías físicas y psíquicas a recibir placer sexual por parte de un asistente social que facilite (via masturbación) dicha satisfacción. Decir que el placer sexual es un derecho inalienable podría entroncar con los postulados freudianos acerca de los complejos no resueltos de Edipo y Electra. Hoy sabemos que cualquier tipo de adicción (y toda adicción es de por si incontrolable) está íntimamente arraigada, tanto para el hombre como para la mujer, en la denodada lucha por sentir un placer que retrotraiga al que obtienen los bebés en contacto físico con la madre, un placer íntimamente ligado al instinto de supervivencia. Una lucha que los occidentales hemos propulsado desde el intelecto, dando prioridad en nuestra ancestral huida del dolor, al desarrollo del hemisferio izquierdo y censurando el derecho. "Los niños no lloran!" (Las mujeres sí pueden –por eso son más longevas– y esa es una prerrogativa o statuquo que las mismas mujeres se han preocupado de sostener).
Las dificultades en el parto de los homínidos llegan, recordémoslo, con el advenimiento del Homo Sapiens Sapiens, una especie más inteligente (gracias a la incrementada volumetría craneal). Una especie que camina erguida, pero cuyos recién nacidos pierden autonomía en virtud de lo "inacabados" que están tras el parto y lo dependientes que quedan de la atención de su madre durante los tres y siete primeros años de vida. Una dependencia/necesidad soslayada a todas luces en el contexto de las sociedades "desarrolladas" (un concepto éste altamente revisable) a duras penas resuelta por la vía de la compensación: el desarrollo mental, en detrimento creciente de la empatía emocional. Hoy somos testigos del fracaso de esta huída.
"Nunca es (parece) más oscura la noche que en los instantes previos al amanecer" (anónimo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas puedes compartir algún comentario...