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miércoles, 25 de abril de 2012

El ciclo de la vida

Nos estamos aproximando. Cada día está más cerca el fin del sufrimiento. Cada vez queda menos tiempo para el fin de los tiempos, para el fin del sinsentido, de la caótica y destructiva deriva que estamos presenciando. Este mundo de falsedad e ilusión, de enfrentamientos enconados, de amenazas y represalias, se está derrumbando irrevocablemente. Está cerca el momento en que tengas que tomar partido por la realidad o la ilusión.

Y cual Ave Fénix, la humanidad está acercándose al momento de verse renacer de sus cenizas. Atrás quedarán las ataduras, los apegos y los fanatismos, las creencias inamovibles. La estupidez humana tiene un límite más allá del cual no queda más que hacer un 'reset'. No se puede llenar un vaso más allá del borde. Una vez superado el techo de la autolesión solo queda tocar fondo, resurgir de la oscuridad. Todos estamos atravesando ahora mismo una colectiva fase de abstinencia, desencadenada por aquellos que interpretan el papel de malos de la película, los que manejan los hilos del teatro de marionetas que es ese mundo. Están, inconscientemente y desde la demente deriva de sus narcisistas egos, empujando a la humanidad hacia un catárquico estadio de no retorno. Siempre ha sido así. El ciclo de la vida se renueva a partir de caos. Bendito/a seas, tu que estás aquí presenciando el espectáculo. Tu mera presencia, consciente de la relevancia de tu mirada ante las cosas, te convierte en un arquitecto del porvenir.

Estás de visita en casa de tu amnésico y quizá violento hermano. Ama y honra todo lo que te rodea, porque eres uno con todo, tu ADN lo delata. La eternidad te espera. Nos espera a todos.

Llega un tren. No necesitas equipaje. Simplemente sube a bordo. Todo lo que necesitas es la fe y confianza en que sabrás estar atento al silbato de su locomotora. No necesitas billete. Tan solo da las gracias a la Fuente de la energía de la que estás hecho. Eres una eterna chispa de divinidad. Ya has estado. Ya has ido y venido. Estás de regreso a casa. Y tu casa está en tu corazón. Ese es tu hogar, tu único salvoconducto hacia dominios armónicos que existen, aunque solo los verás con los ojos de tu corazón. Todo lo demás es superficial y efímero. Todo lo demás es decadente. Ama. Sé tu mism@. Todo está bien. Estás donde tienes que estar. Aquí y ahora. Siéntelo y discúlpate. Ama y agradece. Algo más grande vela por ti desde siempre.

Paz para ti.

 

 

 

 

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