Respecto
a los mártires domésticos, me parece que clasificar a los miembros de cualquier pareja
exclusivamente desde la perspectiva fisiológica (hombre-mujer) es una
óptica obtusa y por tanto desactualizada. El Dr. Janov lo explica claramente con su terapia
Primal. No se trata tanto de machos versus hembras sino de hemisferios
cerebrales, derecho e izquierdo, en combate tratando de restituir la integridad cerebral del
individuo del que forman parte.
Tenemos la noción muy arraigada de que el hombre expresa su
violencia físicamente y la mujer ejerce el terror doméstico tocando
fibras más sensibles que socavan la integridad del varón. Ese pensamiento fue paradigmático hasta hace no demasiadas décadas. Pero hoy día hay
tantos hombres derecho-cerebrales como mujeres. El s. XX trajo consigo el sin duda doloroso inicio de la restitución de la balanza
neuronal, la masculinización mental de la mujer y la feminización de la conciencia masculina, lo cual potencia la ambigüedad del
escenario. Muchas mujeres ocupando cargos de exigencia en la sociedad y
hombres dedicados a labores domésticas delatan la caída de los muros
mentales a los que estábamos acostumbrados. Por no hablar de las parejas
compuestas por miembros del mismo sexo biológico; parejas cuyos
integrantes no dejan de abanderar, de ostentar, más radicalmente si cabe
que las heterosexuales, los patrones mentales derivados de cada
hemisferio. El cliché de la 'maricona', es decir el miembro 'femenino de
una pareja homosexual de dos varones, que exhibe un abanico de tics
histriónicos (histeria, desequilibrio emocional...) supuestamente
femeninos es el rol desempeñado por alguien que busca denodadamente la
proximidad de un macho alfa (el otro partenaire en la pareja gay) tan
típico que resulta utópico. Sin duda que este maremagnum de
especificidades mentales responde a una necesidad de la misma especie
por desintegrar su espectacular (y especular) y ancestral mascarada, insostenible a todas luces a
estas alturas de la «Obra de Dios» que todos hemos representado.
Muy clarificadora Laura Gutman, como siempre, en su denodada labor por llevar la luz a los oscuros rincones del alma. Gracias Laura.
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