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viernes, 12 de junio de 2015

Verdad vs. mentira (I)

Todos parecemos tener claro que una cosa es verdad hasta que se demuestra que es mentira. Por ejemplo: ¿Bin Laden ordenó derribar las torres gemelas del World Trade center? Eso era verdad hasta que se demostró que fueron otros intereses menos claros quienes estuvieron detrás de esa maniobra de distracción masiva.
Mientras la Verdad no nos es revelada, creeremos en la mentira como paradigma de lo que es cierto. Ocurre que la Verdad puede estar rampante frente a nuestras narices y no la estemos viendo porque, sencillamente, no deseamos verla. Ocurre con los sentimientos. Se pueden negar. Entonces, a la pregunta de si nos sentimos tristes, contestaremos que no es verdad. La verdad es tan dolorosa que no hay esfuerzo suficientemente titánico como para suplantarla por un sucedáneo más agradable. "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio…" (Joan Manuel Serrat)
Al igual que la disyuntiva entre Verdad y mentira, también existe una inquietante dicotomía entre lo que llamamos 'La Realidad' y lo que comprendemos como ficción. Películas como Matrix constituyen también inquietantes mensajes.
Hoy nos vanagloriamos de saber distinguir entre realidad y ficción puesto que la era de la virtualidad computacional nos ha servido en bandeja un salto consciencial inasumible tan solo una generación atrás. Lo que no está tan claro es que aquellos que presumen de ello, sean capaces aún de extrapolar a su vez la conocida virtualidad a lo que conociben como real.
La película origen fue si cabe más perturbadora que Matrix puesto que desplegó ante el público la posibilidad de esa danza interdimensional.
Cierto-falso. Real o ficticio...Verdad o mentira, todo es del color del cristal con que se mira….hasta que te quitas las lentes y ves sin necesidad de intermediarios.

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