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martes, 16 de mayo de 2017

When nothing goes right



-¿Y esto cómo se traduce? Parece un slogan político de cualquier formación radical de izquierdas...
-Pues significa ago así como "Cuando nada sale como quisieras, déjate llevar por la corriente, deja de oponer resistencia"
-Pero eso es una actitud borreguil, no?
-Eso es lo que te dirán los empecinados (orgullosos) resentidos con la vida, quienes siguen pensando que la vida les debe algo y que tarde o temprano se lo van a cobrar. No dar tregua...Creen que dejarse llevar es desfallecer, abandonar la vitalidad, claudicar.
-¿Y no es así?
-A veces insistimos tanto en una determinada actitud que no vemos que esa insistencia nos es perjudicial y hasta mortal. Por supuesto acusamos a otros de ser los causantes de dichos daños (en eso no andamos del todo desencaminados pero este es tema de un siguiente post sobre la Oxitocina). Nuestras metas son siempre genuinas. Tan solo que hay muchos caminos para conseguirlas (todos los caminos conducen a Roma). La izquierda es la parte de nuestro cuerpo donde reina la intuición (los zurdos lo saben). Y curiosamente está regida por el hemisferio cerebral derecho. De ahí la confusión...
Decía Goethe que nuestras limitaciones son hijas de nuestra obstinación en tener la razón, los obstáculos que encontramos en el camino son las piedras que nos hemos puesto sin darnos cuenta. También dijo Montesquieu que prefería darle la razón a la mayoría de las personas antes que seguir escuchándolas, que era más inteligente...
-¿Por qué?
-Pues porque es menos agotador que entrar en debate con ellas, criticarlas/juzgarlas.
-Ya, pero entonces se enfadan y dicen que les das la razón como a los locos...
-Claro. Por eso hoy ya estamos superando a Montesquieu. Las terapias modernas (sistémicas) coinciden en que no solo es inteligente darle la razón a alguien que quiere tenerla, sino que es muy aconsejable escuchar (solo escuchar) sus argumentos.
-¿Por qué?
-Porque en su deliriante pretensión de saberlo todo, los locos esconden su verdad, una muy profunda que reprimen en el fondo de una cueva mental, ignota incluso para ellos. Paradójicamente sabrán guiarte hasta ella, si tienes la paciencia para escuchar. Con su verborrea tratan de convencerte que les acompañes a su infierno de recuerdos aterradores.
-¿Necesitan compañía?
-Es la única manera en que ellos se atreverían a abrir el armario donde se esconden sus fantasmas.
-¿Para qué quieren ir?
-Para rescatar algo que se dejaron allí. Nadie dice nunca nada en vano. Pero empezamos como las ensaimadas, desde la periferia, lo banal, hasta el centro mismo de la tormenta.
-Ya, escuchar a los demás...pero yo también estoy un poco loco ¿y a mi quién me escucha? 
-Lo estoy haciendo yo...
-¿Y quién eres tu?!
-Soy tu mismo.

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