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lunes, 31 de agosto de 2015

Una mala pasada

-A veces tengo unas pesadillas que me dan sudores fríos. Me despierto y el miedo me impide volver a dormirme aunque en pura lógica no veo nada coherente que temer.
-soñar, y sobretodo recordar, sueños atemorizantes es signo de que hay cosas de las que estás tratando insistentemente de advertirte. Circunstancias amenazantes que, en estado de vigilia, te pasan inadvertidas en función de los resortes que tu ego pone en funcionamiento, sin darte cuenta, para que no te percates de tu vulnerabilidad y, consecuentemente, para que no despliegues todos tus recursos a tu alcance para defender tu integridad.
-¿Estás diciendo que "tengo" una entidad que me sabotea?
-Eso es. Un "reemplazante" desvirtuador. Tod@s lo tenemos, más o menos identificado.
-Pero, ¿desde cuándo? ¿dónde sucedió esa transferencia de poder?
-Hoy sabemos lo que es un avatar por nuestra reciente familiaridad con la nomenclatura informática. Cuando presumes del avatar que te representa (y la afición a los selfies es la prueba más actual de ello), estás dando crédito a los reemplazos, a las vicarías. El ego es el vicario, es decir el sustituto, de Dios. Un reemplazo que podría considerarse un error monumental (una herejía incluso) si te percatas de todo el dolor que, desde la jerarquía que ha ostentado, ha ocasionado a tu alrededor.
-¿Quieres decir que...un "Yo" con, digamos, mayúsculas, adquirió un día un yo con minúsculas para boicotearse, para hacerse la puñeta? No tiene sentido. Es la decisión más descabellada que nadie podría tomar, no crees?
-Así se podría considerar a tenor de los efectos de tal decisión. Aunque existe otra perspectiva...
-Sorpréndeme.
-Puedes abordar la siguiente óptica: esa vicaría la hayas asumido voluntariamente. Imagínate que vives felizmente, sin preocupaciones. Nada te falta y gozas de plena libertad de expansión. Nada puede cercenar tu creatividad, es más, desconoces la posibilidad de que eso pueda sucederte. Desconoces la inseguridad, el miedo, el dolor.
-Un mundo idílico...
-O edénico. En fin, imagina que decides, desplegando el abanico de tu creatividad, escoger una experiencia que suponga un reto a la altura de tu potencial. Un reto tal que ponga a prueba tu capacidad de resintonización con tu esencia.
-Algo que me aleje de mi...?
-Exacto.
-Ya lo capto. Un juego de rol...
-Un juego consistente en la desconexión paulatina de tu omnipotencia. Un"descenso" a los infiernos, a la tragedia del olvido de ti mismo.
-Ahí es donde entraría "en juego" el ego, no?
-Inicialmente no. En un principio, al ser progresivo el descenso, la amnesia de ti tiene efectos también progresivos. La memoria se pierde paulatinamente. No es hasta que la luz se ha atenuado prácticamente del todo, que la oscuridad asume el mando. Es entonces cuando es preciso que un pequeño yo tome las riendas, haciéndose cargo de tal empresa. Es entonces cuando te asignas un avatar, un ego multifacetico, dotado de todas las caras con las que el miedo pueda revestirse. Una vez alcanzado ese nivel de desconexión con la memoria, con la luz, se ponen en marcha los engranajes destinados a devolverte (ascender) a la superficie. Esa es la parte de las instrucciones que te has permitido leer. Otra parte se te comunicará por medios muy sutiles, para hacer de tu ascensión toda una epopeya digna de los más dignos laureles.
-Está bien, pero me suena todo algo esotérico, dame un cable a tierra...
-El instante en que el ego aparece corresponde al momento en que en la cadena darwiniana descendente (evolutiva la llamamos) aparece el hombre, es decir, el homo sapiens.
-hasta entonces todo era parte del descenso "controlado"?
-Sí. La fase humana correspondería al peldaño inesperadamente faltante en la oscura escalera descendente un hueco tan grande que nos obligó a "saltar" evolutivamente...
-el eslabón "perdido"
-Efectivamente no hay tal eslabón en la incompleta cadena darwiniana. Nunca será hallado por mucho que la ciencia insista en hallarse cerca a descubrirlo pues a la hora de la verdad, estaba prevista de antemano una traumática caída de nuestra angelidad, algo solo posible si le faltaba un peldaño a la escalera...eso sucedió hace cerca de medio millón de años. Una fracción pequeñísima del tránsito global ya recorrido.
-Quieres decir que Darwin tenía razón en lo que respecta a su teoría evolutiva? ¿Hemos sido antes que humanos, aves, reptiles/anfibios, peces, protozoos, etc...?
- Y vegetales y rocas, y fuego y agua...
-Ooostia. Entonces, todo el caos que estamos presenciando en el planeta y que creemos que es culpa nuestra...
-La culpa no es más que un recurso, el último y más desconcertante. El instrumento final en nuestra secuencia descendente al fondo del pozo del olvido. No hay nada más "degradante" que agredirse (juzgarse y condenarse) recíprocamente, ocasionándose más dolor del prescrito en las instrucciones del juego, como consecuencia de haberte atribuido el motivo de tu amnesia. No se puede caer más bajo...prueba fehaciente de que el juego ha...
-...terminado?
-Que ha sido dado por terminado. ¿No te sucede a veces que hay representaciones teatrales o películas que te impactan, te atrapan, tanto hasta el extremo de dejarte literalmente pegado a la butaca y cuando salen los titulos de crédito, no das crédito a que haya terminado y no consigues levantarte de tu "localidad"? El juego puede haber terminado pero la adicción a la fase final de tu creativa propuesta puede jugarte una "mala pasada", si no despiertas de la ensoñación en que consiste. El teatro podría estar próximo al colapso estructural (programado), una suerte de renovación que implica la quema del patio de butacas por estar desgastadas. Imagínate lo que puede suceder si permaneces ahí cuando eso suceda.
-mi fin?
-No, que tengas que quedarte y volver a ver la película desde el principio. Sería como quedarte en clase cuando ya ha terminado el curso escolar por miedo que las malas notas hagan enfadar a tu Papá, sin enterarte que las calificaciones eran parte del juego y que han sido abolidas. No solo te perderías las vacaciones de verano sino que tendrías que repetir curso.
Las pesadillas son comunicaciones que, en lenguaje encriptado, te envías para que adviertas los obstáculos que estás interponiéndote para que dicho "despertar" suceda. Encomendarte personalmente a su decodificación es una de las vías para alcanzar la maestría.

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