-¿Qué tal los primeros días de clase, hija?
-La profesora nos ha
repartido las normas de comportamiento. Nos ha dicho que nos las
aprendamos y nos portemos bien y que pidamos las cosas sin gritar. Pero
ella es la primera que grita.
-Lo siento de verdad. Los adultos podemos irnos de un lugar donde nos gritan pero vosotros los niños tenéis que aguantaros 5 días a la semana. Te podría decir que los comprendas, que ser profesor en estos tiempos no es fácil, que los niños ya no son dóciles en general como lo éramos nosotros hace 40 años. Aprendieron que la letra con
sangre entra y aunque las normas digan lo que digan, y él/ella misma ha contribuido a redactarlas, a un neurótico le entran por un oído y le salen por el otro.
Gritar para hacerse entender son cosas de esquizofrénicos. Están sobrepasados por las circunstaqncias. El molde pedagógico que esta sociedad contempla para enlatar a los niños está haciendo aguas por todas partes y para los docentes es insostenible. A los
enfermos mentales no los vas a cambiar, a menos que pidan ayuda. Pero tu
puedes aprender a verlos con compasión.
-Si están enfermos, ¿por qué no van al médico?
-Porque los médicos no tienen respuesta para sus males. Si no hay un
síntoma físico los médicos pierden el norte y escurren el bulto,
derivando a los psicólogos, que más perdidos están aún (aunque empieza a
haber excepciones)
-Si algún niño le hace notar que ella está gritando, dice, para justificarse, que la culpa la tenemos nosotros.
-Típico de irresponsables. Los niños revoltosos y
respondones/contestatarios se está descubriendo ahora que son más
inteligentes que los demás. El sistema educativo adulto necesita
etiquetarlos para relajarse, y los llama hiperactivos. Luego descarga la
responsabilidad en los padres. Estos niños vienen al mundo en nombre de
Dios para derribar estructuras arcaicas, basadas en una tradicional
autocomplacencia, y para sacar de quicio a los adultos, docentes y
progenitores, que las sostienen. Tu profesora aún no ha descubierto que
el exceso de decibelios que utiliza para haceros callar (en la creencia
de que eso va a bajar los vuestros) es directamente proporcional al que
ella recibió como alumna –y probablemente como hija también. Los niños
así vienen para enfrentarla con su pasado irresuelto. Así funciona el
amor en el Universo. A menos que tu me lo pidieras –y entonces lo
respetaría–, yo no te cambiaré de escuela, porque la misión de los niños
es sanar a los adultos enfermos. Todos lo hacen con su presencia, unos
callando y otros mostrándose incontrolables. En todas las escuelas pasa
lo mismo, aunque la pedagogía afirme ser diferente. Es duro regresar a
'Casa', pero no hay que desfallecer.
Tu a lo tuyo y observa en los
actos de los demás cómo no hay que hacer las cosas para que cuando seas
mayor sepas qué errores no debes repetir.
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