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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Decibelios en clase

-¿Qué tal los primeros días de clase, hija?
-La profesora nos ha repartido las normas de comportamiento. Nos ha dicho que nos las aprendamos y nos portemos bien y que pidamos las cosas sin gritar. Pero ella es la primera que grita.
-Lo siento de verdad. Los adultos podemos irnos de un lugar donde nos gritan pero vosotros los niños tenéis que aguantaros 5 días a la semana. Te podría decir que los comprendas, que ser profesor en estos tiempos no es fácil, que los niños ya no son dóciles en general como lo éramos nosotros hace 40 años. Aprendieron que la letra con sangre entra y aunque las normas digan lo que digan, y él/ella misma ha contribuido a redactarlas, a un neurótico le entran por un oído y le salen por el otro.
Gritar para hacerse entender son cosas de esquizofrénicos. Están sobrepasados por las circunstaqncias. El molde pedagógico que esta sociedad contempla para enlatar a los niños está haciendo aguas por todas partes y para los docentes es insostenible. A los enfermos mentales no los vas a cambiar, a menos que pidan ayuda. Pero tu puedes aprender a verlos con compasión. 
-Si están enfermos, ¿por qué no van al médico?
-Porque los médicos no tienen respuesta para sus males. Si no hay un síntoma físico los médicos pierden el norte y escurren el bulto, derivando a los psicólogos, que más perdidos están aún (aunque empieza a haber excepciones)
-Si algún niño le hace notar que ella está gritando, dice, para justificarse, que la culpa la tenemos nosotros.
-Típico de irresponsables. Los niños revoltosos y respondones/contestatarios se está descubriendo ahora que son más inteligentes que los demás. El sistema educativo adulto necesita etiquetarlos para relajarse, y los llama hiperactivos. Luego descarga la responsabilidad en los padres. Estos niños vienen al mundo en nombre de Dios para derribar estructuras arcaicas, basadas en una tradicional autocomplacencia, y para sacar de quicio a los adultos, docentes y progenitores, que las sostienen. Tu profesora aún no ha descubierto que el exceso de decibelios que utiliza para haceros callar (en la creencia de que eso va a bajar los vuestros) es directamente proporcional al que ella recibió como alumna –y probablemente como hija también. Los niños así vienen para enfrentarla con su pasado irresuelto. Así funciona el amor en el Universo. A menos que tu me lo pidieras –y entonces lo respetaría–, yo no te cambiaré de escuela, porque la misión de los niños es sanar a los adultos enfermos. Todos lo hacen con su presencia, unos callando y otros mostrándose incontrolables. En todas las escuelas pasa lo mismo, aunque la pedagogía afirme ser diferente. Es duro regresar a 'Casa', pero no hay que desfallecer.
Tu a lo tuyo y observa en los actos de los demás cómo no hay que hacer las cosas para que cuando seas mayor sepas qué errores no debes repetir.

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