Proviene de Parte I.
Para comprender la aparentemente incomprensible dinámica de autodestructivas compulsiones y obsesiones que arrastra cualquier persona que haya sido y siga siendo víctima de sus meteduras de pata (nunca se libera uno de la propia esclavitud hasta que no se recupera la consciencia respecto a ello), debo explicar mi hipótesis acerca de los tres niveles que gobiernan la consciencia.
Para comprender la aparentemente incomprensible dinámica de autodestructivas compulsiones y obsesiones que arrastra cualquier persona que haya sido y siga siendo víctima de sus meteduras de pata (nunca se libera uno de la propia esclavitud hasta que no se recupera la consciencia respecto a ello), debo explicar mi hipótesis acerca de los tres niveles que gobiernan la consciencia.
El cerebro humano realmente está compuesto de tres cerebros:
1. EL ENCÉFALO. (tronco/tallo cerebral). (del griego "εν" en, dentro y "κεφαλη" cefalé, cabeza, «dentro de la cabeza»)
3. EL NEOCÓRTEX. (Nueva Corteza también llamado isocórtex o Cortex prefrontal). El cerebro racional o parte 'pensante' del cerebro.
Se trata de las diferentes 'capas' de las que está compuesto, que se corresponden no solo con los diferentes estadios en que el cerebro humano se desarrolla desde la infancia, sino también el modo en que se desarrolló, por etapas y a través de millones de años desde el tiburón, pasando por los chimpancés hasta llegar al cerebro humano presente, respectivamente.
Estas etapas neurológicas del crecimiento cerebral corresponden a los tres diferentes niveles de consciencia: el de la infancia o PRE-VERBAL, el de la infancia POST-VERBAL y el de la conciencia ADULTA. Cada nivel de de desarrollo cerebral precisa de la satisfacción de determinadas NECESIDADES, que deben ser específicamente colmadas. Cuanto más tempranamente aparecen las necesidades en el desarrollo cerebral más duraderas serán las consecuencias ante la insatisfacción. Y cuanto más traumático sea el impacto (la huella) del suceso insatisfactorio más grave será el impacto recibido por el sistema nervioso. Estoy hablando del instinto de supervivencia que caracterizó a nuestros ancestros pre-homínidos.
PRIMERA ETAPA (–9 meses hasta +3 años)
En esa etapa de comunicación pre-verbal necesitamos ser nutridos y luego tocados con ternura. En la misma medida en que eso no suceda (y consecuentemente estamos hablando de una cadena de sucesos traumáticos), la necesidad insatisfecha tenderá a buscar una "escapatoria" al dolor básico que esa insatisfacción produjo. Y esa escapatoria anestesiante, que se plasmará a partir de la 2ª etapa, tiene dos vías alternativas: la frustración o la distracción. En cualquier caso NUNCA podrá el dolor eludido ser "borrado" del disco duro. Sobrevivirá como una huella grabada a fuego en carne viva y gobernará el desarrollo de los subsecuentes síntomas físicos (enfermedades físicas) y psíquicos (conductas pervertidas). La desconexión entre la huella (herida) profunda y la comprensión racional de la misma es tan vasta que por si misma incapacita al cerebro pensante (Neocórtex) para "acudir al rescate". El intelecto habrá huido para eludir el dolor, creándose una adicción a si mismo. La fuerza que gobierna a esa profunda herida buscará, por los medios que sean, alcanzar la supervivencia tan anhelada. No en vano el sello/huella busca solventar el conflicto atascado. Le va TU vida en ello.
[N. del T.: Vaslav Nijinsky es aún un niño cuando su padre, bailarín de ascendencia polaca, lo lanza a un pozo para que aprenda a nadar. Nijinsky se hunde lenta y desesperadamente hasta que, completamente sumergido, sus pies tocan el fondo empedrado del pozo. El instinto de supervivencia lo impulsa poderosamente y su prodigioso salto le hace emerger abandonando el agua y el pozo. No ha conseguido dominar el líquido elemento ni aprendió a nadar (Nijinsky tenía fobia al agua), pero de la necesidad extrajo sin darse cuenta (inconscientemente) su famoso 'salto ingrávido', que en simbiosis con el legado profesional familiar le convertiría en el más inalcanzable prodigio de la danza que hasta la fecha se conoce. El precio: la esquizofrenia. Su carrera artística concluye prematuramente a los 29 años de edad. Pasó el resto de su vida en hospitales psiquiátricos hasta su fallecimiento temprano a los 60 años. Muy probablemente padeció una gestación difícil por anoxia (falta de oxígeno) e incluso el parto debió ser dificultoso en extremo.
[N. del T.: Vaslav Nijinsky es aún un niño cuando su padre, bailarín de ascendencia polaca, lo lanza a un pozo para que aprenda a nadar. Nijinsky se hunde lenta y desesperadamente hasta que, completamente sumergido, sus pies tocan el fondo empedrado del pozo. El instinto de supervivencia lo impulsa poderosamente y su prodigioso salto le hace emerger abandonando el agua y el pozo. No ha conseguido dominar el líquido elemento ni aprendió a nadar (Nijinsky tenía fobia al agua), pero de la necesidad extrajo sin darse cuenta (inconscientemente) su famoso 'salto ingrávido', que en simbiosis con el legado profesional familiar le convertiría en el más inalcanzable prodigio de la danza que hasta la fecha se conoce. El precio: la esquizofrenia. Su carrera artística concluye prematuramente a los 29 años de edad. Pasó el resto de su vida en hospitales psiquiátricos hasta su fallecimiento temprano a los 60 años. Muy probablemente padeció una gestación difícil por anoxia (falta de oxígeno) e incluso el parto debió ser dificultoso en extremo.
SEGUNDA ETAPA (3-11 años aprox., hasta la preadolescencia)
En este segundo nivel es donde/cuando buscamos ver satisfechas nuestras necesidades emocionales:
-que nos escuchen
-sentir seguridad
-sentirnos apoyados
-sentir que despertamos respuestas empáticas en nuestros pro-genitores a nuestros dolores y nuestros miedos. Cualquier cosa que conduzca a frustrar esa necesidad (no llores que te pones feo/fea, no me molestes que estoy ocupado, "no puedo hacerte caso, ¿no ves que estoy trabajando?",...) alimentará las neurosis con las que de adultos revestiremos nuestros trabajos, relaciones u ociosidad.
TERCERA ETAPA (
Esta etapa incluye la necesidad de satisfacer el estímulo intelectual, la comunicación y la comprensión por parte de los padres. En la medida en que estos estímulos sean adecuadamente satisfechos el pensamiento claro y lógico florecerá, así como la agudeza de las percepciones. Los conflictos (patologías psíquicas y consecuentemente también fisiológicas…) suceden cuando cualquier de las necesidades propias de estas etapas no son satisfechas.
El dolor derivado de esa insatisfacción genera una huella en el cerebro que permanece escondida, lejos del alcance de la Consciencia, aunque continua dirigiendo nuestro comportamiento en los años siguientes. Así es como alguien como Anthony Weiner puede, con su comportamiento inconsciente, representar esa pulsión autodestructiva que alberga en lo profundo de su Psiquis, y no tener ni idea de qué fuerza poderosa le empuja a autodestruirse. La causa real está oculta en el pasado, pero está almacenada en los niveles más bajos (profundos) de su cerebro y de su consciencia. Se trata de algo completamente irracional. El cerebro ha tenido que esperar millones de años evolucionando y décadas de madurez personal antes de que podamos usar correctamente el Córtex para descifrar estos conflictos. El cerebro humano busca constantemente representar, construir escenas de vida (una tras otra) en las que encajar los sentimientos abandonados a su suerte en etapas muy tempranas de la vida. Tan tempranas que el recuerdo permanece hibernado (inconsciente) todo el tiempo. Se sirve de estrategias escénicas para llamar la atención respecto de sentimientos heridos, una tragedia que el cerebro no puede atender ni sanar por si solo sino a través de representaciones (vida marital, paternidad/maternidad, desencuentros, abandonos, engaños…) que le ayuden a recordar el oculto origen del dolor que arrastra y reprime.. Esa es la acepción a la que nos referimos cuando decimos que la vida es un teatro.
En los sentimientos radica un recuerdo concreto de una alteración radical, aunque totalmente inconsciente...
Durante una rueda de prensa ofrecida por el congresista imputado Weiner durante la fase inicial del escándalo, alguien gritó "pervertido!".
Del latín pervertĕre (volcar, invertir o dar vuelta), es un término que históricamente fue utilizado por la psiquiatría clínica clásica, por la psicopatología y por los pioneros de la sexología para designar un comportamiento o un conjunto de prácticas sexuales que no se ajustaban a lo socialmente establecido como sexualidad normal en la época. Freud define la neurosis como "el negativo de la perversión":
"Buena parte de la oposición que han suscitado estas tesis mías se explica por el hecho de que se hace coincidir la sexualidad de la cual yo derivo los síntomas psiconeuróticos con la pulsión sexual normal. pero el psicoanálisis enseña todavía algo más. Muestra que los síntomas en modo alguno nacen únicamente a expensas de la pulsión sexual llamada normal (no, al menos, de manera exclusiva o predominante), sino que constituyen la expresión convertida (konvertiert) de pulsiones que se designarían perversas (en el sentido más lato) si pudieran exteriorizarse directamente, sin difracción por la consciencia, en designios de la fantasía y en acciones. Por tanto, los síntomas se forman en parte a expensas de una sexualidad anormal; la neurosis es, por así decir, el negativo de la perversión."
¿Era entonces Anthony Weiner, un pervertido? Digamos que sí, en el sentido que su necesidad básica primaria –sentir amor– se había pervertido o "retorcido". Tenía que tratarse de una necesidad pretérita insatisfecha tan poderosa que fuera capaz de destruir su 'sano juicio', su sentido común. Esa necesidad oculta se vio forzada a canalizarse a través de un comportamiento bizarro, extraño sobretodo en un político de reconocido prestigio. En la desesperada búsqueda de la satisfacción original la necesidad quedó atrapada en vías de satisfacción alternativas (sucedáneas), una carrera política que le ofrecía aprecio e inflaba su ego al calaificarle de verdadero 'hombre'. Para su desgracia sus padres nunca se percataron de esa necesidad cuando estaba en sus manos hacer algo al respecto. Simplemente no le vieron.
Las necesidades insatisfechas del congresista Weiner diezmaban su recto (no retorcido/desviado) juicio. De qué necesidad se trataba? ¿Sentirse deseado y comprendido por mamá y escuchado y protegido por papá? No lo sé, pero he tratado, en el transcurso de décadas a muchos exhibicionistas y he visto las motivaciones ocultas tras su comportamiento. A menudo les pido, en el transcurso de la terapia grupal, que lo hagan, que interpreten el exhibicionismo. En ese contexto es más 'seguro'. Al poco de hacerlo, con honradez empiezan a percatarse de que están tratando de llamar la atención..."Mírame! Pon atención en mi. Soy importante, maldita sea!...Por favor cuidame. Mirame. Quiéreme..." Durante la exhibición, el pene del adulto obtiene la atención que le fue negada al niño completo. A menudo ese es el único modo para obtener la atención deseada. Seguro que los motivos anteriormente mencionados (en rojo) no son los únicos, pero podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que una profunda necesidad insatisfecha está detrás de todo ello. De no haber sido así, la capacidad crítica, el discernimiento asertivo de un adulto sano y equilibrado hubiera ahuyentado esa re-presentación (volver a presentar). La representación es el modo en que el sentimiento logra hacerse un hueco. Como terapeutas, tan solo tenemos que prestar atención a las pistas y dejar que la necesidad se delate libremente.
Nadie es más listo o fuerte que sus necesidades. La necesidad abruma, desconcierta y logra desvirtuar cualquier pensamiento en todo momento. ¿por qué? Porque la necesidad y su satisfacción conciernen directamente a la supervivencia y siempre se derivan de traumas muy tempranos en nuestras vidas, cuando nuestra satisfacción era un asunto crucial de VITAL importancia. La insatisfacción difumina nuestro capacidad de emitir juicios 'salomónicos', equilibrados. La representación no es distinta de la hipnosis, ese estado de la mente al que se accede por medio de técnicas de inducción, con las que alguien nos sugestiona para que perdamos nuestra capacidad crítica y accedamos a estados mentales 'esclavizados' donde nuestra 'luz' (capacidad de justo discernimiento) se ve ensombrecida. Fíjense que la mayoría de los hipnotizadores visten de negro... Es entonces cuando podemos morder una cebolla creyendo que es una manzana (incluso nos sabrá a manzana). O nos asociamos a una organización sectaria (NAZIonalsocialista, fascista, cristianista, budista, evangelista, dadaista, todas egocentristas...) porque la necesidad de pertenecer, de ser aceptados nos presiona hasta ese punto de perder el sano juicio.
En el caso de Anthony Weiner el conflicto se potencia debido a que alberga pulsiones y combatividad a la par. Esa combatividad compulsiva (vigorosa) también es signo inequívoco de trauma acaecido en etapas tempranas: las fuerzas del tronco encefálico pugnando por abrirse paso en la lucha por la supervivencia...Todas las personas que afirman que sobreviven en lugar de vivir, necesitan revisar el estado de su encéfalo. Este es el territorio donde se alojan reprimidos no solo los impulsos sino también la rabia. Lo que le sucedió en la etapa de desarrollo cerebral referida desencadenó lo que yo llamo 'reacciones de primera linea', actividad encefálica grabada y que delata de por si la presencia de una constante y abrumadora amenaza. Propio de las personas que ven peligros por todas partes. No es racional. Pero se puede curar (sin que medie el raciocino, claro).
Esos impulsos irrefrenables adoptaron inevitablemente una nueva dimensión en la infancia y juventud de Mr. Weiner. ES entonces cuando entra en juego la 'constelación de su familia': Una vez amasado el pan, el el 'enthorno' familiar se convertiría inevitablemente en el lugar de cocción que le adoctrinaría y dirigiría hacia una dirección específica, un escenario donde la pléyade de generaciones anteriores pudiera re-escenificar las secuencias frustradas de su historia entregándole el testigo transgeneracional a Anthony Weiner para que las 'resolviera'.
No estoy al corriente de las intimidades de su familia, por supuesto, pero he tratado a otros con problemas similares. ¿Pistas? Un padre (frustrado con su propio padre blando y sumiso frente a una madre dominante y masculina) a quien la vida le da un hijo al que no sabe cómo amar –y al que trata precísamente del modo en hubiera deseado tratar a su propio padre– empequeñeciéndolo y humillándolo hasta hacer de él un pseudo-hombre, un 'mariquita'. Quizá también una madre devota de su marido que, fruto de su insana y excesiva proximidad, apabulló a su hijo transmitiéndole que 'era poco hombre', demasiado sentimental. (esquemas mentales todos ellos propios de las represivas y reprimidas sociedades anglosajonas)
Antes de extraer ninguna conclusión debo recordar que existe una miríada de razones que no he mencionado. Lo esencial es que él estuvo condicionado por fuerzas primitivas que no podía controlar ni de las que podía aprender porque se hallaban íntimamente secuestradas en las profundidades del cerebro. Fuera del alcance de los 5 sentidos físicos y no obstante omnipresentes en su día a día inconsciente.
En resumidas cuentas. Aquí tenemos a un hombre muy racional y de mente muy brillante que sin embargo que se hace el despistado hasta arruinar su vida. ¿Por qué? Porque, lo repito, su necesidad insatisfecha le impulsa hacia una satisfacción simbólica, sea cual sea la escena escogida. La necesidad primitiva es lo que le guía, no su mente racional (que se ha tomado unas laaargas vacaciones). En el presente está 'montando una escena' a través de la que sus sentimientos reprimidos puedan obtener el púlpito que se les negó en su momento. Esa desconexión es lo que le hace enmudecer ante los periodistas. No entiende nada, luego nada puede explicar. Esas 'testarudas' necesidades irresueltas en la infancia temprana nunca desaparecen. En el presente son sin duda inapropiadas, pero eran no solo apropiadas sino PERFECTAMENTE LEGÍTIMAS "entonces", en la infancia.
Si quieres ayudar a alguien a resolver su pasado, debes pensar en términos de "entonces". Un hombre adulto puede ser un exhibicionista compulsivo, pero en realidad está reclamando desesperadamente atención, alardeando: "¿No te alegras de verme?", algo que en realidad le está diciendo a su madre (si es una mujer ante la que se exhibe. Una niña o mujer que sin duda habrá sido a su vez, víctima de abusos en su infancia) En este caso tenemos a unas mujeres ante las que Weiner se exhibió por internet. Ellas, al igual que la madre, no se alegraron de verle, pero eso no fue obsstáculo para dejar de hacerlo. Necesitaba una madre dedicada y tierna. Lamentablemente ya es tarde. No puede detener su comportamiento desviado a menos que acepte que la madre que quiso tener (no la que fue) nunca aparecerá.
Es notable que el desventurado Weiner utilizase el apodo (nickname) de “Carlos Danger” en sus e-mails, advirtiendo (inconscientemente por supuesto) del Peligro en que se hallaba y en el que ponía a sus 'víctimas'. Ahora afirma haber dejado atrás esa actitud. Mientras permanezca por debajo de él, grabado en lo profundo de su cerebro, el peligro siempre permanecerá presente.
Es notable que el desventurado Weiner utilizase el apodo (nickname) de “Carlos Danger” en sus e-mails, advirtiendo (inconscientemente por supuesto) del Peligro en que se hallaba y en el que ponía a sus 'víctimas'. Ahora afirma haber dejado atrás esa actitud. Mientras permanezca por debajo de él, grabado en lo profundo de su cerebro, el peligro siempre permanecerá presente.
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